Comentario Bíblico Adventista Levítico 7
Comentario Bíblico Adventista
Levítico Capítulo 7
1.
Sacrificio por la culpa.
O, "sacrificio de reparación" (BJ). En general todas las ofrendas eran santas, pero la parte del sacrificio dedicada al altar o al uso de los sacerdotes era cosa santísima (caps. 2: 10; 10: 12). El pan de la proposición (cap. 24: 9), el incienso (Exo. 30: 36), la carne de las ofrendas por el pecado y los sacrificios por la culpa eran cosa santísima (Lev. 6: 17, 18; 7: 1, 6; 14: 13; Núm. 18: 9, 10; ver com. Lev. 10: 13-20).
3.
Ofrecerá.
El ritual seguido en el caso de la
ofrenda por la transgresión era el mismo que el de la ofrenda por el pecado,
pero había alguna diferencia en la ministración de la sangre. La sangre de la
ofrenda por el pecado era puesta sobre los cuernos del altar de los holocaustos;
la sangre de la ofrenda por la transgresión era rociada alrededor y sobre el
altar. En ambos casos la grosura era quemada sobre el altar, "ofrenda encendida
a Jehová" (vers. 5).
6.
Lugar santo.
Es decir, en el atrio del tabernáculo de reunión. Allí se guardaban
utensilios para cocinar y allí los sacerdotes se reunían para comer juntos. Todo
sacerdote, aunque tuviese algún defecto físico que le impidiese realizar sus
deberes sacerdotales, podía comer " "del pan de su Dios, de lo muy santo y de
las cosas santificadas" " (cap. 21: 22, 23).
8.
La piel.
No se dice nada en cuanto a lo que había de
hacerse con la piel de las ofrendas por la transgresión o de las ofrendas por el
pecado, excepto lo que aparece en el cap. 4: 11, 12, 21. Se dice específicamente
que la piel del holocausto era para el sacerdote que había ofrecido el
sacrificio.
14.
De toda la ofrenda
presentará una parte.
Es decir, una parte del total que trajese, que
generalmente era diez, El sacerdote recibía la torta y la elevaba ante el Señor.
Esta ofrenda era elevada o mecida junto al altar del holocausto. De este modo se
la presentaba primeramente al Señor y luego se la daba al sacerdote.
15.
En el día que fuere ofrecida.
Esta orden tenía buena razón de ser. Promovía la higiene, las relaciones
sociales y la liberalidad para con los pobres. De estas tres razones, la primera
era la más importante. En un clima cálido se hacía difícil mantener por mucho
tiempo en buen estado de conservación un alimento de fácil descomposición. Esto
ocurría con más facilidad aún si la persona estaba de viaje, como lo estaban
muchos cuando iban al templo. Si el oferente intentaba guardarla por más de dos
días, sin duda comenzaba la putrefacción.
Puesto que le resultaba
imposible al oferente comer toda la carne de un animal en uno o dos días,
naturalmente invitaba a otros a compartirla con él. Esto era lo que Dios se
proponía (Deut. 12: 11, 12, 17, 18; 16: 11). De este modo la ocasión se
transformaba en una reunión familiar solemne pero feliz (Sal. 42: 4; Isa. 30:
29). La presencia del levita invitado le daba a la fiesta cierta dignidad y
proporcionaba una oportunidad para que éste instruyera a la familia.
Las
riquezas del mundo no están repartidas en forma pareja. Algunos tienen menos de
lo que necesitan; otros tienen mucho más. Dios manda a los que tienen que
compartan con los que no tienen (Deut. 15: 7-11). Entre los que eran pobres en
bienes terrenales estaban los levitas; por eso se los debía recordar (Deut. 12:
19, 12). La instrucción de Cristo de llamar a "los pobres, los mancos, los cojos
y los ciegos" cuando se hiciera una fiesta (Luc. 14: 12, 13) es una reiteración
de las órdenes de Moisés, y refuerza las palabras de Isaías (Isa. 58: 6, 7).
20.
Será cortada.
Ver com. Exo. 12: 15.
23.
Ninguna grosura.
Esta orden
repetida con frecuencia, se basa en la explicación de que "toda la grosura es de
Jehová" (cap. 3: 16). La grasa de los animales que morían naturalmente o que
eran despedazados por las 755 fieras podía usarse para otros propósitos, pero no
debía comerse (cap. 7: 24).
29.
Sacrificio
de paz.
Estas ofrendas fueron ampliamente estudiadas en el cap. 3. Aquí
se dan algunos detalles adicionales.
32.
La
espaldilla derecha.
Es decir, el muslo (ver com. Exo. 29: 27; Lev. 7:
14).
35.
Esta es la porción.
En el
cap. 7 se ha hecho resaltar la parte que les corresponde a los sacerdotes. Dios
ordenó que hubiera generosidad para sostenerlos en su ministerio. Cada israelita
debía entender su propia responsabilidad en el sostén del sacerdocio. Así los
sacerdotes eran tenidos en alta estima por el pueblo. Buena parte de lo que
daban era para los sacerdotes.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE
WHITE
11-34 PP 622
26,27 2T 61
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