Comentario Bíblico Adventista Éxodo 13
Comentario Bíblico Adventista
Éxodo Capítulo 13
2.
Todo primogénito.
Esta orden fue dada en el mismo día del éxodo (cap. 12: 51). La palabra hebrea aquí usada limita la orden a los primogénitos masculinos, que eran los únicos que habían estado en peligro durante la décima plaga. La explicación adicional, "cualquiera que abre matriz", muestra que sólo se refiere a los primogénitos varones, cada uno de los cuales fuera, al mismo tiempo, el primer hijo de su madre. Su consagración estaba íntimamente relacionada con la pascua. Dado que el Señor había librado a los primogénitos de Israel, ellos llegaron a ser su propiedad especial y debían ser dedicados a él.
3.
Tened memoria de este día.
Esta orden fue
dada con gran fuerza a la terminación del primer día de viaje (cap. 12: 37),
cuando los hebreos habían experimentado tan notoriamente la mano bondadosa de su
Dios. Los egipcios no sólo les permitieron salir sino que también los ayudaron a
ponerse prontamente en marcha. Bien podían sentir los israelitas que habían sido
librados de "la casa de servidumbre".
No comeréis leudado.
Ver
cap. 12: 15-20.
4.
Vosotros salís.
Literalmente, "vosotros estáis saliendo". Los israelitas ya habían
comenzado su viaje (ver cap. 12: 37, 51).
En el mes de Abib.
El
nombre del mes es dado aquí por primera vez. En cuanto a su significado y lugar
en el calendario eclesiástico de los hebreos, ver com. de cap. 12: 2.
5.
La tierra del cananeo.
Ver com.
cap. 3: 8.
La cual juró.
Ver Gén. 15: 18; 24: 7; cf. Exo. 6: 8.
Esta celebración.
Ver Exo. 12: 25.
6.
Varias expresiones y varios reglamentos ya dados en el cap. 12,
especialmente en los vers. 15, 16, 19, 26, 27, son repetidos aquí en los vers.
6-8.
9.
Como un memorial.
Algunos
eruditos piensan que esta instrucción no fue puesta en práctica literalmente
hasta el tiempo de los reyes, o posiblemente aun de los Macabeos. Algunas claras
pruebas extrabíblicas de que los judíos llevaban porciones de la ley atadas a
sus brazos izquierdos y frentes, provienen aproximadamente del tiempo de Cristo.
Los judíos las llamaban tefilin que, se ha explicado, significa "oraciones", al
paso que la designación griega fulakterion (Mat. 23: 5), de la cual deriva la
palabra castellana filacteria. Consistían en bolsitas hechas de la piel de
animales ceremonialmente limpios, cosidas a fajas de cuero, con las cuales
estaban atadas a la frente, entre los ojos e inmediatamente encima de ellos, y a
los brazos izquierdos de los varones que habían llegado a la edad de 13 años.
Cada uno de los cuatro compartimentos de la filacteria de la cabeza contenía una
tira de pergamino que llevaba, impecablemente escrito, uno de los cuatro
siguientes pasajes: Exo. 13: 2-10; 13: 11-16; Deut. 6: 4-9; 11: 13-21 -en
conjunto 30 versículos. La filacteria del brazo no tenía sino un bolsillo que,
sin embargo, contenía los mismos cuatro pasajes, escritos en una piel. Estaba
atada en la parte interior del brazo izquierdo, un poco por encima del codo, de
modo que los pasajes de las Escrituras pudieran estar cerca del corazón.
Probablemente esto se hacía para cumplir la orden: " "Estas palabras que yo te
mando hoy, estarán sobre tu corazón" " (Deut, 6: 6). Los judíos piadosos tenían
la costumbre de llevar filacterias durante las oraciones matutinas diarias, pero
algunos que tenían la reputación de ser muy consagrados las llevaban todo el
día. Haciendo ostentación de piedad, con frecuencia hacían más llamativas sus
filacterias ensanchando las fajas, práctica que fue severamente criticada por
Cristo en Mat. 23: 5. Aun hoy día los judíos conservadores llevan filacterias.
Se sabe que los egipcios, con frecuencia, llevaban amuletos sobre su
cuerpo en forma de rollos de papiro en miniatura, en los que estaban escritas
palabras mágicas. Puede que en siglos posteriores los israelitas hubieran
adoptado esta práctica supersticiosa de los egipcios. Pero Dios no tenía el
propósito de que los judíos dieran una aplicación literal a la orden dada aquí,
atando ciertas porciones de la ley en sus brazos y frentes (DTG 563). El habló
exclusivamente de la aceptación de los principios correctos en la mente y en el
corazón, el intelecto y las emociones, y de la aplicación de estos principios en
la vida.
10.
Este rito.
Es decir el
rito de los panes sin levadura (vers. 3, 5, 7; cf cap. 12: 14, 24).
11.
Ver com. cap. 3: 8.
12.
Dedicarás.
Esta palabra es
particularmente apropiada en el caso de los primogénitos de los animales, que
tenían que ser separados del resto del rebaño o de la manada y dedicados al
Señor, a fin de que no se perdieran entre los otros corderos, cabritos y
terneros. Como no debían ser sacrificados inmediatamente (Lev. 22: 27), era
necesario mantenerlos separados hasta que se dispusiera de ellos como Dios
ordenaba.
13.
Todo primogénito de asno.
La orden de Núm. 18: 15 de redimir cada animal inmundo indica que el
asno está mencionado en esta orden como un representante, de los animales
inmundos en general.
Al primogénito de tus hijos.
Los hijos
primogénitos de Israel también habían de ser dedicados al Señor. Esto no debía
hacerse a la manera de los paganos -matando y quemando criaturas sobre un altar-
sino presentando los primogénitos al Señor como un sacrificio vivo, es decir
consagrando todas sus facultades corporales y mentales a su servicio. Más tarde,
Dios separó a la tribu de Leví para su servicio como un sustituto de los
primogénitos de las otras tribus (Exo. 32: 26-28; Núm. 3: 12, 13). Al mismo
tiempo, cada primogénito israelita había de ser "redimido", o comprado de
vuelta, del Señor, mediante el pago de cinco siclos de plata, como se prescribe
en Núm. 3: 47; 18: 16. En varios países, tanto antiguos como modernos, ha
existido la práctica de dedicar los primogénitos varones a propósitos
religiosos.
14.
Ver com. cap. 12: 26.
15.
Endureciéndose Faraón para no dejarnos
ir.
Literalmente: "Cuando Faraón se endureció a sí mismo [su corazón]
contra enviarnos lejos". La misma palabra usada previamente para el
endurecimiento del corazón del rey aparece aquí también (ver com. cap. 4: 21).
16.
Ver com. vers. 9.
17.
Por el camino.
Literalmente "hacia el
camino" (ver com. vers. 18). En Sucot, el primer lugar donde acampó Israel,
probablemente fue completada su organización para la cual ya se habían tomado
algunas medidas (PP 286). La ruta más corta y más directa de Egipto a Canaán
habría sido por el camino de la costa a Gaza, que estaba a unos 250 km de Sucot.
Antes de que estuvieran listos para tomar posesión de la tierra de Canaán,
primero debían unificarse como nación y debían aprender a confiar en Dios, a
quien apenas conocían todavía. Eran una raza de esclavos desarmados y no estaban
acostumbrados a la guerra (PP 287). Debía efectuarse una transformación
espiritual, intelectual y política antes de que pudieran estar preparados para
cooperar con Dios en la conquista de Canaán.
Se vuelva a Egipto.
El peligro de que, ante la más pequeña derrota o desánimo, regresaran
los israelitas y se sometieran otra vez a la servidumbre, se demuestra por su
actitud en ocasiones posteriores (Núm. 14: 4). Si hubiesen sabido lo que tenían
por delante, nunca hubieran estado dispuestos a salir de Egipto. Con toda
probabilidad, esperaban estar en Canaán después de unas pocas semanas.
18.
Hizo Dios que el pueblo rodease.
Es decir, en vez de permitir que los israelitas fueran por la ruta más
directa, Dios los guió por una más tortuosa. Dios había informado antes a Moisés
que el pueblo de Israel debía reunirse en el monte Horeb después de su partida
de Egipto (cap. 3: 12). Sabía, pues, por adelantado la ruta que tenían que
seguir, sin duda la misma que recientemente él había seguido al ir de Madián a
Egipto. De ahí que el pueblo se desviara hacia el sur desde Sucot (PP 287) y
llegase al borde del desierto de Etam (vers. 20). Fue tan sólo después de que
habían ido más allá de Etam y entrado en el desierto mismo, cuando apareció la
columna de nube para guiarlos (vers. 21).
Por el camino.
Más
exactamente "hacia" o "en el camino a" (ver Eze. 8: 5; 21: 2; etc., donde la
misma palabra hebrea, dérek, es traducida "hacia" y "contra" ), Aquí, como en
Exo. 13; 17, Moisés no se refiere al destino final que llevaban sino más bien al
camino que seguían inmediatamente después de salir de Egipto. No debían ir
"hacia" Filistea, sino más bien "hacia", o "en la dirección de" el mar Rojo. El
hebreo se refleja con más exactitud así: " "Por el camino del desierto hacia el
mar de las Cañas [Rojo]" " (BJ). El desierto al que hace referencia Moisés está
entre Egipto y el mar Rojo.
Desierto del Mar Rojo.
Esto es, el
desierto que está entre Egipto y el mar Rojo (ver párrafo anterior), no el
desierto de la península del Sinaí. Esto es claro ante los siguientes hechos:
(1) La construcción gramatical hebrea, como ya lo hemos hecho notar, indica el
mar Rojo como el destino de esta etapa del viaje. (2) La construcción paralela
del vers. 17, que dice literalmente "hacia la tierra de los filisteos", requiere
que el vers. 18 signifique "hacia el Mar Rojo". (3) Moisés inmediatamente
designa el "desierto" como aquel al cual entraron al salir de Etam (vers. 20).
(4) Este es el desierto indicado por Elena G. de White (PP 287, 288).
Era doble el propósito de Dios al elegir la ruta del mar Rojo: (1) Los
israelitas estaban desarmados y eran inexpertos en el arte de la guerra y, en
consecuencia, no estaban preparados para encontrarse con los belicosos filisteos
(ver com. vers. 17). Los israelitas podían entender esta razón y es, por lo
tanto, la que Dios les dio en esta ocasión (vers. 17). (2) Como Dios ya le había
advertido a Moisés (cap. 3: 12), tenía el propósito de encontrarse con el pueblo
en el monte Horeb. Allí ellos hablan de completar su organización formal como
una nación, allí él establecería una relación de pacto con ellos como nación,
allí les impartiría su santa ley, y allí habían de ser instituidos los servicios
del santuario. Los hijos de Israel no estaban listos para entender o apreciar la
necesidad de estas cosas y por esa razón Dios no se las mencionó en esa
oportunidad.
El relativo aislamiento de la parte meridional de la
península del Sinaí se adaptaba admirablemente para la realización del propósito
para el cual Dios guió a su pueblo hasta las proximidades del monte Horeb. Esa
escabrosa y árida península está rodeada de dos lados por brazos del mar Rojo y
en el tercero por el gran desierto de Paran. No sólo el pueblo recibiría las
instrucciones que Dios quería impartirle, sino que las privaciones de su largo y
cansador viaje a través del desierto montañoso les brindarían situaciones en las
cuales tuviera una oportunidad para aprender a confiar en Dios. Esta era
precisamente la preparación que necesitaban los israelitas para la difícil tarea
de la conquista de Canaán.
Armados.
Esta palabra ha sido
interpretada de varias formas. Algunos comentadores han pensado que significaba
estar "armados", "ceñidos", u "organizados en cinco divisiones". Otros han
explicado su significado como "en orden de batalla", "ordenados" o marchando "de
a cinco en fondo". Algunos textos tales como Jos. 1: 14; 4: 12; Juec. 7: 11 han
inducido a muchos traductores a aceptar el significado "armados" ( "bien
equipados" , BJ). Una traducción tal hace surgir la pregunta acerca de dónde
consiguieron las armas unos esclavos expulsados y cuándo recibieron preparación
para su uso. Esta interpretación no puede ser correcta pues "carecían de armas y
no estaban habituados a la guerra" (PP 287). Cualquiera sea el significado
correcto de la palabra traducida "armados" en la VVR, es obvio que implica la
idea de que los israelitas salieron de Egipto no como una turba de fugitivos
sino como un cuerpo bien organizado bajo un caudillo sabio y determinado (ver PP
286).
19.
Los huesos de José.
Aunque aquí y en la narración de la sepultura de los restos de José en
Siquem (Jos. 24: 32) no se hace mención de los otros hijos de Jacob, la
afirmación de Esteban delante del Sanedrín parece implicar que todos los padres
"fueron trasladados a Siquem" (Hech. 7: 15, 16). El que los hijos de Israel
preservaran los restos de José y cumplieran su pedido de sepultarlo en Canaán
(Gén. 50: 24-26) muestra que indudablemente no habían perdido de vista la
promesa de liberación.
20.
Acamparon en
Etam.
De acuerdo con este texto y Núm. 33: 6, el segundo campamento de
los israelitas estuvo "al confín del desierto". Su lugar no ha sido todavía
identificado. Sin embargo, quizá la palabra hebrea Etam sea una transliteración
del egipcio Khetem , "fortaleza". Los registros egipcios nos informan de la
existencia de una línea de fortificaciones fronterizas desde el mar Mediterráneo
hasta el golfo de Suez (ver com. Exo. 2: 15), construidas con el claro propósito
de evitar que entraran en Egipto las tribus del desierto oriental y, al mismo
tiempo, el de controlar el tránsito entre Egipto y el Asia. Siendo que esas
fortalezas fronterizas estaban en el limite del desierto oriental, es posible
que aquí se haga referencia a una de ellas.. Por lo menos en el caso de Moisés,
esos puestos fronterizos no impidieron que un solitario fugitivo se filtrara a
través de ellos y tuviera éxito en su huida al desierto (ver com. cap. 2: 15);
pero es obvio que las huestes de Israel no podían haber pasado sin el
consentimiento de los guardianes. Indudablemente Faraón nunca fue más allá, en
su propósito, que permitir que los hebreos llegaran al desierto oriental egipcio
y adoraran a Dios allí. Quizá, sólo cuando los guardianes de la frontera le
informaron que los israelitas proseguían su marcha por el desierto hacia el mar
Rojo, salió Faraón en su persecución (cap. 14: 3; PP 288).
21.
Una columna de nube.
Como
comandante militar egipcio (PP 250) y como fugitivo de Faraón (ver com. cap. 2:
15), Moisés ya estaba familiarizado con la ruta a seguir en general. Además Dios
le dio instrucciones para guiar a Israel al monte Horeb (cap. 3: 12). Pero, para
convencer al pueblo de la dirección divina y para guiar a Moisés por la ruta
precisa a seguir, Dios personalmente dirigía su jornada cada día. Habiendo
declarado en el pasaje del cap. 13: 18 que Dios guiaba a los israelitas, ahora
Moisés explica cómo lo hacía. Los antiguos comandantes de ejército a veces
usaban humo o señales de fuego para conducir sus fuerzas en marcha a través de
tierras desoladas y sin caminos. Sin embargo, la columna de nube y fuego de
Israel no fue producida por medios comunes sino que fue una manifestación
milagrosa de la presencia de Cristo (1 Cor. 10: 1-4, 9; PP 381), la cual
apareció delante de ellos cuando salieron de Etam y entraron en el desierto.
Parece que no hubo sino una "columna" (Exo. 14: 24), pues aun cuando brillaba en
la oscuridad es todavía llamada " "la columna de nube" " (Exo. 14: 19) o
simplemente " "la nube" (Núm. 9: 21). De día aparecía como una nube oscura, en
contraste con la luz del sol, pero de noche como una luz radiante (Núm. 9: 15,
16). En esa nube el Señor mismo estaba presente con su pueblo, y desde la nube
hablaba a Moisés. Allí aparecía la gloria del Señor, más tarde conocida como la
" "Shekinah" (Exo. 16: 10; 40: 34). En una forma similar ya el Señor se había
revelado a Moisés en la zarza ardiente (cap. 3: 2), y más tarde apareció en el
Sinaí en medio de truenos y relámpagos (cap. 19: 16, 18). El fuego y la nube
simbolizaban la dirección y protección divinas.
A fin de que anduviesen
de día y de noche.
Literalmente, "para su viaje de día y de noche". No
debiera inferirse de esta declaración que Dios quería que los israelitas
continuasen viajando por la noche tanto como de día, sino que la misma estaba en
su viaje tanto de día como de noche hasta el tiempo cuando llegaran a destino.
Como se afirma claramente antes en el versículo, la columna de nube había de
guiarlos de día en su camino e iluminaría su campamento por la noche. La
expresión añadida "de día y de noche" aclara el hecho de que la nube nunca los
dejaba. Era así cuando estaban acampados de noche y cuando viajaban de día.
22.
Nunca se apartó.
Literalmente,
"no se deshizo" , o "no se apartó" (BJ). La última mención inconfundible de la
nube está en Núm. 16: 42, aunque Núm. 20: 6 posiblemente aluda a ella. Por Neh.
9: 19 y Núm. 9: 15- 23 deducimos que la columna de nube y fuego permaneció con
Israel a través de sus peregrinaciones por el desierto. Puesto que no hay
mención de ella en el libro de Josué, puede haber desaparecido precisamente
antes de que cruzaran el Jordán.
El hecho de que la columna de nube
permaneció con Israel a través de su largo viaje, aun cuando los israelitas
fueron infieles, es una seguridad para el cristiano de que Dios no lo abandonará
en su viaje a través de la vida. La promesa de Jesús a sus discípulos: " "He
aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo" " (Mat.28:
20), nunca ha faltado a nadie dispuesto a seguir donde Dios lo dirija. No hay
ninguna vicisitud en la vida en la que Dios se retira. Está presente en las
noches más oscuras de aflicción y chasco tanto como en los días más brillantes
de alegría y éxito. En verdad, necesitamos de él por la noche, cuando estamos
conscientes, de nuestra necesidad, pero quizá aún más durante el día, cuando
estamos inclinados a sentir confianza propia. No se ha de ver más la columna
visible, pero la presencia de Dios todavía se puede sentir en la experiencia del
individuo, la iglesia y las naciones. Bendito el hombre cuyos ojos no están tan
oscurecidos que no pueda discernir la dirección del Señor.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
2 DTG 35
17-19 SR 120
17-22 PP 287
20-22 SR 121
21 LS 93;
PVGM 270; 3T 285, 340
22 1JT 158, 513; 3JT 252
CBA Éxodo
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ÉXODO
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 |
21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
31 | 32 | 33 | 34 | 35 | 36 | 37 | 38 | 39 | 40 |
COMMENTARIOS