Comentario Bíblico Adventista Éxodo 25
Comentario Bíblico Adventista
Éxodo Capítulo 25
2.
Que tomen para mí ofrenda.
La voluntad divina le había sido revelada a Israel en el Decálogo; Moisés había recibido las leyes y los "juicios" del "libro del pacto", y el pacto entre Dios y su pueblo había sido ratificado. Pero no se había instituido aún ninguna forma permanente de culto. Hasta ese momento, sólo se había introducido el "altar" y se habían dado ciertas directivas concernientes a él (cap. 20: 24-26), pero no se había formulado un sistema completo mediante el cual la adoración del único Dios verdadero pudiese llegar a ser un medio efectivo de acercar al pueblo a él en comunión y obediencia, y para salvaguardarlo del culto de los muchos dioses de los paganos. El pueblo debía tener el privilegio de participar en la construcción del lugar que sería la morada de Dios entre ellos.
La diere de su voluntad.
Literalmente, "cuyo corazón lo impele". Dios deseaba recibir sólo aquellas dádivas que procedieran del corazón, no meramente las que provinieran de la mano o del bolsillo. Sólo aceptaría las que fuesen dadas libre y voluntariamente (2 Cor. 9: 6, 7). Solamente aquel que da de corazón tendrá el nombre inscrito en el registro de Dios, porque es el único que da con el espíritu de la iglesia de Macedonia (2 Cor. 8: 1-5). Por lo que leemos en Exo. 35:21-29 y 36: 3-7, es evidente que el pueblo respondió de esta manera. Tan generosa y abundante fue su respuesta, que "se le impidió al pueblo ofrecer más". De esta manera, se levantó el tabernáculo como resultado de las ofrendas voluntarias. Se vio un espíritu similar en tiempos de David, cuando fue construido el templo (1 Crón. 29: 1-9), y nuevamente cuando reconstruyeron el templo los exiliados que volvían del cautiverio babilónico con Zorobabel (Esd. 2: 68, 69; Hag. 1: 12-14).
3.
Oro.
En el tabernáculo y en sus muebles
habían de usarse tres metales. El "cobre" era una aleación de cobre y estaño;
hoy lo llamaríamos bronce. Cuando los hebreos salieron de Egipto habían "
"pedido" tesoros de los egipcios (ver com. caps. 3: 22; 12: 35, 36). El pueblo
le dio al Señor lo mejor de lo que tenía. Dios no aceptará un sacrificio "ciego"
, "enfermo" , o "cojo" (Mal. 1: 8). Esto no quiere decir que Dios espere que
demos más allá de nuestras posibilidades sino que demos tanto como podamos (2
Cor. 8: 12)
La " "blanca" de la viuda (Mar 12: 41-44) le resulta tan
agradable a Dios como el "vaso de alabastro de perfume de gran precio" (Mat. 26:
6-13), o el "precio" " de una propiedad depositada a los pies de los apóstoles
(Hech. 5: 1, 2). El darle a Dios lo mejor que tenemos no sólo se aplica a las
posesiones sino también a las capacidades, al tiempo y a las fuerzas de cada
uno. Lo mejor de nuestras facultades debe pertenecerle: los afectos más tiernos,
los pensamientos más profundos y las más elevadas aspiraciones. En el servicio
de Cristo se necesita una diversidad de dones, y no hay nadie que sea demasiado
pobre, ni demasiado falto de capacidades como para que no pueda hacer su parte.
No debemos dejar de aprender la lección enseñada por el fracaso del hombre que
había recibido un solo talento (Mat. 25: 14, 15, 24-30). Los israelitas se
hicieron tesoros en los cielos dedicándolos a la obra y al servicio de Dios
(Mat. 6: 19-21). No se dejaron engañar por el afán de ganancias mundanales,
porque no se proponían ganar bienes a cambio de la vida venidera (ver Mat. 16:
25, 26).
5.
Pieles de tejones.
La
palabra hebrea traducida aquí como "tejón" parece proceder de un término hebreo
usado para referirse a una clase de pieles de animales que no se especifican;
además, se sostiene que la misma palabra está emparentado con un término arábigo
usado para referirse a la foca, en especial al dugongo o vaca marina (ver PP
358). Este animal herbívoro y acuático, que llega a tener de tres a cuatro
metros de largo, tiene la cabeza redonda, amamanta a sus pequeños y tiene la
cola dividida. Se lo encuentra comúnmente entre las rocas de coral del mar Rojo.
Las pieles de "tejones" formaban la cubierta exterior del tabernáculo (PP 358).
Por ser pieles de animales marinos, resistían mejor el clima del desierto que
las pieles de animales terrestres,
Madera de acacia.
Se trata de
una madera dura, de veta fina, muy durable, y por lo tanto muy adecuada para
ebanistería.
8.
Y harán un santuario para
mí.
Aunque los hebreos sabían, tan bien como nosotros lo sabemos, que el
gran Dios no podría "habitar" en un edificio de hechura humana (1 Rey. 8: 27; 2
Crón. 2: 6; Isa. 66: 1; Jer. 23: 23, 24), no les parecía correcto que hubiese
culto sin templo. Lo que es más, el santuario proporcionaba un centro visible
para el culto del único Dios verdadero, y constituía, por lo tanto, un baluarte
contra la adoración de los numerosos dioses de los paganos. Acercaba a Dios a su
pueblo y hacía que su presencia entre ellos fuese algo real. También esto
constituía una protección contra la idolatría (Exo. 29: 43, 45; Núm. 35: 34).
Puesto que en ese tiempo los israelitas eran nómadas, el santuario debía poder
armarse y desarmarse fácilmente para ser transportado de lugar en lugar, Es
significativo el hecho de que la palabra hebrea traducida "santuario" nunca se
aplica a un templo pagano.
Y habitaré.
En un sentido espiritual,
Dios siempre ha buscado morar con los hombres y no puede hallar "reposo" hasta
que haya obtenido esa morada (Sal. 132: 13-16), primero en el corazón de cada
persona de su pueblo (1 Cor. 3: 16, 17; 6: 19) y luego en medio de cualquier
grupo que se reúna para adorarle (Mat. 18: 20). El sistema cuyo centro era el
tabernáculo terrenal señalaba por adelantado a Cristo, quien más tarde "habitó"
, o según una traducción literal, "hizo su tabernáculo" , entre los hombres
(Juan 1: 14).
La palabra hebrea shakan , "habitar", significa residir
permanentemente en una localidad. Este vocablo está muy relacionado con la
palabra Shekinah , que es el nombre aplicado a la manifestación de la gloria
divina asentada sobre el propiciatorio (PP 360). La Shekinah era el símbolo de
la presencia divina, por medio de la cual Dios había prometido habitar "en medio
de ellos" " (Exo. 25: 22).
9.
Conforme a
todo lo que yo te muestre.
Esto indica que aunque la artesanía era
humana, el plan era divino. Dios siempre ha contado con la cooperación de
instrumentos humanos para la construcción de su casa. En esta obra, cada
individuo pudo tener la satisfacción de participar.
En el monte, Moisés
vio "una representación en miniatura" del santuario celestial (PP 356; Hech. 7:
44; Heb. 8: 5), del " "verdadero tabernáculo" (Heb. 8: 2). Se dice que el
santuario terrenal era "figura" de las cosas celestiales" (Heb. 9: 23, 24),
porque fue hecho "conforme al modelo" " que le fue mostrado a Moisés (Heb. 8:
5). Era una "copia" del gran "original" del cielo (CS 466). En visión, Juan
entró en el santuario celestial (Apoc. 15: 5), donde vio el arca (Apoc. 11: 19),
el altar del incienso (Apoc. 8: 3-5), y posiblemente el candelero (Apoc. 1: 12;
11: 4). Por lo tanto, tenemos "pruebas indiscutibles de la existencia de un
santuario en los cielos" donde el Rey del universo tiene su trono (CS 467) y
donde Cristo ministra como nuestro gran Sumo Sacerdote (Heb. 8: 1, 2).
Sin embargo es inútil especular en cuanto a las dimensiones, la
apariencia exacta o la disposición precisa del santuario celestial, porque
"ningún edificio terrenal podría representar la grandeza ni la gloria de ese
templo" (PP 370, 371). El hombre fue hecho "a la imagen de Dios" " (Gén. 1: 27),
pero sólo Cristo es " "la imagen misma de su sustancia" (Heb. 1: 3). Lo finito
apenas si puede asemejarse a lo infinito. A Moisés no se le mostró el santuario
celestial mismo, sino una representación de él. El santuario terrenal fue
trazado según el modelo celestial, puesto que constituía una vívida
representación de los diversos aspectos del ministerio de Cristo en favor del
hombre caído (PP 370, 371). Debiéramos centrar nuestra atención en lo que allí
está haciendo por nosotros, como lo hace Pablo en Hebreos (Heb. 3: 1; 10: 12,
19-22; etc.).
Al igual que el santuario terrenal, el santuario celestial
fue establecido para hacer frente al problema del pecado. Cristo comenzó su obra
mediadora luego de su resurrección y antes de que ascendiera 40 días más tarde
(DTG 758). Estaba preparado para asumir su ministerio sacerdotal por haber
obtenido la redención para nosotros mediante su sangre (Heb. 9: 12).
Salomón sabía que aunque su templo era más grande y más hermoso que el
tabernáculo del desierto, no podría contener a Dios (1 Rey, 8: 27). Y sin
embargo Dios lo reconoció como su casa (Isa. 56: 7), como también lo hizo más
tarde con el templo de Herodes (Mat. 21: 13). Dios, que habita "en la altura y
en la santidad", también está dispuesto a morar "con el quebrantado y humilde de
espíritu" (Isa. 57: 15).
10.
Un arca.
Es posible que la palabra hebrea así traducida provenga de una raíz que
significa "juntar", "reunir". Si así fuera, el "arca" sería una caja o un cofre
en el cual se ponían las cosas que se deseaban guardar. La palabra asiria aránu
, relacionada con el vocablo hebreo en cuestión, significa "caja" y se deriva de
la raíz aramu , "cubrir".
Codo.
Como los egipcios, los hebreos
usaban el codo largo y el codo corto. Aunque la medida exacta del codo hebreo es
asunto de conjetura, se sabe que el codo común egipcio medía 44,958 cm, y el
codo real 52,324 cm. Los hebreos probablemente conocían estas dos medidas,
puesto que habían edificado ciudades egipcias. Desde la época de Ezequías, los
hebreos tenían un codo de unos 44,45 cm (véase la pág. 174), que es el largo
aproximado del codo egipcio. Por eso se puede suponer que fue la medida usada en
la construcción del tabernáculo. Según esto, el arca habría tenido 1, 11 m de
largo y 0,67 m de ancho y de alto.
12.
Sus
cuatro esquinas.
Literalmente, "sus cuatro patas". Los anillos no
estaban en las "esquinas" superiores, sino en las cuatro " "patas" , o "bases"
(vers. 26). Las " "varas" , una vez pasadas por estos anillos (vers. 13), debían
descansar sobre los hombros de los hombres que llevarían el arca durante el
tiempo del peregrinaje de Israel. Estas "varas" debían permanecer en su lugar
(vers. 15) a fin de evitar el tener que tocar cualquier parte del arca en el
momento de su traslado. Puesto que estas varas no eran parte del arca en sí, no
se cometería ningún sacrilegio al tocarlas o manipularlas (2 Sam. 6: 6, 7).
16.
El testimonio.
Es decir, las
dos tablas de piedra que contenían los Diez Mandamientos (caps . 30: 6; 31: 18;
32: 15, 16). La principal finalidad del arca era la de servir como repositorio
de la santa ley de Dios. Puesto que las tablas de piedra contenían la
transcripción del carácter y de la voluntad de Dios, habiendo sido escritas por
la misma mano de Dios, se las honraba como el objeto más sagrado del santuario.
Por esta razón, este último era llamado el " "tabernáculo del testimonio" (Exo.
38: 21; Núm. 9: 15; etc.). También se conocía la ley con el nombre de "pacto" "
(Deut. 4: 12, 13; 9: 9-15); de ahí que el arca fuese comúnmente llamada "arca
del pacto" (Deut, 31: 26; Heb. 9: 4; etc.).
17.
Propiciatorio.
El vocablo así traducido se
deriva de una raíz que significa "cubrir", es decir, "perdonar" el pecado.
Representaba la misericordia divina. En forma significativa, el propiciatorio
estaba hecho de oro puro, lo que implicaba que la misericordia es el más
precioso de los atributos divinos. Estaba ubicado por encima de la ley, así como
la misericordia sobrepuja a la injusticia (Sal. 85: 10; 89: 14). Eran necesarios
tanto el arca como su justicia como el propiciatorio con su misericordia para
revelar plenamente la manera como Dios procede con los hombres. La misericordia
sin la justicia es sentimentalismo débil, que subvierte todo orden moral. Por
otra parte, la injusticia sin la misericordia es severidad moral, impecable en
la teoría, pero repugnante a Dios y a los hombres.
El arca y el
propiciatorio eran el corazón mismo del santuario. Por encima del propiciatorio
reposaba la Shekinah, el símbolo de la presencia divina. Las tablas de la ley
dentro del arca testificaban que el reino de Dios está fundado sobre las normas
inmutables de la justicia (Sal. 97: 2), la cual debe ser respetada aun por la
gracia divina. La gracia no puede concederse de manera que invalide la ley (Rom.
3: 31). Cuando se perdona el pecado, deben también satisfacerse las exigencias
de la ley en contra del pecador. El propósito mismo del Evangelio es conseguir
para el pecador el perdón de sus pecados por la fe en un medio que no "invalida"
la ley, sino que la "establece". Si bien las tablas dentro del arca testificaban
en contra del pueblo, el propiciatorio mostraba un camino por el cual podían
satisfacerse las exigencias de la ley y el pecador podría ser salvo de la
muerte, el castigo decretado por la ley. Basándose solamente en la ley, Dios y
el hombre no pueden volver a unirse, puesto que el pecado nos separa de él (Isa.
59: 1, 2). Debe intervenir el propiciatorio rociado de sangre pues sólo podemos
acercarnos a Dios gracias a la mediación de Cristo en nuestro favor (Heb. 7:
25).
18.
Querubines.
No se conoce a
ciencia cierta la etimología de esta palabra. Los querubines estaban unidos al
propiciatorio, uno en cada extremo (ver com. Gén. 3: 24). Un ala de cada
querubín estaba extendida hacia lo alto, y la otra estaba doblada sobre su
cuerpo (Eze. 1: 11), en señal de reverencia y humildad. La posición de los
querubines, con el rostro vuelto hacia el centro y hacia abajo, representaba la
reverencia que las huestes celestiales demuestran por la ley de Dios y su
interés en el plan de redención.
23.
Una
mesa de madera de acacia.
Dejando el lugar santísimo, Moisés se dedica
ahora a la descripción de los muebles del lugar santo. El primer mueble
mencionado es la mesa del " "pan de la proposición" , o "pan de la Presencia"
(BJ). Marcos habla de los "panes de la proposición" (Mar. 2: 26), literalmente,
"el pan de la presentación", es decir, el pan presentado a Dios, Pablo usa la
misma palabra griega en Heb. 9: 2. Esta mesa medía aproximadamente 0,889 m de
largo por 0,445m de ancho y 0,667 de alto(ver com. Exo 25: 10). Al entrar en el
tabernáculo, esta mesa estaba a la derecha, sea al o norte del lugar santo (cap.
40: 22).
24.
Una cornisa de oro alrededor.
Se trataba de un borde o moldura alrededor de la mesa para que no se
cayera lo que estaba en ella. Josefo menciona que los " "cuatro anillos" "
(vers. 26) estaban insertados en las cuatro patas de la mesa y que por ellos
pasaban las "varas" " para llevarla ( Antigüedades iii. 6. 6).
29.
Platos.
Probablemente los
platos sobre los cuales se colocaban los panes. Las "cucharas" eran las tazas o
potes dentro de los cuales se quemaba el incienso, según puede verse en el bajo
relieve de la mesa en el arco de Tito, erigido en Roma para conmemorar la toma
de Jerusalén en el año 70 DC. Las "cubiertas" , literalmente "jarras" o
"jarrones" , y los " "tazones" se usaban para las libaciones que acompañaban a
las ofrendas (Lev. 23: 13, 18, 37; etc.)
Con que se libará.
Literalmente, "verterá".
30.
Y
pondrás sobre la mesa.
El "pan de la proposición", consistía en 12
panes, renovados cada sábado. Los panes que se sacaban eran considerados
sagrados, y los comían los sacerdotes en el "lugar santo" (Lev. 24: 5-9). Estos
12 panes constituían una perpetua ofrenda de parte de las 12 tribus, en señal de
gratitud a Dios por las bendiciones recibidas diariamente de su mano. En un
sentido más elevado, este pan señalaba a Cristo como pan espiritual.
31.
Un candelero.
Según la
representación del candelero en el arco de Tito, y de acuerdo con lo que dice
Josefo ( Antigüedades iii. 6. 7), el "candelero" tenía una columna central de la
cual se desprendían hacia arriba tres pares (vers. 35) de ramales que alcanzaban
hasta un mismo nivel. No se dan las dimensiones del candelero, pero estaba hecho
de oro macizo. Sus ramales estaban decorados con "copas" en forma de almendras
(vers. 33), con "manzanas" o capiteles que, al parecer de algunos eruditos,
podrían ser como granadas, y con "flores". Una por una, las lámparas del
candelero eran atendidas cada noche al ponerse el sol, y nuevamente a la mañana
(Exo, 27: 20, 21; 30: 7, 8; Lev. 24: 3, 4). Nunca quedaban todas apagadas a la
vez (PP 359). Al entrar el sacerdote en el lugar santo, el candelero estaba a su
izquierda, es decir hacia el sur (Exo. 40: 24).
38.
Sus despabiladeras.
Eran pinzas o instrumentos para
despabilar o limpiar las mechas de las lámparas: Los "platillos" eran
receptáculos en donde poner las partes de las mechas recortadas y sacadas por
las "despabiladeras".
39.
Un talento de oro
fino.
Un valor equivalente a un peso de 34,19 kg (75,38 libras). Esta
cantidad de oro formarla un cubo de 12,06 cm (4 3/4 pulgadas) de lado, ó 1,754
cm3 (107 pulgadas cúbicas). En cierto sentido, el "candelero" representaba al
pueblo de Dios como la luz moral y espiritual del mundo, en forma individual
(Mat. 5: 14-16; Fil. 2: 15) y como iglesia (Apoc. 1: 12, 20). Representaba
también el poder del Espíritu Santo para alumbrar la iglesia (Zac. 4: 2-6; Apoc.
4: 5). Sin embargo, en el más alto sentido posible, señala a nuestro Señor y
Salvador Jesucristo (Juan 9: 5), quien es la luz del mundo (Juan 1: 4; 8: 12;
12: 46), e imparte al alma "toda buena dádiva y todo don perfecto" que desciende
del " "Padre de las luces" (Sant. 1: 17).
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE
2 CMC 215; 1JT 467; PP 357; PR 44
8
CS 464,465,469; DTG 15; Ed 33; 1JT 467; PP 323, 356; PR 44
9 CS 465; SR
153
10, 11 CS 464; SR 153, 183
10- 15 PP 360
16 PP 361;
SR 153, 183
16-21 PP 360
17, 18, 20 SR 153
21 CS 464
22 FE 252; PP 360
23-25 PP 359
25 SR 153
30 CS
464; PP 367
31 CS 464
31-37 PP 359
37 CS 464
40
CM 49; CS 465; Ed 33, 252; HAp 451; PP 356, 370; SR 153; 5T 549
CBA Éxodo
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ÉXODO
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 |
21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
31 | 32 | 33 | 34 | 35 | 36 | 37 | 38 | 39 | 40 |
COMMENTARIOS