Comentario Bíblico Adventista Génesis 33
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 33
1.
Repartió él los niños.
La razón de esta medida no es clara. O Jacob puso a Raquel y a José en la retaguardia por motivos de seguridad, o bien para presentarle al final su esposa favorita y el hijo de ella a su hermano Esaú. También podría ser que la costumbre social prescribiera un arreglo tal. La división previa de la caravana en dos campamentos (cap. 32: 7, 8) puede haberse abandonado como innecesaria después de la experiencia de Jacob de la noche precedente (ver com. de cap. 32: 30). O podría ser que el "pueblo" " mencionado en el cap. 32: 7. 8 fueran los siervos y pastores, y no sus esposas y niños, a quienes él guardó consigo mismo. De esa manera la familia íntima estaba unida a uno de los dos grupos, o puede haber estado separada de ambos.
3.
Se inclinó.
Esta costumbre oriental está
confirmada en las Cartas de Amarna del siglo XIV AC, en las cuales se registra
que algunos príncipes palestinos escribieron a un rey egipcio que ellos se
prosternaron delante de los pies de Faraón "siete veces" o "siete veces y otras
siete veces", o posiblemente "siete veces siete veces". Inclinarse siete veces
delante de un superior parece haberse considerado como una señal de perfecta
humildad y absoluta sumisión. Mediante esta manifestación de deferencia. Jacob
esperaba ganar el corazón de su hermano. Representaba que él renunciaba por
completo a la pretensión de cualquier privilegio especial conseguido previamente
mediante la traición y el engaño.
4.
Esaú
... le abrazó.
A la vista de su hermano gemelo, Esaú se dejó llevar por
los sentimientos naturales de afecto fraternal. Aun cuando hubiera podido quedar
todavía algún rencor en el corazón de Esaú, éste habría sido vencido por la
humildad de Jacob. Comprendiendo que no tenía nada que temer de Jacob, dio
rienda suelta a la emoción natural de su corazón.
5.
Vio a las mujeres y los niños.
Durante el abrazo
silencioso de los hermanos por tanto tiempo separados, las 4 esposas de Jacob y
los 12 hijos se habían acercado.
8.
Todos
estos grupos.
Aunque conocía muy bien el propósito de los varios grupos
(cap. 32: 18), Esaú, con todo, preguntó acerca de ellos. Con obvia cortesía
oriental rehusó aceptarlos hasta ser instado a hacerlo. La "vida errante" que
tan bien se avenía a su naturaleza le había proporcionado una riqueza y poder
tales, que sus propias posesiones terrenales sin duda eran iguales a las de su
hermano. Esaú fue bastante amigable con Jacob, pero no había nada en su
comportamiento comparable con la humildad de su hermano. Jacob se dirigía a Esaú
como "mi señor", al paso que Esaú le correspondía con un "hermano mío".
10.
He visto tu rostro.
El amigable
saludo de Esaú hacía recordar la promesa divina tan recientemente concedida a
Jacob, y en el rostro de Esaú éste podía leer su bondadoso cumplimiento. Estas
palabras de Jacob reflejan su profunda gratitud por la indudable Presencia que
le acompañó en su viaje (cap. 32: 30). ¡Feliz el hombre que reconoce que la
Providencia está a su lado día tras día! (Job 33: 26; Sal. 11: 7).
11.
Mi presente.
Estas palabras
fueron bien elegidas y eficaces. ¿Podrían haber sido una alusión a la bendición
que Jacob le había arrebatado a Esaú 20 años antes? Era importantísimo para
Jacob que Esaú aceptara su regalo pues, al hacerlo, de acuerdo con la costumbre
de ese tiempo, Esaú expresaría su aceptación de lo que representaba el regalo:
las excusas de Jacob. En el Oriente, un regalo recibido por un superior asegura
al dador la amistad y la ayuda del que lo recibe. Si es rechazado, tiene todo
que temer.
12.
Vamos.
Esaú dio por
sentado que Jacob seguiría inmediatamente hacia Hebrón (cap. 35: 27), la morada
de su padre Isaac, y propuso acompañarlo en su viaje. Pero Jacob delicadamente
declinó tanto esta oferta como la escolta después sugerida. Esta última era
innecesaria; la primera significaría un paso intolerablemente lento para Esaú.
Este rechazo no emanó de sentimiento alguno de desconfianza; las razones dadas
no fueron meros pretextos. No necesitaba escolta militar, pues sabía que estaba
defendido por las huestes de Dios, y que no podría viajar tan rápidamente como
quería hacerlo Esaú. Además se sentiría libre para acampar donde eligiera y
quedar allí hasta que estuviera listo para proseguir. Así gozaría de una
completa libertad de acción.
14.
Hasta que llegue.
No es que Jacob tuviera
el propósito de ir directamente a Seir; su respuesta fue más bien la expresión
de su deseo de ver otra vez a Esaú y continuar en términos amistosos con él.
Ciertamente, éste no fue un engaño voluntario con el propósito de librarse de
Esaú. El destino de Jacob no era la tierra de Seir sino Canaán, probablemente
Hebrón, donde entonces vivía su padre Isaac. Puede haber pensado hacer desde
allí una visita a Esaú, pero no sabemos si alguna vez la hizo. Los hermanos se
encontraron la siguiente vez, como amigos, en los funerales de su padre (cap.
35: 29).
17.
Sucot.
Significa
"cabañas" o "chozas" hechas de varillas entrelazadas. Sucot, en el valle del
Jordán (Jos. 13: 27), fue más tarde dada a la tribu de Gad. Ha sido
provisoriamente identificada con la colina Deer 'alla , cerca de la boca del río
Jaboc.
No se sabe cuánto tiempo Jacob permaneció en Sucot. El hecho de
que allí edificara una "casa", lo que ninguno de los patriarcas anteriores
parece haber hecho, sugiere que debe haber vivido varios años en ese lugar. Sus
razones para hacerlo son también desconocidas para nosotros. Los buenos pastos y
la escasa población pueden haber influido en él para tomar esta decisión.
Habiendo recibido la orden de Dios de volver a la tierra de sus padres (cap. 31:
3), indudablemente Jacob debe haber aprovechado la primera oportunidad posible
para visitar a su anciano padre. En esa ocasión también pudo haber visitado a su
hermano en Seir, como lo había prometido.
18.
La ciudad de Siquem.
Lo que Jacob había pedido cuando
hizo su voto en Bet-el 20 años antes, ahora fue cumplido (PP 203). Había
regresado a la tierra de su nacimiento.
Siquem podría referirse a la
persona mencionada en vers. 19 y cap. 34: 2, el hijo de Hamor el heveo. No es
necesario suponer que la ciudad de Siquem recibió su nombre de Siquem el hijo de
Hamor, puesto que ella ya existía como población en los tiempos de Abrahán (cap.
12: 6). Una inscripción egipcia describe una campaña militar contra la ciudad en
el siglo XIX AC. Es más probable que Siquem, el hijo de Hamor, recibiera su
nombre de la ciudad.
19.
Siquem.
Se
hace aquí referencia a Hamor, como padre de Siquem, en anticipación de los
acontecimientos subsiguientes que implicaron a los dos. Fue en la "parte del
campo" comprada a los siquemitas donde Jacob cavó el pozo en que habría de
sostenerse la memorable conversación entre Jesús y la mujer samaritana (Juan 4:
6).
Cien monedas.
La kesita es una unidad monetaria mencionada
únicamente en Jos. 24: 32 y Job 42: 11. Indudablemente no se usó más poco
después de la conquista de Canaán por los israelitas, porque nunca se menciona
en los libros posteriores de la Biblia. Algunos comentadores han sugerido que
puede haber tenido el valor de diez siclos, pero esto es tan sólo una
suposición. Su valor es desconocido.
Mediante esa compra Jacob demostró
su fe en la promesa de que Canaán habría de ser su hogar. Apropiadamente, esta
parcela de tierra más tarde quedó para los descendientes de su hijo favorito
José, cuyos huesos fueron sepultados allí (Jos. 24: 32). De acuerdo con la
tradición, esta parcela estaba en la llanura que se extiende a partir de la
abertura sudeste del valle de Siquem. Aquí todavía se muestra el pozo de Jacob
(Juan 4: 6) y la tumba de José un poco hacia el norte de él. Esta última
estructura es de origen mahometano como son las tradiciones concernientes a
ella.
20.
Un altar.
Al igual que su
padre Abrahán, Jacob aquí erigió su propio primer altar al entrar en la tierra
de Canaán (cap. 12: 7). Probablemente teniendo en cuenta el altar anterior Jacob
eligió este sitio.
El-Elohe-Israel.
Se ha sugerido que este
nombre significa "[dedicado] al Dios de Israel", tomando las primeras dos letras
del hebreo, 'al , como la preposición "a". Sin embargo, desde tiempos antiguos
se lo ha interpretado: "El [poderoso] Dios, [es] el Dios de Israel". Esto
colocaría el altar aparte como un monumento recordativo a la misericordia de
Dios y a su mano que hace prosperar, al volver Jacob a salvo a la tierra de sus
padres después de más de 20 años de ausencia.
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE
1-17 PP 198
1-4 SR 96
4 PP
198
11 SR 97
13, 14 MC 290
14 1JT 137
16 PP 206
18-20 PP 203
CBA Génesis
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