Comentario Bíblico Adventista Números 18
Comentario Bíblico Adventista
Números Capítulo 18
1.
Llevaréis el pecado.
Los sacerdotes, siendo diferentes del resto de los levitas, debían encargarse de que ninguna persona no autorizada se acercara al tabernáculo, contaminado de esa manera. Esto mitigaría los temores de la congregación de que al acercarse al tabernáculo corría peligro de muerte.
2.
Tus hermanos también.
Una referencia a los
gersonitas y a los meraritas, las otras dos ramas de la tribu de Leví.
Se junten contigo.
La forma verbal aquí traducida "junten" es
probablemente la palabra que sirve de raíz al nombre de Leví (ver com. Gén. 29:
34).
3.
Guardarán lo que tú ordenes.
Eran los guardianes nombrados del santuario.
No se acercarán.
Esto no se refería a los coatitas (cap. 4: 15), sino sólo a los otros
levitas. Los coatitas no debían manejar los utensilios cuando estaban
descubiertos, ni aun debían mirarlos (cap. 4: 19, 20). Esta prohibición también
incluía el altar de bronce (Exo. 29: 37) tanto como el altar del incienso, pues
ambos eran "santos".
Los utensilios.
Literalmente, "el
mobiliario". La palabra traducida "utensilios" incluye todos los vasos sagrados
y muebles del santuario.
4.
Se juntarán,
pues, contigo.
Los sacerdotes debían considerar a sus hermanos los
levitas como una parte integral del cuerpo de hombres designados para servir a
Jehová en el oficio sagrado, aunque en una categoría inferior.
Ningún
extraño.
Es decir, cualquiera que no fuera levita (cap. 1: 51).
5.
No venga más la ira.
Los levitas
eran responsables fuera del tabernáculo, como los sacerdotes lo eran dentro. Los
sacerdotes debían cuidar de todas las cosas santas, tales como el pan de la
proposición (el pan de la Presencia, Bj), las lámparas, etc. y debían cubrirlas
al trasladarlas. Los levitas debían ver que los miembros de la congregación no
profanaran el santuario inadvertida o impíamente.
6.
Vuestros hermanos los levitas.
Los levitas no debían
procurar el oficio del sacerdocio, como lo hizo Coré, sino que debían ayudar a
los sacerdotes en el ministerio del Señor. Pero los sacerdotes no debían
menospreciarlos, sino siempre recordar que habían de ser tratados y considerados
como "hermanos".
Don de Jehová.
Ver caps. 3: 12, 41, 45; 8: 6,
16, 18.
7.
Guardaréis vuestro sacerdocio.
Los obreros de Dios debieran estar orgullosos de su ministerio y
servicio en la obra del Señor, y siempre debieran conservarlos íntegros delante
de Dios.
El altar, y del velo adentro.
Estas palabras sirven
para explicar la expresión "vuestro sacerdocio". Los sacerdotes debían ofrecer
los sacrificios ante el altar de bronce, en el atrio, y debían realizar todos
los deberes sagrados dentro del santuario mismo, como el ofrecimiento del
incienso, la disposición de los panes de la proposición, recortar las mechas de
las lámparas y encenderlas, así como los otros deberes relacionados con las
ocasiones solemnes, tales como el día de la expiación.
El extraño.
Es decir, cualquiera que no fuera sacerdote. Los tales no debían
atreverse a aproximarse al tabernáculo con la intención de realizar alguna
función sacerdotal.
8.
Ofrendas.
Esta es una referencia a las contribuciones, aquellas partes del
sacrificio que no se quemaban sobre el altar sino que eran reservadas para ser
comidas por el sacerdote oficiante. Aarón debía ser responsable por ellas.
Por razón de la unción.
Algunos comentadores se refieren a Lev.
8: 12, y por eso leen: "Porque tú has sido consagrado por el aceite de la
unción". El hebreo dice literalmente: "A ti, ellas son dadas como una porción
consagrada, y a tus hijos como un privilegio para siempre" (ver Lev. 7: 35).
9.
Cosas santas.
" "Cosas
sacratísimas" " (BJ). Para especificar las cosas que concernían al sacerdocio y
para preservar la distinción entre " "lo muy santo" " y " "las cosas
santificadas" ", como se presenta en Lev. 21: 22.
Reservadas del fuego.
Es decir, del altar de los holocaustos. Los sacerdotes recibían algunas
cosas que no provenían del altar, tales como las 12 hogazas del pan de la
proposición, o pan de la Presencia (ver com. Exo. 25: 30; Lev. 24: 5-8).
Para ti y para tus hijos.
Esas porciones debían ser una
compensación parcial por su falta de herencia entre las tribus de Israel.
10.
En el santuario la comerás.
Generalmente se ha entendido que esto se refiere al tabernáculo en
contraste con el atrio exterior. En armonía con la intención obvia de las
Escrituras (Lev. 16: 2; Heb. 9: 6, 7), Straubinger traduce "en lugar santísimo".
Todo varón comerá de ella.
Y ningún otro, como se declara
específicamente en otras partes (Lev. 2: 3, 10; 6: 17, 18, 29; 7: 6).
11.
Esto también será tuyo.
"
"Esto" " se refiere a las cosas menos santas.
La ofrenda elevada.
El pecho del sacrificio de paz era mecido delante de Jehová y la
espaldilla (o muslo) era elevada delante de él (ver com. Exo. 29: 27 y Lev. 7:
14). Ambos llegaban a ser de los sacerdotes (Ley. 7: 30-34). Lo mismo se hacía
con la espaldilla del carnero ofrecido por un nazareo (Núm. 6: 19, 20).
Y a tus hijas.
Estas dádivas no eran exclusivamente para el uso
de los varones (Lev. 10: 14; 22: 13). Sin embargo, la comida debía hacerse en un
lugar limpio (Lev. 10: 14) dentro del campamento (Deut. 12: 6, 7, 17, 18) y no
se permitía que participara ninguna persona inmunda (Lev. 7: 20, 21; 22: 4).
12.
Todo lo más escogido.
Literalmente, " "la gordura" ". La gordura era un símbolo de riqueza
tanto en alimentos como en sacrificios (Deut. 32: 14; Sal. 63: 5; Exo. 23: 18;
29: 13, 22; 1 Sam. 2: 15, 16). También se usaba para referirse a los mejores
productos de la tierra (Gén. 45: 18). Aquí se hace referencia a los productos de
la tierra, antes de ser procesados para su consumo.
Las primicias de
ello.
Esto puede ser una referencia al tiemp o, lo primero que maduraba
de la cosecha, pero podría también referirse a la calidad (cf. " "las primicias
de los primeros frutos" " en Exo. 23: 19).
13.
Todo limpio.
Se permitía que todos los miembros de una
familia sacerdotal comieran de "las primicias de todas las cosas". Sólo estaban
excluidos los que se encontraban bajo el entredicho de inmundicia.
14.
Todo lo consagrado.
Todo lo que estaba
sometido a un voto era completamente dado a Dios y no podía ser redimido (Lev.
27: 1-29; cf. Núm. 21: 2; Mar. 7: 11).
15.
Que abre matriz.
" Lo que nacía primero, ya fuera varón
o animal macho, pertenecía a los sacerdotes. Si nacía primero una hembra y un
macho después, el macho no debía ser de los sacerdotes, puesto que en ese caso
no había abierto la matriz (Exo. 13: 2). "
Se redima.
" Dos
clases de primogénitos que pertenecían a los sacerdotes debían redimirse, es
decir recobrarse por dinero: (1) los animales inmundos, que no se aceptaban como
sacrificios, y (2) los seres humanos. "
16.
Cinco siclos.
" El precio fijado cuando el primogénito
era permutado por los levitas (cap. 3: 46, 47). Los judíos de hoy celebran una
ceremonia derivada de esta redención, cuando un hijo primogénito tiene un mes de
edad. "
17.
No redimirás.
" Es
decir, no se aceptaba una suma de dinero como redención, sino que el animal
mismo debía ser sacrificado. Estos eran animales limpios, y sólo los inmundos
que no podían ser sacrificados debían ser redimidos (vers. 15)., "
Rociarás.
" La fórmula usada para los sacrificios de paz (Lev.
7: 31-33). "
18.
La carne de ellos.
" Con la excepción de las partes con grasa, que eran quemadas, todo el
sacrificio venía a ser de los sacerdotes. "
El pecho de la ofrenda
mecida.
"Como esto y el muslo derecho ("espaldilla" ") de las ofrendas
de paz se convertían en propiedad de los sacerdotes (ver Lev. 10: 14, 15), así
también en este caso todo el cadáver les pertenecía.
19.
Pacto de sal.
Un pacto indisoluble, uno que nunca se
deteriora, un vínculo de amistad sagrada. La sal, que en sí misma preserva otros
cuerpos de la corrupción, es un símbolo apropiado de lo que es incorruptible. Es
un emblema de una alianza valedera, como cuando dos hombres comían juntos pan y
sal. La sal siempre se añadía a los sacrificios ofrecidos al Señor (Lev. 2: 13;
Mar. 9: 49).
20.
De la tierra de ellos no
tendrás heredad.
Es decir, los levitas no recibieron herencia
territorial en la Tierra Santa como las otras tribus. Aarón mismo no entró en la
Tierra Santa, pero se le hace a él esta declaración como representante de los
levitas. Ciertos deberes sagrados iban a ocupar el lugar de una herencia de
tierra.
Yo soy tu parte.
Los sacerdotes estaban consagrados
completamente a Dios (Deut. 10: 9). Por su parte, el pueblo debía manifestar un
espíritu de generosidad con sus hermanos los sacerdotes que no habían recibido
una herencia de tierra (ver Deut. 12: 12; Jos. 13: 14). Los sacerdotes vivían
del altar de Dios y, por así decirlo, comían en la mesa de Dios.
21.
Todos los diezmos.
Como una
recompensa por su servicio, los levitas debían recibir una décima parte de todo
lo producido (vers. 26, 30). En Heb. 7: 5 el pago de los diezmos entra en el
argumento de que el sacerdocio aarónico era inferior al sacerdocio de Cristo.
22.
No lleven pecado por el cual mueran.
Para que no murieran, los miembros de la congregación no debían osar
aproximarse al tabernáculo con la idea de ocuparse en obra alguna del sacerdocio
o de los levitas.
23.
Llevarán su
iniquidad.
Si los levitas permitían que una persona no autorizada
hiciera la obra de ellos, ellos mismos recibirían el castigo que correspondía al
perpetrador de la falta.
24.
En ofrenda.
Para que el pueblo estuviera bien dispuesto a dar sus diezmos a los
levitas, los diezmos son representados como una "ofrenda" para Jehová. Esto no
significa que se seguía el ritual de las ofrendas elevadas o alzadas, sino más
bien que los diezmos debían ser ofrecidos a Dios, y que él a su vez los daba a
los levitas.
26.
Cuando toméis.
Una
confirmación para Moisés (vers. 25) de las palabras dichas a Aarón (vers. 20).
Presentaréis.
Los levitas mismos debían dar un diezmo de lo que
recibían de los diezmos de Israel.
27.
Vuestra ofrenda.
La contribución de los levitas, que
debían dar a los sacerdotes, era una décima parte de los diezmos que recibían.
Se os contará.
Compárese con Lev. 7: 18, donde la misma palabra
se ha traducido "tendrá cuenta" (BJ) o sea algo imputado. Se usa también en
cuanto a la fe de Abrahán (Gén. 15: 6, "se lo reputó" , BJ).
Como.
Los levitas no tenían cereales ni vino propios, pero debían diezmar su
ingreso como si procediera de sus propias eras o de sus propios lagares.
28.
Al sacerdote Aarón.
Los que no
eran levitas eran mucho más numerosos que los levitas, en una proporción,
aproximadamente, de 30 a 1 (ver caps. 2: 32; 3: 39). Eso significaba que los
levitas ciertamente estaban bien provistos. Por lo tanto, era adecuado que así
como los levitas recibían diezmos del pueblo, a su vez pagaran diezmo a los
sacerdotes.
29.
De todos vuestros dones.
De todo lo que llegaba a su mano los levitas debían dar ofrendas a los
sacerdotes.
De todo lo mejor.
Nada menos que lo mejor podía
ofrecerse a Dios.
La porción que ha de ser consagrada.
Esto era
el diezmo, la parte del Señor (Lev. 27: 30).
31.
En cualquier lugar.
No en algún "lugar santo"
designado.
Vuestra remuneración.
Quedaba librado a su arbitrio,
para ser usado en el hogar, participado con toda la familia, o vendido para
comprar otras cosas (ver Mat. 10: 10; Luc. lo: 7; 1 Cor. 9: 4; 1 Tim. 5: 18).
32.
No llevaréis pecado.
No serían
culpados por usarlo para sus propios fines y necesidades.
Ofrecido.
Después de que habían sacado la décima parte para Dios.
No
contaminaréis las cosas santas.
No habría contaminación, con su castigo
acompañante, por el hecho de que usaran en forma personal y no religiosa lo que
les quedara de los diezmos que habían recibido.
No moriréis.
Como ciertamente sucedería con los que dieran un uso común a las cosas
santas.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
12
HAp 27 l; 1JT 466
15, 16 PP 281
20 6T 312
21 CMC 76,
108; MB 289, 291; PP 570
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