Comentario Bíblico Adventista Génesis 24
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 24
1.
Era Abraham ya viejo.
Los sucesos narrados en este capítulo ocurrieron tres años después de la muerte de Sara (cap. 23: 1, 2). Puesto que Sara tenía 90 años cuando nació. Isaac, y éste 40 cuando se casó con Rebeca (cap. 25: 20), Abrahán tenía unos 140 años en este tiempo (cap. 17: 17).
2.
Un criado suyo, el más viejo.
Eliezer era el
siervo de mayor confianza en la casa de Abrahán (PP 169). Medio siglo antes, de
primera intención él había sido elegido por Abrahán como su posible heredero
(cap. 15: 2). Ahora fue llamado por Abrahán para una misión importantísima.
Tu mano debajo de mi muslo.
Esta antigua ceremonia que
acompañaba a un solemne juramento sólo se menciona otra vez en el cap. 47: 29.
En ambos casos las circunstancias sugieren una promesa que había que cumplir
fielmente después de la muerte de aquel a quien se hacía la promesa, es decir
que se cumplía con su posteridad. La muerte de una de las partes, no desobligaba
a la otra de su juramento. Las explicaciones de esta costumbre varían algo entre
los comentadores. Considerada como el origen de la posteridad (Gén. 35: 11; 46:
26; Exo. 1: 5), se ha entendido que la palabra "muslo" o "lomos" (el mismo
vocablo en hebreo) señalaba hacia la futura descendencia de Abrahán, en
particular a Cristo, la Simiente prometida. Si es así, por así decirlo el
juramento era formulado por -o en el nombre de Aquel que había de venir. Otros
intérpretes han considerado el muslo como símbolo de señorío o autoridad, y el
colocar la mano debajo de él un juramento de fidelidad a un superior.
3.
No tomarás para mi hijo mujer.
Aunque Abrahán iba a vivir otros 35 años (cf. cap. 25: 7, 20), parece
haberse sentido algo débil en este tiempo (vers. 1). La autoridad dada a Eliezer
en la elección de una esposa implica una encomiable sumisión de parte de Isaac,
que ya tenía 40 años. En tiempos antiguos,
como es hasta hoy día en el
Oriente, los padres elegían el cónyuge y hacían los arreglos para la boda de sus
hijos. Esto de ninguna manera implicaba que los deseos de los jóvenes mismos
eran ignorados (ver vers. 58, 67; PP 168). La larga demora en hacer planes para
el casamiento de Isaac probablemente se debió al deseo de Abrahán de evitar que
su hijo tomara una esposa cananea, ya que hasta entonces no había procurado
conseguir una de Harán (vers. 3-6). La muerte de Sara quizá había añadido un
sentido de urgencia al asunto.
De los cananeos.
Conociendo el
creciente libertinaje y la idolatría de los cananeos y su inminente condenación,
Abrahán deseaba conservar la pureza de la simiente prometida. Su propia
experiencia con Agar y las vicisitudes de Lot e Ismael le habían enseñado el
peligro de las alianzas con gente de origen pagano (PP 171). Además Dios ya
había prohibido el casamiento con los cananeos, prohibición que más tarde se
incorporó en la legislación mosaica (Exo. 34: 16; Deut. 7: 3).
4.
A mi tierra.
No a Ur de los
Caldeos, sino a Harán, ambos lugares de la Mesopotamia. Aunque no estaban libres
de la idolatría, los parientes de Abrahán preservaron, en cierta medida, el
conocimiento y el culto del Dios verdadero (Gén. 31: 19; Jos. 24: 2; PP 168).
Por lo tanto, una nuera tomada de ellos parecia muy preferible a una que
procediera de los degradados cananeos.
6.
Guárdate que no vuelvas a mi hijo allá.
Solemnemente
Abrahán encargó a Eliezer que no le permitiera a Isaac que fuera a Mesopotamia.
Sentía que ni él ni su hijo debían regresar allí ni siquiera para una visita.
Esto, junto con su edad avanzada (vers. 1), probablemente influyó en él para que
no volviera en persona a conseguir una esposa para su hijo.
7.
El enviará su ángel.
Esta tierna
expresión de confianza en la dirección divina revela la permanente convicción de
Abrahán de que él y sus asuntos estaban bajo la dirección y protección de Dios.
La misma seguridad de dirección divina dada a Eliezer posteriormente fue
prometida al pueblo de Israel (Exo. 23: 20) y a la iglesia cristiana (Heb. 1:
14).
8.
Serás libre.
En vista de la
naturaleza sagrada y obligatoria de su juramento, Eliezer experimentó una
preocupación justificable
en cuanto a su responsabilidad en caso de que
ninguna mujer quisiera volver con él a Canaán. Abrahán le aseguró a Eliezer que
podría contar con Dios, pues no le dejaría, habiéndolos guiado hasta allí.
Eliezer podía emprender el viaje teniendo confianza en la conclusión feliz de su
misión. Pero si por alguna razón sucedía lo contrario, debía considerarse libre
de una obligación posterior respecto al juramento, con la excepción de que en
ninguna circunstancia debía permitir que Isaac fuera a Mesopotamia a conseguir
esposa. No hay duda de que Abrahán temía que Isaac pudiera sentirse tentado a
permanecer en Mesopotamia y así torcer el propósito divino.
10.
Diez camellos.
En cuanto al uso
de camellos domesticados, en tiempo de Abrahán, ver com. de cap. 12: 16. Abrahán
dejó toda la planificación y la ejecución de este encargo en las manos de su
siervo Eliezer, digno de toda confianza. La declaración de que Eliezer "era el
que gobernaba en todo lo que [Abrahán] tenía" muestra que era un hombre de
experiencia y sano juicio. Ya había estado con Abrahán durante más de medio
siglo (cap. 15: 2).
Llegó a Mesopotamia.
El término hebreo
traducido aquí Mesopotamia es 'Aram-naharayim ; literalmente, "Aram de los dos
ríos". Esta tierra donde florecieron los mitanios en el tiempo de Moisés, era
llamada naharina por los egipcios. Está en el norte de Mesopotamia, entre el
Eufrates superior y el río jabur.
La ciudad de Nacor.
Hasta
abril de 1930 se pensaba que era tan sólo otro nombre para Harán (caps. 27: 43;
28: 10). Sin embargo, tablillas cuneiformes del siglo XVIII AC, descubiertas en
Mari, ciudad amorrea del Eufrates central, mencionan a Til-Nahiri , "la ciudad
de Nacor", como una ciudad de la región de Harán. La "ciudad de Nacor", por lo
tanto, no era la misma Harán, sino una localidad separada fundada por Nacor y
llamada por el nombre de él (ver com. de cap. 11: 31).
11.
La hora en que salen las doncellas.
Nada se dice en
cuanto al viaje mismo, que debe haber llevado muchos días, y Moisés continúa la
narración cuando Eliezer llegó a su destino. La caravana de diez camellos había
llegado al pozo fuera de la ciudad de Nacor, y se arrodillaron para descansar y
esperar que les dieran de beber. Desde la más remota antigüedad fue la costumbre
oriental que las mujeres sacaran agua y la llevaran a casa ya fuera en cántaros
o en odres (Exo. 2: 16; 1 Sam. 9: 11). Eliezer consideró tal ocasión como una
buena oportunidad para observar a las jóvenes casaderas de la ciudad y para
decidir en cuanto a una esposa conveniente para el hijo de su amo.
12.
Oh Jehová, Dios.
Habiendo sido
criado en la religión de su amo y siendo él mismo un firme creyente en el Dios
verdadero, Eliezer oró silenciosamente pidiendo sabiduría, dirección y éxito.
Este siervo que ora es un ejemplo animador de los frutos del celoso cuidado de
Abrahán por las almas de su casa (cap. 18: 19). Esta, la primera oración
registrada en la Biblia, expresa una fe infantil. Bien conocía Eliezer que era
grande su responsabilidad de volver con una mujer que fuera una bendición y no
una maldición para la casa de Abrahán, una que fuese ayuda idónea para su esposo
y que no contribuyera a su caída. Por lo tanto, pidió una señal que lo guiara en
su elección. Puesto que no era fácil sacar agua suficiente para diez camellos
sedientos, lo que propuso significaba una verdadera prueba de carácter. Eliezer
quería estar seguro de que la mujer que llevara al hogar de Abrahán fuese
naturalmente amigable, dispuesta para ayudar y capaz de trabajar.
15.
He aquí Rebeca.
No por
accidente sino en forma providencial fue respondida su oración antes de que la
hubiera completado. Esta no fue la única ocasión en que la respuesta de Dios
vino tan rápidamente (Dan. 9: 23; Isa. 65: 24). El está siempre dispuesto para
oír una oración sincera expresada con fe. El significado del nombre Rebeca es
oscuro. En cuanto a su linaje, ver com. de Gén. 22: 23.
Su cántaro sobre
su hombro.
En algunos pueblos orientales existe la costumbre de llevar
cántaros de agua sobre la cabeza, pero las mujeres de Palestina y de Siria los
llevan sobre los hombros.
16.
De aspecto
muy hermoso.
Moisés presenta a Rebeca a sus lectores inmediatamente
después de que aparece en el relato. Al igual que Sara (cap. 12: 11) y Raquel
(cap. 29: 17), Rebeca era muy atrayente. Con el hecho de repetirlo, se hace
resaltar su virginidad. Esta era verdaderamente una virtud importante para la
que debía llegar a ser la madre de toda una nación.
Descendió a la
fuente.
La fuente era una vertiente natural, como lo indica la palabra
hebrea 'áyin . Generalmente se encontraban estas vertientes en wadi, el lecho
seco de una corriente de agua estacional, al paso que las ciudades se edificaban
sobre montículos. Por lo tanto, necesariamente la gente tenía que "descender"
hasta el lugar donde sacaban el agua.
19.
También para tus camellos sacaré agua.
Rebeca, a quien
un cansado viajero sólo le había pedido algo de agua para beber, inmediatamente
manifestó su bondadosa disposición. Su ofrecimiento de sacar agua para los
camellos fue voluntario y no obedecía a una costumbre. Demostraba un genuino
deseo de ayudar a los que estaban en necesidad y, sobre todo, no debe olvidarse
que su bondad fue utilizada por la providencia de Dios como una evidencia de que
él la había escogido para ser la esposa de Isaac. Su ofrecimiento podía ser la
plena respuesta a la oración de Eliezer únicamente si provenía como una
manifestación natural del carácter.
21.
Maravillado de ella.
Eliezer estaba tan
fascinado por la buena voluntad natural de Rebeca de ayudarle, que permitió que
sacara agua para sus diez camellos sin ofrecerle su ayuda (ver Gén. 29: 10; Exo.
2: 17). Quedó sorprendido por la precisión y prontitud con que la Providencia
había respondido a su oración en procura de dirección. Momentáneamente vaciló:
¿podría ser verdad? De igual modo los discípulos quedaron asombrados cuando
Pedro, después de haber sido libertado de la prisión por un ángel, súbitamente
estuvo ante ellos. Aunque oraban para que fuera librado, les resultó difícil
aceptar la respuesta cuando llegó (Hech. 12: 12-17).
22.
Un pendiente de oro.
Debe notarse que este regalo no
fue la dote de ella sino una expresión de la gratitud de Eliezer. Aunque
sospechaba que llegaría a ser la esposa de Isaac, Eliezer todavía ni sabía su
nombre, mucho menos su relación familiar con Abrahán. La palabra traducida
"pendiente", "joya para la frente", proviene del hebreo nézem, un anillo para la
nariz. Desde los tiempos antiguos, las mujeres beduinas han llevado anillos en
la nariz, ya sea en el cartílago de uno de los lados o en el tabique central de
la nariz (Isa. 3: 21; Eze. 16: 11, 12). Entre los beduinos, el anillo en la
nariz es todavía el regalo que se acostumbra dar cuando se compromete una
pareja. El anillo de oro pesaba probablemente unos 6 g, y los dos brazaletes de
oro entre 120 y 150 g. Al precio actual del oro, su valor combinado sería de
unos 700 dólares. No es de admirar que Labán quedara sorprendido (vers. 30).
25.
Lugar para posar.
Eliezer
estaba convencido de que la joven que había conocido en forma tan notable era la
elegida por Dios para acompañarlo de vuelta a Canaán. La hospitalidad parece
haber sido una práctica común en el hogar de Rebeca. De otro modo, no se hubiera
sentido libre para invitar a un extraño a posar con ellos.
26.
Se inclinó.
El fiel siervo de
Abrahán era uno de esos individuos felices que no solamente oran pidiendo ayuda
sino que también expresan su gratitud al recibirla. Dio la gloria a Dios por el
buen éxito que había acompañado a su misión. Eliezer es un digno ejemplo del
valor del culto familiar. Abrahán nunca había considerado su religión como una
mera posesión personal, pero sí la había vivido y enseñado (cap. 18: 19), y
había hecho que su gran familia participara de los requisitos y privilegios del
pacto divino (cap. 17: 23). Habían llegado a creer en el Dios verdadero y a
imitar el ejemplo de fiel consagración a Dios de parte de Abrahán. Las dos
oraciones de Eliezer en el pozo de la ciudad de Nacor hacen resaltar el valor de
la obra misionera en el hogar.
28.
Casa de
su madre.
Se han dado varias explicaciones para responder por qué Rebeca
fue a la "casa de su madre" y no a la casa de su padre: (1) Su madre era cabeza
de la familia. Eso no puede ser correcto porque los hombres de la familia
decidieron la cuestión (vers. 31, 50-59). (2) Su padre, Betuel, había muerto y
la persona de ese nombre del vers. 50 era un hermano menor. (3) En muchos países
orientales las mujeres tienen residencias separadas, y naturalmente Rebeca fue
allí primero para contar lo que le había sucedido. (4) La expresión "casa de su
madre" significa en realidad "casa de su abuela", de acuerdo con una costumbre
común semítica por la cual una abuela puede ser llamada madre. Puesto que la
abuela de Rebeca, Milca, es mencionada repetidas veces (vers. 15, 24, 47), al
paso que su madre no es mencionada, es posible que la última haya estado muerta.
De modo que Rebeca quizá residía con su abuela Milca, quien siendo viuda tendría
una casa separada. El tercer punto de vista parece ofrecer la mejor explicación.
29.
Labán.
El "rubio",
probablemente hermano menor de Rebeca (ver com. de cap. 22: 23). Su carácter
algo defectuoso, puesto en evidencia más tarde en sus tratos con Jacob, se
reflejó en el hecho de que, al ver los ricos regalos que había recibido su
hermana, salió corriendo inmediatamente para encontrar a Eliezer.
31.
Bendito de Jehová.
Aunque era
idólatra (cap. 31: 30), Labán también conocía y apreciaba el culto de Jehová (PP
168). El relato de Rebeca de su encuentro providencial con Eliezer cerca del
pozo, sin duda hizo recordar a los hermanos la migración divinamente señalada a
Abrahán para que fuera a Canaán, y los informes de su progreso allí.
33.
No comeré.
La cortesía oriental
normalmente posponía la transacción de negocios hasta después de la comida
(véase Homero, La odisea , III. 69). Sin embargo, Eliezer sintió que su misión
era tan apremiante que no podía detenerse aun para comer mientras el asunto
siguiera pesando sobre su corazón y su resultado permaneciera incierto. Su
diligencia aquí manifestada explica la confianza que Abrahán le tenía y la
justifica plenamente.
49.
Declarádmelo.
Después de repetir el relato de la prosperidad de su amo, del nacimiento
de Isaac, de su propio juramento de conseguir una esposa para Isaac entre los
parientes de su amo, y de la forma providencial en que había sido llevado al
hogar de Rebeca, Eliezer con solemne fervor insistió en una decisión inmediata.
50.
De Jehová ha salido esto.
En
armonía con la costumbre normal del Oriente, Labán y Betuel debían aprobar el
propuesto casamiento de Rebeca con Isaac. Sin embargo, puesto que Jehová ya
había decidido el asunto, no les quedaba otra alternativa sino acceder. En lo
que a ellos se refería, la decisión de Jehová no podía ser cuestionada por
ellos, y así Eliezer quedó en libertad para llevar a Rebeca a Canaán.
52.
Se inclinó en tierra ante Jehová.
Esta es la tercera oración de Eliezer durante su corta estada en la
ciudad de Nacor (vers. 12, 26). Parece que cada incidente de la vida era para él
un motivo de oración, ya fuera en procura de dirección o para agradecer. Otros
bien pueden confiar en un hombre que a su vez confía en Dios. ¡Cuánto mayor
sería nuestro éxito en todos los asuntos temporales si, como Eliezer,
reconociéramos a Dios en todo lo que hacemos!
54.
Enviadme a mi señor.
Eliezer estaba impaciente por
completar su misión informando su éxito a Abrahán, no fuera que la demora se
convirtiese en una causa de preocupación para él. Como podría esperarse, los
parientes de Rebeca quedaron turbados ante el pensamiento de una separación tan
súbita de ella. Creían que ella debía disponer de suficiente tiempo a fin de
prepararse para su partida y también para que se le pudiera dar una despedida
adecuada. De acuerdo con la costumbre oriental, esto sin duda incluiría varios
días de festejos y holgorio.
56.
No me
detengáis.
La insistencia de Eliezer y su consideración por Rebeca
indujeron a Labán a dejar la decisión con ella. ¿Estaría dispuesta a privarse
del placer de unos pocos días más en el hogar de su niñez a fin de complacer a
su futuro esposo, y al padre de él? La pronta y voluntaria respuesta de ella
refleja madurez de juicio, un espíritu desinteresado y el reconocimiento de que,
de allí en adelante, su primer deber debía ser para con su esposo.
60.
Sé madre.
La familia de Rebeca
invocó sobre ella las bendiciones prometidas por Dios a Abrahán. Todavía los
orientales consideran que una descendencia numerosa es la mayor de las
bendiciones y ése fue el principal objeto de su deseo para ella. En cuanto al
anhelo expresado de que su simiente poseyera la puerta de sus enemigos, ver com.
de cap. 22: 17.
62.
Venía Isaac.
Lo
mismo que del viaje a Mesopotamia, nada se dice del viaje de regreso a Canaán.
Moisés pasa inmediatamente a la escena de la bienvenida de ella en su hogar
futuro. Este acontecimiento ocurrió en el pozo que Agar había llamado Pozo del
Viviente-que-me-ve (cap. 16: 14), en el Neguev, al sur de Beerseba (ver com. de
cap. 12: 9). Desde la muerte de Sara, que había ocurrido en Hebrón (cap. 23: 2),
indudablemente Abrahán una vez más había cambiado su residencia.
63.
Había salido Isaac a meditar.
No es seguro el significado exacto de la palabra hebrea Ñ uaj, traducida
"meditar" " en la VVR. La idea de meditar se encuentra en las versiones más
antiguas no semíticas de este texto, la LXX y la Vulgata. En las versiones
semíticas más antiguas, el Pentateuco Samaritano y el tárgum de Onkelos, la
traducción es "orar". Eso fue aceptado por el gran gramático hebreo Kimchi de la
Edad Media, el reformador Lutero y otros expositores. El hecho de que Rebeca
llegara a ser un consuelo para Isaac mientras todavía él lamentaba la muerte de
su madre (vers. 67), ha inducido a algunos comentadores a explicar la palabra Ñ
uaj como que significa "lamentar". Siendo todavía incierto el significado
preciso de esta palabra, parecería lo mejor aceptar por ahora las traducciones
más antiguas disponibles como lo ha hecho la VVR. Isaac puede haber estado
meditando en el feliz retorno de Eliezer con su novia u orando por ello. Con
seguridad estaba anticipando su inminente regreso de la Mesopotamia. Su
felicidad futura dependería en gran medida de la clase de esposa que Eliezer
trajera consigo. Ciertamente habría sido propio que Isaac se arrodillara y orase
pidiendo la bendición de Dios sobre su nuevo hogar. Aquellos esposos y esposas
cuya unión se produce como respuesta a la oración llegarán a ser la mayor
bendición el uno para el otro.
65.
Ella
entonces tomó el velo.
Rebeca estaba ansiosa ante la expectativa de
saludar a Isaac, pero la costumbre de su país no permitía que el novio viera el
rostro de la novia antes que se hubiera concluido el casamiento (ver cap. 29:
23, 25). Además su pudor se reveló todavía en otra forma. Para encontrar a su
futuro esposo por primera vez, prefirió desmontar del camello.
66.
Contó a Isaac.
Aunque no se
dice nada de Abrahán, indudablemente recibió a su nuera en la forma más amable y
con muchas bendiciones. El relato de la forma en que Eliezer encontró a Rebeca
debe haberle proporcionado mucha satisfacción. Es fácil pensar que esta ocasión
fuera solemnizado por Abrahán en la forma de un culto de agradecimiento.
67.
La tienda de su madre Sara.
Quizá ese mismo día, o al día siguiente, Isaac condujo a Rebeca a la
tienda de su madre. Vacía durante tres años, llegó a ser entonces el hogar de
Rebeca y sus doncellas. Esto implica que Rebeca tomó el importante lugar de Sara
en la casa de Abrahán. La ceremonia del casamiento de Isaac indudablemente
consistió en una sencilla declaración, delante de testigos, de su intención de
tomar a Rebeca como esposa (cf. Rut 4: 10-13).
Y la amó.
Isaac
tenía toda razón para amar a Rebeca. No sólo era bellísima (vers. 16) sino de un
carácter bondadoso, alegre y considerado. Parece haber sido, hablando en
términos generales, un modelo de virtudes femeninas (ver Prov. 31: 10-31; 1 Ped.
3: 1-6; Tito 2: 3-5). La educación cuidadosa de Isaac y su espíritu sumiso ya se
han hecho resaltar (ver com. de cap. 22: 9). El hogar de ambos tiene que haber
sido un hogar muy feliz.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-67 PP 168-174; SR 84-86
2-9 PP 169
10 PP 186
10-21 PP 169
22-24, 26-51 PP 170
35 CMC 145
49-52 SR 85
58 PP 170; SR 85
63-67 PP 171
67 PP
173
CBA Génesis
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA GÉNESIS
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Hola quisiera preguntar algo que versiculo dice genesis 24???
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