Comentario Bíblico Adventista Levítico 18
Comentario Bíblico Adventista
Levítico Capítulo 18
3.
Como hacen.
Después de haber salido de Egipto, Israel debía dejar las costumbres de Egipto.
Iba hacia Canaán, donde también prevalecía la iniquidad. Debía evitar el mal,
cualquiera fuese su origen.
4.
Mis ordenanzas pondréis por obra.
En esto
estaba su única salvación. En medio del pecado y de la degradación, en medio de
una nación torcida y perversa, Dios deseaba que su pueblo brillase como luces en
el mundo (Fil. 2: 15).
Algunos se han preguntado porqué permitió Dios
que los israelitas viviesen en medio de tales condiciones como las que
prevalecen en Egipto y Canaán. Aunque habían vivido en Egipto, no debían haberse
mezclado con los egipcios (ver Juan 17: 15). Esto es evidente porque les
proporcionó un lugar aparte para que viviesen, en la tierra de Gosén. Si ellos
hubiesen guardado su lugar, si hubiesen obedecido el consejo de Dios, hubieran
permanecido alejados de los males que los rodeaban. Pero en lugar de hacerlo, se
mezclaron con los egipcios, aprendieron sus costumbres y llegaron a corromperse
ellos mismos. Los 40 años de peregrinación en el desierto fueron años de
aprendizaje, durante los cuales Dios quiso que olvidasen las costumbres de
Egipto y aprendiesen las costumbres divinas. Cuando llegó el momento de entrar
en la 800 tierra de Canaán, la generación que había salido de Egipto casi había
desaparecido del todo. Durante este intervalo Dios les dio su ley desde el
Sinaí, les dio sus estatutos, "los cuales haciendo el hombre, vivirá en ellos"
(vers. 5). Les dio demostraciones de su poder y de su capacidad para suplir sus
necesidades en todas las circunstancias. Todo esto tenía el objeto de fortalecer
su fe. Si tan sólo hubiesen confiado en Dios, todo hubiera ido bien.
Dios guió a los israelitas a la tierra de Canaán a pesar de conocer las
tentaciones que allí les aguardaban. Podría haber procedido de una manera
diferente, pero en su sabiduría creyó oportuno hacerlo así. A pesar de eso, no
debían mezclarse con los cananeos ni adoptar sus costumbres. El proceso de
ocupar la tierra de Canaán debía ser gradual (Exo. 23: 29, 30). Durante ese
proceso tendrían otra oportunidad para desarrollar el carácter; su lealtad a
Dios sería probada. Si Dios hubiese quitado inmediatamente todo motivo de
tentación, no podría haber ocurrido ese desarrollo del carácter.
Israel
no debía ocupar más territorio que el necesario para satisfacer sus necesidades
inmediatas. El plan era ideal. Israel tendría el territorio necesario y estaría
protegido; al mismo tiempo no se asociaría directamente con los paganos, pero
tendría muy cerca un campo misionero. Sin embargo, Israel no cooperó con los
planes de Dios; "no entraron" (Heb. 4: 6).
6.
Ningún varón se llegue.
La inmoralidad era uno de los
pecados resaltantes de la antigüedad, y la tierra de Canaán no era una
excepción. El matrimonio era tenido en poca estima y las mujeres eran tratadas
como ganado. Este capítulo presenta el cuadro real de las condiciones existentes
entre los paganos (vers. 24-27), y Dios amonestó a Israel en contra de todo
esto. El hecho de que fuera necesario que Dios hiciera esta advertencia, con
todos sus crudos detalles, pone de relieve el peligro que afrontaba Israel, y
del cual debía estar prevenido.
En el principio Dios creó un hombre y
una mujer, estableciendo así las condiciones ideales para la bendición y la
comodidad del hombre. El plan de Dios habría preservado el hogar, la nación y la
castidad de ambos sexos. El matrimonio no es deshonroso; no es pecaminoso, ni
algo que deba ser evitado, como opinan algunos. Fue ordenado por Dios mismo y es
honorable (Heb. 13: 4). Es una institución tan divina como el sábado, y como
éste debe ser tenido en alta estima. Tanto el sábado como el matrimonio
requieren reverencia y santidad para su debida observancia. Ambos pueden ser
profanados, ambos pueden ser una bendición. El respeto del cuerpo y sus
funciones es el tema central de este capítulo: respeto por nuestro propio
cuerpo, y por el cuerpo ajeno.
21.
A Moloc.
El tenebroso rito pagano descrito
por la frase "ofrecerlo por fuego a Moloc" aparece por primera vez en este
pasaje. Se encuentran otras menciones de esta práctica en Lev. 20: 2-5; 2 Rey.
23: 10, y Jer. 32: 35. El "Moloc" de 1 Rey. 11: 7, descrito como dios de los
amonitas, es probablemente el mismo "Milcom" del vers. 5 del mismo capítulo y de
2 Rey. 23: 13.
Pero, ¿quién es Moloc? Varias generaciones de teólogos se
han hecho esta misma pregunta. Algunos han pensado que Moloc ( molek )
representa al dios cananeo Mekal , que aparece en ciertas inscripciones, y que
las dos últimas consonantes pueden haberse invertido. Sin embargo, la mayoría de
los eruditos han presentado la siguiente interpretación: la palabra Moloc tiene
en hebreo las mismas consonantes que la palabra mélek , "rey". En el hebreo
antiguo solamente se escribían las consonantes, en este caso mlk . De este modo,
ambas palabras serían idénticas. La inserción de diferentes vocales resultó en
una palabra diferente. La antigua tradición judía concuerda con estos eruditos
al sostener que Moloc no era el nombre de una deidad específica sino la
designación de cualquier dios, que podría llamarse "rey" en el mismo sentido en
que los hebreos aplicaban ese término a Dios (ver Sal. 5: 2; 10: 16; etc.).
Según la tradición judía, el título mélek , "rey", se reservaba para el Dios
verdadero, y únicamente se pronunciaba el conjunto de consonantes, mlk , y al
referirse a los dioses cananeos, hablaban de molek, usando las mismas
consonantes, pero con las vocales "o" y "e" de la palabra bósheth , "vergüenza".
De esta manera, el título molek significaría "rey de vergüenza", en contraste
con mélek, el verdadero rey del cielo y de la tierra. Esta explicación de la
palabra "Moloc" ha tenido amplia aceptación en los círculos teológicos.
En 1935 O. Eissfeldt publicó sus hallazgos en cuanto a ciertas
inscripciones púnicas de Cartago, en el norte del Africa, que datan del período
400-150 AC, en las cuales aparecen los términos " molk de ovejas" y "molk de
hombres", para describir sacrificios animales y humanos ( Molk als Opferbegriff
im Punischen und Hebrdischen und das Ende des Gottes Moloch ). Puesto que el
idioma púnico era muy parecido al hebreo, Eissfeldt explicó que la palabra
hebrea molek debía significar "voto" o "promesa". Explicado de esta manera, el
pasaje "ofrecerlo por fuego a Moloc" se interpretaría "como un molek", es decir,
como cumplimiento de una promesa hecha a un dios pagano.
Muchos eruditos
bíblicos se han inclinado a aceptar la explicación de Eissfeldt. Sin embargo, en
las excavaciones de la ciudad de Mari, en Mesopotamia, han aparecido textos en
los cuales G. Dossin halló a un dios llamado Muluk, que era adorado en la región
del Eufrates medio en el siglo XVIII AC ( Revue d'Assyriologie , tomo 35,
[1938], pág. 178, nota 1). También los dioses de Sefarvaim, Adrammelek (que
aparece en inscripciones mesopotámicas bajo el nombre de Adad - milki ) y
Anammelek, a quien se le sacrificaban niños en holocausto (2 Rey. 17: 31),
evidentemente tenían alguna relación con el dios Muluk , según lo indica la
última parte de sus nombres.
El dios Malkum aparece mencionado en cuatro
textos de Drehem (última parte del tercer milenio AC); parece ser el mismo Muluk
y también el malik de tres textos asirios, en los cuales aparece como el dios
equivalente a Nergal, dios asiro-babilónico del infierno. Un texto, descubierto
en Ugarit, en la costa de Palestina, que data probablemente de mediados del
segundo milenio AC, habla claramente de un "sacrificio para Mlk", no dejando
duda alguna de que Mlk era un dios.
Considerando toda esta evidencia,
puede afirmarse que Moloc era un dios pagano, al cual se le ofrecían niños en
holocausto, de modo que la traducción tradicional "pasar por el fuego a Moloch"
(Val. ant.), puede considerarse correcta. Sin embargo, más tarde el nombre de
este dios se usó como término técnico para referirse a ciertos sacrificios de
animales y de seres humanos, según lo revelan las inscripciones púnicas de
Cartago.
24.
En ninguna de estas cosas os
amancillaréis.
Las naciones vecinas a Israel eran culpables de todos los
pecados enumerados en este capítulo, y por ello debían ser expulsadas de sus
tierras. Israel debía evitar esos pecados para no ser expulsado. El mensaje aquí
presentado hace resaltar el peligro real que afrontaba.
28.
Os vomite.
De qo' , "vomitar" " (ver Lev. 18: 25; Jon.
2: 10). Israel podría permanecer en la tierra prometida solamente si respetaba
el pacto. Si lo violaba, perdía el derecho de permanecer en Canaán. Serían
"arrancados de sobre la tierra" y esparcidos (Deut, 28: 63, 64). Con el símbolo
de una "viña", Isaías representa a Israel plantado en "una ladera fértil". Pero
cuando la viña produjo "uvas silvestres", Dios se propuso dejar desierta la
tierra (Isa. 5: 1-7).
30.
Yo Jehová.
Así como empezó el capítulo termina con esta afirmación, cuyo propósito
era recordar al pueblo de Israel la santidad de Dios y la alta norma que, como
pueblo, debía alcanzar.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
5 PP 389
26, 27 1T 280
CBA Levítico
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