Comentario Bíblico Adventista Éxodo 2
Comentario Bíblico Adventista
Éxodo Capítulo 2
1.
Un varón... fue.
Como Aarón era tres años mayor que Moisés (cap. 7: 7), y parece haber nacido antes de que se pusiera en vigencia el decreto real, esta expresión hebrea debería traducirse: "Un varón había ido". Por lo tanto, el decreto debe haber sido dado por el tiempo cuando Moisés estaba por nacer. El casamiento de sus padres probablemente se realizó más de una década antes de que fuera dado este fatídico decreto, ya que, cuando él nació, María tenía suficiente edad para desempeñar el papel que se describe en los vers. 4, 7 y 8.
Una hija de Leví.
Aunque, de acuerdo con la costumbre hebrea, "hija" podría significar en realidad "nieta", Jocabed era indudablemente hija de Leví (ver com. Exo. 6: 20). Su esposo, Amram, era hijo de Coat (Exo. 6: 18) y nieto de Leví (vers. 16). Puesto que Coat nació antes de que Jacob fuera a Egipto (Gén. 46: 11), es probable que naciera mucho después la hermana de Coat, Jocabed, que se casó con el hijo de su hermano, Amram (Núm. 26: 59). La cronología de la permanencia en Egipto (ver com. Exo. 12: 40) hace necesaria tal conclusión dado que Moisés nació 135 años después de la llegada de Jacob a Egipto. Jocabed, la madre de Moisés, debe ser pues considerada como una hija que nació cuando su padre ya era viejo.
2.
Un hijo.
Moisés era el tercer vástago de
Jocabed, pues Aarón tenía tres años más que él (cap. 7: 7) y María era la mayor
de todos (cap. 2: 4).
Hermoso.
Desde que era un bebé, Moisés dio
evidencia de un intelecto agudo, estabilidad emotiva y también de la perfección
física que lució en sus años posteriores. Todo eso está implicado en la palabra
hebrea traducida "hermoso". Jocabed vio en esas cualidades una prenda de la
aprobación divina que tomó como una señal de que Dios tenía preparada una tarea
especial para él. De acuerdo con Hech. 7: 20, era literalmente "agradable
'hermoso'" (BJ) "a Dios"." Por supuesto, Jocabed habría amado y protegido a
Moisés aun cuando no hubiera sido un niño tan "hermoso", siendo que las madres,
con frecuencia, dedican su más profundo amor a sus hijos débiles y enfermizos.
Sin embargo, los esfuerzos de Jocabed para preservar la vida de Moisés son
alabados en Heb. 11: 23 como un acto de fe, y esto implica que ella comprendía
que Dios lo había destinado para un papel importante y que, por lo tanto,
intervendría para preservarle la vida. Con todo, esto no confirma necesariamente
una declaración del historiador judío Josefo ( Antigüedades ii. 9. 3) según la
cual, antes del nacimiento del niño, se le había revelado a Amram que éste iba a
desempeñarse como el salvador de Israel.
3.
Una arquilla.
Después de que el infante había estado
escondido durante tres meses, por alguna razón desconocida para nosotros pareció
prácticamente imposible esconderlo por más tiempo. Creyendo que Dios
intervendría para preservarle la vida, su madre ideó un plan por el cual pudiera
ella cumplir con la letra de la orden del rey y sin embargo no se quitara la
vida al niño. Haría ella todo lo posible, y dejaría lo demás con Dios.
Las dos palabras traducidas "arquilla" y "juncos" son egipcias, y junto
con muchas otras que se encuentran en el Pentateuco muestran que el escritor
estaba íntimamente relacionado con el idioma egipcio. La palabra tebáh ,
"arquilla", se deriva del egipcio tebet , y se usa en la Biblia únicamente aquí,
y en Gén. 6 y 7 para el arca de Noé. Significando literalmente "caja", podría
describir cualquier recipiente similar a una caja.
La palabra gome ,
"juncos", procede del egipcio qama' . Designa la planta del papiro, famosa
antaño como el principal material del cual se hacía el antiguo papel para
escribir. La planta del papiro es un junco fuerte, con un tallo triangular de 3
a 5 m de altura. Aunque era común en el antiguo Egipto, no existe más allí. El
papiro también se empleaba con propósitos de edificación y en la construcción de
embarcaciones fluviales livianas. Tales embarcaciones están dibujadas en muchos
monumentos egipcios antiguos y quizá proporcionaron a Jocabed un modelo para
hacer el arca de Moisés.
Asfalto.
La misma palabra que se usa en
Gén. 11: 3 para asfalto o betún, el cual se importaba en Egipto de la región del
mar Muerto. Los egipcios lo usaban especialmente para embalsamar a los muertos.
En un carrizal.
Suf , del egipcio tyufi , que significa "caña",
en este versículo es la tercera palabra tomada de ese idioma. Plantas acuáticas
de toda clase abundan en los remansos del Nilo y en los terrenos pantanosos que
están conectados con él. El propósito de Jocabed al colocar la arquilla en un
matorral de cañas probablemente fue el de impedir que fuera arrastrada por el
agua. Algunos comentadores han sugerido que Jocabed conocía el lugar al cual
acostumbraba ir la princesa egipcia, y colocó el arca allí con la esperanza de
que se le despertara compasión a la vista de la bella e indefensa criatura (PP
248).
4.
Una hermana suya.
Esto es,
María (Exo. 15: 20,21; Núm. 12: 1; PP 248). Parece haber sido la única hermana
de Moisés (Núm. 26: 59).
5.
La hija de
Faraón.
En la tradición judía es llamada Termutis, Merris o Bithia. La
diversidad de nombres y su ausencia en los registros egipcios quitan valor a la
tradición.
Una deducción razonable procedente de la cronología bíblica,
basada en 1 Rey. 6: 1 y otras declaraciones básicas (CS 450), es que el éxodo se
realizó a mediados del siglo XV AC. Esa fecha nos lleva a la conclusión de que
Moisés creció bajo Tutmosis I (1525-1508 AC), Tutmosis II (1508-1504 AC) y la
reina Hatshepsut (1504-1482 AC). Hatshepsut fue una mujer notable. Había sido la
única hija legítima de Tutmosis I y se casó con un medio hermano, Tutmosis II, a
fin de que él pudiera legalmente suceder a su padre en el trono. Pero el
matrimonio legítimo de Tutmosis II, al igual que el de su padre, también fracasó
en proporcionar un heredero varón. Cuando murió Tutmosis II, después de un
reinado de sólo cuatro años, los sacerdotes de Amón, mediante un súbito golpe de
estado, coronaron a un hijo ilegítimo de Tutmosis II, que en ese tiempo era sólo
un muchacho y servía en el templo como sacerdote secundario. Puesto que Tutmosis
III -como fue llamado más tarde - era demasiado joven para reinar, su tía
Hatshepsut reinó como regente durante 22 años. Su reinado fue pacífico. Edificó
grandes templos y erigió enormes obeliscos. Se enviaron expediciones a Punt,
probablemente en la costa de Somalia, en el Africa oriental, con propósitos
comerciales, y al Sinaí y a Nubia para extraer cobre, turquesas y oro. Sostenida
por un poderoso primer ministro, Senenmut, Hatshepsut ocupó el trono durante 22
años. Luego ella y Senenmut desaparecen de los registros. Su sucesor Tutmosis
III, borró el nombre de ella de todos los monumentos en un intento de erradicar
su memoria de la historia de Egipto. Este hecho apoya la suposición de que él la
eliminó del trono, y que ella y Senenmut murieron violentamente.
Cuando
nació Moisés, Hatshepsut era meramente la hija de Tutmosis I. El nacimiento de
Moisés ocurrió mucho antes de que se casara con su medio hermano Tutmosis II, y
más de 20 años antes de que comenzara su reinado personal después de la muerte
de su esposo.
A lavarse.
Hubo ángeles que guiaron a la princesa
hasta donde estaba Moisés (PP 248). Que una princesa se bañara en un río, al
aire libre, ciertamente no está de acuerdo con las costumbres de los mahometanos
modernos orientales, donde sólo hacen eso las mujeres de las clases más
humildes, Pero estaba en armonía con las costumbres del antiguo Egipto. Una
escena de baño de una antigua tumba egipcia presenta a una mujer egipcia de alta
alcurnia asistida por cuatro siervas. También concuerda con las creencias del
antiguo Egipto en cuanto a la santidad del Nilo, y a que su agua impartía
fertilidad y garantizaba una larga vida. Por esa razón el Nilo era adorado como
un dios.
6.
De los niños de los hebreos.
Al abrir la arquilla, la princesa reconoció a un niño de los hebreos en
el que lloraba. Compasión por el pequeño desvalido y simpatía por su madre
hebrea desconocida la movieron a salvarlo adoptándolo como suyo. En el
comentario acerca del cap. 1: 22 se anotó que el cruel edicto del rey
probablemente no estuvo mucho tiempo en vigencia. El acontecimiento aquí
descrito puede haber servido como un instrumento para producir un cambio.
Apenada por la triste suerte de los niños hebreos, la hija de Faraón quizá
imploró a su padre que revocara su edicto asesino. Si esto es cierto, Moisés se
habría convertido en el medio pasivo por el cual se salvaron las vidas de
incontables niños hebreos.
7.
Una nodriza.
Sin duda todo había sido arreglado por la madre. María fue ubicada cerca
del lugar donde flotaba Moisés para velar por la suerte de su hermanito y
probablemente había sido instruida en cuanto a qué decir en el caso de que algún
egipcio encontrara al niño. Cumplió sus instrucciones con admirable juicio y
tacto. Apareció en la escena en el momento preciso y presentó su propuesta en el
tiempo oportuno, ni demasiado pronto ni demasiado tarde. Al proceder así, ni
habló ni calló demasiado.
8.
Fue la
doncella.
La fe y el ingenio de una madre amante y el tacto y la
habilidad de una hermana prudente aseguraron el éxito. No sólo fue salvada la
vida de Moisés sino que también él fue devuelto a su cuna y al pecho de su
propia madre. En esa forma se arbitró el recurso para que pudiera recibir de
ella aquellas primeras impresiones que tan indeleblemente se fijan en la mente
de un niño.
9.
Te lo pagaré.
Puesto
que el pequeño, un niñito hebreo, fue colocado en un hogar hebreo, tenían que
hacerse los arreglos necesarios para aclarar la supuesta relación de Jocabed con
él como su nodriza. La princesa indicó lo que pagaría por el cuidado que se le
diera. Así se estableció claramente que el niño se había convertido en propiedad
de la hija de Faraón, con lo que silenciarían las preguntas en cuanto a su
origen y las razones para que se mantuviera vivo y se acallarían los labios de
informantes que quizá hubieran querido verlo muerto como otros niños hebreos.
La mujer tomó al niño.
Es significativo que Jocabed no es
llamada aquí la "madre" de Moisés sino sencillamente "la mujer". Parecería que
ni por palabra ni por conducta ella traicionó sus verdaderos sentimientos ni
reveló su verdadera relación con el pequeño. Ninguna lengua puede expresar qué
dominio propio debe haber requerido esa hora tensa. Tomó al niño como podría
haberlo tomado una extraña y, sin embargo, en su corazón había gozo y alegría
desbordantes. Si hubiera descuidado su vigilancia por sólo un instante, la
excitación podría haber puesto de manifiesto sus propósitos. Todo dependía de
que se mantuviera tranquila bajo las circunstancias más difíciles; pero el amor
puede soportar todas las cosas. Lo fundamental en todo servicio no depende tanto
del intelecto como del corazón apoyado por el poder sustentador de Dios.
10.
El niño creció.
Jocabed había
salvado la vida de su hijo transfiriendo sus derechos de madre a la hija de
Faraón. Ahora lo recibió de vuelta, prestado por así decirlo, y meramente como
una nodriza contratada durante los años de su infancia. Lo entregó para que
pudiera conservarlo, lo perdió para que pudiera hallarlo otra vez, se inclinó
para que pudiera vencer. La Biblia no dice cuánto tiempo estuvo el niño con su
madre. La mayoría de los comentadores opinan que fueron 2 ó 3 años, pero en
realidad fueron 12 (PP 249). Durante esos años de la infancia se establecieron
los fundamentos de su carácter y, más tarde, su experiencia religiosa. La
instrucción descuidada ahora, no podía ser recuperada después. La vida posterior
de Moisés muestra claramente que sus padres usaron bien los años que les fueron
concedidos para criarlo convenientemente.
Lo trajo.
Muchos
comentadores han expresado el parecer de que la madre de Moisés llevó a su hijo
al palacio por su propia voluntad tan pronto como lo hubo destetado, a la edad
quizá de dos o tres años. Como ya lo hicimos notar, eso sucedió en realidad a la
edad de 12 años. La idea de que lo entregó voluntariamente se basa en la
ausencia de alguna indicación de que fuera obligada a darlo. A menos que lo
llevara al palacio en un tiempo previamente convenido, el que lo hiciera por su
propia iniciativa parecería mostrar una extraña falta de afecto maternal.
¿Habría renunciado Jocabed a un hijo a quien amaba tan tiernamente, sin que
hubiera estado obligada a hacerlo? Debe haberle retenido todo el tiempo que
pudo. Su entrega de Moisés a la edad de 12 años implicaría que su tiempo de
"nodriza" había de expirar con la terminación de lo que generalmente se
considera como el período de la niñez (ver PP 249).
Moisés.
Moshéh es comparable con el egipcio mes o mesu , que significa "niño",
"hijo", "el nacido de". Durante la decimoctava dinastía, bajo la cual nació
Moisés y se crió, era costumbre que a los miembros de la familia real se les
pusiera nombres que los designaban como a descendientes de los dioses. Nombres
como Amosis , "el nacido de [el dios luna] Ah"; Kamosis , "el nacido del Ka [el
alma deificada]"; Tutmosis , "el nacido [del dios] Tot" , y el nombre común
Ramosis (más tarde Ramsés), "el nacido del [dios -sol] Ra" , en la vida diaria,
con frecuencia se reducían a la forma abreviada de "Mosis". Algunos estudiantes
de egiptología dicen que la hija de Faraón dio al niño que adoptó un nombre
similar a Tutmosis o Amosis, del cual Moisés abandonó la parte que se refiere a
una deidad pagana cuando "rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón" (Heb. 11:
24). También ella puede haber omitido el título de dios alguno, y en lugar de
eso haberle dado el nombre abreviado "Mosis", puesto que no sabía quiénes eran
sus padres terrenales ni podía pretender que él, como hebreo, fuera el hijo de
un dios egipcio. Sin embargo, es probable que el nombre que le dio al niño fuera
egipcio, aunque la forma en que lo conocemos hoy es hebrea.
Lo saqué.
el nombre Moshéh literalmente significa "uno sacado". Es la forma del
participio del verbo mashah , "sacar", y tiene sus mismas consonantes. Puesto
que el nombre egipcio Mosis y el verbo hebreo mashah eran similares en sonido y
parecidos en su significado, los hebreos pueden haber transliterado Mosis como
Moshéh . Así concordaría con la declaración de la princesa egipcia: "Porque de
las aguas lo saqué". Esta afirmación implica que ella lo aceptaba como un regalo
del río dios: el Nilo. En el panteón egipcio, el Nilo estaba deificado como Hapi
, aunque la corriente de agua en sí era conocida como "Itru y más tarde
simplemente como 'Iru . Los hebreos lo transliteraban como Yeor , y, con una
sola excepción (Dan. 12: 5-7), los escritores bíblicos lo usan exclusivamente
(49 veces) con referencia al Nilo y sus tributarios (Gén. 41: 1; Isa. 7: 18;
Eze. 29: 3; Nah. 3: 8, etc.). Originalmente el nombre Moisés en egipcio puede
pues haber sido Hapmosis o 'Irumosis , con el significado de "Aquel nacido del
[Heb., "sacado del"] Nilo". Al rehusar ser llamado "hijo de la hija de Faraón"
(Heb. 11: 24), naturalmente él debe haber eliminado la referencia a una deidad
egipcia.
Los traductores de la LXX vertieron su nombre como Móuses . Al
aclarar este nombre, Josefo ( Antigüedades ii. 9. 6) explica Mo como un nombre
egipcio para el Nilo y uses como una forma egipcia para cualquiera "sacado" o
"salvado" de él. De acuerdo, pues, con esta explicación, Moisés significaría "el
salvado del Nilo", algo sumamente apropiado para uno destinado a salvar a su
pueblo de la tierra del Nilo. Sin embargo, no es claro si la explicación de
Josefo se basa en un hecho o es una creencia motivada por el deseo de probar
algo a toda costa.
11.
Crecido ya Moisés.
El Registro sagrado pasa
por alto en silencio casi 30 años de la vida de Moisés. El siguiente hecho que
se registra es un incidente que sucedió cuando él tenía 40 años (Hech. 7: 23).
Los años de su juventud fueron pasados bajo tutores reales que le impartieron
"toda la sabiduría de los egipcios" (Hech. 7: 22). Parte de su educación provino
de los sacerdotes y parte de los comandantes del ejército. Tal era la educación
que comúnmente se daba a un príncipe real. Dado que Moisés "era poderoso en sus
palabras y obras" (Hech. 7: 22), no estaría fuera de lugar suponer que dirigió
importantes expediciones militares a países extranjeros (ver PP 250). Con todo,
no llegó a ser egipcio de corazón. Su apariencia exterior, su vestimenta, su
habla y su comportamiento pueden haber sido completamente egipcios, pero
permaneció hebreo en carácter, religión y lealtad. Esto es claro por los sucesos
narrados en Exo. 2: 11-13 (ver Heb. 11: 24).
Salió.
Moisés había
llegado en su vida al punto cuando comprendió que debía convertirse en egipcio,
sin reserva alguna, o unirse con su despreciado pueblo. Parece que antes de esto
había hecho la decisión de "ser maltratado con el pueblo de Dios" (Heb. 11: 2 5)
y se consideró a sí mismo como el instrumento elegido para esa tarea (Hech. 7:
23-25). Pensó que estaba listo, al fin, para abandonar la corte con sus
"deleites temporales del pecado", abandonar la perspectiva de la sucesión al
trono y avanzar osadamente para defender la causa de su pueblo oprimido (ver PP
251, 253). Por Hech. 7: 23 es claro que Moisés fue a la tierra de Gosén con el
propósito de estudiar la situación y trazar planes. El que en su mente hubiera
renunciado a todo reclamo al trono de Egipto es una evidencia de que sus motivos
no eran egoístas. Más bien fue impelido por un sincero amor a su pueblo y un
odio hacia sus opresores, hecho que resalta por el término "hermanos", usado dos
veces en Exo. 2: 11.
Observó a un egipcio.
Era probablemente uno
de los comisarios mencionados en el cap. 1: 11 o uno de los supervisores
empleados por ellos. Tales personas son representadas en los monumentos egipcios
como armadas con largos garrotes de madera que usaban a su antojo sobre la
espalda de los holgazanes. Sin duda abusaban frecuentemente de su autoridad y,
con toda seguridad, infligían castigos por la falta más pequeña o aunque no
hubiera ninguna. La autoridad con frecuencia degenera en tiranía y cruel
opresión, y, como ejemplo de tal abuso de poder, este incidente excitó la ira de
Moisés (Hech. 7: 24).
12.
Mató al egipcio.
Observando que no había testigos de su acto, mató al egipcio. El hecho
de que el supervisor continuara castigando al obrero hebreo cuando Moisés se
aproximó, muestra que los signatarios de mayor alcurnia generalmente aprobaban
tales abusos de autoridad de parte de sus subordinados. Lo que hizo Moisés no
puede disculparse, aun cuando fue movido por una justa indignación. Aunque hábil
militar, y popular en el ejército de Egipto (PP 252), le faltaban ciertas
cualidades de liderazgo esenciales para el servicio en la causa de Dios (PP
253).
13.
Al día siguiente.
Moisés
esperaba que los hebreos lo aceptarían como jefe y lo apoyarían en una
sublevación general contra los egipcios (PP 253). Aunque se les había revelado a
los ancianos de Israel que Moisés había de ser su libertador (PP 251), "ellos no
lo habían entendido así" (Hech. 7: 25). El hecho de que pasara más de un día
entre su pueblo, sugiere que ésta fue más que una visita casual. Su regreso a
las proximidades del incidente sugiere que consideraba que el tiempo estaba
maduro para una revolución.
¿Por qué golpeas?
La pelea de que
fue testigo Moisés cuando hizo la segunda visita a los suyos era un cambio de
golpes, por lo que él pensó que debía persuadir a los dos hombres a que se
abstuvieran de seguir luchando. Aquí Moisés, al interponerse, hizo lo que era
correcto.
14.
¿Quién te ha puesto a ti por
príncipe?
No fue su intervención en ese momento lo que estuvo mal, sino
su error del día anterior lo que hizo que Moisés fuera reprochado. No hay ningún
asomo de autoridad judicial en la mera pregunta "¿Por qué golpeas a tu
prójimo?", a menos que se la asociara con lo sucedido el día precedente. La
violencia de un día había hecho ineficaz la bondadosa persuasión del siguiente.
La influencia para el bien que pudo haber ejercido Moisés sobre su pueblo, se
perdió precisamente por el acto al que se sintió impelido por su simpatía hacia
los suyos.
Moisés, tuvo miedo.
Habiendo renunciado a su lealtad
a Egipto por su acción del día anterior, y al ser rechazado ahora por su propio
pueblo, quedó Moisés en una dificultad peligrosa. Estaba solo y sin amigos.
15.
Oyendo Faraón.
Si nuestra
identificación de la hija de Faraón con Hatshepsut es correcta, lo anterior debe
haber sucedido durante los últimos años de su regencia, cuando había aumentado
la autoridad de su sobrino, y poco antes de que éste la depusiera y ascendiera
formalmente al trono como Tutmosis III. Lo que hizo Moisés fue correctamente
interpretado en la corte como un abierto desafío a Egipto y se supuso que se
proponía ocupar el trono (PP 253). La suerte de la nación estaba claramente en
juego, y Moisés fue inmediatamente condenado a muerte. Durante casi 40 años
Hatshepsut había defendido a Moisés en la corte, quizá a pesar de los recelos de
parte de otros miembros de la familia real, y al hacer arreglos para que él
ascendiera al trono, sin duda tenía el plan de fortalecer el control de ella
misma sobre la nación. Su súbita desaparición de la historia por este tiempo
podría deberse a la forma en que apoyaba a Moisés.
Moisés huyó.
Ciertamente no fue fácil la huida de Moisés. La frontera oriental de
Egipto estaba protegida desde el mar Mediterráneo hasta el golfo de Suez por un
sistema de torres armadas, cada una a la vista de la siguiente. Un relato
egipcio paralelo con la huida de Moisés -el relato de Sinué - muestra cuán
difícil era huir al Asia. Sinué, un cortesano del rey Amenemhet I, por alguna
razón que nos es desconocida creyó que a la muerte del rey su propia vida estaba
en peligro y, por lo tanto, huyó a Siria donde pasó muchos años como exiliado.
El da una vívida descripción de los peligros propios del cruce de la frontera.
Agazapándose durante algún tiempo en un matorral para que no lo vieran los
centinelas, cruzó de noche. Al internarse en el desierto hubiera perecido de sed
si no hubiera sido por algunos asiáticos que lo encontraron y le dieron agua y
leche hervida para beber. No tenemos un registro de las penurias que sufrió
Moisés durante su huida, pero no sería raro que hubiera sido una prueba
sumamente dura para uno que hasta entonces sólo había conocido los lujos de la
corte y no estaba familiarizado con una vida de privaciones.
La tierra
de Madián.
Esta es una expresión algo vaga ya que los madianitas eran
nómadas. Sus principales establecimientos parecen haber estado en el lado
oriental del golfo de Akaba, donde se han encontrado la mayoría de sus antiguas
inscripciones. Pero de cuando en cuando efectuaban migraciones hacia el norte
hasta los límites de Moab (Gén. 36: 35; Núm. 22: 4, 7), y hacia el oeste
penetraban en la península del Sinaí, que parece haber sido "la tierra de
Madián" a la cual huyó Moisés (Exo. 3:1; PP 253).
16.
El sacerdote de Madián.
Los madianitas eran
descendientes de Abrahán y de Cetura (Gén. 25: 1, 2) y pueden haber permanecido
como adoradores del verdadero Dios durante algún tiempo. Por lo menos Reuel, con
quien vivió Moisés (Exo. 2: 18, 21), era sacerdote del verdadero Dios (cap. 18:
12, 23; ver PP 253).
Siete hijas.
Este no es el primer caso en
el relato de la Biblia en el que aparecen mujeres pastoreando los rebaños de su
padre. Raquel cuidaba las ovejas de su padre Labán y les daba de beber (Gén. 29:
9). Una práctica tal concuerda bien con la sencillez de los tiempos primitivos y
de la gente de entonces, y no está considerada, por lo demás, como algo extraño
en Arabia aun hasta el día de hoy.
18.
Reuel su padre.
Reuel significa "amigo de Dios" e
implica monoteísmo. Reuel era también conocido como Jetro (Exo. 3: 1, etc.).
Varios otros personajes bíblicos fueron conocidos por dos nombres, tales como
Salomón cuyo segundo nombre era Jedidías (2 Sam. 12: 24, 25).
19.
Un varón egipcio nos defendió.
Indudablemente Moisés no había revelado su nacionalidad, y puesto que
llevaba vestimenta egipcia y tenía la cabeza rapada como un egipcio, las hijas
de Reuel naturalmente tomaron por egipcio al amigable extranjero. El asombro de
Reuel porque volvieron temprano, y la explicación que le dieron de que un
egipcio las había defendido de los pastores, muestran claramente que estaban
acostumbradas a ese áspero trato y que su padre no podía protegerlas. Como
sacerdote, parece no haber tenido mucha influencia con los pastores de la
región. Esto quizá pudiera haber sido porque Reuel adoraba aún al verdadero
Dios, cuando la mayoría de sus compañeros de tribu habían abandonado la religión
de su antepasado -Abrahán- para adorar ídolos.
21.
Moisés convino.
Moisés habla huido de Egipto sin ningún
plan definido excepto el de salvar la vida, y ahora afrontaba el problema de
ganarse la subsistencia. La hospitalaria bienvenida de Reuel, un resultado del
amigable acto de Moisés cuando prestó su ayuda en el pozo, sirvió para un
arreglo por el cual Moisés entró en su servicio.
Séfora.
Con el
correr del tiempo Séfora, una de las siete hijas de Reuel, llegó a ser la esposa
de Moisés. Este nombre, que significa "ave", es todavía el de muchas mujeres del
desierto de Arabia.
22.
Gersón.
Significa "destierro", de garásh , "impulsar" o "arrojar hacia afuera".
Moisés explicó el nombre refiriéndose a que era "forastero [ ger ]" "en tierra
ajena". Aunque había salvado la vida, vivía en el exilio y dio expresión a sus
sentimientos de soledad y humillación cuando puso nombre a su primer hijo.
Una vez más, muchos años son pasados por alto en silencio. Un ex
príncipe de la más poderosa casa real de ese tiempo pasaba sus días como pastor.
Había cambiado su palacio por una tienda, los lujos de Egipto por la vida del
desierto del Sinaí, su séquito de ayudantes y su ejército por un rebaño de
ovejas y cabras. ¡Qué cambio! Con todo, 40 años pasados en las vastas
extensiones del desierto hicieron de él la clase de hombre que Dios podía usar
para la liberación de su pueblo de Egipto. Durante esos años, Moisés aprendió
lecciones esenciales para él como dirigente de una nación rebelde. Las
cualidades que Moisés desarrolló durante sus largos años de vida en el desierto
-a solas con Dios y la naturaleza - fueron impagables, y valió la pena sufrir la
soledad y humillación requeridas para ganarlas. Su historia posterior muestra
que esos años no fueron perdidos, sino que, habiendo sido un alumno diligente
bajo la enseñanza de Dios, se había graduado de su curso con diploma de honor.
23.
Después de muchos días.
Esta
expresión cubre un período de unos 40 años (Hech. 7: 30).
Murió el rey
de Egipto.
Tutmosis III, de quien Moisés había huido, murió por el año
1450 AC, después de haber reinado solo durante 32 años, los que a su vez habían
sido precedidos por una corregencia con Hatshepsut que duró posiblemente 22
años.
Los hijos de Israel gemían.
La muerte de Tutmosis III no
trajo alivio de la opresión sino que parece que la hizo aún más severa. Antiguos
documentos egipcios revelan que Tutmosis III fue sucedido en el trono por su
hijo Amenhotep II, quien demostró ser un rey cruel y un implacable conquistador.
En los comienzos de su reinado volvió de una campaña egipcia con siete príncipes
cananeos como cautivos. Viajando por el Nilo, aguas arriba, rumbo a Tebas su
capital, tuvo suspendidos a esos príncipes en su barco, cabeza abajo. Cuando
llegó a Tebas, ahorcó a seis de ellos en la muralla de la ciudad y llevó al
séptimo a Napata, la capital de Nubia, donde le dio la misma muerte. Amenhotep
II consiguió la obediencia de sus súbditos, en su país y en los países
conquistados, mediante el empleo de un terror sistemático. Su carácter, tal como
lo revelan los registros seculares, concuerda bien con el del faraón terco que
intensificó la opresión de los israelitas cuando Moisés intercedía en favor de
ellos, en el tiempo del derramamiento de las plagas.
25.
Los reconoció Dios.
Fiel a su pacto con Abrahán, Isaac
y Jacob, Dios se acordó de su pueblo oprimido. Puesto que era el objeto de su
cuidado especial, Dios obró una serie de milagros con el fin de realizar su
propósito misericordioso en cuanto a ellos. Las expresiones humanas empleadas
para describir la actitud y los actos de Dios a veces pueden parecer indignas de
un Ser eterno, omnisciente y omnipotente. Sin embargo, debiera recordarse que
las palabras finitas, en el mejor de los casos, dan un cuadro imperfecto de la
voluntad y de los caminos del Ser infinito.
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE
1-25 PP 248-256; SR 106-110
2 PP 248
2-6 PP 248
6-8 SR 107
7, 9 PP 249
8, 9 HAd 213
10 PP 249
11, 12 PP 252
11-15 FE 342; SR 109
14-16, 21 PP 253
23 1T 264
23-25 PP 256; SR 147
CBA Éxodo
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ÉXODO
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Excelentes comentarios. Dios los bendiga por tan magnífica obra realizada para el Señor.
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