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Efesios 6 | Comentario Bíblico Adventista

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Comentario Bíblico Adventista: Efesios 6


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    • EFESIOS 6 - RVR60

      • 1 " HIJOS, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. " 

        2 " Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; " 

        3 " para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. " 

        4 " Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criados en disciplina y amonestación del Señor. " 

        5 " Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temor y temblor, con sencillez de vuestro corazón, como a Cristo; " 

        6 " no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, de corazón haciendo la voluntad de Dios; " 

        7 " sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, " 

        8 " sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ése recibirá del Señor, sea siervo o sea libre. " 

        9 " Y vosotros, amos, haced con ellos lo mismo, dejando las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos y vuestro está en los cielos, y que para él no hay acepción de personas. " 

        10 " Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. " 

        11 " Vestíos de toda armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. " 

        12 " porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. " 

        13 " Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes. " 

        14 " Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia, " 

        15 " y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz. " 

        16 " Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno. " 

        17 " Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios; " 

        18 " orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos; " 

        19 " y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio, " 

        20 " por el cual soy embajador en cadenas; que con denuedo hable de él, como debo hablar. " 

        " 21 que también vosotros sepáis mis asuntos, y lo que hago, todo os lo hará saber Tíquico, hermano amado y fiel ministro en el Señor, " 

        22 " el cual envié a vosotros para esto mismo, para que sepáis lo tocante a nosotros, y que consuele vuestros corazones. " 

        23 " Paz sea a los hermanos, y amor con fe, de Dios Padre y del Señor Jesucristo. " 

        24 " la gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable. Amén. "




CBA - Efesios 6

1.

Hijos.

El apóstol pasa naturalmente del tema de los esposos y las esposas, a los hijos (ver Col. 3: 20).

Obedeced.

Este es un imperativo más intenso que "estén sujetas", que se usa para expresar la relación de la esposa con el esposo (cap. 5: 22) e indica un tipo diferente de relación. La desobediencia a los padres es considerada en toda la Biblia como uno de los mayores males (cf. Rom. 1:30; 2 Tim. 3:2). La obediencia de los hijos es razonable y justa. El niño al nacer es el más indefenso de todos los seres, y durante años depende completamente del amor y la ternura de sus padres. No puede existir vida familiar ordenada sin la obediencia de los hijos, porque el niño no está capacitado para juzgar las razones de determinadas formas de conducta. Pero lo más importante es que un hijo que desobedece a sus padres desobedecerá también a Dios, pues desconocerá totalmente la disciplina y las restricciones que son absolutamente esenciales para el crecimiento cristiano. La palabra "obediencia" no es agradable para algunos oídos modernos; pero a los que les cae mal por considerarla como una "imposición", se hacen responsables por la parte que les corresponde en el alarmante aumento de la delincuencia juvenil en los últimos años.


En el Señor.

Esta frase se refiere a "obedeced" y no a "padres". Establece que los hijos, dentro de su entendimiento espiritual, deben obedecer por principio y no por necesidad. Obedecer "en el Señor" es dar la clase de obediencia que se produce por estar " "en Cristo" (ver com. cap. 1: 1). Esto puede también indicar las limitaciones inherentes en todas las órdenes humanas, aun en las que los padres dan a los hijos. Las órdenes paternas deben estar en armonía con la voluntad de Dios (Hech. 5:29). Los padres deben sentirse responsables por cualquier desviación moral en que pueda incurrir el niño, pero a la vez tienen que respetar la conciencia incipiente de los pequeños. Sólo así la obediencia podrá ser "en el Señor".

Justo.

Esta es la razón principal que se da para que haya obediencia, pero es suficiente. La obediencia es justa porque Dios la ordena; los padres tienen derecho a ella, y es para el bien de los hijos. La obediencia "agrada al Señor" (Col. 3:20). En el campo de las relaciones humanas, la vigencia de la ley es tan esencial como lo es en el mundo natural, pues de otro modo sólo existirían el caos y la anarquía. Las tristes historias de familias en las cuales los padres no ejercen el debido control, demuestran que la obediencia a los padres es justa cuando es exigida de acuerdo con la ley de Dios.


2.

Honra.

Ver com. Exo. 20:12. Esta honra no es un respeto sentimental, sino obediencia verdadera. En Mat. 15:4-8 se nos presenta un comentario divino de este principio. La obediencia a los padres se puede considerar como la raíz de la cual surge la obediencia; también se debería recordar que es menester honrar a ambos padres. No se debe estimar más a un progenitor que al otro. La honra que corresponde a los padres puede demostrarse en una variedad de formas que incluyen las pequeñas atenciones que los jóvenes debieran tener para con sus mayores; confianza en la palabra y en el juicio de sus padres y lealtad a la estabilidad y al nombre de la familia.

Primer mandamiento.

Obedecer a los padres no es sólo natural sino que corresponde con la expresa voluntad de Dios. Es el primero y el único mandamiento del Decálogo en el cual se incluye una promesa específica. La promesa presentada en el segundo mandamiento (Exo. 20:6) es de naturaleza general, se aplica a la observancia de todos los mandamientos; pero se promete una bendición especial a quienes obedecen a sus padres.


3.

Te vaya bien.

Puede considerarse que el quinto mandamiento como aparece en el registro de Deut. 5:16, proporciona la base para esta declaración, aunque Pablo no cita la promesa palabra por palabra. Los hijos son más felices cuando han aprendido a obedecer a sus padres, y todos son más felices cuando han aprendido a obedecer a Dios (ver com. Exo. 20:12).

Larga vida.

Las palabras del quinto mandamiento "para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da", se refieren en primer lugar a la entrada de Israel en la tierra de Canaán. Pablo presenta aquí la promesa en un sentido más general, para todo ser humano. La vida es un don de Dios (Hech. 17:25), y una existencia larga es una bendición. Quien recibe la bendición de Dios en esta tierra, tiene la promesa de vida eterna.

Se reconoce el hecho de que una vida familiar saludable, de la cual forma parte la obediencia, favorece el bienestar de la sociedad y de las naciones. La obediencia a padres 1040 cristianos significa sobriedad, diligencia en el trabajo, dominio propio y todas aquellas otras virtudes que proporcionan salud espiritual y física. Pablo presenta una ley natural y al mismo tiempo anuncia las bendiciones especiales de Dios para el obediente. En un hogar cristiano no habrá vicios que acorten la vida.


4.

Padres.

Puede usarse genéricamente para incluir a los padres y a las madres; sin embargo, la responsabilidad final de disciplinar a los hijos, por lo general, recae sobre el padre. Por otra parte, los padres generalmente necesitan seguir más el consejo que viene a continuación, porque si las madres tienden a ser demasiado indulgentes, los padres son más propensos a ser severos.

No provoquéis.

Esta prohibición es esencial porque la obediencia que se pide de los hijos debe descansar sobre una base moral. La razón para esta admonición se encuentra en el pasaje paralelo de Col. 3: 21: "Para que no se desalienten"." La actual decadencia de la autoridad de los padres se origina, a veces, en las exigencias injustas, irritantes o aun brutales que los padres imponen a los hijos, especialmente a los desobedientes. Muy a menudo se considera a los niños como "perturbadores de la paz" del hogar y como una molestia. Las exigencias caprichosas e inconsecuentes de algunos padres son otra causa de muchos resentimientos en los niños. Puede lograrse una obediencia externa por medios violentos; pero será a expensas de la honra y el respeto.

Criadlos.

Gr. ektréfo (ver com. cap. 5: 29).

Disciplina.

Gr. paidéia , "disciplina", "educación", "castigo", "corrección". Paidéia se utiliza en Heb. 12: 5-11 para describirla "disciplina del Señor" que "da fruto apacible de justicia". Compárese con el uso del verbo paidéuo en 1 Cor. 11: 32; 2 Cor. 6: 9. La disciplina, el castigo y la instrucción del Señor son manifestaciones de su amor (Apoc. 3:19), y lo mismo debe ser en el caso de los padres.

Amonestación.

Gr. nouthesía , "amonestación admonición", "corrección". Este vocablo implica instrucción o disciplina que se transmite por medio de la palabra, en forma de advertencia o admonición. Además de este pasaje, nouthesía se usa en el NT sólo en 1 Cor. 10: 11 y Tito 3: 10. El verbo afín nouthetéo, se encuentra en Rom. 15: 14; Col. 1: 28; 2 Tes. 3: 15; etc. La amonestación es adecuada en cualquier sistema educativo y puede utilizarse con varios propósitos. La admonición o consejo incentiva al niño cuando está en lo correcto, y lo pone sobre aviso cuando se halla equivocado.

Algunos educadores han sugerido seriamente que debiera dejarse que el niño forme sus propias ideas y convicciones religiosas, puesto que es impropio imponérselas cuando no está capacitado para pensar por sí mismo. Este argumento es falaz debido a que es imposible que el pequeño crezca sin ningún tipo de convicciones religiosas. Si los padres o tutores no instruyen a sus niños en la verdad, alguien los instruirá en el error. En esto no hay término medio.

Del Señor.

Para que los hijos crezcan en el temor del Señor, la "disciplina y amonestación" dadas por los padres deben provenir del Señor y tener su aprobación. Los padres ocupan el lugar de Dios frente a sus hijos pequeños, lo cual constituye una importantísima responsabilidad de padres y madres.


5.

Siervos.

Gr. dóulos , " "esclavo", "siervo" " (ver com. Rom. 1: 1). Pablo utiliza este vocablo frecuentemente para describir su relación con Cristo y también para dar consejos respecto a la esclavitud y la servidumbre tal como existían en todo el mundo romano (cf. 1 Cor. 7: 21-22; Col. 3: 22-25; 1 Tim. 6:1-2; File.; 1 Ped. 2: 18-25). No sólo los paganos, los cristianos de la iglesia primitiva también practicaban la esclavitud, característica de su época. En ninguna parte de la Biblia se condena específicamente esa práctica antinatural; sin embargo, tanto en el AT como en el NT se enuncian principios que, con el tiempo, tendieron a erradicar la esclavitud (ver com. Deut. 14: 26; 1 Cor. 7: 20-24; File.).

Obedeced.

Al seguir las instrucciones de Pablo en sus relaciones con sus amos, la gran cantidad de esclavos cristianos que había en el imperio llegaron a influir poderosamente en la clase dirigente formada por los dueños de esclavos; de modo que, a su manera, muchísimos esclavos constituyeron un conjunto misionero cuyo poder se hizo sentir en todos los estratos sociales. El hecho de que amos y esclavos se transformaran en verdaderos hermanos, implicaba que se hallaba inevitablemente en germen una revolución social y religiosa.

Terrenales.

Este vocablo, que también aparece en Col. 3: 22, implica una diferencia entre la servidumbre material a los amos y la lealtad espiritual a Cristo. La esclavitud humana 1041 puede encarcelar el cuerpo, pero nunca subyugar el espíritu. Pablo pone incidentalmente de manifiesto las limitaciones de la esclavitud humana, la cual podía forzar el servicio del cuerpo, pero no el del espíritu.

Temor y temblor.

Una frase típica de Pablo (cf. 1 Cor. 2: 3; 2 Cor. 7: 15; Fil. 2: 12); significa gran cuidado y dedicación al deber. Se utiliza cuando se habla de una responsabilidad solemne ante Dios; en este caso a la preocupación que debían sentir los siervos de agradar a sus amos. El cristianismo no sólo no eximía a los esclavos de sus obligaciones con sus amos, sino que les inculcaba un mayor sentido del deber.

Sencillez.

Gr. haplót's (ver com. Rom. 12: 8). La única meta debía ser agradar a Cristo en el desempeño de la tarea asignada por el amo. La "duplicidad" de corazón -lo opuesto a sencillez- significaba tratar de agradar externamente al mismo tiempo que se negaba el debido servicio siempre que fuera posible eludirlo. Un esclavo podía sentirse tentado a justificarse razonando que al no recibir remuneración por su servidumbre, era correcto que se compensara por medio de subterfugios, si fuera necesario, Hacer lo recto sólo porque es recto es uno de los sublimes principios del cristianismo.

Como a Cristo.

Los siervos deben considerar que el servicio que prestaban a sus amos terrenales era parte de su servicio a Cristo.


6.

No sirviendo al ojo.

La palabra griega que se traduce de esta manera aparece en el NT por segunda y última vez en Col. 3: 22. Es perfectamente comprensible que los esclavos sintieran la tentación de trabajar únicamente cuando los veían sus amos, sirviendo sólo cuando el empleador, o amo, estaba presente. No importa cuál pueda ser la causa, esta clase de trabajo corrompe el carácter del trabajador Por esta razón se da esta orden de ser fiel e íntegro (cf. 2 Crón. 16: 9).

Los que quieren agradar a los hombres.

Tales personas están en oposición a los que quieren agradar a Dios (Gál. 1: 10; 1 Tes. 2: 3-4). Un servicio que se presta cuando hay vigilancia, puede agradar a un amo terrenal porque no puede apreciar los móviles del trabajador; pero el cristiano también trabaja para Aquel que infaliblemente ve los motivos del corazón. Querer agradar a los hombres no es incorrecto, y esforzarse por lograrlo es sin duda un deber del cristiano; pero tratar de agradar a los hombres a toda costa, utilizando con frecuencia adulaciones y engaños, es indigno de cualquiera que se respete a sí mismo, ya sea o no cristiano.

Siervos de Cristo.

O " "esclavos de Cristo" " (ver com. Rom. 1: 1).

La voluntad de Dios.

Cuando se cumple la voluntad de Dios, hasta las tareas más humildes son dignas si se hacen "de corazón" (cf. Col. 3: 23).


7.

Buena voluntad.

Esto puede equivaler a un servicio de calidad aun más elevado que el efectuado "con sencillez de. . . corazón". El esclavo que se interesaba sinceramente en los asuntos y en el bienestar de su amo, ya se había liberado del peso de su infortunada situación y se acercaba a la condición de ciudadano libre. En realidad, un esclavo llamado al servicio del Señor "liberto es del Señor" " (ver com. 1 Cor. 7: 22). Principios como éstos, sólidamente fundamentados en el Evangelio de Cristo, finalmente destruyeron la esclavitud; entretanto proporcionaron alivio a los esclavos cristianos a través de los siglos. Si hay buena voluntad se puede derribar casi toda barrera que separa a los hombres.

Al Señor.

La convicción de estar bajo la dirección de Dios y el saber que el Señor acepta nuestros esfuerzos, se cuentan entre los incentivos más poderosos para vivir una vida de felicidad. El mártir enfrentaba la hoguera con toda confianza, y gracias a ese mismo sentimiento el esclavo podía sobre llevar pacientemente los maltratos a que era sometido. Sin embargo, ni el valor de los mártires ni la paciencia de los esclavos justifican los maltratos del opresor y del amo, que tendrán que rendir cuentas a Dios por esas iniquidades.


8.

Sabiendo.

El esclavo podía tener la seguridad de que su vida y sus acciones eran observadas por la divina Providencia y que recibiría su recompensa junto con el resto de los hombres. Las grandes promesas de orden espiritual son para todos los creyentes.

Cada uno hiciere.

Las cosas buenas que proporcionan recompensa son el resultado de la "buena voluntad" y la consagración. Ver Col. 3: 25, en donde la misma verdad se expresa en forma negativa.

Recibirá.

Cf. Mat. 25:21. La Escritura abunda en promesas de recompensa (Mat. 5: 12; 16: 27; Luc. 6: 35; Rom. 2: 6-10; Heb. 10: 35; Apoc. 22: 12; etc.).

Sea siervo o sea libre.

Cf. 1 Cor. 12: 13; Gál. 3: 28; Col. 3: 11. La gracia de Dios no 1042 conoce ninguna clase de distinción porque "Dios no hace acepción de personas" " (Hech. 10: 34) y sus juicios son imparciales (Sal. 98: 9). El consuelo para el esclavo no provenía tanto de que todos eran igualmente siervos de Dios, sino de que todos recibirían igualmente las recompensas del reino.


9.

Amos.

Una clara indicación de que en la iglesia cristiana primitiva había quienes eran propietarios de esclavos; hombres convertidos que vivían de acuerdo con la medida de su conocimiento espiritual y que tenían un claro sentido de responsabilidad cristiana. Filemón fue sin duda uno de ellos (ver el comentario de la epístola que lleva su nombre). Al referirse a sus deberes Pablo no condena a los amos por tener esclavos, sino que, como lo hizo al referirse a los esclavos, sienta principios que, a su debido tiempo, pusieron fin al mal de la esclavitud (ver com. Deut. 14: 26).

Haced. . . lo mismo.

Esta es la versión paulina de la regla de oro. Los amos debían tratar a sus siervos con el mismo espíritu con el que Pablo aconsejaba a los servidores que se comportaran con sus amos, y ningún amo pudo alguna vez quejarse de que el consejo de Pablo incitara a la rebelión. El apóstol había insistido en que los siervos procedieran sabia y fielmente porque sabían que el ojo de Dios los vigilaba de continuo; los amos debían hacer lo mismo. Para los amos los intereses de sus siervos debían llegar a ser de suprema importancia, pues al tratarlos correctamente al mismo tiempo estaban sirviendo a Dios (cf. com. Col. 4: 1). Aun cuando Pablo se está refiriendo principalmente a la esclavitud, todos sus consejos pueden también aplicarse en nuestra sociedad moderna a las relaciones entre obrero y empleador.

Dejando las amenazas.

Los hebreos habían recibido instrucciones especiales en cuanto al trato que debía darse a los siervos (Lev. 25: 39-43; Deut. 15: 12-14; Jer. 34: 14), y se esperaba aún más de los cristianos quienes, en lo que se refiere a relaciones humanas, tenían una revelación más plena de Dios en Cristo Jesús. Amenazar implica atemorizar y usar violencia; pero el que procede de acuerdo con el Evangelio, sigue el camino del amor. Las amenazas son casi siempre el comienzo de la crueldad, y por lo tanto deben eliminarse del todo. Es muy importante que todo administrador ejerza su autoridad con amor en vez de emplear el poder y la fuerza.

Esto no significa que el amo no debe esperar un servicio justo, sino que sus advertencias y disciplina deben estar acompañadas de dominio propio y de caridad cristiana. El respeto por la personalidad de otros seres humanos es una de las primeras evidencias de una verdadera conversión.

El Señor de ellos y vuestro.

Ambos, a pesar de la diferencia en su posición social, deben su lealtad a un mismo Señor. Esto debe influir en el tratamiento que los amos dan a sus siervos, porque con seguridad toda injusticia será castigada y todos los que tienen un mismo Señor son consiervos.

Acepción de personas.

Gr. prosÇpol'mpsía , literalmente "aceptación de rostro" (ver com. Rom. 2: 11; cf. Col. 3: 25). Dios no se deja influir por apariencias externas como jerarquía o posición social.


10.

Por lo demás.

Cf. Fil. 3: 1; 4: 8; 2 Tes. 3: 1. Pablo está a punto de concluir su epístola. Ha establecido la base espiritual y teológica para la unidad de todos los hombres, y ha dado instrucciones en cuanto a cómo poner en práctica esa unidad en las relaciones humanas dentro de la iglesia, la familia y la sociedad. Ahora se dispone a responder la pregunta que surge, naturalmente, en cuanto a la posibilidad de vivir a la altura de tal profesión. ¿Cómo se pueden lograr estas virtudes?

Hermanos míos.

La evidencia textual (cf. p.10) establece la omisión de estas palabras.

En el Señor.

Esta frase temática aparece en una u otra forma en la epístola unas 30 veces (ver com. cap. 1:1). Este es el secreto de la victoria. Si no permanecemos en él, nuestra fuerza se debilitará (Juan 15: 4-7); pero su gracia nos basta (2 Cor. 12: 9),

Poder.

El apóstol está por describir los innumerables ejércitos del mal preparados para aplastar a la iglesia. El enfrentamiento es desesperadamente desparejo. Todas las ventajas las tiene el enemigo, a menos que la iglesia busque por medio de la fe los recursos del Omnipotente.


11.

Vestíos.

Pablo usa con frecuencia esta figura (Rom. 13: 12, 14; 1 Cor. 15: 53-54; 2 Cor. 5: 3; Gál. 3: 27; Col. 3: 10; 1 Tes. 5: 8). Aquí se refiere a ponerse la armadura que protege al creyente.

Toda la armadura.

Gr. panoplía, "armadura completa", "todas las armas". En el NT esta palabra sólo reaparece en el vers. 13 y en Luc. 11: 22. Un pasaje paralelo es Isa. 59: 16-17, considerado por algunos como la probable 1043 fuente de la figura empleada por Pablo. Otros destacan el conocimiento que tenía de la armadura utilizada por los soldados romanos, pues él mismo estuvo varios años encadenado a uno de ellos. La armadura es de Dios, pues es él quien proporciona cada parte que la compone (Efe. 6: 14-17). Se nos pide que nos vistamos con ella y luchemos valientemente en la batalla. El que preparó la armadura garantiza su eficacia.

Para que podáis.

Seríamos incapaces de permanecer "firmes" con cualquier otra armadura que no fuera la divina.

Asechanzas.

Gr. methodéia , "artificio", "asechanza".

Del diablo.

Gr. diábolos (ver com. cap. 4: 27). Si nuestro conflicto fuera sólo con los hombres, la necesidad de una armadura no sería tan evidente; pero tenemos que enfrentarnos con las estratagemas y las sutilezas del diablo. Las tentaciones que sufrió Cristo revelan cuán sutil es el método del diablo, siempre dirigido a los puntos más débiles de la naturaleza humana (Mat. 4: 1-11; cf. 2 Cor. 2:11; Efe. 2: 2; 4: 17; 1 Ped. 2:11; 5: 8). Es mucho más fácil enfrentar al enemigo declarado que al que se oculta tras el engaño. La armadura de Dios está hecha para defender precisamente contra este tipo de ataques llenos de astucia, que de otra manera destruirían al combatiente cristiano.


12.

Sangre y carne.

Pablo no quiso decir con "sangre y carne" que los cristianos no se enfrentarían a enemigos humanos, pues la iglesia siempre ha sufrido a manos de hombres impíos. Sí afirma que la lucha es contra espíritus y poderes muy superiores a los hombres en inteligencia y en pervertida astucia: las fuerzas satánicas que están preparadas en orden de batalla y en rebelión abierta contra Dios y sus hijos. El conflicto entre Cristo y Satanás no es de dimensiones locales o terrenales sino de significación cósmica: abarca todo el universo de Dios.

Principados. . . potestades.

Ver com. Rom. 8: 38; Efe. 1: 21; cf. Efe. 3: 10; Col. 2: 15.

Los gobernadores. . . de este siglo.

La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto: "los gobernadores mundiales de esta tinieblas" . Ver com. Rom. 8: 38. Es evidente que Pablo se refiere a espíritus con individualidad propia, los cuales ejercen cierto grado de autoridad sobre el mundo. Compárese esta declaración con la frase "príncipe de este mundo" (Juan 12: 31 ; 14: 30; 16: 11), que describe a Satanás. La naturaleza personal del demonio era también evidente para el escritor del Apocalipsis (cap. 2: 10; 12: 10).

En las regiones celestes.

Ver com. cap. 1: 3.


13.

Por tanto.

Es decir, debido a la naturaleza del conflicto descrito en el vers. 12.

Tomad.

Toda la armadura de Dios está lista para que la usemos, y Pablo aconseja al cristiano que se la ponga. Un ejército debe estar plenamente pertrechado antes de salir al campo de batalla; el cristiano también debe estar bien preparado con toda su armadura espiritual antes de enfrentarse al diablo, pues de lo contrario será inevitablemente derrotado.

Toda la armadura.

Ver com. vers. 11. Un soldado protegido con sólo la mitad de la armadura, puede pagar muy caro su descuido y temeridad. Saldrá a la batalla con un falso sentido de seguridad, pues el enemigo sin duda atacará las partes desprovistas de protección. El cristiano es vulnerable en muchos puntos, y a menudo aquello que piensa que es su punto más fuerte, ante la tentación resulta ser el más débil. Así como una cadena no es más fuerte que su eslabón más endeble, el cristiano no es más fuerte que su rasgo de carácter más deficiente. Debido a la variedad de enemigos que deben ser enfrentados y a las muchas debilidades de la carne, únicamente será suficiente la armadura completa.

El día malo.

Algunos han aplicado estas palabras al gran conflicto final entre la iglesia y las fuerzas del mal. El artículo definido que se utiliza da base a esta idea; sin embargo, otros aplican "día malo", de un modo más general, a cualquier día cuando la batalla sea especialmente intensa.

Habiendo acabado todo.

Se refiere probablemente a haber hecho todos los preparativos posibles para librar el conflicto. Algunos lo aplican al cristiano que ha hecho todo lo que ha estado a su alcance durante el conflicto. La confianza en Dios nunca priva al cristiano del privilegio de ejercer al máximo las facultades que ha recibido de Dios. Es cierto que la batalla nunca será ganada sin la armadura y el poder de Dios; pero no es menos cierto que no será ganada sin la cooperación de lo humano con lo divino (ver DMJ 120).

Estar firmes.

El cristiano, después de haber hecho lo máximo por la gracia de Dios, puede sentirse seguro.


14.

Estad, pues, firmes.

El orden en que se 1044 escriben las partes de la armadura es probablemente el mismo que seguía un soldado romano cuando se la ponía; por lo tanto, existe una secuencia lógica de ideas. La figura es una grandiosa culminación de uno de los pasajes más profundos que alguna vez se haya escrito.

Ceñidos.

El cinto que ceñía al soldado mantenía unidas todas las partes de su armadura, que de otro modo le habrían estorbado los movimientos.

La verdad.

La verdad en su dimensión abstracta, como lo indica la ausencia del artículo en el original griego. La verdad de la cual se habla aquí es más que probidad personal; es la verdad de Dios abrigada en el corazón, que se ha arraigado y que mueve la vida. Cf. 1 Cor. 5: 8; 2 Cor. 7: 14; 11: 10; Efe. 5: 9; Fil. 1: 18, donde la misma palabra recibe un sentido similar. La hipocresía de los fariseos fue lo que motivó la condenación que Jesús pronunció sobre ellos (Mat. 23). Si la verdad y la integridad no permanecen en el campo de la religión, en ¿dónde prevalecerán?

Coraza.

Cf. Isa. 59: 17, 1 Tes. 5: 8. Así como la coraza protegía el corazón del soldado, la justicia conservar la vida del creyente y protege los "órganos vitales" de su vida espiritual.

Justicia.

Algunos ven aquí la justicia de Cristo que cubre al hijo de Dios; otros, la lealtad personal del cristiano a los principios. Ambos aspectos de la justicia son esenciales para un combate victorioso; Pablo probablemente tenía ambos en cuenta. Acerca del concepto de justicia, ver com. Rom.1: 17.


15.

Calzados los pies.

Los soldados romanos se protegían las piernas con grebas (una especie de canilleras), y calzaban sandalias. Esto era necesario para no estorbar los movimientos en un terreno escarpado. Tenían que poder afirmarse bien para resistir los ataques.

Apresto.

O "preparación". La figura que emplea Pablo sugiere que las sandalias servían al soldado para estar firme, y no tanto para correr. Por lo tanto, el cuadro que se presenta es diferente del que encontramos en Isa. 52: 7.

Evangelio de la paz.

En Isa. 52: 7 y en Rom. 10: 15 los "pies" y la proclamación del "evangelio de la paz" se relacionan íntimamente, lo que sugiere la acción de proclamar el mensaje de buenas nuevas; sin embargo, la idea que parece expresarse en este versículo es la de firmeza en la lucha cristiana. En este caso no se trata tanto de la proclamación del Evangelio cuanto del Evangelio que ha hallado cabida en el corazón del cristiano. Es hermoso y animador el pensamiento de que el guerrero puede estar firme y en paz en medio de los conflictos espirituales. Está en paz con Dios (Rom. 5: 1). El Evangelio es básicamente la buena noticia de que los hombres no tienen por qué morir, lo cual es muy animador para el guerrero que está enfrentando a enemigos implacables. Se mantiene firme en el conocimiento del Cristo encarnado, crucificado, resucitado y glorificado, que es el corazón del Evangelio y la causa de que disfrute de paz.


16.

Sobre todo.

La evidencia textual (cf. p. 10)establece el texto " "en todo". "Siempre" (BJ); "en todas ocasiones" " (BC); "en todo momento" (NC). Podría ser una indicación de que la fe está ligada esencialmente con todas las partes de la armadura, o de que la fe debe ejercerse en toda circunstancia.

El escudo.

El escudo romano era grande, más largo que ancho, hecho de madera y cubierto de cuero. Sus medidas aproximadas eran 1, 20 m de largo y 0, 60 m de ancho, suficiente para cubrir el cuerpo del soldado.

La fe.

" "Esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe" " (1 Juan 5: 4). Esta fe es activa como el escudo que se interpone para interceptar los dardos encendidos. También es pasiva, pues confía en la liberación que viene de Dios. Ante el impacto de la tentación, cualquiera que sea, la fe es la que nos restaura la confianza y nos capacita para continuar en la batalla. Además, debemos recordar que "sin fe es imposible agradar a Dios" " (Heb. 11: 6).

Apagar.

La fe detiene los dardos de la tentación antes de que lleguen a ser pecados en el alma. Las tentaciones y todos los ataques del enemigo deben contrarrestarse antes de que alcancen las partes vulnerables del cuerpo espiritual.

Dardos de fuego.

En la antigüedad a veces se utilizaban flechas con materiales combustibles, como estopa y brea, a las cuales se prendía fuego en el extremo del dardo para que incendiaran cualquier punto en donde cayeren. Es una imagen apropiada para describir la fiereza de las tentaciones que sobrevienen al hijo de Dios, las cuales pueden asumir la forma de temor, desánimo, impaciencia, 1045 pensamientos impuros, envidia, enojo, o cualquier falta. Pero la fe en Dios, sostenida en alto como un escudo, los detiene, apaga su llama y hace que caigan inofensivos al suelo.

Del maligno.

Es decir, del diablo, el caudillo del ejército atacante.


17.

El yelmo.

La cabeza, sede de la inteligencia y de la voluntad, es una parte sumamente vital que necesita especial protección.

Salvación.

El yelmo se denomina "esperanza de salvación" " en 1 Tes. 5: 8. La salvación pertenece al pasado, al presente y al futuro (ver com. Rom. 8: 24).

La espada del Espíritu.

Las otras partes de la armadura son sólo defensivas, mientras que la espada del Espíritu es tanto defensiva como ofensiva.

La palabra.

Gr. r ' ma, término que indica algo que se pronuncia o se habla (ver com. cap. 5: 26). "Palabra de Dios" no debe entenderse como limitada a las Sagradas Escrituras que existían entonces. Cuando Pablo redactó esta epístola se estaba escribiendo el NT. El cristiano puede abrirse paso con la espada del Espíritu, la Palabra de Dios, a través de todas las vicisitudes de la vida.


18.

Orando en todo tiempo.

Compárese con la orden de "orad sin cesar" " (1 Tes. 5: 17). La oración no es un arma más, sino es el espíritu, la manera en la cual debe llevarse la armadura completa y librarse la batalla. Pablo insta a sus lectores a que la oración sea en ellos un estado mental continuo, una actitud de permanente comunión con Dios (ver Luc. 18: 1; Fil. 4: 6; Heb. 4: 16).

Toda oración y suplica.

Estas dos palabras aparecen juntas también en Fil. 4: 6; 1 Tim. 2: 1; 5: 5. "Oración y ruego, con acción de gracias" se agregan a la oración en Fil. 4: 6. La gratitud y la intercesión son dos elementos importantísimos en la oración eficaz.

En el Espíritu.

Ver com. Rom. 8: 26-27. Aun cuando tengamos las mejores intenciones, nuestras oraciones revelan a menudo nuestro limitado entendimiento, nuestros prejuicios ocultos y nuestra completa ignorancia acerca de qué es mejor para nosotros. Son pocos los que pueden mirar hacia atrás y no agradecer a Dios porque el Espíritu Santo examinó sus oraciones, notó las intenciones, y las presentó a Dios en tal forma que él pudiera contestarlas. ¡Cuán a menudo el tiempo nos ira revelado la completa insensatez de algunas de nuestras oraciones, y cuán agradecidos estamos de no haber recibido nunca algunas de las cosas que pedimos!

Velando.

Ver com. Mat. 24: 42; cf. cap. 26: 41.

Perseverancia.

La perseverancia en la oración no tiene el propósito de cambiar la voluntad de Dios mediante nuestra tenaz insistencia, como el niño que a fuerza de persistentes ruegos obtiene lo que desea de un padre no dispuesto a ceder. Sin embargo, la perseverancia en la oración indica claramente que el suplicante se halla en un estado mental que da a Dios la oportunidad de hacer cosas que de otra manera no podría hacer sin peligro para el que ora.

Por todos los santos.

O "respecto de todos los santos". Los santos deben sostenerse mutuamente mediante sus oraciones y su camaradería. Es imposible " "estar en Cristo" " (ver com. cap. 1: 1) sin compartir los sufrimientos comunes de los santos y sostenerlos con oraciones (1 Ped. 5: 9). El anciano apóstol, posiblemente preso en Roma, pensaba con mayor insistencia en la comunión de los santos en vista del pedido que estaba por hacerles (Efe. 6: 19).


19.

Por mí.

O "en favor de mí". Esta conmovedora referencia del valiente guerrero cristiano a su propia necesidad revela su humildad y su confianza de ser entendido y sostenido por otros. El apóstol expresaba a menudo su profunda necesidad de que se elevaran oraciones de intercesión en su favor (Rom. 15: 30; 2 Cor. 1: 11; Fil. 1: 19; Col. 4: 3; etc.).

Abrir mi boca.

Ver com. cap. 3: 12. Jesús "abriendo su boca" (Mat. 5: 2) anunció con gran autoridad los principios de su reino. Pablo deseaba un poder semejante. Necesitaba intrepidez porque su mensaje era ridiculizado por algunos y odiado por otros.

Me sea dada.

Pablo, como otros, dependía de un don celestial (ver com. 1 Cor. 12: 8).

Palabra.

Gr. lógos, " "palabra", "mensaje" (cf. Mat. 10: 19-20; Juan 1: 1; 1 Cor. 12: 8).

Misterio.

Es la sexta vez que esta palabra aparece en la epístola (cap. 1: 9; 3:3-4, 9; 5: 32; ver com. cap. 1: 9). Pablo se refiere a la gracia de Dios, que en otro tiempo fue desconocida por los gentiles, pero que ahora les estaba siendo revelada (cf. 1 Tim. 3: 16).


20.

Por el cual.

Es decir, en nombre "del cual" " (BJ, BC).

Soy embajador.

Gr. presbéuo (ver com. 2 Cor. 5: 20).

En cadenas.

Literalmente "en cadena". Es 1046 sin duda una alusión a la costumbre de encadenar a un preso por su muñeca derecha con la muñeca izquierda de un soldado. En ciertas condiciones se permitía que algunos presos vivieran fuera de la prisión. Pedro durmió entre dos soldados a los cuales estaba encadenado (Hech. 12: 6), y Pablo fue sometido a tina situación similar (cap. 21: 33).

Que con denuedo hable.

Ver com. vers. 19.


21.

Mis asuntos.

Pablo suponía que los lectores de esta epístola estaban interesados en saber más acerca de las condiciones de su encarcelamiento (cf. Col. 4: 7).

Tíquico.

También es nombrado en Hech. 20: 4; Col. 4: 7; 2 Tim. 4: 12; Tito 3: 12. Era oriundo de la provincia de Asia (Hech. 20: 4), y probablemente era efesio. Parece que el apóstol le tenía gran confianza, pues hasta el fin le encomendó tareas de gran importancia. Evidentemente existía un gran afecto entre los dos, y Tíquico fue un "fue ministro", compañero de Pablo durante todos sus últimos y difíciles pero gloriosos días sobre la tierra. Durante su segundo encarcelamiento Pablo envió nuevamente a Tíquico a Efeso (2 Tim. 4: 12).

Ministro.

Gr . diákonos, "servidor", "ministro", "diácono"; quizá no se use aquí en el sentido literal del que desempeña el cargo de diácono (ver com. Efe. 3: 7; cf. com. Mar. 9: 35).


22.

Envié.

Ver p. 992; cf. com. Col. 4: 8.

Lo tocante a nosotros.

En el vers. 21 Pablo se refería a sus propias circunstancias; aquí incluye a sus compañeros en Roma.

Consuele.

Pablo sabía cuán preocupados estaban sus lectores en cuanto al bienestar de él, y deseaba liberarlos de toda causa de innecesaria preocupación y mostrarles también cómo un cristiano puede sobrellevar sus sufrimientos gozosamente.


23.

Paz.

El apóstol recuerda las palabras de su oración inicial en esta bendición de despedida (ver com. cap. 1: 2).

Hermanos.

Es decir, la comunidad de creyentes unidos en el " "cuerpo de Cristo" " (cap. 4: 12).

Amor con fe.

Amor en su significado más amplio, unido con fe. Ambos se originan en Dios. El Espíritu Santo es quien infunde el amor en nuestros corazones (Rom. 5: 5).

Dios Padre. . .Jesucristo.

Ver com. Efe. 1: 2; cf. 2 Tim. 1: 2, Tito 1: 4.


24.

La gracia.

Esta es la "firma" característica de Pablo en su despedida (2 Cor. 13: 14; Gál. 6: 18; etc.).

Inalterable.

Literalmente " "en incorruptibilidad" " (cf. 1 Cor. 15: 42). En sus palabras finales Pablo llama la atención a las realidades eternas.

Amén.

La evidencia textual (cf. p. 10) establece la omisión de esta palabra. Sin embargo, su inclusión está en armonía con la mentalidad tanto del autor como de los lectores.

En la RVA se agregaba después del vers. 24: " "Escrita de Roma a los Efesios por Tichico [Tíquico]" " . Esta adición no formaba parte del texto original.


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE


1 FE 101; HAd 177; MJ 442

1-3 HAd 266

2 PP 316; HAd 264

4 CM 84, 122, 152, 384; CN 242, 480; CRA 288; FE 67, 268; HAd 150, 162, 183, 286-287, 289; 2JT 135, 457; MM 180; PR 185; 2T 95, 224; 3T 29, 564; 4T 627, 629

6 HAp 367; MJ 226; 3T 192

10 Ev 77; 3JT 277; PR 129; PVGM 28-29

10-11 TM 161

10-17 8T 42

10-18 PE 26; 2T 515

11 CE (1967) 49, 115; CH 586; CM 141; FE 299; HAd 207; 3JT 275; MJ 30; MM 93; OE 323; PE 46, 63, 273; 3T 325; 4T 212, 439; 5T 309; 7T 190

11-12 CS 564; 2JT 380; MeM 319; 9T 219; Te 98

11-13 PE 60

11-17 MM 113

12 CE (1967) 159; CM 324, 415; CS 221, 564; DTG 318, 470; EC 101; ECFP 120; HAp 24, 178; 1JT 121; 2JT 27, 35; 3JT 193; MC 93; MeM 80, 317; MJ 53; OE 337; PP 775; PR 81, 105, 130, 359; SR 398; 3T 240; 9T 220; Te 98; TM 47, 160

12-13 FE 218

12-18 1JT 62

13 PE 60; 4T 556; TM 161, 333

13-14 MeM 320

14 HAp 62; 3JT 311; MeM 321; 1T 588;

4T 123

14-17 HAp 400 1047

15 CE (1967) 126; Ev 88, 131, 410, 463; 3JT 273, 310; MB 105; MeM 322; OE 320; ST 211

16 CM 141; 2JT 106; MeM 323; MJ 59; PE 60, 63, 73; 4T 213; 5T 281

16-17 HAp 248; 1JT 159

17 FE 125; 2JT 17, 136; MeM 62, 325; OE 171; 1T 469; Te 245

18 CM 367; FE 490; 2T 321; 5T 190

19 ECFP 110 1051

LAS siguientes citas provienen de manuscritos inéditos y de artículos de diversas revistas como la Review and Herald (actual Adventist Review), que no han sido publicados en ninguno de los libros impresos de Elena G. de White. Estas citas están dispuestas en orden desde los Hechos hasta Efesios, libros que forman este tomo del Comentario. Las referencias bíblicas entre paréntesis, antes de ciertas citas, indican otros pasajes de las Escrituras que son aclarados por esas citas. Una clave para las abreviaturas de las fuentes de las citas se encuentra en las pp. 12-15. 


CBA EFESIOS

COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA - EFESIOS

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CBA Deuteronomio,7,CBA Efesios,7,CBA Éxodo,42,CBA Génesis,52,CBA Isaías,68,CBA Levítico,29,CBA Libro,7,CBA Números,38,Deuteronomio,1,Efesios,1,Éxodo,42,Génesis,52,Isaías,1,La Santa Biblia,64,Levítico,29,Números,38,RVR1960,4,RVR1960 Libro,4,RVR60,152,RVR60 Éxodo,1,RVR60 Génesis,50,RVR60 Levítico,27,RVR60 Números,36,
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La Santa Biblia: Efesios 6 | Comentario Bíblico Adventista
Efesios 6 | Comentario Bíblico Adventista
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