Comentario Bíblico Adventista Éxodo 29
Comentario Bíblico Adventista
Éxodo Capítulo 29
1.
Esto es lo que les harás.
Es decir, con relación a la ceremonia de consagración (cap. 28: 41). El "becerro" y los "dos carneros" tenían que estar listos para el sacrificio que debía seguir a la investidura y al ungimiento, lo que explica la razón por la cual se menciona primero esta parte de los preparativos.
Sin defecto.
Literalmente, "perfectos", puesto que de otra manera hubieran sido una ofensa para Dios (Mal.1: 6-14). Todos los detalles de la consagración hacían resaltar la 665 necesidad de la santidad. Todo ministro del Evangelio haría bien en estudiar cuidadosamente los caps. 28 y 29 de Exodo a fin de lograr una comprensión cabal de la naturaleza y las responsabilidades de su sagrada investidura.
2.
Panes sin levadura.
Este pan era
ceremonialmente más puro que el pan leudado, puesto que la fermentación es un
símbolo del pecado y de la corrupción (Exo. 12: 15; Mat. 16: 6, 12; 1 Cor. 5:
6-8).
Amasadas con aceite.
Literalmente, "mezcladas con aceite".
El aceite era uno de los ingredientes de las tortas, en contraste con los
hojaldres que eran untados con aceite.
4.
A
la puerta.
Quizá se hace referencia aquí a la "fuente de bronce" que
estaba entre la entrada del tabernáculo y el altar del holocausto, y donde se
realizaban las diversas abluciones exigidas por la ley ceremonial (cap. 30:
18-21).
Los lavarás.
Los lavamientos rituales eran una parte
importante del ceremonial de la mayoría de las religiones antiguas. Esto era
natural; la limpieza física es un símbolo adecuado de la limpieza moral y
espiritual. A los sacerdotes se les exigía realizar estos lavamientos cada vez
que entraban en el tabernáculo u ofrecían sacrificios en el altar de los
holocaustos (cap. 30: 20), pues debían estar libres de las manchas y de la
contaminación del pecado antes de ministrar en favor de otros (Sal. 51: 7; Isa.
52: 11; Juan 13: 10, 11). Además los sacerdotes debían presentar los sacrificios
traídos por pecados específicos (Lev. 4: 3-12). El lavamiento tenía que ver con
el pecado en un sentido más general, y tenía que ver más con la función oficial
del sacerdote que con su vida privada.
5.
Tomarás las vestiduras.
Ver en Lev. 8: 7-9 la
descripción más completa de la investidura de Aarón como sumo sacerdote.
6.
La diadema santa.
La lámina de
oro con su cinta azul era un tipo de diadema considerada en el Oriente como
emblema de realeza. Señalaba el carácter real del sumo sacerdote, quien, como
símbolo de Cristo, era tanto sacerdote como rey (Lev. 8: 9; Zac. 6: 11-13; Mat.
2: 2; 27: 37).
7.
El aceite de la unción.
Sus ingredientes deben haber sido de óptima calidad (caps. 25: 6; 30:
23-25). En armonía con la ley mosaica, se usaba el aceite para iniciar a los
profetas, los sacerdotes y los reyes en su ministerio. El aceite representa al
Espíritu Santo y el derramamiento del Espíritu sobre los que lo han de recibir.
El vocablo "Cristo" es el equivalente griego del hebreo "Mesías". Ambas palabras
significan "ungido" " (ver Hech. 10: 38), Por lo tanto la unción de Aarón
indicaba su consagración al servicio de Dios. Del mismo modo, también debían ser
ungidas todas las partes del tabernáculo (Exo. 30: 26-29).
8.
Harás que se acerquen sus hijos.
Es decir, hasta la puerta del tabernáculo (vers. 4). La investidura del
sumo sacerdote constaba de nueve partes (Lev. 8: 7-9), mientras que la de los
sacerdotes regulares no exigía sino tres: la colocación de la túnica de lino,
del cinto, y luego de la mitra.
9.
Así
consagrarás.
Literalmente, "llenarás la mano de". En los países
orientales, la investidura solía hacerse poniendo en la mano del funcionario la
insignia de su cargo. Aquí se usan ciertas porciones de las ofrendas para este
propósito (vers. 24).
10.
Becerro.
Literalmente, "el toro" (vers. 1). Por el hecho de poner las manos sobre
la cabeza del animal, Aarón y sus hijos se identificaban con él y, en forma
figurada, le transferían la culpa de sus propios pecados e imperfecciones (Exo.
29: 14; Lev. 4: 1-4). No podía pasarse por alto el hecho de que la ley aceptaba
como sacerdotes a hombres aquejados de enfermedades morales y espirituales (Heb.
7: 28). Siendo pecadores, Aarón y sus hijos no estaban capacitados aún para
presentarse ante Dios en favor de otros. Necesitaban que se ofreciesen
sacrificios en favor de ellos mismos. Eran tres los prescritos: una ofrenda por
el pecado (Exo. 29: 10-15), un holocausto (vers. 15-19), y una ofrenda de paz
(vers. 19: 22). Estos sacrificios, con las ceremonias que los acompañaban,
debían repetirse durante siete días consecutivos (vers. 35, 36). Puesto que el
altar era profanado por el pecado de los que allí oficiaban, también debía ser
limpiado por la sangre de la ofrenda por el pecado (vers. 36, 37).
12.
Y de la sangre del becerro tomarás.
Dado que los cuernos del altar simbolizaban la gloria y el poder de la
salvación (Sal. 18:2), la sangre del becerro, representante de la vida (Lev. 17:
14) de Aarón y de sus hijos, Y presentada en expiación por sus pecados, primero
debía ser puesta en ellos. La parte que no se utilizaba debía ser vertida en la
base del altar. Tal era la práctica común respecto a las ofrendas por el pecado
(Lev. 4: 7), siendo éste el primer ejemplo.
13.
Toda la grosura.
Generalmente se consideraba que la
gordura era la parte mejor de la ofrenda y, por lo tanto, la más aceptable a
Dios (ver com. Lev. 3: 3, 5). Es probable que esto se hubiera debido, al menos
en parte, al hecho de que ardía con una llama viva y ayudaba a consumir el resto
de la ofrenda.
La grosura de sobre el hígado.
El " "sebo" (BJ).
El "redaño" (Val. ant.). Se refiere al omento, o sea la membrana que cubre la
parte superior del hígado y lo une al estómago. Esta membrana suele cubrirse de
grasa.
14.
La carne.
Las partes del
sacrificio que se mencionan aquí eran incineradas de acuerdo con la ley que se
aplicaba a las ofrendas por el pecado (Lev. 4: 11, 12). La maldición del pecado
que descansaba sobre ellas las hacía inaptas para ser usadas como alimento y aun
indignas de ser enterradas dentro del campamento. De manera similar Cristo "
"padeció fuera de la puerta" (Heb. 13: 11-13).
15.
Uno de los carneros.
Traducción correcta de la frase
"el un carnero" (Val. ant.). Se refiere al vers. 1. La imposición de las manos
sobre el carnero indica la naturaleza vicaria del sacrificio. Como holocausto
(vers. 18) el sacrificio del carnero hace resaltar la idea de sacrificio propio.
16.
Con su sangre rociarás.
Más
bien, "la derramarás" (BJ), es decir de una vasija y no con la mano o con un
hisopo. La tradición rabínica dice que la sangre se derramaba en dos esquinas
opuestas, la del noreste y la del suroeste mojando de esta manera los cuatro
lados además de ser esparcida "sobre el altar alrededor".
17.
Cortarás el carnero en pedazos.
Literalmente, "en sus pedazos" , es decir descuartizar o despedazar (BJ)
el animal según las divisiones naturales de su cuerpo. Por "intestinos" se
entiende "entrañas". Luego de ser lavados, eran puestos con los otros "trozos".
18.
Y quemarás todo el carnero.
La
ley general de los holocaustos seguía esta práctica (Lev. 1:9, 13, 17). El
holocausto representaba el espíritu de sacrificio propio, entera consagración y
dependencia constante de la sangre expiatoria de Cristo, que es aceptable ante
Dios. En el caso de la ofrenda por el pecado, la contaminación del pecado hacía
que casi todo el sacrificio fuera inaceptable (ver. 14). La frase "olor grato"
expresa en el lenguaje humano de la época el pensamiento de que Dios se agradaba
de la ofrenda y aceptaba a quienes la presentaban (Gén. 8: 21; Lev. 1: 9, 13,
17).
19.
El otro carnero.
Literalmente, " "el segundo carnero" (vers. 1, 3, 15). Se lo llama
"carnero de consagración" " en el vers. 22 y es probable que hubiera sido una "
"ofrenda de paz" (ver Lev. 3).
20.
Tomarás
de su sangre.
La aplicación de la sangre del carnero a la persona del
sacerdote era especial y significativa: el acto culminante de la consagración.
Esto implicaba la total dedicación de su vida y de sus aptitudes al servicio de
Dios. En forma simbólica, la sangre aplicada en la "oreja derecha" santificaba
ese órgano para que oyera la palabra del Señor; puesta en la "mano derecha",
santificaba las manos del sacerdote para realizar su obra de mediador; puesta en
el "pie derecho" santificaba su caminar por la vida como ejemplo para otros.
Dicho de otra manera, la vida consagrada (la sangre) del sacrificio que el
sacerdote acababa de ofrecer le era devuelta, con el propósito de que su vida
pudiera estar consagrada al servicio del Señor.
21.
Y con la sangre.
Esta "sangre" y la
"unción" parecen ser los únicos ritos exigidos para la consagración de los
sacerdotes regulares (Lev. 8: 30). La mezcla del aceite con la sangre sugiere la
necesidad de la justificación por la sangre expiatorio de Cristo (Rom. 3: 23-26)
y la santificación por medio de la gracia del Espíritu Santo (Rom. 15: 16).
22.
La cola.
Literalmente, "la cola
gorda", es decir, de la oveja oriental de cola amplia (ver com. Lev. 3: 9). La
"grosura" sobre el hígado se refiere a la membrana mencionada en el vers. 13.
23.
Una torta de pan.
En cuanto a
la "torta" , el "pan de aceite" , el "hojaldre" y el " "canastillo" , ver los
vers. 2 y 3. Al poner estas ofrendas en las manos de Aarón y de sus hijos,
Moisés debía tomar las manos de ellos en las suyas propias y "mecerlas" delante
de Dios. Es probable que el movimiento hacia adelante indicaba que la ofrenda
pertenecía a Dios y que el movimiento hacia atrás indicaba que la ofrenda había
sido aceptada por Dios, y devuelta, por así decirlo, con su bendición. Este era
el acto de la consagración mediante el cual se realizaba la toma de posesión del
cargo. De este modo Moisés transfirió a su hermano y a los hijos de su hermano
las funciones sacerdotales que hasta ese entonces él había desempeñado. Al mecer
físicamente sus manos, los ayudó a realizar su primer acto sacerdotal.
25.
Después lo tomarás de sus manos.
Sin embargo, Moisés debía completar el ritual sacerdotal relacionado con
la ceremonia de consagración. Se quemaban porciones escogidas de la ofrenda de
paz sobre el altar del holocausto (Exo. 29: 22; Lev. 3: 3-5). En este caso
Moisés meció el pecho de la ofrenda mecida. Más tarde Aarón y sus descendientes
deberían seguir el mismo procedimiento al presentar tales ofrendas (Lev. 7:
31-35).
27.
Y apartarás el pecho.
Los vers. 27 y 28 se aplican a todas las futuras ofrendas de
consagración. Desde esa ocasión en adelante el "pecho" y la "espaldilla" debían
pertenecer a los sacerdotes. La palabra hebrea traducida "espaldilla" (VVR)
significa la parte superior de la pierna o el muslo ("pierna", BJ). La
"espaldilla" debía elevarse hacia el cielo en un solo movimiento, y el pecho
debía mecerse con movimientos horizontales (Lev. 7: 30-36; Núm. 18: 11).
29.
Y las vestiduras santas.
Los
vers. 29 y 30 también se aplican a los futuros servicios de consagración. Las
vestimentas preparadas para Aarón debían conservarse después de su muerte, y
serían usadas en lo sucesivo para la consagración de cada sumo sacerdote, para
que ellos también fuesen "ungidos en ellas" Y "en ellas consagrados". Desde el
momento en que iniciaba su tarea sacerdotal, cada sumo sacerdote debía llevar
estas vestimentas durante siete días (Exo. 29: 35; Núm. 20: 24-28).
31.
El carnero.
La parte del
carnero que no había sido quemada (vers. 22-25) debía comerse "en lugar santo" ,
es decir "a la puerta del tabernáculo de reunión" (Lev. 8: 31). En relación con
cada ofrenda de paz, se realizaba una comida ceremonial, de la cual participaban
los sacerdotes que habían presentado la ofrenda (Exo. 29: 27, 28; Lev. 7:
11-18).
32.
El pan.
Es decir, los
panes, las tortas y los hojaldres que quedaban en la canastilla luego de haberse
ofrecido al Señor uno de cada uno (vers. 2, 3, 23).
33.
Y comerán.
Debían comer parte de aquello que había
servido para su expiación y consagración. Todo sacrificio poseía, en mayor o
menor grado, cualidades expiatorias. La ofrenda por el pecado era totalmente
expiatorio (Lev. 4: 2-5); el holocausto y la ofrenda de paz sólo lo eran en
parte (Lev. 1: 3; 3:1).
El extraño.
No se refiere a un
extranjero, sino al que no es sacerdote (cf. Exo. 12: 19; 20: 10).
35.
Siete días.
El ritual de la
consagración de Aarón y de sus hijos debía realizarse diariamente durante siete
días consecutivos. Esta séptuple consagración simbolizaba la perfección ideal
(ver Jos. 6: 3, 4; 1 Rey. 18: 43, 44; 2 Rey. 5: 14). Puesto que los sacerdotes
representan a los ministros de Dios de nuestros días, la consagración de
aquéllos enseña la excelsa santidad de la función sagrada y la necesidad de
preservarla separada del mundo.
36.
Purifícarás el altar.
La "ofrenda por el pecado" que se
ofrecía por el altar era el mismo becerro como el que se usaba en favor de Aarón
y de sus hijos (Exo. 29: 1, 10-14; Lev. 8:15). Moisés ungió el altar rociándolo
siete veces con el aceite de la unción (Lev. 8:11).
37.
Siete días.
Toda la ceremonia de consagración debía
repetirse siete veces, tanto para los sacerdotes como para el altar.
Santísimo.
Literalmente, "santo de santos", para indicar la gran
santidad del altar (Exo. 40:10). Por lo tanto "cualquiera cosa" que lo "tocare",
"será", o debía ser, "santificada".
38.
Dos
corderos.
Los vers. 38-42 se refieren al sacrificio diario, que debía
lógicamente seguirá la consagración del altar.
39.
A la caída de la tarde.
Literalmente, "entre las dos
tardes" " (ver com. cap. 12: 6). Con referencia al propósito de estos
sacrificios vespertinos y matutinos, ver com. Lev. 1: 3. Estos sacrificios
"continuos" (cap. 29: 42) se hacían en ocasión del culto matutino y del culto
vespertino en el campamento (Sal. 16: 8; 55: 17; 1 Tes. 5: 17; PP367).
40.
Una décima parte de un efa.
Es
decir un omer (Exo. 16:36; Núm. 15: 4, LXX). Esto equivaldría aproximadamente a
unos dos litros o sea 1,7 kg. Se usaban varios cereales para estas oblaciones
(ver com. Lev. 2: 1). La "cuarta parte de un hin de aceite" corresponde a casi
un litro (0,9 l).
42.
Tabernáculo de
reunión.
Literalmente la " "tienda de reunión" (BJ).Ver com. cap. 27:21.
43.
Allí me reuniré.
Conociendo las
pruebas que afrontarían en su peregrinaje por el desierto, Dios les dio la
seguridad de que su presencia los acompañaría. En ocasión de su dedicación, el
tabernáculo se llenó con la "gloria" " de Dios (cap. 40: 34). La presencia de la
Shekinah constituía la verdadera consagración del tabernáculo, porque todo lo
otro no era sino símbolos y figuras (ver com. Gén. 3: 24). De esta manera Dios
no sólo puso allí " "su nombre" (Deut. 12: 21), sino también su presencia
visible.
44.
Y santificaré.
Esto se
cumplió milagrosamente cuando Aarón colocó el primer sacrificio sobre el altar
de bronce (Lev. 9: 24).
45.
Y habitaré
entre los hijos de Israel.
Ver com. cap. 25: 8. Esto se refiere en
primer término a la Shekinah dentro del lugar santísimo, pero en un sentido más
amplio respondía al cuidado divino, a la protección y a la salvación que en su
misericordia Dios le ofrecía a su pueblo escogido año tras año.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-4, 35 PP
373
38-42 PP 365
43, 45 PP 324
45, 46 PR 422
CBA Éxodo
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ÉXODO
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