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Éxodo 32 | Comentario Bíblico Adventista

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Comentario Bíblico Adventista Éxodo 32

Comentario Bíblico Adventista Éxodo 32

Comentario Bíblico Adventista

Éxodo Capítulo 32

Éxodo 32 RVR60


l.

Moisés tardaba.

Moisés ya había estado varias semanas en el monte cuando el pueblo le exigió a Aarón que le hiciera "dioses" (Deut. 9: 9-12). La larga ausencia de Moisés los había dejado inquietos e impacientes. Les faltaba la fe de Moisés y de sus padres, quienes se sostuvieron "como viendo al Invisible" " (Heb. 11: 27). 

Es digno de notarse que la demora de Moisés se transformó en motivo de apostasía para el pueblo de Dios (ver Eze. 12: 21-28; Hab. 2: 2-4; Mat. 25: 1-13). Del mismo modo, algunos no estarán listos para recibir al Señor cuando venga "la segunda vez" (Heb. 9: 28). En ese día muchos dirán: " "Mi señor tarda en venir" , y se entregarán a la maldad (Mat. 24: 45-51; Luc. 12: 37-48; 2 Ped. 3: 3-18). 

Los israelitas temían que los hubiera abandonado su dirigente, del cual habían llegado a depender. Mientras tenían a Moisés con ellos, para animarlos con sus exhortaciones y apoyarlos con su ejemplo, lograban mantener una vida espiritual más elevada y andaban por fe, "no por vista" (2 Cor. 5: 7). Cuando su presencia les fue quitada, hubo una reacción, y triunfó la "carne" sobre el "espíritu". Aunque desde la llanura se podía ver claramente en la cima del monte la oscura nube en la cual había entrado Moisés cuando subió al monte con Josué, y esa nube se iluminaba de tanto en tanto con los rayos de la presencia divina, les parecía a muchos que Moisés los había abandonado o que había sido consumido por el fuego devorador. El escenario estaba preparado para una dolorosa manifestación de idolatría.

Esta experiencia presenta uno más de esos contrastes notables, tan característicos de la Biblia, como por ejemplo, el de Cristo en gloria sobre el monte de la transfiguración y sus discípulos en la llanura, disgustados y derrotados (Mat. 17: 1-18). En este pasaje, mientras Moisés estaba en el monte recibiendo las tablas de la ley y las instrucciones concernientes al verdadero culto y el excelso y sagrado oficio del sumo sacerdote, el pueblo en el llano notoriamente estaba desobedeciendo al Señor. Y, paradójicamente, fueron inducidos a la idolatría por el mismo que había sido designado para ministrar ante el Señor.

A Aarón.

Si el hermano de Moisés hubiese tenido fe y firmeza de carácter, este triste incidente de la historia de Israel podría haberse evitado. La debilidad de carácter demostrada por Aarón y su espíritu de transigencia con el pecado no sólo hicieron inefectivo su liderazgo espiritual sino que lo transformaron en un dirigente rebelde.

Haznos dioses.

Durante su permanencia en Egipto, los hebreos se habían acostumbrado a formas materiales de la deidad. Por eso les resultaba difícil confiar en un Dios invisible. Aunque la palabra hebrea traducida "dioses" es 'Elohim , o sea que está en plural, algunos eruditos bíblicos afirman que aquí y en los vers. 4, 8 y 31 debe traducirse "un dios". Lo más probable es que los israelitas pretendieron hacer una representación de 'Elohim para rendirle culto -transgrediendo el claro mandamiento del Decálogo (Exo. 20: 5). En su extravío trataron de celebrar una fiesta a Dios, visible para ellos en ese becerro.

Que vayan delante de nosotros.

Cansados de esperar tanto tiempo en el Sinaí, y deseosos de continuar su viaje a la tierra prometida, los israelitas exigieron ser encabezados por un dios visible que les inspirara confianza y valor (ver 1 Sam. 4: 3-8). Cuánto mejor hubiera sido que hubiesen usado este período de espera para meditar en la ley de Dios y hubiesen preparado así sus corazones para recibir mayores revelaciones de él. Si lo hubiesen hecho, hubieran podido resistir esta tentación. En buena medida, el espíritu de apostasía fue generado por la "multitud de todas clases de gente" que se había unido con los israelitas a fin de escapar a las plagas de Egipto. Estas personas fueron un constante estorbo y una trampa para Israel (Exo. 12: 38; Núm. 11: 4). Pueden compararse con los "ociosos" de Hech. 17: 5.


2.

Apartad.

Alarmado por la locura desenfrenada del pueblo y su actitud amenazadora, y viendo en peligro su propia seguridad, Aarón se rindió ante las demandas de la multitud en vez de defender, con toda nobleza y valor, el honor de Dios (cap. 23: 2). Con la esperanza de que se negasen a entregar sus apreciadas pertenencias, mandó que se recolectaran los "zarcillos de oro". Pero en esto se equivocó. Una vez que hubo dado el primer paso, no pudo dar marcha atrás.


4.

Estos son tus dioses.

El "becerro" les resultaba natural a los israelitas por cuanto habían sido testigos del culto al buey Apis en Egipto. Presumiblemente el becerro de oro era una representación material del verdadero Dios, no de alguna deidad pagana (ver vers. 5).


5.

Pregonó Aarón.

Sintiendo la aprobación popular, Aarón se identificó aún más con esta apostasía declarando que harían "fiesta". Esta debía ser "fiesta para Jehová". Este espíritu de transigencia, el esfuerzo por armonizar el culto del Señor con el de los ídolos, no se manifestó solamente en este caso; también habría de motivar gran parte de la idolatría que aquejaría a Israel en el futuro (1 Rey, 12: 26-33; 2 Rey. 17: 32, 33; Sof. 1: 5).


6.

Madrugaron.

Tal era el entusiasmo y el fervor del pueblo por esta nueva religión, que se levantó muy temprano a fin de comenzar su culto.

Se sentó el pueblo a comer.

Comúnmente sólo se quemaban ciertas porciones de los sacrificios y los sacrificadores comían el resto.

Se levantó a regocijarse.

Este fue un desenfreno sensual. Las fiestas religiosas paganas terminaban en las orgías más relajadas (Núm. 25: 1-9; 1 Cor. 10: 7,8). Este episodio ilustra la lucha constante que hay en la naturaleza humana entre la carne y el Espíritu (Rom. 7: 23; 8: 1-13). Desde el momento en que los israelitas salieron de Egipto, habían estado viviendo una vida espiritual, dependiendo del Dios invisible y reposando bajo su protección. Pero, a la larga, cuando no experimentaron la influencia del ejemplo y de la dirección de Moisés, prevaleció el mal. Se volvieron a la idolatría y con ella al libertinaje tan íntimamente ligado al culto pagano. El placer sensual pasaba por religión (2 Tim. 3: 4-5). Una religión tal tiene el mismo atractivo hoy para las multitudes como lo tenía en los días de Israel. Todavía existen dirigentes dóciles, que se doblegan ante los deseos de los que no están consagrados a Dios, dirigentes que llevan a sus seguidores al pecado (PP 327).


7.

Tu pueblo.

Dios había desheredado a Israel; ya no hablaba de él como de "mi pueblo" (Exo. 3: 10; etc.; cf. Mat. 21: 13; 23: 28). Había quebrantado el pacto hecho con Dios, y se había apartado de su cuidado y dirección (Isa. 59: 2). El odio al pecado es inherente al carácter divino. Dios ama al pecador, pero odia el pecado. Moisés, muy alejado del campamento, no sabía lo que estaba ocurriendo abajo.


8.

Pronto se han apartado.

Hacía tan sólo unas pocas semanas desde que el pueblo se había comprometido en un solemne pacto con Dios y le había prometido obedecerle (caps. 19: 8; 24: 3). Ahora ese pacto había sido quebrantado (PP 331). Al no tener "raíz" en sí mismos, cuando sobrevino la tentación cayeron fácilmente en el pecado (ver Mat. 13: 20, 21). Muchos de ellos, especialmente las personas que no eran israelitas, fueron vencidos por sus viejas prácticas idolátricas (ver 2 Ped. 2:22). La expresión "de dura cerviz" da la idea de caprichosa obstinación, como la de un caballo que endurece el pescuezo cuando se tiran las riendas hacia la derecha o hacia la izquierda, negándose a seguir en la dirección deseada.


10.

Ahora, pues, déjame.

Dios estaba probando a Moisés y preparándolo para lo que vendría en el futuro (Gén. 18: 23-32; 32: 26-28). Esta no fue la última vez cuando pasó por tal experiencia (Núm. 16: 21,45). Moisés percibió que la propuesta de Dios no era definitiva, e intercedió por su pueblo.

De ti yo haré.

El Señor puso ante Moisés la oportunidad de escoger entre su propia gloria, y la honra de Dios y el bienestar de los que estaban bajo su cuidado (ver Mat. 4: 8-10). Noblemente estuvo a la altura de la situación y probó su leal consagración a Dios y a la tarea que se le había encomendado.


11.

Entonces Moisés oró.

Moisés replica que Israel es todavía el pueblo de Dios, y no suyo (vers. 7). Dios había hecho tanto por ellos que seguramente no los dejaría ahora, reconociendo así el fracaso de su propio plan. Moisés puso eso como primer argumento, afirmando que Dios no podía retractarse. Moisés no podía excusar el pecado de su pueblo, pero podía interceder por él para que fuese perdonado (ver Job. 42: 10; Jer. 14: 19-21; Eze. 14: 14, 20; Dan. 9: 4-11).


12.

¿Por qué han de hablar...?

Las naciones circunvecinas habían sabido de la maravillosa liberación de los hebreos de Egipto y, como resultado, temían lo que el Señor pudiese hacer en favor de Israel. Por lo tanto, si Israel era destruido, los paganos se regocijarían y Dios sería deshonrado. Las acusaciones de los egipcios resultarían verdaderas y se vería que en vez de llevar a su pueblo al desierto a sacrificar (cap. 5: 1- 3), lo había llevado allí para ser sacrificado (cap. 10: 10). El segundo ruego de Moisés fue que se evitara que los paganos se regocijaran en triunfo sobre Israel.


13.

Acuérdate de Abraham.

En tercer lugar, Moisés le recuerda a Dios sus promesas a Abrahán (Gén. 15: 5; 17: 2-8), a Isaac (Gén. 26: 4), y a Jacob (Gén. 28: 14; 35: 11). Hasta ese momento las promesas sólo habían tenido cumplimiento parcial, pero seguramente Dios no faltaría a su palabra.


14.

Jehová se arrepintió.

El Señor se conmovió por la oración ferviente y desinteresada de su fiel siervo. Dios no podía rechazar los ruegos de uno que pensaba más en su pueblo que en su propia exaltación y honor. ¡Qué tributo para el carácter de Moisés! ¡Qué revelación del amor divino! (Juan 3: 16; Fil. 2: 5-8). Las palabras "Jehová se arrepintió" son un débil intento de expresar la voluntad divina en lenguaje humano. En realidad, Dios no puede cambiar de propósito, porque conoce "lo por venir desde el principio" (1 Sam. 15: 29; Isa. 46: 9, 10; 55: 11). Sin embargo, cuando los pecadores abandonan el pecado y se vuelven a él, cuando sus hijos le suplican misericordia y perdón, entonces Dios se "arrepiente". Cambia de la ira a la misericordia, del castigo al generoso perdón (Sal. 106: 44, 45; Jer. 18: 5-10; 26: 3; Joel 2: 12-14; Jon. 3: 9, 10; 4: 2).


15.

En su mano.

Es decir, en ambas manos (Deut.9: 15).


17.

Cuando oyó Josué.

Al bajar, Moisés se encontró con Josué, quien había permanecido donde Moisés lo había dejado seis semanas antes (cap. 24: 12-18). juntos emprendieron el descenso. Como soldado, Josué pensó que el sonido proveniente del campamento era ruido de guerra, pero Moisés, prevenido por Dios de que algo andaba mal, sospechó cuál era la verdadera naturaleza del ruido. El trecho final del descenso del monte Sinaí no les permitía ver la llanura, de modo que los sonidos se oían antes de verse qué los causaba. Quizá los montículos de la base del monte escondían de la vista lo que ocurría (ver com. cap. 19: 1).


19.

Cuando él llegó.

Las ceremonias religiosas de la mayoría de las naciones de la antigüedad incluían danzas como parte del culto. Entre los hebreos, éstas eran algunas veces solemnes y dignas, como la danza de David (2 Sam. 6: 14), y otras festivas y gozosas (ver com. Exo. 15: 20). Entre los paganos, y especialmente entre las naciones orientales, tales danzas tenían un carácter relajado y lascivo. Los bailarines egipcios eran expertos del tipo más degradado, y su danza era sensual e indecente. En Siria, el Asia Menor y Babilonia, la danza constituía una orgía desenfrenada. Este era el tipo de baile al que se habían entregado los israelitas, lo que explica la tremenda ira de Moisés. Era idolatría de la peor clase. No es extraño que arrojara las tablas violentamente al suelo y las quebrara. Al hacerlo indicó que así como ellos habían quebrantado su pacto con Dios, así también Dios había quebrantado su pacto con ellos (Deut. 9:17; PP 331).


20.

Tomó el becerro.

Compárese este incidente con la acción similar de Josías (2 Rey. 23: 1-27).

Esparció.

Puesto que estas " "aguas" eran " "el arroyo" que descendía del monte (Deut. 9: 21 ), y no había otra agua, al tomarla los israelitas se arriesgaban a tragar partículas de oro, De este modo el instrumento de su pecado se transformó en instrumento de su castigo. El pecado paga con su misma moneda (Sal. 7:15, 16; 9: 15; Prov. 1: 31, 32; 5: 22). Al destruir completamente el becerro de oro, Moisés le enseñó al pueblo la total inutilidad y vanidad de un ídolo (1 Cor. 8: 4). Si el becerro no podía salvarse a si mismo, ciertamente no podría salvar a sus adoradores (Sal. 115: 3-9; Isa. 46: 5-7).


21.

Dijo Moisés a Aarón.

Luego de haber destruido el ídolo, Moisés naturalmente se volvió al que había quedado a cargo del pueblo y que, por lo tanto, debería haber resistido y detenido esta apostasía (cap. 24: 14). Moisés no quería decir que el pueblo le hubiese hecho algo a Aarón; la pregunta fue formulada como reproche, como reprensión. Si Aarón se hubiese mantenido firme, tal vez no hubiera sucedido este incidente pecaminoso (PP 326-327).


22.

Tú conoces al pueblo.

En vez de aceptar humildemente la responsabilidad de su idolatría, Aarón se excusó culpando al pueblo. Al hacerlo, mostró ser un auténtico descendiente de Adán y Eva (Gén. 3: 12, 13). ¡Qué contraste con el espíritu de Moisés! (Ver com. Exo. 32: 10-14, 32.)


24.

Y salió este becerro.

A fin de justificar aún más su conducta, Aarón insinuó que se había realizado un milagro, que un poder sobrenatural había convertido el oro echado en el fuego en "este becerro". El poder fascinador del pecado hace que hombres que en otras circunstancias razonan cuerdamente, se dediquen a racionalizar su proceder. Aarón hubiera sido destruido por causa de su pecado, si no hubiese sido por la fervorosa intercesión de Moisés en su favor (Deut. 9: 20). A causa de ser Aarón el dirigente durante la ausencia de Moisés, su pecado era tanto más condenable. " "A todo aquel a quien se haya dado mucho, mucho se le demandará" " (Luc. 12: 48).


25.

Estaba desenfrenado.

Es decir, la gente estaba dando rienda suelta a sus pasiones desenfrenadas. Todo freno moral había sido totalmente abandonado. La gente estaba prácticamente amotinada, había llegado a un frenesí total. Se había transformado en una turba incontrolable. Aarón era responsable de la orgía porque había hecho el becerro y había proclamado la fiesta.

Para vergüenza.

Quizá algunos de los amalecitas (ver Exo. 17: 8-16) estaban aún en las cercanías contemplando este tumulto y sus indecencias licenciosas.


26.

Se puso Moisés.

No pudiendo detener este vil espectáculo, y creyendo que debía recurrirse a una acción más enérgica, Moisés se puso "a la puerta del campamento" y convocó a todos los que quisieran unirse con él para aquietar este disturbio. En la guerra entre el bien y el mal no hay neutralidad posible. O estamos del lado de Dios o del lado de Satanás. No hay terreno intermedio (Jos. 24: 14, 15; 1 Rey. 18: 21; Mat. 6: 24). La prueba final de que se está del lado del Señor está en permanecer fiel cuando los que nos rodean están apostatando. El de carácter débil se pone de parte de la multitud (Mat. 7: 13, 14). La piedad valiente se manifiesta en poder resistir la influencia de las multitudes. Demanda valor el ser singular (Dan. 3: 14-18). Solos entre sus hermanos, los "hijos de Leví" se pusieron del lado del Señor. No habían participado del culto idolátrico.


27.

Cada uno su espada.

Dondequiera que los levitas viesen a alguien que todavía persistiera en tomar parte en los ritos licenciosos, debían matarlo con la espada, sin tener en cuenta ni lazos de familia ni de amistad (Deut. 33: 8, 9; Eze. 9: 6). Era necesario recurrir a una acción resuelta para aplastar la rebelión. Jesús aclaró que ningún vinculo terrenal debe interferir con nuestro cumplimiento del deber para con él (Mat. 8: 21, 22; 10: 37). Así el lugar de fiesta se tornó en lugar de muerte. Esta ejecución sumaria de quienes habían presidido al pueblo en la idolatría era necesaria para demostrar a los pueblos circundantes el odio con que Dios consideraba el culto pagano. Y su propio pueblo debía convencerse de que Dios no toleraría tal iniquidad. Si Dios hubiese permitido que este delito pasase sin ser severamente castigado, en el futuro los judíos hubieran cedido más fácilmente ante las tentaciones de la idolatría. Como amante protector de Israel, Dios quitó de entre ellos a quienes estaban decididos a seguir en su conducta rebelde, para que no llevaran a otros a la ruina. Algunas veces Dios, en su misericordia, permite que perezcan unos pocos a fin de salvar a muchos. Además, si el pecado hubiese persistido, Dios no podría haberlos protegido, y hubieran caído, indefensos, ante sus enemigos.


29.

Os habéis consagrado.

Moisés pronuncia el favor del cielo sobre los levitas, quienes de todo corazón se le habían unido para castigar a los idólatras. La palabra hebrea traducida "consagración" tiene la idea de ser ordenado para un oficio sagrado. En este caso, también implica la bendición especial que Dios tenía reservada para los levitas, el honor de ser escogidos para servir en el santuario (Núm. 3: 5-9; 18: 1-7; Deut. 10: 8).


30.

Al día siguiente.

Esto sugiere que finalmente el pueblo se había dado cuenta de su gran culpa y estaba aterrorizado pensando que todos los culpables serían muertos. El amor y la misericordia de Moisés hacia su pueblo lo llevaron a interceder nuevamente ante el Señor en su favor. Hay aquí una profunda lección que los ministros del Evangelio debieran examinar bien. Si bien es cierto que, como pastores del rebaño, debieran amar a sus miembros y atraerlos hacia Dios, también deben mostrar al pueblo sus transgresiones (Isa. 58: l). Al mismo tiempo, deben rogar fervorosamente a Dios pidiendo el perdón del pecado mediante la misericordia de Cristo.


31.

Este pueblo.

Moisés había hablado con Dios haciendo referencia a los israelitas como " "tu pueblo" (vers. 1l). Aquí, pensando en la gravedad del pecado que los hacía indignos de ser llamados pueblo de Dios, se refiere a ellos como "este pueblo".


32.

Que perdones ahora su pecado.

Mejor: "Si te dignas perdonar su pecado..." " (BJ). En el hebreo, se trata de una frase condicional inconclusa. Tan conmovido estaba Moisés al dirigir su ruego a Dios, que no completó la oración. Esta podría haber terminado con un "entonces estaré conforme", o "no hablaré más del asunto". Otros ejemplos de esta construcción se encuentran en Luc. 13: 9; 19: 42.

Ráeme.

Tan grande era el amor que Moisés sentía por sus hermanos descarriados, que si no podía impedir su destrucción, por lo menos no quería verla (ver Núm. 11: 15). Estaba dispuesto a no estar registrado "entre los vivientes" " (ver Isa. 4: 3). Estaba dispuesto a entregar su propia vida, si eso podía servir para hacer expiación por el pecado de ellos. Estaba dispuesto a llevar su culpa, en esta vida y en la venidera, a fin de conseguir su perdón. Pablo manifestó una abnegación similar para con los judíos de sus días (Rom. 9: 1-3). Moisés realizó muchas acciones nobles, pero ésta fue la más noble de todas. No es fácil estimar la medida del amor poseído por hombres como Moisés y Pablo, pues nuestras limitadas facultades mentales no lo comprenden más de lo que un niñito puede comprender el valor de los héroes. Moisés es un símbolo del Buen Pastor, que puso su vida por sus ovejas (Juan 10: 11, 15), que fue "cortado de la tierra de los vivientes" , por la rebelión de su pueblo (Isa. 53: 8; Dan. 9: 26; Juan 15: 13).

De tu libro.

Esta frase se refiere al "libro de la vida", en el cual están registrados los nombres de todos aquellos que han profesado ser hijos de Dios (Sal. 69: 28; Dan. 12: 1; Fil. 4: 3; Apoc. 3: 5; 13: 8; 17: 8; 20: 12, 15; 21: 27). Aquellos que se apartan de Dios, los que debido a su falta de disposición para abandonar el pecado, se endurecen para resistir la influencia del Espíritu Santo (Gén. 6: 3; Efe. 4: 30; Heb. 10: 29; 1 Tes. 5: 19), serán borrados del libro de la vida y serán destruidos.


33.

Al que pecare contra mí.

En general la Biblia enseña que cada uno debe llevar su propio castigo (Deut. 24: 16; 2 Rey. 14: 6; Sal. 49: 7, 8; Jer. 31: 29, 30; Eze. 18: 20). Solamente existe una expiación vicaria aceptable según la Palabra de Dios, y ésa es la expiación de Jesucristo, el cual al no tener pecado, podía ser castigado por los pecados de otros (Isa. 53: 5, 6; Juan 1: 29; 1 Cor. 15: 3; Heb. 9: 28; 1 Ped. 2: 24). En su intercesión por Israel, Moisés simbolizó la intercesión de Cristo por los pecadores. Pero no podía llevar la culpa de los transgresores como lo hizo nuestro Señor.


34.

En el día del castigo.

Se ha sugerido que esto pueda referirse a la afirmación de que ninguno de los que había salido de Egipto podría entrar en Canaán (Núm. 14: 26-35).


35.

Jehová hirió.

Luego de la matanza de los 3.000 (vers. 28) se declaró una plaga en el campamento. Aun ésta era una evidencia de la misericordia divina, para hacer resaltar el peligro de ceder al pecado. Aunque Dios estaba dispuesto a perdonar a los suyos, si ellos podían obtener demasiado fácilmente ese perdón, serían más osados para cometer transgresiones otra vez. Debían estar persuadidos de los malos resultados de la iniquidad. El consuelo fue postergado a fin de que esa convicción pudiese arraigarse más profundamente.

En todo el trato de Dios con nosotros hoy, debiéramos estudiar para entender su propósito divino y aprender las lecciones que desea que aprendamos. De esta manera quiere desarrollar y fortalecer nuestro carácter.


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-35 PP 325-337; 3T 296-304, 339-341; TM 97-100

1 PP 326; 3T 296, 339, 340; 4T 514

1-6 CM 268; PP 347

2 3T 296

2, 3 PP 327

3, 4 4T 514

4 PP 332; 3T 296, 300, 340; TM 97

4-6 PP 327

5 3T 340

5, 6 TM 97

6 CM 280; HAd 475; 3T 296, 340

7, 8 PP 328

9,10 3T 297

10-12 PP 329

10-14 TM 97

11 PR 12

11-14 3T 297, 340

14 PP 330; 3T 298

15 PP 330

15,16 PP 324; 3T 298

17, 18 PP 330; 3T 298

19 PE 163; 3T 298, 301, 341

19, 20 PP 331

20-23 TM 98

21-24 PP 331; 3T 298

25 TM 98

26 1JT 238; 2JT 213; 3JT 126; PR 108; 1T 337; 2T 607; 3T 272,279,518; 4T 447; 6T 465; 7T 10 26-28 PP 333; TM 99

26-29 3T 301

27, 28 PP 334

28 3T 303,342

30-34 PP 336

30-35 3T 303

31, 32 PE 163

32 DTG 391; SR 206

33 CS 537; PP 337; 3T 354

Éxodo 32 RVR60


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COMMENTARIOS

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  1. Me gusta leer las explicaciones que dan de la Biblia, pero me entristece que todavía estén aferrados a guardar el día de reposo, que fue solamente señal (pacto) entre Dios y el pueble de Israel que salio de Egipto Éxodo 31: 12 al 17, los invito a escuchar este vídeo
    https://www.youtube.com/watch?v=GqlazospoH4 no pierden nada con verlo y si ganaran mucho
    1 Tesalonicenses 5:21-23 Reina-Valera 1960 (RVR1960)
    21 Examinadlo todo; retened lo bueno.

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    1. EStimad@. El sábado viene de la creación Gn.2:1-3, Dios lo dió a Adán y Eva, y ellos a quiénes representan? Sí, a la humanidad, pues son considerados como nuestros primeros padres, sin distinguir raza, credo o nacionalidad. Engrandecido sea Dios por su regalo, el sábado.

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CBA Deuteronomio,7,CBA Efesios,7,CBA Éxodo,42,CBA Génesis,52,CBA Isaías,68,CBA Levítico,29,CBA Libro,7,CBA Números,38,Deuteronomio,1,Efesios,1,Éxodo,42,Génesis,52,Isaías,1,La Santa Biblia,64,Levítico,29,Números,38,RVR1960,4,RVR1960 Libro,4,RVR60,152,RVR60 Éxodo,1,RVR60 Génesis,50,RVR60 Levítico,27,RVR60 Números,36,
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