Comentario Bíblico Adventista Levítico 23
Comentario Bíblico Adventista
Levítico Capítulo 23
2.
Las fiestas solemnes de Jehová.
Las "fiestas solemnes" anuales (Núm. 29: 39) son seis: (1) la pascua (Núm. 28: 16); (2) la fiesta de los panes sin levadura (Núm. 28: 17); (3) "la fiesta de la siega", "la fiesta de las semanas" o Pentecostés (Exo. 23:16; 34: 22; Núm. 28:26; Hech.2:1); (4) la fiesta de las trompetas (Núm. 29: 1); (5) el día de la expiación (Núm. 29: 7); (6) la "fiesta de la cosecha", la "fiesta de los tabernáculos" o de las cabañas (Exo. 23: 16; Lev. 23: 34; Núm. 29: 12).
Junto con estas seis fiestas se celebraban siete días de "santa convocación": el primero y último días de la Fiesta de los panes sin levadura (Núm. 28: 18, 25); el día de las primicias (Núm. 28:26); la fiesta de las trompetas (Núm. 29: 1); el día de la expiación (Núm. 29: 7); y el primero y último días de la fiesta de los tabernáculos (Lev. 23: 35, 36).
La palabra traducida "fiesta" en este capítulo viene de uno de los dos vocablos
hebreos siguientes: (1) Mo'ed , una reunión señalada (por ejemplo se usa en Lev.
23: 2,4, 37; Núm. 29: 39). (2) Jag , una fiesta (se usa por ejemplo en Lev. 23:
6, 34, 39,41; Núm. 28: 17; 29: 12). Algunas veces estas dos palabras se emplean
en forma intercambiable, aunque mo'ed recalca el tiempo de la fiesta, "vuestras
fiestas" (Núm. 29: 39). Jag hace resaltar el carácter de la fiesta. Jag se
deriva de un verbo que tiene como uno de sus sentidos posibles: "realizar un
peregrinaje", "hacer un viaje hacia un objeto de reverencia". La palabra árabe
relacionada hadj describe el sagrado peregrinaje a la Meca. En la lista de las
"Fiestas solemnes" anuales, es de notar que sólo se aplica Jag a tres de ellas:
la fiesta de los panes sin levadura, la fiesta de las primicias, y la fiesta de
los tabernáculos. "Tres veces en el año me celebraréis fiesta" [ Jag ] (Exo. 23:
14). A fin de celebrar estas fiestas, todos los varones debían comparecer "
"delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiera" " (Deut. 16: 16). Hasta
allí debían "hacer peregrinaje".
Por lo tanto, no existe contradicción
entre la declaración de Exo. 23: 14, deque los israelitas debían celebrar fiesta
"tres veces en el año", y la enumeración levítica de seis fiestas anuales (cf.
Núm. 28, 29). Cada una de estas seis fiestas era un mo'ed , pero tres de ellas
se designan también como Jag . Es decir que había seis mo'ed , pero sólo tres
jag . Estas tres eran "fiestas o festivales de peregrinaje" ( International
Standard Bible Encyclopedia ).
Aunque la pascua con propiedad podría
considerarse como una "fiesta" o mo'ed aparte, también se la puede considerar
como parte de la fiesta de los panes sin levadura. El cordero pascual era
degollado el día 14 del primer mes, y comido esa misma noche, al comienzo del
día 15, primer día de la fiesta de los panes sin levadura. La pascua y la fiesta
de los panes sin levadura eran en realidad dos partes de un todo, y en algunos
casos se las consideraba así (Eze. 45: 21). En vista de esto, podríamos hablar
de cinco fiestas anuales y no de seis.
3.
Será de reposo.
Literalmente "un sábado de observancia
sabática". "Será de descanso completo" (BJ). "Sábado de reposo será" (Val.
ant.). El original hebreo hace notar que es un sábado o día de reposo solemne y
especial.
El sábado es diferente de todas las otras fiestas y santas
convocaciones (vers. 37, 38), por cuanto se originó en la creación (Gén. 2:
1-3), mientras que las fiestas y los "sábados anuales" se originaron con la
nación judía. El sábado del séptimo día "fue hecho por causa del hombre" (Mar.
2: 27), por lo tanto, es obligatorio para los hombres de todo tiempo. Las
fiestas anuales fueron hechas para los judíos y dejaron de ser obligatorias
cuando lo simbólico halló su cumplimiento en la muerte de Cristo (Col. 2: 16,
17). El día sábado forma parte de la ley de Dios, de los Diez Mandamientos, la
constitución divina para este mundo. Puesto que fue instituido antes de que
entrara el pecado, el sábado permanecerá después que el pecado haya sido
eliminado (Isa. 66: 22,23). Por otra parte, las fiestas anuales judías tenían
una aplicación solamente temporal, local y ceremonial, adaptada a las
condiciones existentes en Palestina y no podían ser aplicadas en todo el mundo.
Así la fiesta de las primicias (de las cosechas de invierno), celebrada
en mayo, a fines de la primavera en el hemisferio norte, no podría celebrarse
hasta seis meses más tarde en el hemisferio sur. Tampoco hubiese sido posible
que todos los pueblos de todos los países observasen la fiesta de los
tabernáculos en el otoño. Los judíos han encontrado que no les es posible
observar el día de la expiación como Dios lo mandó, salvo en relación con el
templo. Con toda propiedad podía observarse la pascua en anticipación de un
Redentor venidero , pero no así después de su venida. Todas estas fiestas
cumplieron su propósito, adaptándose a las necesidades de los judíos que vivían
en Palestina antes de la venida del Mesías. Estas fiestas han cesado, pero el
sábado semanal permanece.
A fin de asegurar que no se considerase el
sábado como institución judía, que debía cesar con la nación judía. Cristo
declaró enfáticamente: " "El día de reposo fue hecho por causa del hombre " "
(Mar. 2: 27). Luego añadió: " " Por tanto, el Hijo del hombre es Señor aun del
día del reposo " " (vers. 28). El sábado es de Cristo. El es "Señor" de ese día.
Nadie debiera violarlo, pues nadie tiene el derecho de tocarlo. Dios lo llama
"mi día santo" (Isa. 58: 13).
Día de reposo es de Jehová.
Esto
equivale a decir: "Es el sábado del Señor", y muestra de quién es ese día. Si
Dios hubiese hablado del primer día de la semana como "mi día santo" o "sábado
del Señor", no habría ninguna duda en cuanto a lo que quería decir. En lugar de
eso, Dios usa esas mismas expresiones para referirse al séptimo día. Es su día.
5.
Pascua es de Jehová.
La pascua
no fue instituida hasta la liberación de Israel de Egipto (Exo. 12: 14, 27).
Conmemoraba el poder salvador de Dios demostrado en favor de Israel en esa
ocasión histórica, y era, por lo tanto, para ellos, "pascua de Jehová". Por
contraste, el "sábado del Señor" fue establecido cuando, al final de la semana
de creación, Dios mismo descansó en ese día y lo apartó para el uso y el
beneficio de toda la humanidad (Gén. 2: 1-3; Exo. 20: 8-11; Mar. 2: 27,28.).
Todos los seres humanos deben la existencia al poder creador de Dios y están,
por lo tanto, bajo obligación ante él de guardar siempre el día de reposo
señalado.
Como ya se dijera, la pascua fue instituida como recordativo
de la liberación de los israelitas de la esclavitud egipcia. En el día 10 del
primer mes se escogía un cordero para cada casa, "según el número de las
personas", o si la familia era pequeña, dos o más familias podían unirse para
realizar el sacrificio. El cordero era guardado hasta el día 14, cuando se lo
degollaba al atardecer, y se asperjaba su sangre en los postes y dinteles de las
puertas (ver com. Exo. 12: 1-10). Esa misma noche se comía la carne, no hervida
en la forma habitual, sino asada. Con el cordero sólo podía comerse pan sin
leudar y hierbas amargas (vers. 8). En tiempos posteriores, este ritual sufrió
ciertas modificaciones, pero en esencia no cambió.
El sacrificio de la
pascua se distingue por cuanto Dios lo llama "mi sacrificio" (Exo. 23: 18; 34:
25). La pascua recordaba la salida de Israel de Egipto, pero también anticipaba
a "nuestra pascua, que es Cristo", quien había de ser sacrificado "por nosotros"
(1 Cor. 5: 7). En varios aspectos la pascua adecuadamente representaba la
crucifixión. En la crucifixión, no fue quebrantado ningún hueso del cuerpo de
Cristo (Juan 19: 36); no se debía quebrantar ni un hueso del cordero pascual
(Exo. 12: 46; Núm. 9: 12). El cordero pascual era degollado el día 14 del mes de
Abib, y comido esa misma noche (Exo. 12: 6- 10); Cristo murió cuando se
celebraba la pascua (Juan 19: 14). El acto de asperjar la sangre significaba
pasar por alto en forma misericordioso, una liberación de la muerte (Exo. 12:
13); así también por la sangre de Cristo, los pecados cometidos y confesados han
sido "pasados por alto" (Rom. 3: 25). El sacrificio pascual era un cordero (Exo.
12: 3); Cristo también fue el "cordero de Dios" (Juan 1:29). El cordero debía
ser sin mancha (Exo.12:5); Cristo no tuvo mancha (1 Ped. 1: 19). La carne del
cordero debía comerse (Exo. 12: 7); así también debemos participar de la carne
del Cordero de Dios (Juan 6: 51).
La pascua y la fiesta de los panes sin
levadura están repletas de verdades evangélicas. Al degollar el cordero, se
tomaba una medida para salvar a los primogénitos. Pero la muerte del cordero no
bastaba para asegurar la salvación; la sangre debía ser aplicada al dintel de la
puerta.
La pascua simboliza la muerte de Cristo. El es nuestra pascua (1
Cor. 5: 7). En la cruz aseguró la salvación de todos. Pero la cruz en sí y por
sí sola no salva a nadie. Sólo hizo posible la salvación (Juan 1: 12). La muerte
del cordero proporcionaba el medio de salvación; la aplicación de la sangre
hacía eficaz el medio provisto. Ambas cosas eran necesarias. Así para el
cristiano, la expiación en la cruz, aunque esencial y suficiente para todos, no
salva a ningún individuo mientras no se haga una aplicación individual de la
sangre. La acción de asperjar la sangre era tan importante como la muerte del
cordero. Pero aun esto no bastaba; debía comerse la carne, y debía comérsela
bajo las condiciones especificadas (Exo. 12: 11). Y aun esto no era suficiente;
debía eliminarse toda levadura. El descuido en el menor detalle acarrearía
resultados trágicos (Exo. 12: 13, 19, 23).
Una cosa es salvarse de la
muerte. Otra cosa es tener los medios necesarios para sustentar la vida. Esto lo
proporcionaba en forma positiva el comer la carne; en forma negativa, el
abstenerse de levadura. Cristo es "el pan vivo que descendió del cielo", del
cual los hombres deben comer si quieren vivir "para siempre" (Juan 6: 51). El
cordero debía asarse entero (Exo. 12: 9). Para cada cordero debía haber
suficiente número de comensales como para que toda la carne fuese consumida
(Exo. 12: 4). No debía sacarse nada de la casa, y nada debía dejarse hasta la
mañana. Lo que quedara de aquellas partes que no podían comerse, debía ser
quemado (Exo. 12: 10, 46), De la misma manera, el cristiano debe asimilar
completamente la vida de Aquel a quien el cordero representaba. Esto implica la
entera identificación del creyente con Cristo. Significa aceptar plenamente la
vida y el carácter de Jesús.
En el NT, la equivalencia de la pascua es
la Cena del Señor, el servicio de la comunión. Luego de haber venido Cristo, no
podía haber más virtud en degollar al cordero pascual, que prefiguraba su
venida. Pero si habría virtud en conmemorar el sacrificio del Calvario y su
poder sustentador. Por esta razón nuestro Señor instituyó la comida simbólica de
la comunión, cuyo propósito es recordarnos la provisión hecha en la cruz para
nuestra salvación. Como su símbolo, señala tanto hacia atrás como hacia
adelante: hemos de recordar el Calvario "hasta que él venga" (1 Cor. 11: 26).
6.
La fiesta solemne de los panes sin
levadura.
Intimamente relacionada con la pascua, y sin embargo
independiente de ella, se celebraba la fiesta de los panes sin levadura. En la
práctica se consideraban las dos fiestas como una, y los nombres se usan a
menudo en forma equivalente. Sin embargo, su propósito era un tanto diferente.
La pascua simbolizaba la liberación (Exo. 12: 13); el pan sin levadura recordaba
la presteza con que Israel salió de Egipto (Exo. 12: 33, 39; Deut. 16: 3). Dios
dio indicaciones explícitas en cuanto a la manera de celebrar la fiesta de los
panes sin levadura (Exo. 12: 15). Con respecto a esta Fiesta Pablo dijo más
tarde: " "Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la
levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de
verdad" " (1 Cor. 5: 8).
La levadura debía ser totalmente excluida.
Representa la malicia y la maldad (1 Cor. 5: 8), y la falsa doctrina,
ejemplificada en las enseñanzas de los fariseos, los saduceos y los herodianos
(Mat. 16: 6,12; Mar. 8: 15). La levadura de los fariseos es avaricia e
injusticia (Mat. 23: 14), el espíritu del "perro del hortelano" (vers. 13),
falso celo (vers. 15), estimación equivocada de los valores espirituales (vers.
16-22), omisión de la justicia, la misericordia y la fe (vers. 23), vana
minuciosidad (vers. 24), hipocresía (vers. 25-28), intolerancia (vers. 29-33), y
crueldad (vers. 34- 36). La levadura de los saduceos es escepticismo (Mat. 22:
23) y falta del conocimiento de las Escrituras y del poder de Dios (vers. 29).
La levadura de los herodianos es lisonja, mundanalidad e hipocresía (vers.
16-21) y maquinaciones malignas en contra de los representantes de Dios (Mar. 3:
6).
7.
Trabajo de siervos -.
El
primero y el último día de la fiesta eran días de santa convocación en los
cuales no debía hacerse trabajo "servil" (BJ). Cada día se ofrecían dos
becerros, un carnero y siete corderos en holocausto con su correspondiente
oblación, y un macho de cabrío como ofrenda por el pecado (Núm. 28: 19-24).
10.
Una gavilla por primicias.
La
presentación de las primicias era parte de la celebración de los días de panes
sin levadura. La presentación tenía lugar "el día siguiente del día de reposo",
el día 16 del mes de Abib (cap. 23: 11). Este día no era ni "santa convocación"
ni "día de reposo". Sin embargo, en ese día se realizaba una obra importante. El
día 14 de Abib, se marcaba cierta porción de un campo de cebada para ser cortada
en preparación de la presentación del día 16. Tres hombres escogidos cortaban la
cebada en presencia de testigos, luego de haberla atado previamente en gavillas.
Luego se juntaban las gavillas en una grande y se la presentaba al Señor como
"gavilla por primicia de los primeros frutos". Además, se presentaban a Dios un
cordero macho perfecto, una oblación mezclada con aceite y una libación (vers.
12, 13). Mientras no se realizase esta ceremonia, Israel no podía usar para su
consumo el fruto de los campos. Esta ceremonia señalaba a " "Cristo, las
primicias; luego los que son de Cristo en su venida" " (1 Cor. 15: 23).
14.
Estatuto perpetuo.
Un resumen del ritual de
la pascua recalca las grandes verdades centrales del cristianismo. La pascua
simboliza la muerte de Cristo. Como moría el cordero pascual, así murió Cristo.
La sangre del cordero libró al antiguo Israel del ángel destructor. La sangre de
Cristo ahora reconcilia a todos los que con fe se allegan a él. Por medio del
simbolismo de la gavilla mecida, la pascua también simboliza la resurrección. El
cordero moría la tarde del día 14 del mes de Abib. El día 16, "el día siguiente
del día de reposo", las primicias, cortadas con anterioridad, eran presentadas
ante el Señor. Cristo murió el viernes de tarde Y descansó en la tumba durante
el sábado (Luc. 23: 53-56). Al día siguiente del sábado (Luc. 24: 1), Cristo
surgió de la tumba como "primicias" (1 Cor. 15: 20) y se presentó ante su Padre
celestial (Juan 20:
El "día siguiente del día de reposo" (Lev. 23: 11)
no era día de "santa convocación" ni de "reposo", ni en el símbolo, ni en la
realidad simbolizada, y sin embargo, se realizaba una importante obra en ese
día. Cuando Cristo resucitó el primer día de la semana, ascendió al Padre para
oír las palabras de aceptación por su sacrificio.
La pascua promovía la
camaradería. Las familias y sus vecinos se reunían para comer el cordero
pascual. Era una comida en común que simbolizaba la liberación, y la liberación
demandaba consagración. Todo pecado debía ser dejado de lado. No debía quedar
ninguna levadura en la casa. Debía examinarse cada rincón en busca de ella. No
se podía aceptar menos que una completa "santidad a Jehová" (Sal. 29: 2; 96: 9).
La pascua era una ocasión solemnísima.
La pascua representaba todo esto,
y aún más para el antiguo pueblo de Israel. La Cena del Señor no debiera hoy
tener menos significado. Existe el grave peligro de que olvidemos o dejemos de
apreciar las maravillosas bendiciones que Dios tiene aparejadas para aquellos
que participen dignamente de los ritos de la casa del Señor. Haríamos bien en
estudiar la pascua, tal como le fue dada a Israel, a fin de apreciar más al que
es nuestro verdadero Cordero pascual, y cuya muerte se conmemora en el servicio
de la comunión.
16.
Cincuenta días.
Esta fiesta tenía lugar en el quincuagésimo día después de la
presentación de la gavilla mecida el 16 del mes de Abib, es decir, en el sexto
día del tercer mes; a fines de mayo o principios de junio. Esta fiesta era
conocida como la "fiesta de las semanas", la de "las primicias de la siega"
(Exo. 34: 22). En tiempos del NT, se la conocía con el nombre de "Pentecostés",
palabra derivada del vocablo griego que significa "cincuenta".
Así como
la gavilla mecida era presentada al comienzo de la cosecha, antes de que se
pudiera usar cualquier parte de ella, así el Pentecostés marcaba el fin de la
temporada de cosecha, aunque podía quedar todavía algún cereal por cosechar en
los lugares más elevados de las montañas. En esta fiesta se reconocía con júbilo
que Israel dependía de Dios, el dador de toda buena dádiva. En esta ocasión no
se presentaba una gavilla, sino dos panes para ofrenda mecida, de flor de
harina, cocidos con levadura, juntamente con siete corderos, un becerro y dos
carneros (Lev. 23: 17,18). Esto se acompañaba con un macho cabrío como ofrenda
por el pecado y dos corderos como ofrenda de paz (vers. 19).
Durante la
celebración de la pascua, no debía consumirse ninguna levadura, ni se la debía
encontrar en las casas del pueblo. En el día de Pentecostés se presentaban dos
panes, "cocidos con levadura" (vers. 17). La gavilla mecida representaba a
Cristo, "las primicias" (ver com. vers. 14). El no tuvo pecado.
Pentecostés simboliza el derramamiento del Espíritu Santo. Así como los
panes eran ofrecidos 50 días después de la gavilla mecida, así también
transcurrieron cincuenta días entre la resurrección de Cristo y el derramamiento
del Espíritu Santo en el día de Pentecostés (Hech. 2: 1-4). Cristo pasó en la
tierra cuarenta de estos días, instruyendo y ayudando a sus discípulos (Hech. 1:
3). Luego ascendió, y durante diez días, los once discípulos continuaron en
oración y súplicas, hasta que "llegó el día de Pentecostés". En ese día
recibieron la plenitud del Espíritu (Hech. 1: 8; 2:4). En Pentecostés la labor
de los discípulos se sumó a la de Cristo, y el resultado fue glorioso para el
reino del cielo.
Estos diez días fueron importantes para la iglesia en
la tierra. También fueron importantes en el cielo. Cuando Cristo subió " "a lo
alto, llevó cautiva la cautividad, y dio dones a los hombres" " (Efe. 4: 8).
Aquellos cuyos sepulcros fueron abiertos en el momento cuando Cristo murió, y
salieron "de los sepulcros, después de la resurrección de él", ascendieron con
él al cielo y fueron entonces presentados ante el Padre, como una especie de
primicias de la resurrección (Mat. 27: 52,53).
22.
El pobre.
En este versículo se repite la instrucción
del cap. 19: 9, 10. Era apropiado que se dedicara especial atención al pobre y
al extranjero en una época cuando había abundancia para todos: la época de la
cosecha.
24.
Son de trompetas.
El
primer día del séptimo mes era un día de reposo; una "santa convocación". En ese
día se tocaban las trompetas porque se avecinaba el día de la expiación y los
primeros nueve días del mes debían ser días de preparación para esa ocasión. El
primer día del séptimo mes del calendario religioso, era el día de año nuevo, el
primer día del año civil.
27.
El día de
expiación.
Este era el único día de ayuno obligatorio (ver Hech. 27: 9).
Era un día solemne en Israel. En hebreo se lo llama "sábado de sábados" y la BJ
traduce "día de descanso absoluto" (Lev. 23: 32). Era el único día, fuera del
sábado semanal, en que se prohibía todo tipo de trabajo.
29.
Será cortada.
El día de la expiación era también un día
de juicio, porque cualquiera que no afligía su alma, era "cortado" (ver com.
Gén. 17: 14; Exo. 12: 15). Más aún, si un hombre trabajaba en ese día, Dios lo
destruiría. En el comentario de Lev. 16 se trata en detalle la celebración del
día de la expiación.
34.
La fiesta solemne
de los tabernáculos.
Esta era la última fiesta del año eclesiástico y
generalmente se celebraba durante el mes de octubre, luego de haberse completado
la cosecha y de haberse recogido todos los frutos. Era una ocasión feliz para
todos. El día de la expiación había pasado; todas las incomprensiones habían
sido eliminadas; todos los pecados habían sido confesados y dejados de lado. Los
israelitas estaban felices, y su felicidad hallaba expresión en la fiesta de los
tabernáculos.
40.
Ramas.
Se usaban
para hacer "tabernáculos", o cabañas en las cuales los israelitas habían de
vivir durante la fiesta. En el día de la expiación, el pueblo debía afligir su
alma. En la fiesta de los tabernáculos, debían regocijarse. Era la ocasión más
feliz del año, cuando los amigos y vecinos reanudaban su camaradería y vivían
juntos en amor y armonía. En este sentido, representaba proféticamente el
momento cuando se realizará la gran cosecha del pueblo de Dios, y " "vendrán
muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en
el reino de los cielos" " (Mat. 8: 11).
La fiesta de los tabernáculos
conmemoraba el tiempo cuando Israel vivió en tiendas en el desierto durante sus
cuarenta años de peregrinaje (ver Deut. 16: 12-15).
Es bueno recordar
como Dios nos ha guiado en el pasado. Es bueno traer a la memoria sus
providencias, porque algunas veces tendemos a quejarnos de los caminos por los
cuales nos guía hoy. ¿No sería bueno pensar en las múltiples bendiciones que
Dios ha derramado sobre nosotros, y la manera maravillosa en que ha guiado
nuestra vida? Si así lo hiciéramos, sentiríamos más aprecio y más gratitud hacia
Dios. Y la gratitud es parte vital de la religión.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-44 Ed
38-40; PP 578-584
2 Ed 39
5 CS 450; Ed 39; PP 578, 581
6-11 PP 581
15-17 PP 581
24 PR 489
27 CS 471;
DTG 412, 705; 5T 520
32 3JT 23; 1T 116
34 DTG 411; Ed 40
34-36 PP 581; PR 490
40 DTG 257
40-43 PP 582
CBA Levítico
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA LEVÍTICO
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Doy gracias a Dios por este comentario biblico tan eficas para este tiempo
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