--> Éxodo 19 | Comentario Bíblico Adventista | La Santa Biblia


Éxodo 19 | Comentario Bíblico Adventista

COMPARTIR:

Comentario Bíblico Adventista Éxodo 19

Comentario Bíblico Adventista Éxodo 19

Comentario Bíblico Adventista

Éxodo Capítulo 19

Éxodo 19 RVR60


1.

En el mes tercero.

Es decir Siván, comparable con la parte final de nuestro mayo o principios de junio. Los versícu- los 1 y 2 tratan de la última parte del viaje de los israelitas al monte Sinaí. En el Sinaí ocurrió uno de los acontecimientos más grandes de la historia judía: la incorporación de Israel -como iglesia y como nación- bajo la teocracia (PP 310). Esa forma de gobierno continuó hasta que los judíos se apartaron de ella con las palabras "No tenemos más rey que César" (Juan 19: 15; DTG 687). El proceso de organización en el Sinaí incluyó la proclamación de los Diez Mandamientos, la ratificación del pacto, la construcción del tabernáculo, la promulgación de las leyes ceremonial y civil y la enunciación de varios procedimientos civiles y militares. Se efectuó una relación única entre el Señor y los descendientes de Abrahán, en la que nunca entraría ninguna otra nación. Tenía el propósito de preparar el camino para la venida de Cristo como Salvador del hombre.

En el mismo día.

Literalmente, "en este preciso día", quizá el primer día de Siván, tal vez el decimoquinto. La tradición judía colocó este acontecimiento en el primer día del tercer mes del año judío. Si esto es así, el viaje de Ramesés al Sinaí probablemente duró 45 días.

Al desierto de Sinaí.

Generalmente se considera que es la llanura de er-Raha , una planicie casi llana, tachonada de arbustos o desierta, de algo más de 3 km de largo y unos 800 m de ancho (ver com. cap. 3: l). Rodeado como estaba por montañas que formaban un anfiteatro natural, era un lugar adecuado para que los hebreos se reunieran a fin de recibir la ley que Dios pronto iba a proclamar. En su extremidad sudeste se levantaba un farallón de granito casi perpendicular que proporcionaba un púlpito alto, o altar, desde el cual podía oírse la voz del Señor. Al pie de ese farallón había una serie de monticulos bajos que pueden haber ayudado a determinar los "límites" (vers. 12) designados para impedir que el pueblo tocara la montaña.

Fue en un ambiente tal, majestuoso e inspirador, donde fue dada la ley a Israel. Se ha observado con justicia que no se puede encontrar otro lugar en el mundo que combine de una forma más notable las condiciones de una altura imponente y de una llanura, en cada una de cuyas partes las escenas y sonidos 605 que se describen en el Exodo podían alcanzar a una multitud congregada. El aislamiento de su ubicación permitía que el pueblo estuviera a solas con Dios, lejos de todo lo que desviara su pensamiento y atención de las cosas divinas. Durante más de 11 meses Israel había de permanecer en el Sinaí. Allí, además de recibir la ley y ratificar el pacto, tendría tiempo para la construcción del santuario y para el perfeccionamiento de su organización. Le daría una oportunidad para una reflexión tranquila acerca de su responsabilidad para con el Señor.

El pueblo de Dios necesita tales períodos de descanso, como Cristo lo aconsejó a los discípulos (Mar. 6: 31). Tenemos el ejemplo de Pablo que "fue" a Arabia, quizá a ese mismo lugar (Gál. 1: 17). Todos necesitamos nuestro Sinaí donde, en quietud y soledad, Dios pueda hacer para nosotros lo que hizo para Israel, revelando su voluntad, instruyéndonos en ella e impresionándonos de nuevo con su majestad. El Sinaí era un lugar de una solemnidad como para que la mente del pueblo irresistiblemente se elevara poniéndose en comunión con el Infinito. La misma severidad y grandeza de los alrededores correspondían con la santidad de la ley. Como un desierto infructífero y estéril, también el Sinaí es un claro recordativo de que por nosotros mismos no podemos dar frutos espirituales para la gloria de Dios y que no podemos efectuar nuestra propia salvación. ¿No dijo Cristo mismo: "Separados de mí nada podéis hacer"?" (Juan 15: 5).


2.

Acampó allí Israel delante del monte.

Saliendo de Refidim, los hebreos fueron en dirección sudeste hacia el monte Sinaí. Es probable que la mayor parte del pueblo asentara sus tiendas en la planicie ya mencionada, pero algunos pueden haber acampado en valles adyacentes al noreste y oeste, desde los cuales podia verse el monte Sinaí mismo,


3.

Moisés subió.

Los vers. 3-9 presentan el primer pacto entre Dios e Israel. Moisés estaba familiarizado con esta región, porque fue aquí donde Dios se le reveló en la zarza ardiente. En el mismo lugar había de revelarse Dios otra vez a su siervo, que ya no era un fugitivo solitario sino el que habla sido exaltado para ser el jefe del propio pueblo de Dios. Todo un cúmulo de recuerdos deben haber cruzado por la mente de Moisés mientras ascendía al monte. Su fe debe haber sido muy fortalecida para la difícil tárea de liderazgo que tenía por delante, pues estaba por cumplirse la promesa del Señor de que Moisés y sus compatriotas israelitas adorarían a Dios en ese lugar (Exo. 3: 12). Podemos estar seguros de que Moisés ascendió al monte con paso confiado aunque reverente.

La casa de Jacob.

Esta referencia a su antepasado era un recordativo de la promesa que se le había hecho (Gén. 28: 13, 14; 35: 11). La mención de su nombre recordaba las bendiciones generosamente concedidas a él, y éstas eran una garantía de las bendiciones que el Señor ahora les ofrecía. Era inevitable que Dios tomara la iniciativa proponiendo un pacto, pues el hombre no está en la posición de imponer términos al cielo. Sin embargo el pacto no sólo es una expresión de la soberanía de Dios sino también de su gracia y misericordia. El es quien primero busca al hombre; no el hombre a Dios (1Juan 4: 10, 19).


4.

Los egipcios.

Es digno de notar que Dios llamara la atención a las anteriores pruebas de su amor antes de revelar su ley. Así podía ganar la confianza de ellos; así podía robustecer su fe en él y animarlos para cumplir su voluntad. El les daba confianza en las bendiciones del futuro mediante las bendiciones disfrutadas en el pasado. Lo que Dios había hecho por Israel al libertarlo de Egipto, al guiarlo a salvo a través del mar Rojo y al darle el maná, era una garantía de lo que haría todavía para él si permanecía siéndole fiel. Sin esta seguridad, los terrores del Sinaí dificilmente habrían sido soportados.

Alas de águilas.

Así como el águila madre toma al aguilucho de su nido, le enseña a volar y protege a sus crías con su propia vida, así el Señor tomó a su pueblo del cautiverio de Egipto para poder conducirlo hasta la tierra de Canaán. Sostendria a Israel con sus "alas" y lo protegería de peligros. Así como el débil y desvalido aguilucho al par que teme el peligro tiene confianza en el vigor y protección de su madre, así tarnbién Israel, débil, desvalido y temeroso de lo que pudiera sobrevenirle, podía tener fe en el poder divino (Deut. 32: 11, 12).


5.

Si diereis oído.

Antes de ordenar a los hebreos que guardaran su pacto, como era su derecho soberano, bondadosamente Dios invitó a su pueblo a hacer lo que seria para su propio beneficio. El único sendero por el cual podemos transitar con Dios es el de la obediencia. 606 Bajo ninguna otra condición, fuera de la obediencia, podía consentir Dios en ser el Dios de ellos, o tenerlos como su pueblo escogido. La gracia del Evangelio de Jesucristo que trae salvación a todos los hombres (Tito 2: 11) no los libra de la obligación de obedecer la ley divina (Rom. 3: 31). La fe en el Cristo redentor, que está inseparablemente unida con el poder del Cristo que mora en el corazón, nos capacita para guardar los Diez Mandamientos (Rom. 8: 1-4). Jesús y los apóstoles con todo énfasis afirmaron el principio de obediencia a la ley divina (Mat, 5: 17, 18; 19: 16, 17; 1 Cor. 7: 19; Sant. 1: 25; 2: 10-12; 1 Juan 2: 3, 4).

Mi pacto.

El pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí generalmente es llamado "viejo" pacto (Heb. 8: 13). Debido al fracaso del pueblo en apreciar plenamente el propósito de Dios, y por no haber entrado en el verdadero espíritu del pacto, el viejo pacto resaltó en contraste con el nuevo, o Evangelio, de la siguiente manera: (1) Era más elemental (Gál. 4: 1-5). (2) Estaba más estrechamente relacionado con ritos externos y ceremonias (Heb. 9: 1). (3) Sus motivos consistían principalmente en castigos y recompensas, pues siendo "niños", éstos eran los únicos incentivos que los israelitas estaban preparados para comprender (Gál. 4: 3; PP 387). (4) Sus bendiciones eran mayormente temporales. (5) Dependía de las realizaciones humanas y de buenas obras más bien que de la gracia divina y de un Salvador del pecado (ver com. Exo. 19: 8). La bendición notable del nuevo pacto es que por la fe en Cristo se imparte poder al creyente para cumplir "la justicia de la ley" (Rom. 8: 1-4; cf. Hech. 13: 37-39).

Dios permitió que Israel tratara de guardar la ley para que pudiera darse cuenta de su incapacidad para hacer lo que, erróneamente, se sintió capaz de realizar. Así iban a ser apartados de la confianza propia para confiar en Dios; de la confianza en sus esfuerzos propios, a la fe en la realización divina. Así la ley llegaría a convertirse en el medio de conducirlos a Cristo como su único Salvador del pecado (Gál. 3: 23-26). De esa manera se preparó el camino para la relación del nuevo pacto, el Evangelio de la gracia divina, la ley guardada en Cristo y mediante él (Jer. 31: 31-34; Rom. 3: 21-31; 8: 1-4; Heb. 8: 7-11). Como Pablo declara, esta relación del nuevo pacto no invalida la ley "por la fe" (Rom. 3: 31). La ley permanece como la norma del deber, la norma de una práctica santa. El nuevo pacto establece la ley como el código eterno de justicia, sin el cual no puede haber ninguna conducta santa.

Mi especial tesoro.

Más bien " "mi propiedad personal" " (BJ), (Ver también Sal. 135: 4; Isa. 43: 1-4.) A la vista de Dios ninguna otra nación era igual a Israel. Cada hijo de Dios, cada cristiano consagrado, es una joya en la corona de nuestro Señor, y así es considerado por él (Mal. 3: 17; ver com. 1 Ped. 2: 9).


6.

Reino de sacerdotes.

De acuerdo con el plan y propósito divinos, los israelitas habían de ser una raza tanto real como sacerdotal. En un mundo malo serían reyes, morales y espirituales, en el sentido de que habrían de prevalecer sobre el reino del pecado (Apoc. 20: 6). Como sacerdotes, hablan de acercarse al Señor en oración, en alabanza y en sacrificio. Como intermediarios entre Dios y los paganos, debían servir como instructores, predicadores y profetas, y habían de ser ejemplos de un santo vivir; exponentes celestiales de la verdadera religión. En su reino venidero Dios tiene un lugar regio para sus hijos de la familia real (Mat. 19: 28; Luc. 19: 17-19; Juan 14: 1-3; Apoc. 1: 6; 2: 26; 3: 21; cf. Zac. 6: 13).

Gente santa.

Como gente consagrada al servicio de Dios, debían ser diferentes de las otras naciones. Esto había de manifestarse externamente por medio de la circuncisión (Gén. 17: 9-14), e internamente por la piedad (2 Cor. 7: 1; 1 Ped. 2: 9). Un Dios santo requiere gente santa (Mat. 5: 48; 1 Ped. 1: 16).


7.

Los ancianos.

No se necesitaron muchas palabras para presentar el importante asunto o para responder a la pregunta imperativa en cuanto a si el pueblo aceptaría el pacto en los términos requeridos por Dios. Sin embargo, antes de presentar esos términos a la gente, Moisés convocó a los ancianos como una preparación para presentar el asunto delante del pueblo (cap, 24: 3; PP 310).


8.

Todo lo que Jehová ha dicho.

Convencidos y seguros en sus corazones de que los términos del pacto serían justos y buenos, y deseosos de asegurar para sí mismos y para su posteridad las bendiciones que el Señor había prometido, de buena gana los ancianos aceptaron el pacto antes de saber lo que serían sus estipulaciones exactas. Era deseable que el pueblo expresara su disposición de entrar en 607 un pacto tal como Dios proponía y que tuviera tiempo para pensar bien en el asunto antes de que fuera llamado a la ratificación formal del pacto. Si estaban dispuestos a obedecer a Dios, los detalles del pacto vendrían despues. Sin embargo, si bien es cierto que no había duda del noble deseo de los israelitas de responder a la demanda de obediencia que Dios hacía, entraron en la relación del pacto teniendo poco conocimiento de sí mismos y sin apreciar su incapacidad para guardar los preceptos divinos y cumplir así su parte en el convenio. Al igual que muchas almas engañadas pensaron que no tenian sino que intentar a fin de hacer. Dios les permitió que hicieran la prueba para que pudieras descubrir su incapacidad y así fueran inducidos a depender de Dios. La propia experiencia de Pablo concuerda con esto (ver Rom. 7).

El clamor espontáneo: "Todo lo que Jehová ha dicho, harernos" sin duda era una demostración superficial de entusiasmo religioso, una reacción momentánea ante una verdad gloriosa y sublime Faltaba el espíritu de una conversión profunda y verdadera, el "corazón" de hacer lo que Dios demandaba (Deut. 5: 29). No es de extrañar que el pueblo pronto apostatara y adorara el becerro de oro (Exo. 32).


9.

En una nube espesa.

Cuando Dios habla a los hombres, siempre debe velar su gloria porque no la pueden soportar los pecadores (Exo. 33: 20; Juan 1: 18; 1 Juan 4: 12). Si Dios se reviste de humanidad, la forrna humana es el velo. Si aparece en una zarza ardiente, el fuego mismo es una envoltura. Como muchos del pueblo eran impíos e impenitentes, aquí en el Sinaí fue aún más necesario que él se cubriera. La nube desde la cual hablaba Dios era la columna de nube que acompaño a los israelitas al salir de Egipto y los dirigió en su marcha (Exo. 13: 21,22; Num. 11. 25; 12: 15; PP 308).

Te crean para siempre.

Un propósito de Dios al aparecer visiblemente ante Moisés fue dar al pueblo una prueba irrefutable de que Moisés estaba ante ellos como representante de Dios.


10.

Santifícalos.

El Señor iba a proclamar su santa ley en persona a fin de eliminar toda sospecha de que Moises tenía algo que ver con su redacción. La aparición de ellos en la presencia de Dios requería santificación, sin la cual nadie podrá verlo (Heb. 12: 14). En su esencia la santificación es un asunto del espíritu, de ser "de limpio corazón" (Mat. 5: 8). Los actos externos de preparación tenían el propósito de impresionar en la gente la necesidad de preparar su corazón para encontrarse con Dios (1 Tes. 5: 23; 1 Juan 3: 3). Aunque la purificación para los egipcios significaba lavarse el cuerpo -lo que incluía también raparse el cabello de la cabeza, y a veces de todo el cuerpo- parece que los israelitas se purificaban mediante un lavado únicamente.

La santidad debe considerarse seriamente cada vez que nos aproximamos a Dios. Los que no son santos no serán rechazados por Dios si se presentan con arrepentimiento, aceptando la gracia de Cristo. El acepta al pecador para hacerlo santo y, con ello, hacerlo apto Para el compañerismo con Dios (Efe. 1: 4; 5: 25-27; Tito 2: 11-14). Puesto que la ley que pronto iba a ser dada es una expresión de la santidad de Dios, lo único apropiado era que el pueblo se preparara santificándose para recibirla. Si los israelitas habían de ser el pueblo de Dios, era imperativo que apreciaran el caracter sagrado de esa relación. Así podemos entender porqué, de la proclamación de su santa ley, hizo Dios una ocasión que debía impresionar profunda y dramáticamente al pueblo con la convicción de la santidad de la ley y de su importancia. Esto era muy necesario ya que los hebreos, oprimidos por sus amos egipcios, en gran medida habían perdido el conocimiento del carácter y majestad de Dios.

Hoy y mañana.

De acuerdo con la tradición judía, esto sería el cuarto y el quinto días del mes de siván. El Decálogo iba a ser dado en el sexto día. Los dos días de preparación habrían de dar énfasis a la santidad del acontecimiento.

Laven.

Los ricos podían mudarse de ropas cuando la ocasión lo requiriera, pero el pueblo en general, las clases más pobres que no tenían mudas de ropas, debían lavar las que usaban (Lev. 15: 5).


11.

Descenderá.

Generalmente en la Biblia se representa a Dios como morando en los cielos, en lo alto (1 Rey. 8. 30, 49; Juan 8: 23). De ahí que cuando aparece en la tierra se dice que "desciende" (Gén. 11: 5-7; 18: 21; Exo. 3: 8).


12.

Señalarás término.

Moisés había de erigir alguna clase de barrera al pie de la montaña. Puede haberla extendido a lo largo de una línea de monticulos bajos que estaban al pie del cuerpo de la montaña. Mientras el pueblo se abstuviera de cruzar esos "límites", estaría seguro.

Se ha hecho notar acertadamente que el Sinaí, con todos sus terrores, no era el Vesubio; el pueblo que estaba abajo no se hallaba congregado en un Herculano o Pompeya condenados a la destrucción. El propósito del Señor fue sólo manifestar la realidad, extensión y proximidad de su poder destructor. Se hizo sentir a los hombres lo que ese poder podía hacer si ellos eran tan atrevidos o negligentes como para colocarse dentro del legítimo alcance de aquel poder.

Cualquiera que tocare.

Debido a que el cuerpo de la montaña se levanta verticalmente desde la llanura, algunos con facilidad podrían haberse puesto en contacto con él, ya fuera por descuido o por curiosidad.

De seguro morirá.

Este severo castigo fue anunciado específicamente por Dios para impresionar en el pueblo, con términos bien claros, lo que significaba estar en la presencia de un Dios santo. El castigo estaba del todo en armonía con la terrible solemnidad de la ocasión. Además no debiéramos olvidar que sólo mediante sombrías amenazas de castigo se podía enseñar reverencia a los israelitas, proclives a veces de ser atrevidos y a rebelarse contra la voluntad divina (2 Sam. 6: 6, 7). No puede haber un verdadero sentimiento religioso sin un profundo sentido de reverencia. Para inculcar una actitud tal entre los israelitas, era imperativo impresionar la lección en una forma dramática y llamativa.


13.

No lo tocará mano.

No debía ser capturado el que transgrediera la orden divina, pues el que lo arrestara tendría que pasar los "límites" para hacerlo. Por tanto, el transgresor había de ser muerto a pedradas o mediante dardos disparados desde fuera de los "límites". Lo mismo debía hacerse con cualquier bestia que llegara extraviada hasta dentro de la zona limitada, a fin de que nadie se sintiera tentado a entrar en la zona prohibida para recuperar su animal perdido. Se hizo todo para impresionar a los israelitas con la abrumadora majestad de Dios, y con el espíritu de solemnidad que debiera embargar el corazón de aquel que se acerca a la presencia divina.

Dios es omnipresente (Sal. 139: 1-12), pero vela su presencia. Aunque está con nosotros, no lo percibimos (Job 23: 8, 9). Pero cuando realmente revela su presencia, todos tiemblan delante de él (Gén. 28: 16, 17; Job 42: 5, 6; Hab. 3: 16). La debilidad tiembla delante de la fortaleza, la pequeñez se encoge delante de la grandeza, el hombre finito se vuelve insignificante en la presencia del Infinito. Es la conciencia del pecado lo que hace que el hombre tiemble delante de un Dios santo (Gén. 3: 10). La corrupción se acobarda ante la incorrupción, la depravación moral ante la pureza absoluta.

Subirán.

La forma verbal "subirán" no puede referirse aquí al pueblo pues esto sería una contradicción de la orden dada en el versículo previo. El pueblo nunca ascendió al monte, pero lo hicieron Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y los 70 ancianos (Exo. 24: 1, 2), y quizá se hace referencia a ellos aquí.


14.

Descendió Moisés.

Volviendo al pie del monte Sinaí, en obediencia a la orden del vers. 10, Moisés instruyó al pueblo en cuanto a la preparación para la promulgación de la ley. Al mismo tiempo debe haber ordenado la construcción del cerco que había de mantener al pueblo apartado del monte, al cual alude como completado, en el vers. 23.


16.

Truenos.

Los vers. 16-20 tratan de las manifestaciones de la presencia divina en el Sinaí. Dios emplea diversos métodos para revelarse al hombre. A Elías vino como "un silbo apacible y delicado" (1 Rey. 19: 12); usó de visiones con el profeta Daniel y el apóstol Juan, y habló a los discípulos directamente mediante su Hijo. Dios se apareció a Pablo en una visión de éxtasis, en la cual el apóstol oyó " "palabras inefables que no le es dado al hombre expresar" " (2 Cor. 12: 1-5). En el Sinaí donde Dios quería impresionar a todos con la importancia y majestad de su ley como la constitución de su reino espiritual aparece con grandeza aterradora (Heb. 12: 18-21).


17.

Sacó del campamento al pueblo.

Es evidente que el campamento mismo debe haber estado a alguna distancia del pie del monte, con un espacio abierto entre las primeras tiendas y la barrera que Moisés habla erigido cerca de la montaña. Moisés dirigió ahora al pueblo a ese espacio vacío, colocándolo así en el límite de su osadía para aproximarse ante la presencia divina.


19.

Moisés hablaba.

Tan aterrador era la escena, con el monte cubierto de humo (vers. 18), y tan temible el sonido de la trompeta (vers. 16), que Moisés no pudo permanecer silencioso. Para aliviar la tensión, prorrumpió en palabras, quizá las registradas en Heb. 12: 21. Está implícito un profundo significado en las palabras "Moisés hablaba, y Dios le respondía", lo que representa una definición resaltante de la naturaleza de la ley divina. Todas las órdenes de Dios, por así decir- lo, son respuestas a nuestras profundas necesidades del alma. Emanan de la acción recíproca de Dios y del corazón humano. Pablo ilustra esto en Rom. 7. El hombre, por haber sido creado a imagen de Dios (Gén. 1: 27), nunca puede encontrar satisfacción en estar vivo a menos que su vida esté a tono con el Creador, El Decálogo es el diapasón que da el tono. No es sencillamente un código que expresa la voluntad y la soberanía de Dios; es también un instrumento de instrucción espiritual para ayudarnos a vivir como Dios quiere que vivamos (Sal. 19: 7, 8; 119: 97; Mat. 19: 16, 17).


20.

La cumbre del monte.

Probablemente no era el jebel Musa (véase el mapa del Sinaí en la pág. 611), invisible desde la llanura donde debe haber estado congregado el pueblo, sino el Ras es-Safsaf , la cima más elevada de las montañas del Sinaí que dan frente a la llanura (ver com. vers. 1 y com. cap. 3: 1).

Llamó Jehová a Moisés.

El contexto nos induciría a pensar que Aarón subió con Moisés, pues Aarón estuvo allí presente (vers. 24) y quizá está incluido en el "nos" del vers. 23.


21.

Ordena al pueblo.

En los versiculos finales de este capítulo el pueblo y los sacerdotes otra vez son amonestados a no pasar los "límites". Esta repetición sugeriría que hubo quienes no tomaron en serio la restricción sino que estuvieron dispuestos a "traspasar" los "limites", para atisbar irreverentemente la gloria de Dios (Núm. 4: 20; 1 Sam. 6: 19; 2 Sam. 6: 6, 7).


22.

Los sacerdotes.

Se hace mención especial de los "sacerdotes", lo que indicaría que la tendencia a la transgresión fue muy fuerte entre ellos. Preparados como estaban para ejercer funciones sagradas, pueden haberse considerado prácticamente iguales a Moisés y Aarón. Pueden haberse resentido por su exclusión de la presencia divina. ¿No eran acaso los intermediarios establecidos entre Dios y el hombre?

Se santifiquen.

Parecería, según esta orden, que los sacerdotes no habían considerado que la orden del vers. 10 se aplicaba a ellos y, por lo mismo, no la cumplieron. De ahí que se les dirigiera especialmente a ellos la admonición de obedecer. La santidad de una función no significa por sí sola santidad en el individuo que la cumple. Los ministros de Dios no reciben ninguna inmunidad especial contra la iniquidad, como lo demuestran con frecuencia las Escrituras (ver Lev. 10: 1, 2; 1 Sam. 2: 12-17; 4: 17). Este versículo y Exo. 24: 5 muestran que había quienes fueron apartados para las funciones sacerdotales antes de la institución de la orden levítica (ver PP 362).


23.

No podrá subir.

Puesto que la orden de Dios del vers. 12 se había cumplido, Moisés le asegura a Dios que el pueblo no podía inconscientemente traspasar los límites del recinto del monte sagrado.


24.

Vé, desciende.

Dios rechaza el argumento de Moisés de que no había necesidad de advertir más al pueblo. Dios conocía lo que su siervo no sabía, y para evitar dificultades insistió en que se renovara la advertencia.

Tú, y Aarón.

Aunque ésta es la primera mención expresa de Aarón como nombrado para ascender al monte con Moisés, parece posible que hubiera ascendido previamente (vers. 3, 20, 23; cf. cap. 10: 1, 3).


25.

Moisés descendió.

Humillado por el reproche divino, Moisés volvió al campamento para advertir tanto a los sacerdotes como al pueblo.


COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE

1-25 Ev 173; PP 309-312

1, 2 PP 308

1-5 FE 505

2-8 SR 137

3, 4 PP 310

5 PR 219

5, 6 PP 310, 388; 2T 450

6 PR 314

7 FE 506; PP 310

8 FE 506; PP 310; PR 219

9 PP 310; SR 137

10 2T 611

10, 11 MC 212; PP 311; SR 138

11 FE 506

12, 13 DTG 129; PP 311; SR 138

16 DMJ 45; ECFP 97; PP 352

16, 17 PP 311

16-22 SR 139

18, 19 PP 311

20 FE 237, 287, 506; PP 382; SR 148

21 PP 352

Éxodo 19 RVR60


CBA Éxodo

COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ÉXODO

1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17 18 19 20
21 22 23 24 25 26 27 28 29 30
31 32 33 34 35 36 37 38 39 40

COMMENTARIOS

BLOGGER


Nombre

CBA Deuteronomio,7,CBA Efesios,7,CBA Éxodo,42,CBA Génesis,52,CBA Isaías,68,CBA Levítico,29,CBA Libro,7,CBA Números,38,Deuteronomio,1,Efesios,1,Éxodo,42,Génesis,52,Isaías,1,La Santa Biblia,64,Levítico,29,Números,38,RVR1960,4,RVR1960 Libro,4,RVR60,152,RVR60 Éxodo,1,RVR60 Génesis,50,RVR60 Levítico,27,RVR60 Números,36,
ltr
item
La Santa Biblia: Éxodo 19 | Comentario Bíblico Adventista
Éxodo 19 | Comentario Bíblico Adventista
Comentario Bíblico Adventista Éxodo 19
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkUguesqxAej5yMm8T114twVlDRJVYLC_CR8KMQqtOle_dx5zGYlPgruhkrOUUz2UKSMsF2yzkVVcAi2-LwPAp2FZTQeq8ScvhIvx0xWrl7GvLAkQQS4XcGoCPlI1o1F3H0HGv9flRB9s/s16000/cba-exodo-19.JPG
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjkUguesqxAej5yMm8T114twVlDRJVYLC_CR8KMQqtOle_dx5zGYlPgruhkrOUUz2UKSMsF2yzkVVcAi2-LwPAp2FZTQeq8ScvhIvx0xWrl7GvLAkQQS4XcGoCPlI1o1F3H0HGv9flRB9s/s72-c/cba-exodo-19.JPG
La Santa Biblia
https://labibliaysuestudio.blogspot.com/2018/09/comentario-biblico-adventista-exodo-19.html
https://labibliaysuestudio.blogspot.com/
https://labibliaysuestudio.blogspot.com/
https://labibliaysuestudio.blogspot.com/2018/09/comentario-biblico-adventista-exodo-19.html
true
465999177023313816
UTF-8
Todas las entradas cargadas No se encontraron entradas VER TODO Leer más Responder Cancelar respuesta Borrar Por Inicio PÁGINAS ENTRADAS Ver todo RECOMENDADO PARA TI ETIQUETA ARCHIVO BUSCAR TODAS LAS ENTRADAS No se encontró ninguna entrada que coincida con su solicitud Ir a Inicio Domingo Lunes Martes Miércoles Jueves Viernes Sábado Don Lun Mar Mié Jue Vie Sáb Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre Diciembre Ene Feb Mar Abr Mayo Jun Jul Ago Sep Oct Nov Dic justo ahora 1 minuto antes $$1$$ minutos antes 1 hora antes $$1$$ horas antes Ayer $$1$$ días antes $$1$$ semanas antes hace más de 5 semanas Seguidores Seguir ESTE CONTENIDO PREMIUM ESTÁ BLOQUEADO PASO 1: Compartir en una red social PASO 2: Haz clic en el enlace de tu red social Copiar todo el código Seleccionar todo el código Todos los códigos fueron copiados a su portapapeles No se pueden copiar los códigos/textos, presione [CTRL]+[C] (o CMD+C con Mac) para copiar Tabla de Contenido