Comentario Bíblico Adventista Levítico 22
Comentario Bíblico Adventista
Levítico Capítulo 22
2.
Que se abstengan.
Todos los que servían en el tabernáculo debían estar totalmente limpios, tanto
físicamente como en forma ceremonial. Si cualquier sacerdote hubiese quedado
inmundo, cuidadosamente debía abstenerse de tocar cualquiera de las cosas
santas, o aun de acercarse a ellas. Estas comprendían todo lo perteneciente al
servicio del santuario: los altares, todos sus utensilios, como también las
ofrendas que el pueblo presentaba a los sacerdotes. Si algún sacerdote se
descuidaba en esto, era cortado de la presencia del Señor, es decir, del
servicio del tabernáculo.
4.
Que fuere leproso.
La mayor parte de las
contaminaciones que le podrían ocurrir a un sacerdote eran tan sólo de
naturaleza temporaria, y el afectado sólo era excluido del santuario hasta el
atardecer. Sin embargo, los que contrajesen lepra o tuviesen flujo quedaban
excluidos hasta ser nuevamente declarados limpios, no importando cuán largo
fuese ese período. Durante el tiempo de su separación, eran mantenidos como los
otros sacerdotes, pero no podían comer de las ofrendas, puesto que eso implicaba
llevar pecado.
5.
Cualquier reptil.
Dios mandó que todos los que servían en el santuario debían ser
absolutamente limpios. Si un sacerdote tocaba cualquier reptil, o a cualquier
persona que no estuviese limpia, debía bañarse y no podría servir hasta el
siguiente día.
7.
Cuando el sol se pusiere.
El día finalizaba a la puesta del sol. A esa hora se cerraban las
puertas del tabernáculo, dándose por concluidos los servicios del día. Por lo
tanto, si el sacerdote estaba inmundo hasta la noche, no podía oficiar hasta el
día siguiente.
9.
Que no lleven pecado.
En todo tiempo los sacerdotes debían abstenerse de comer cosa inmunda, o
despedazada por fiera o mortecina, El que hiciera esto a sabiendas, moriría por
haberlo hecho.
10.
Cosa sagrada.
Es
decir, el alimento diario del sacerdote y de su familia, la mayor parte del cual
lo proporcionaban las ofrendas del pueblo. Los esclavos hebreos y sus familias
eran considerados miembros de la familia y por tanto podían comer de las "cosas
sagradas". Una hija casada que viviese con su marido era considerada como de
otra familia, y por lo tanto no podía participar de ese alimento.
14.
Por yerro.
Si una persona que
no tenía derecho a comer de las cosas sagradas lo hacía inadvertidamente,
transgredía "en las cosas santas de Jehová" y se hacía culpable de los
reglamentos del cap. 5: 15, 16. Un sacerdote debía siempre estar atento a fin de
evitar la infracción de este reglamento. Una hija casada podía visitar la casa
de sus padres y recibir una porción de alimento para llevar a su casa. Si era
"sagrado", no tenía derecho a él. Podría darse el caso de que una persona
estuviese de visita en casa del sacerdote. Podía tal vez resultar incómodo
preparar comida aparte para el visitante, por lo cual éste se veía obligado a
escoger de la comida lo que le era permitido comer. Si él o su anfitrión se
equivocaban, caían en una transgresión.
18.
Los extranjeros en Israel.
Es decir, personas no
naturalizadas que residiesen entre los hebreos. Un extranjero podía traer una
ofrenda, pero no podía acercarse al altar como un israelita. El sacerdote
recibía el sacrificio y lo ofrecía en su lugar. Tal ofrenda necesariamente era
una ofrenda voluntaria, a la cual se aplicaba la regla del cap. 1: 3.
21.
Ofrenda de paz.
La promesa de presentarle
un animal al Señor era un voto. Un animal de mala calidad no podía ser acepto;
debía ser perfecto en todo aspecto. Esto se aplicaba tanto al israelita como al
extranjero.
23.
Ofrenda voluntaria.
En el caso de ofrecerse una ofrenda voluntaria, no en cumplimiento de un
voto, el que ofrendaba podía presentar un animal aunque tuviese "de más o de
menos". Tales donaciones eran a menudo usadas para los pobres. Podía tener un
cuerno roto, o algún defecto en una pata, o una cicatriz en la piel. Ninguno de
estos defectos las hacía inadecuadas como alimento.
24.
Testículos heridos o magullados.
Aquí se hace
referencia a los animales que se hubiesen herido en forma accidental. Parece ser
que la mutilación premeditada de los animales estaba prohibida.
25.
El pan de vuestro Dios.
Es
decir, los sacrificios presentados por el pueblo, de los cuales los sacerdotes
para vivir.
27.
Siete días estará mamando.
Es decir, estará con su madre. Un animal recién nacido no era aceptable
inmediatamente como ofrenda (ver com. Exo. 22:30). Salvo donde se especifica la
edad que debía tener el animal, no había límite de edad para los animales que
serían sacrificados. Gedeón ofreció un toro de siete años (Juec. 6: 25).
28.
A ella y a su hijo.
No se
explica la razón por la cual no se debía matar en un mismo día la vaca y su
ternero. Posiblemente esta regla fuera similar a la que prohibía sacar del nido
la madre con los hijos (Deut. 22: 6). Tal vez estos preceptos tenían por objeto
enseñarle a Israel bondad y misericordia, aun hacia los animales. También puede
haber sido que los ritos de las religiones paganas incluían tales prácticas.
Este hecho podría, por si solo, explicar satisfactoriamente la prohibición hecha
aquí (ver com. Exo. 23: 19).
El principio de la bondad hacia los
animales vale aún hoy. No matemos innecesariamente. Más bien sintamos ese
cuidado tierno y solícito que el Creador mismo tiene por los animales del campo
y del bosque (Mat. 10: 29). Aun los niños pequeños se apenan por el daño que
sufren sus animalitos; no perdamos la sensibilidad de la niñez en lo que
concierne a la bondad. Todo tipo de crueldad debiera resultarnos repulsivo.
Cuídense los médicos de no endurecerse ante los sufrimientos de otros. No
olviden los ministros las debilidades de la humanidad y la necesidad que tienen
los hombres de recibir simpatía y no reproche.
29.
Sacrificio de acción de gracias.
En los vers. 29 y 30
se repite la instrucción del cap. 7: 15.
CBA Levítico
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