Comentario Bíblico Adventista Génesis 19
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 19
1.
Los dos ángeles.
La presencia del artículo definido "los" -que corresponde literalmente con el hebreo- indica que eran los mismos dos que habían visitado a Abrahán más temprano aquella tarde (ver cap. 18: 22). Aunque no se declara que la llegada de ellos a Sodoma ocurriera el mismo día en que se separaron de Abrahán, eso queda implicado aquí en el vers. 27. La distancia de Hebrón a Sodoma era por lo menos de 40 km., pasaba por territorio montañoso y el viaje llevaría un mínimo de 7 u 8 horas. Puesto que los ángeles dejaron a Abrahán bien avanzada la tarde, con los métodos comunes de viaje no pudieron haber llegado a Sodoma antes de la caída de la noche.
Lot estaba sentado a la puerta.
Lot, que primero fue poniendo sus tiendas hacia Sodoma (cap. 13: 12), en el tiempo transcurrido había construido para sí una casa dentro de sus murallas. En las antiguas ciudades orientales la vida pública se centralizaba en las puertas de las ciudades. Allí había mercado (2 Rey. 7: 1; Neh. 13: 19) y los tribunales estaban allí (Deut. 21: 19; 22: 15; 25: 7; Jos. 20: 4; Rut 4: 1; etc.). David estuvo a la puerta para mostrarse al pueblo (2 Sam. 19: 8); allí se ventilaban los sucesos del día (Sal. 69: 12; Prov. 31: 31) y se hacían anuncios públicos (Prov. 1: 21; 8: 3). No se dice por qué estaba Lot sentado a la puerta. Es seguro que se hallaba a la expectativa de viajeros a quienes prodigar hospitalidad y a quienes pudiera proteger de los sodomitas. La explicación de que había sido promovido al cargo y dignidad de juez, aunque no es una inferencia necesaria de Gén. 19: 9, no es improbable especialmente en vista de su relación con Abrahán, quien una vez había salvado a toda la ciudad de la esclavitud.
Viéndolos Lot, se levantó.
Reconociendo que los hombres eran forasteros,
Lot, a semejanza de su tío Abrahán, inmediatamente les ofreció hospitalidad en
su propia casa. No solamente los saludó como Abrahán lo había hecho, sino que su
ofrecimiento fue expresado en palabras similares a las de su tío (cap. 18: 2-5).
2.
En la calle nos quedaremos.
Los
ángeles habían aceptado inmediatamente el ofrecimiento de Abrahán, pero parecían
no dispuestos a aceptar el de Lot. Estaban poniendo a prueba la sinceridad de
Lot, para comprobar si su invitación era una forma vacía o el deseo ferviente de
su corazón. Antiguos registros revelan que los viajeros con frecuencia pasaban
noches al aire libre (cap. 28: 11). Si no hubiera sido por la condición moral de
los hombres de Sodoma, probablemente no habría resultado penoso para ellos que
así lo hicieran, puesto que las ciudades de la llanura estaban en un clima
semitropical. La consideración de Lot hacia otros demostró ser el medio de su
propia salvación. Manifestó un espíritu que contrastaba muchísimo con el de los
hombres de Sodoma (ver Mat. 25: 34-40).
3.
Porfíó con ellos.
Sabiendo que Lot era un hombre justo
pero no estando dispuestos a revelar en ese momento su identidad, los ángeles
consintieron en recibir albergue bajo su techo hospitalario. Muchos siglos más
tarde también Cristo ocultó su identidad en el camino a Emaús, pero accedió
finalmente a las instancias de los dos discípulos (Luc. 24: 28 30).
4.
Todo el pueblo.
Esta frase
probablemente significa una gran cantidad de hombres, generalmente
representantes de todos los grupos sociales (PP 155).
5.
¿Dónde están los varones?
Entonces la impiedad de los
hombres de Sodoma quedó claramente demostrada por su proceder (ver caps. 13: 13;
18: 21). Se había propagado rápidamente la noticia de la llegada de los dos
forasteros. Los hombres de la ciudad se arremolinaron en torno de la casa de
Lot, pretendiendo violar el derecho oriental de hospitalidad a fin de satisfacer
sus concupiscencias antinaturales. En cuanto al significado de "conozcamos" ,
ver cap. 4: 1. El término aquí se usa para referirse a la abominable práctica
inmoral que Pablo describe en Rom. 1: 27 conocida como sodomía. De acuerdo con
la evidencia arqueológica, este pecado castigable con la muerte bajo la ley de
Moisés (Lev. 18: 22, 29), prevalecía entre los cananeos. El énfasis de Moisés de
que tanto viejos como jóvenes estaban a la puerta de la casa de Lot muestra
claramente cuán justificado estaba Dios al destruir esas ciudades (ver Gén. 6:
5, 11).
7.
No hagáis tal maldad.
Lot salió de la casa cerrando cuidadosamente la puerta tras sí para
impedir que entrara la turba, y procuró fervientemente disuadir a sus
conciudadanos de su mal propósito.
8.
Tengo
dos hijas.
Viendo que no había palabras que pudieran cambiar su
propósito, hizo una propuesta extrema para salvar a sus visitantes de la
deshonra. Su creencia en el solemne deber de la hospitalidad, tan excelsamente
considerado entre las naciones orientales, explica, aunque no justifica, su
decisión. Al tomar a un forastero bajo su protección y cuidado, estaba obligado
a defenderlo aun a costa de su propia vida. Así está considerado todavía en
algunos países del Cercano Oriente el deber de la hospitalidad. La conducta de
Lot en esta ocasión quizá sólo podría estar justificada, o al menos excusada,
teniendo en cuenta la mentalidad oriental respecto a la obligación de un
anfitrión hacia sus huéspedes. La pureza de sus dos hijas en una ciudad como
Sodoma es una evidencia del gran cuidado con que Lot las había criado, y prueba
que la oferta no fue hecha a la ligera. La preocupación natural de los
orientales de proteger a sus familiares o parientes del sexo femenino quedó
demostrada en una ocasión por los hijos de Jacob (cap. 34). El hecho de que
hiciera una propuesta tan temeraria prueba que Lot había agotado todo medio
concebible para evitar el mal, y estaba fuera de sí. Conocía muy bien la maldad
de sus conciudadanos (2 Ped. 2: 7, 8).
9.
¿Habrá de erigirse en juez?
El intento de Lot de
frustrar el mal propósito de ellos sirvió tan sólo para enfurecer a los
sodomitas. No toleraban que nadie les dijera lo que debían hacer, especialmente
un extranjero. Si Lot había sido nombrado juez, como se ha sugerido (vers. 1),
pensaron que ésta era la oportunidad propicia para librarse de él. Parecería por
las expresiones de ellos que, ya fuera como juez o ciudadano particular, los
había amonestado a que enmendaran sus malos caminos. Por lo tanto, en su ira
irrazonable amenazaron tratar a Lot en una forma más terrible que el propósito
que tenían para sus huéspedes, si se atrevía a continuar oponiéndose. Tan sólo
el poder represor de Dios, quizá junto con la vacilación momentánea de ellos de
echar mano de un hombre cuyo correcto ejemplo había despertado un débil
sentimiento de respeto en sus mentes degradadas, fue lo que impidió que la turba
lo despedazara en el mismo lugar.
11.
Ceguera.
Dios permitió que Lot hiciera un esfuerzo para
cambiar los impíos designios de los sodomitas a fin de que pudiera quedar
impresionado con el grado de su depravación. Cuando sus esfuerzos extremos
resultaron inútiles, actuaron los visitantes celestiales para protegerlo de daño
a él, como también a ellos mismos. La palabra hebrea aquí traducida "ceguera"
sólo se usa una vez más en el AT (2 Rey. 6: 18-20). En ambos casos significa una
forma sobrenatural de ceguera. Quizá no fue total y tal vez implicó sólo una
pérdida momentánea de la claridad de la visión que les confundió la mente. El
que se fatigaron "buscando la puerta" implica tanto confusión mental como
visual. Si hubiesen sido heridos con ceguera total en el sentido usual de la
palabra, habría sido raro que hubieran persistido en su mal propósito.
12.
¿Tienes aquí alguno más?
Para
entonces Lot debe haber reconocido el carácter sobrenatural de sus visitantes.
Era tiempo de que lo informaran del propósito de su misión, y procedieron a
enterarlo, mediante el lenguaje más claro posible, de la inminente y completa
destrucción de la ciudad. Aunque los hijos casados de Lot aparentemente se
habían amoldado a la vida de la gente de Sodoma, los ángeles estuvieron
dispuestos a salvarlos por causa de Lot si estaban dispuestos a dejar la ciudad.
Aunque habían participado de los pecados de Sodoma, tan sólo su propia elección
haría inevitable su destrucción junto con ella.
14.
Salió Lot.
El hecho de que no se mencionen otra vez
hijos e hijas no prueba que Lot sólo tenía yernos, ni que esos llamados yernos
eran jóvenes comprometidos con las dos hijas que todavía vivían en su hogar. Lot
creyó a los ángeles y se esforzó fervientemente por persuadir a sus hijos de que
buscaran la salvación dejando la ciudad, pero ellos tan sólo se mofaron de la
idea de que Dios la destruiría.
15.
Levántate.
Indudablemente Lot había amonestado a sus
hijos durante la noche, y cuando el sol estaba por salir los ángeles celestiales
lo instaron a huir sin demora, con su esposa y dos hijas. La frase "que se
hallan aquí" implica que Lot tenía otros que no estaban "aquí", si bien no
dispuestos a irse.
16.
Deteniéndose él.
Lot y su esposa creyeron pero les resultaba difícil abandonar todas sus
posesiones. Lot se detuvo debido a una confusión y a un aturdimiento momentáneo,
indeciso en cuanto a lo que debía llevar consigo al huir. Puesto que los ángeles
no manifestaron preocupación por las posesiones de Lot, sacaron a los cuatro por
la fuerza, "según la misericordia de Jehová para con él". Tal es la debilidad de
la naturaleza humana, que aun un buen hombre puede cegarse con el mundo al punto
de no poder apartarse de él. Es como quien, estando al aire libre durante una
tormenta de nieve, al sentir una somnolencia fatal que va subiendo por sus
miembros congelados, se viera tentado a entregarse a lo que sabe que es el sueño
de la muerte. Necesita que alguien lo despierte y lo inste a ir a un lugar
seguro.
17.
Escapa por tu vida.
Aquel con quien Abrahán
había intercedido el día anterior se unió entonces con los ángeles, fuera de las
murallas de la ciudad, y añadió una urgencia imperativa a la amonestación de
ellos. La necesidad de que Cristo mismo se uniera a los ángeles en su
exhortación a Lot, sugiere que él y su esposa estaban aún vacilantes en cuanto a
abandonarlo todo. ¿No podría ser pospuesta la destrucción hasta que tuvieran la
oportunidad de llevar sus posesiones? Si se les daba tiempo, quizá podrían aún
persuadir a otros para que los acompañaran. ¿Por qué tanta premura? Pero Cristo
apareció y ordenó: "Escapa por tu vida" (PP 157; cf. caps. 18: 21, 32; 19: 22).
No mires tras ti.
Puesto que apenas había tiempo suficiente para
escapar del fuego que descendería tan pronto, no podría permitirse una demora
adicional. Si se le hubiera concedido a Lot el tiempo requerido, habría
encontrado dificultades cada vez mayores para irse con la fortuna acumulada
durante toda una vida. Hasta podría haber decidido quedarse. Su única seguridad
residía en una ruptura completa e inmediata con aquellas cosas que ataban su
corazón a Sodoma. Así sucede con nosotros hoy día.
Escapa al monte.
La llanura, que una vez había sido tan atrayente por su belleza y
fertilidad, se había convertido en el lugar más peligroso de la tierra, y debía
ser abandonada. ¡Cuán fatal había sido la decisión de Lot de morar en esa región
(cap. 13: 11)! Ahora debía encontrar refugio en los montes (ver Sal. 121: 1).
Allí, entre las rocas y hendiduras de las montañas estaría a salvo del lago de
fuego en que pronto se transformaría la bella llanura.
18.
No, yo os ruego, señores míos.
En vez de cooperar
gozosamente con el plan de Dios para la preservación de su vida, Lot abusó de la
gran misericordia de Dios. Refiriéndose a la supuesta imposibilidad de escapar a
las montañas, rogó pidiendo permiso para refugiarse en la pequeña ciudad vecina
de Bela (cap. 14: 2), llamada después Zoar, "pequeña", en este relato. Todavía
no estaba Lot dispuesto a dejar la comodidad y el lujo de la vida ciudadana a
cambio de lo que a él le parecía una existencia precaria e incierta.
22.
Zoar.
El hecho de que Lot
tuviera que huir de nuevo a una cueva (vers. 30), puede ser tomado como que
significa que Zoar también fue destruida posteriormente. La mayor parte de las
autoridades en la materia dan por sentado que esa ciudad yace bajo el mar
Muerto. Si tal fuera el caso, podría estar cerca de la ciudad llamada Zoara por
Eusebio y colocada en el extremo sudeste del mar Muerto en el siglo VI de
nuestra era en el mapa mosaico de Medeba (ahora Madeba).
24.
Azufre y fuego.
El castigo anunciado por los ángeles
sobrevino súbita e inesperadamente (ver Luc. 17: 28, 29). Aunque sólo se
menciona aquí a Sodoma y a Gomorra, es claro que también fueron destruidas las
otras ciudades de la llanura, Adma y Zeboim (Deut. 29: 23; Ose. 11: 8; Jud. 7).
Tan sólo fue preservada la pequeña localidad de Bela, o Zoar, y eso sólo por
poco tiempo (Gén. 19: 30; PP 164).
Las palabras "azufre y fuego" es un
modismo común en hebreo para decir "azufre ardiente". Los milagros, mediante los
cuales de tiempo en tiempo Dios ha intervenido en el proceso ordinario de la
naturaleza, generalmente han consistido en el empleo desusado de las fuerzas y
los elementos naturales existentes. Aun hoy día la región meridional del mar
Muerto es rica en asfalto (ver com. de cap. 14: 3, 10). Todavía se escapan gases
inflamables de las hendiduras de las rocas de la zona. El asfalto que ha subido
a la superficie de la parte sur del mar Muerto le dio el nombre de lago
Asfaltites en los tiempos clásicos. Las masas de asfalto que flotan en la
superficie con frecuencia tienen un tamaño suficiente como para sostener a
varias personas. Asfalto, azufre y otros materiales combustibles han sido
extraídos y exportados de esta región durante años. Los árabes circunvecinos
usan el asfalto para proteger sus huertos contra las plagas y para propósitos
medicinales. No importa cuál haya sido el medio empleado para incendiar las
ciudades, fuera de toda duda el holocausto fue milagroso pues la destrucción
llegó en el preciso tiempo señalado por Dios.
Durante siglos, el paisaje
chamuscado de esta región ha permanecido como un mudo testimonio de la gran
catástrofe que convirtió su fértil llanura en un escenario de completa
desolación. Moisés se refirió a ella como un ejemplo de aquello en lo que se
convertiría la tierra de Israel como resultado de la desobediencia (Deut. 29:
21-24). Los escritores clásicos describen elocuentemente la región sur del mar
Muerto como un territorio quemado de terreno escabroso, rocas calcinadas y suelo
ceniciento. Mencionan también la ubicación de las ruinas de antiguas ciudades
(Diodoro ii. 48. 7-9; Estrabón Geografía xvi. 2. 42-44; Josefo Guerras iv. 8. 4;
Tácito Historias v. 6. 7). En los tiempos bíblicos, lo que ahora es el brazo
meridional del mar Muerto era tierra seca. En años más recientes el nivel del
mar, que no tiene desagüe, ha subido y ha cubierto la mayor parte de la región.
Árboles muertos todavía sobresalen en esta zona del mar como una selva
fantasmal.
Algunos eruditos han tratado de identificar las ciudades
condenadas con ruinas descubiertas en Teleilat el-Gasul, en la orilla norte del
mar Muerto. Sin embargo, un cúmulo de evidencias señala la extremidad meridional
del mar como la ubicación de la gran catástrofe. Ese terrible acontecimiento se
ha perpetuado en las tradiciones de la región hasta el día de hoy. Por ejemplo,
se refleja en el nombre arábigo del mar Muerto, Bahar Lut , "lago de Lot", y de
la cadena montañosa que bordea la orilla sudoccidental del lago, Jebel Usdum ,
"monte de Sodoma".
25.
Destruyó las
ciudades.
Esta expresión sugiere un terremoto, pero también se usa para
describir ciudades destruidas por la acción del enemigo en forma completa hasta
dejarlas como a Sodoma y Gomorra (2 Sam. 10: 3; Isa. 13: 19). En el AT se hacen
repetidas referencias a esta catástrofe (Deut. 29: 23; Isa. 1: 9; Jer. 49: 18;
50: 40; Amós 4: 11; etc.). Sirven como un ejemplo del castigo final mediante
fuego sobre todos los impíos (2 Ped. 2: 6; Jud. 7).
26.
La mujer de Lot miró atrás.
Los ángeles habían sacado a
los cuatro de la ciudad condenada y les habían dado instrucciones explícitas en
cuanto a lo que debían hacer y lo que debían evitar, si querían salvar la vida.
Pero no era suficiente meramente escapar de la ciudad; era necesario continuar
cumpliendo con las instrucciones. La mujer de Lot miró atrás hacia la ciudad,
donde estaban su hogar y sus posesiones y algunos de sus hijos. En ese momento
rehusó renunciar a ellos. Su corazón endurecido ha convertido su recuerdo en una
advertencia perpetua para los que quisieran ser salvados, pero están contentos
con tomar medidas a medias y parecen haber renunciado al mundo mientras su
corazón está todavía en él. Al no soportar hasta el fin, no pueden ser salvados
(ver Mat. 24: 13; Fil. 1: 6). Es bueno no olvidar la solemne admonición de
nuestro Señor: " "Acordaos de la mujer de Lot" " (Luc. 17: 32). Una mayor
firmeza de parte de Lot en hacer caso a la orden de los ángeles habría
significado la salvación de ella (PP 157, 158). Los ángeles la habían forzado a
dejar la ciudad, pero no podían salvarla contra su voluntad. Ella era
naturalmente una persona irreligiosa, probablemente oriunda de Canaán (PP 172).
Eligió morir antes que dejar Sodoma. Lamentamos su suerte; saquemos una
enseñanza de su ejemplo.
Estatua de sal.
No se puede decir
cuánto tiempo permaneció en forma visible la estatua de sal que contenía su
cuerpo. En algunos lugares la orilla sudoccidental del mar Muerto presenta
formaciones de rocas de sal, algunas de las cuales más o menos tienen la forma
de figuras humanas. Los viajeros han llamado a una u otra de ellas "la mujer de
Lot". Pero sería una necedad tratar de identificar así a cualquiera de ellas.
27.
Por la mañana.
Ansioso de
conocer el resultado de su intercesión del día anterior, Abrahán volvió al
lugar, al noreste de Hebrón, donde se había separado del Señor. Cuán grande debe
haber sido su desengaño cuando vio que toda la llanura estaba en llamas y que su
humo subía hacia el cielo.
29.
Dios se
acordó de Abraham.
Aunque no pudo salvar las ciudades por las cuales
Abrahán había intercedido, no obstante el Señor recompensó la oración
intercesora de él salvando a aquellos que estuvieron dispuestos a salir. Como
aquí se declara, por la intercesión de Abrahán la salvación fue ofrecida a la
familia de Lot.
30.
Lot subió de Zoar.
Lleno de pánico, pronto Lot salió de Zoar temeroso de que ella pudiera
compartir también la suerte de sus cuatro ciudades hermanas (PP 164).
36.
Concibieron de su padre.
Con
este proceder las hijas de Lot revelaron la mala influencia de Sodoma. Habían
crecido hasta ser mujeres en una región donde abundaban la embriaguez y toda
otra forma de inmoralidad. Por lo tanto, su juicio estaba embotado, y su
conciencia adormecida. Lot había podido proteger a sus hijas de que cayeran
víctimas de los sodomitas (vers. 8), pero no había tenido el mismo éxito en
estampar los principios de rectitud en su corazón. Deben ser más compadecidas
que culpadas, pues Lot mismo compartió en su pecado. El fue responsable de las
circunstancias que así culminaron, como también lo fue de beber el vino que le
presentaron (ver com. de cap. 9: 21). El precio que pagó Lot por estar unos
pocos años en Sodoma fue la pérdida de toda su familia. Los viles e idólatras
moabitas y amonitas fueron su única posteridad.
37.
Moab.
Antepasado de los moabitas. Probablemente su
nombre significa "de mi padre", como lo traduce la LXX. Aunque eran primos de
los israelitas, los moabitas siempre fueron sus enemigos. Originalmente
habitaron el territorio entre el Arnón y el Zered, al este del mar Muerto. Desde
los días de David hasta los de Acab transitoriamente fueron tributarios de sus
vecinos occidentales, pero recuperaron su independencia con su rey Mesa (2 Rey.
3: 4, 5), quien extendió su territorio hacia el norte.
38.
Ben-ammi.
El nombre del antepasado de los amonitas
probablemente significa "hijo de mi pueblo". Así expresó su madre el hecho de
que su padre y madre procedían de una misma familia. En realidad su hijo era su
medio hermano, pero sus antepasados eran también los de ella. Los amonitas se
volvieron nómadas y vivieron en la parte oriental de la región que está entre el
Jaboc y el Arnón. El nombre de su fortaleza, Rabá Amón, se ha perpetuado en el
nombre Ammán de la actual capital del reino de Jordania.
Es trágico el
relato de Lot y su familia. Una mancha cubre el recuerdo de él para todas las
generaciones. Su pecado fue perdonado, pero las malas consecuencias de los años
dedicados al placer y a la acumulación de bienes han perdurado por generaciones
después de él (PP 164).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-38 PP 152-167
1 CS 690; PP 154
1-3 2JT 569
2 DTG 463; PP 155
3-5, 7, 10, 11 PP 156
13 CV 48; PP 156
14 DTG 588; 2JT 75; PP 157; 4T 110
15, 16 PP 157; 4T 111
16 CS 484
17 2JT 75; 3JT 207; PP 158, 162, 163; TM 453; 8T 36
18, 19 4T 111
19-22 PP 158
23 PP 160
24 CH 110;
CRA 71; 3JT 306
24, 25 PP 160
24-28 MJ 417
26 PP 159; 4T
111
30-38 PP 164
CBA Génesis
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA GÉNESIS
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