Comentario Bíblico Adventista Génesis 26
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 26
1.
Hubo hambre.
Un hambre similar a la que ocurrió en el tiempo de Abrahán (cap. 12: 10). La región de Gerar, por ser más fértil, no fue afectada por la sequía tanto como el semiárido Neguev . En cuanto a la presencia de filisteos en Canaán en este tiempo, ver com. de cap. 21: 32. No se sabe si Abimelec y Ficol (Gén. 26: 26) son los mismos individuos que se mencionan en los caps. 20: 2 y 21: 22, o sencillamente títulos que significan respectivamente "rey" y "comandante de ejército". Lo más probable es que sea esto último (ver com. de caps. 20: 2; 21: 22).
2.
Se le apareció Jehová.
Esta es la primera
revelación divina que se registre concedida a Isaac. Varias promesas hechas
anteriormente a Abrahán fueron entonces repetidas a Isaac (ver caps. 12: 3; 15:
5; 22: 17, 18).
5.
Oyó Abraham mi voz.
La obediencia del padre es aquí presentada como la razón para las
bendiciones que vendrían sobre el hijo. Es también una promesa implícita de que
una conducta similar de Isaac traería iguales resultados. Santiago explica que
la fe de Abrahán, por la cual fue correctamente alabado por Pablo (Rom. 4: 1-5),
fue perfeccionada por su obediencia (Sant. 2: 21-23). Ni la confianza ni la
obediencia son completas la una sin la otra.
Mi voz.
Cada vez
que Dios hablaba, Abrahán obedecía sin demora (Gén. 12: 1-4; 22: 1-3).
Mis mandamientos.
"Mandamientos" se refiere a los preceptos
dados por Dios (1 Sam. 13: 13; 1 Rey. 13: 21), por un padre (Prov. 4: 1, 4; 6:
20), por un rey (1 Rey. 2: 43; 2 Rey. 18: 36) o por un maestro (Prov. 2: 1; 7:
1, 2). Un precepto tal: el caminar perfectamente delante de Dios, había sido
ordenado a Abrahán a la edad de 99 años (Gén. 17: 1).
Mis estatutos.
Esto tanto se refiere a leyes ceremoniales dadas por Dios (Exo. 13: 10;
Núm. 9: 14; etc.) como a leyes morales (Deut. 4: 5, 8, 14; 6: 24; etc.).
Mis leyes.
Tanto instrucciones éticas como preceptos
ceremoniales y espirituales (Job 22: 22; Isa. 8: 16, 20).
Este versículo
incluye la mayor parte de las palabras hebreas que se refieren a la ley divina o
mandamientos. Abrahán los observó diligentemente, ya fuera que le llegaran
directamente de Dios o que le hubieran sido transmitidos por las generaciones
pasadas. Propuso en su corazón obedecer a Dios implícitamente; cuando cayó, se
dirigió a Dios con el sacrificio de contrición sobre el altar de su corazón (ver
Heb. 7: 25; 8: 1-4). Dejó su tierra natal, ofreció a su hijo, llevó a cabo el
rito de la circuncisión, pagó el diezmo. Lo mismo tiene que haber sido cierto
con relación a fases de la ley de Dios que no se mencionan específicamente en
relación con el relato de su vida. El propio testimonio de Dios dado aquí
asegura, por ejemplo, que Abrahán fue un fiel observador del sábado, como lo fue
en otros asuntos tales como el pago del diezmo.
7.
Es mi hermana.
Así como Abrahán había declarado que su
esposa era su hermana (caps. 12: 11-13; 20: 2, 11), así también lo hizo Isaac.
Pero la forma en que Dios protegió a Rebeca fue muy diferente de aquella con la
cual preservó a Sara. Nadie ni siquiera la tocó. Este caso y otro más (cap. 25:
28) son los únicos ejemplos registrados de la vida de Isaac en que se desvió de
una estricta rectitud. Avergonzado por su propia conducta, quizá Abrahán no
previno a Isaac, narrándole su propia falta en ese respecto. Lo más probable,
sin embargo, es que Abrahán le hubiera contado esto a Isaac pero que, como
sucede con frecuencia, Isaac hubiese tenido que aprender la lección por sí mismo
a través de una experiencia amarga. ¡Con cuánta frecuencia los pecados de los
padres se perpetúan en los hijos! Pero las debilidades hereditarias nunca libran
a los hijos de su responsabilidad personal por sus propios errores (Eze. 18:
20).
12.
Ciento por uno.
Aunque, en
términos generales, los patriarcas vivían una vida seminómade, sus hábitos
diferían considerablemente de los que caracterizan a los beduinos de los días de
hoy. Estos no cultivan la tierra ni poseen grandes rebaños y manadas como los
patriarcas. Aunque el valle de Gerar es excepcionalmente fértil, un ciento por
uno de la cosecha de cereales es más o menos el máximo para Palestina, donde lo
normal es treinta a cincuenta por uno (ver Mat. 13: 23). La bendición especial
de Dios descansaba sobre Isaac.
15.
Todos
los pozos.
La creciente riqueza de Isaac y su influencia despertaron la
envidia de los filisteos, y procuraron hacerle daño. Los pozos inutilizados por
los filisteos fueron los que el rey de Gerar había garantizado solemnemente a
Abrahán en forma perpetua (cap. 21: 25-32). Poder disponer de pozos es
importantísimo en el desierto del sur de Palestina, y sin ellos un ganadero debe
buscar pastos en otros lugares.
17.
Isaac se fue de allí.
Estando en un camino
de santidad, Isaac no peleó, sino que trasladó su campamento hacia el oriente de
la ciudad, aunque quedó todavía en el mismo valle del cual Gerar tomó su nombre.
22.
Se apartó de allí.
Siendo un
hombre amante de la paz, Isaac no quiso entrar en dificultades por los pozos que
sus hombres habían cavado, y se trasladó cada vez que sus derechos fueron
impugnados. El tercer pozo nuevo parece haber estado suficientemente lejos de
los filisteos como para que lo dejaran en paz allí, por cuya razón lo llamó
Rehobot, "lugares espaciosos". Esta fuente ha sido identificada con la actual
er-Rujebeh , a unos 30 km. al suroeste de Beerseba en el Wadi Rujebeh , que
perpetúa hasta el día de hoy el nombre recibido de Isaac.
23.
De allí subió.
Por alguna razón
que no se ha explicado, Isaac se trasladó más hacia el norte después de un
tiempo y se estableció en Beerseba, donde una vez vivió Abrahán (caps. 21: 33;
22: 19). Allí Jehová se le apareció a Isaac por la noche y renovó las promesas
del pacto.
26.
Abimelec vino a él.
En ocasión del tratado anterior, Isaac tenía unos tres años de edad
(cap. 21: 8, 22; ver también com. de cap. 21: 8). El segundo tratado se realizó
aproximadamente 97 años más tarde (caps. 25: 26; 26: 34). Por lo tanto, es
probable que el Abimelec del cap. 26: 26 no sea el individuo mencionado en el
cap. 21: 22. Cuando los caminos de un hombre son agradables a Dios, aun sus
enemigos estarán en paz con él (Prov. 16: 7). El nuevo rey de Gerar propuso
entonces un tratado que, en realidad, era una renovación del tratado original
entre Abrahán y un rey anterior de Gerar. A pesar de la injusticia que había
sufrido Isaac a manos de ellos, siendo él un hombre amante de la paz estuvo
contento de celebrar un nuevo pacto de amistad con Abimelec. Uno tan sólo puede
preguntarse cómo se habrá sentido Isaac cuando Abimelec descaradamente se jactó
de su justicia de otros tiempos y de su honradez. El hecho de que no hubiera
habido violencia cuando los siervos de Abimelec arruinaron varios pozos y
robaron a Isaac por lo menos otros dos, se debió únicamente a la retirada
pacífica de Isaac. Aunque éste no podía olvidar esas amargas experiencias, no
las mencionó. Tenía un gran corazón y un espíritu magnánimo. Aun cuando no se
menciona aquí, posiblemente fueron sacrificados animales y se observaron las
ceremonias habituales (ver com. de cap. 21: 27).
33.
Lo llamó Seba.
Los siervos de Isaac le informaron de su
éxito en abrir un nuevo pozo ese mismo día, y le dio el nombre de Seba, que
significa "juramento", en conmemoración del tratado con Abimelec. La declaración
"Por esta causa el nombre de aquella ciudad es Beerseba" no contradice el hecho
de que Abrahán ya había dado ese mismo nombre al lugar (cap. 21: 31). Ahora
había una razón más para perpetuar el nombre asignado al lugar un siglo antes.
Como el tratado entre Abimelec e Isaac no es sino una renovación de aquel
tratado anterior, así el nombre Seba dado por Isaac al nuevo pozo era una
reafirmación de su nombre anterior: Beerseba.
34.
Esaú era de cuarenta años.
A las dificultades de Isaac
con los filisteos se le añadió entonces una cruz doméstica, que le causó pesar
profundo y duradero. Esaú, que ya había demostrado su indiferencia hacia los
principios religiosos, no vio motivo para pedir consejo de sus padres en cuanto
a la elección de una esposa o para molestarse en hacer arreglos para conseguir
una entre sus parientes de Mesopotamia. Cuando tenía 40 años de edad y su padre
100 (cap. 25: 26), se casó con dos mujeres heteas [hititas], simultáneamente o
casi simultáneamente. Al hacer esto menospreciaba abiertamente los principios de
la dirección paternal de no casarse con paganas y de practicar la monogamia.
Son semíticos los nombres de las mujeres de Esaú tanto como los de sus
padres. Judit significa "la alabada"; Beeri, "mi pozo"; Basemat, "fragancia", y
Elón, "el fuerte". Dichos nombres sugieren que estas dos familias heteas deben
haber vivido en Canaán por algún tiempo y deben haber adoptado el idioma de los
cananeos. En cuanto a la presencia de los heteos en el sur de Palestina en este
período antiguo, ver com. de cap. 20: 1.
35.
Fueron amargura de espíritu.
Estas dos mujeres, como el
hebreo claramente lo indica, llegaron a convertirse literalmente en "amargura de
espíritu" para los padres de Esaú. Su proceder perverso y malo, su religión
idolátrica y su carácter falto de espiritualidad y frivolo fueron causa de dolor
para Isaac y Rebeca. Este triste mundo no conoce un pesar mayor que el que
pueden provocar los hijos.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
3 1JT 74
5 P9P 136, 149, 378, 387; SR 146
24 2T
271
34, 35 PP 178
CBA Génesis
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