Comentario Bíblico Adventista Génesis 41
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 41
1.
Estaba junto al río.
La palabra traducida "río", ye'or , se usa en la Biblia solamente para el Nilo, con la excepción de Dan. 12: 5-7, donde se emplea para el Tigris. Es un préstamo lingüístico del egipcio 'iru . Esta palabra había sido 'itru antes del tiempo de Moisés, pero durante la decimoctava dinastía se convirtió en 'iru . Puesto que la palabra hebrea deriva de esta última forma, algunos la aceptan como evidencia de que el Génesis fue escrito después de la decimoctava dinastía, la cual comenzó en 1580 AC.
2.
Pacían en el prado.
La palabra hebrea 'aju ,
traducida "prado", también está tomada del egipcio. Deriva del egipcio 'iji y
significa "caña" o "pasto". Se usa solamente en Gén. 41: 2, 18 y en Job 8: 11 y
proporciona uno de los argumentos a favor de atribuir ambos libros, Génesis y
Job, al mismo autor.
3.
Otras siete vacas.
Las siete vacas flacas eran únicas por su fealdad (Gén. 41:19). Más que
eso, eran flacas, literalmente "flacas en carne".
6.
Viento solano.
Este viento oriental, que sopla del
desierto de Arabia y es extremadamente caluroso, agota las cosechas y abrasa la
tierra. Los árabes hacen diferencia entre dos clases de viento oriental: (1) el
jamsin , que puede soplar durante unos 50 días en la primavera, y (2) el simún ,
que viene a intervalos irregulares. Aunque sopla solamente durante un corto
tiempo -a veces sólo durante unas pocas horas - el simún tiene las
características de una recia tormenta y puede ser muy destructor en sus efectos
sobre hombres, animales y plantas.
7.
Era
sueño.
El sueño parecía real. Tan sólo cuando se despertó, comprendió
Faraón que había estado soñando. Aunque había tenido dos sueños diferentes, son
considerados como uno (vers. 8, 15, 25, 32) debido a su parecido, y al hecho
obvio de que se referían a un mismo suceso. El mensaje esencial era repetido
para darle énfasis (vers. 32).
8.
Magos.
Fuera del Pentateuco, esta palabra, que viene de jartummim , se usa
solamente en Dan. 1: 20; 2: 2. Deriva de un vocablo egipcio que significa "hacer
una invocación mágica", "pronunciar un nombre en magia", y designa a los
sacerdotes como maestros de magia. Ellos se ocupaban en las artes y ciencias
sagradas de los egipcios y las escrituras jeroglíficos; en la astronomía y
astrología y la interpretación de sueños; en la predicción de acontecimientos y
los conjuros mágicos. Actuaban, además, como custodios de las prácticas del
ocultismo. En resumen, eran los sabios de la nación. Puesto que el Nilo, de
donde subieron tanto las vacas flacas como las gordas, era considerado por los
egipcios como la fuente de toda vida y fertilidad, esos magos quedaron perplejos
en cuanto al significado de los sueños y no podían pensar en una interpretación
que fuera satisfactoria para el rey. A diferencia de Nabucodonosor en una
ocasión posterior, Faraón recordaba todavía sus sueños, pero los sabios egipcios
no tuvieron más éxito a pesar de su clara ventaja en este respecto (Dan. 2:
4,7). El que no pudieran explicar el sueño de Faraón, revestido del lenguaje
simbólico de la época, sin duda les resultó sorprendente tanto a ellos como al
rey; pero " "nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios" " , y
aquellos a quienes el Espíritu de Dios las revela (1 Cor. 2: 10, 11). La
sabiduría de Dios sobrepuja y por lo tanto siempre confundirá la sabiduría del
mundo.
14.
Se afeitó.
Las antiguas
pinturas egipcias y altorrelieves muestran a los asiáticos con pelo largo y
barba, al paso que los egipcios se afeitaban. El relato egipcio de Sinuhe
proporciona un interesante paralelo con este episodio de la vida de José, tan
completamente egipcio en sí mismo. En ese relato un cortesano que vivió unos 300
años antes del tiempo de José habla de su regreso a la corte de Faraón después
de un largo período de exilio en Canaán. Dice: "Fui afeitado, y mi cabello fue
peinado ... ; fui vestido con lino fino y ungido con aceite escogido".
16.
No está en mí.
Con toda
modestia José apartó la atención de Faraón de sí mismo al Dios del cielo, como
lo había hecho dos años antes con los presos (cap. 40: 8).
Respuesta
propicia a Faraón.
La costumbre de la corte requería que los sueños del
rey recibieran un significado favorable. José había vivido suficiente tiempo en
Egipto y se había relacionado lo suficiente con los altos funcionarios como para
conocer bien las fórmulas de hablar usuales en la presencia del rey.
17.
Mi sueño.
Los dos sueños son
relatados esencialmente en los mismos términos que en los vers. 1-7. Sin
embargo, Moisés evita la monotonía añadiendo unas pocas palabras en un lugar y
usando sinónimos en otros.
25.
Dios ha
mostrado a Faraón.
José declaró en primer lugar que los dos sueños
tenían el mismo significado y señaló a su autor, Dios, quien de esa manera
procuraba advertir a Faraón y a sus súbditos respecto de algunos acontecimientos
venideros. El número siete, que jugó un papel tan importante en ambos sueños,
indicaba dos períodos de siete años cada uno. Las vacas gordas y las espigas
llenas representaban siete años de cosechas abundantes. Las flacas, siete años
de escasez. Estos últimos seguirían a los primeros en toda la tierra de Egipto,
de modo que los años de hambre no dejarían ni rastro de los siete años de
abundancia. José añadió que la repetición del sueño era para que resaltara la
seguridad de los acontecimientos indicados y la premura de tomar medidas para
hacer frente a la emergencia. La confianza de José en su interpretación, que
penetraba 14 años en el futuro, en contraste con la perplejidad de los sabios de
Egipto, no pudo menos que impresionar al rey.
33.
Provéase ahora Faraón de un varón.
José añadió a su
interpretación un consejo, que Faraón nombrara a un hombre como ministro de
alimentación en todo el país, y un conjunto de funcionarios para llevar a cabo
sus instrucciones. José aconsejó también que, durante los siete años de
superabundancia, una quinta parte de la cosecha fuera exigida como un impuesto y
almacenada por todo el país.
34.
Quinte la
tierra.
El que tan sólo un quinto de la cosecha debía ser almacenado
cada año, implica que aun en los años flacos la tierra debía producir algo. La
fertilidad de Egipto siempre ha dependido de las inundaciones del Nilo, puesto
que la lluvia es prácticamente desconocida.
Antes de la construcción de
la represa de Asuán y de malecones a lo largo del Nilo en el último siglo para
regular la inundación, se construían diques para controlar una subida normal del
río. Esto significaba unos 8 ó 9 m sobre el nivel bajo del río durante la
estación seca, en Asuán. Si la inundación llegaba a unos 9m, los diques eran
barridos; si alcanzaba a 10 m, aldeas enteras eran destruidas y se perdían
vidas. Por otro lado, una inundación de sólo 7,50 m no proporcionaba agua para
los campos que están a unos tres kilómetros del río, lo cual habría de resultar
en una sequía parcial. Plinio escribió en cuanto a las inundaciones del Nilo:
"La altura ordinaria [de las inundaciones] es de 16 codos. Cuando las aguas son
más bajas, no alcanzan a inundar todo el terreno; cuando son más altas, se
necesita un largo tiempo para que retroceda. En el primer caso la tierra no se
satura; en el segundo, las aguas son detenidas tanto tiempo de la siembra. La
administración toma nota de ambos casos. A una altura de sólo 12 codos
sobreviene el hambre. Aun con 13 codos sobreviene el hambre. Aun con 13 codos
prevalece el hambre; 14 codos producen regocijo general; 15, una seguridad
perfecta y 16, todas las comodidades de la vida" ( Historia Natural , t. 10).
Puesto que Egipto producía más cereales en los años normales de lo que
se necesitaba para el consumo interno, y podía así exportar grandes cantidades,
el almacenamiento del 20 por ciento de la cosecha en los años de abundancia no
produciría ninguna privación y, al mismo tiempo, permitiría acumular una enorme
cantidad de cereales. No habría sido prudente requerir una cantidad demasiado
grande. Así no se perderían la buena voluntad y la cooperación de los
agricultores y propietarios. Con cosechas abundantes podrían pagar fácilmente
este aumento de los impuestos y no sentir que era opresivo.
38.
Otro hombre ... en quien esté el
espíritu de Dios.
El consejo de José fue tan bueno y agradable a Faraón
y a sus consejeros, que el rey propuso su nombramiento como ministro de
alimentación y le confió poderes de emergencia. Si este faraón fue un hicso
semita, como probablemente lo fue, su evaluación de José como un "hombre en
quien" estaba "el espíritu de Dios" [ 'Elohim ] se puede entender fácilmente.
Sin embargo, no es claro en qué sentido Faraón entendía la palabra 'Elohim ,
plural de 'Eloah . Es usada por los escritores bíblicos para designar tanto al
verdadero Dios como a las deidades paganas. No es claro si el rey se refirió al
'Elohim de José (vers. 16, 25, 28, 32) como a un Dios, o a varias de sus propias
deidades, aunque José había usado la forma singular del verbo para describir las
actividades de Dios. Puesto que seguramente era idólatra y politeísta, quizá
Faraón concibió que José estaba hablando de "dioses", y si es así, la
declaración de Faraón debería traducirse: "Un hombre en quien está el espíritu
de los dioses".
40.
Se gobernará.
La expresión hebrea así
traducida desde hace mucho, recibió varias extrañas explicaciones de los
comentadores hasta que se hizo la sugerencia de que una expresión egipcia podía
formar la base del texto. Si es así, la declaración se leería literalmente: "De
acuerdo con tu palabra [o boca] besará todo mi pueblo". Sin embargo, en el
egipcio familiar la palabra "besar" también significa "comer". Los primeros
lectores de Moisés, todos los cuales crecieron en Egipto, ciertamente habrán
entendido lo que quería decir. Si éste fue el significado que le dio Moisés,
ello constituiría una evidencia adicional de que Moisés, hombre educado en
Egipto, escribió el libro del Génesis. Por otro lado, si la expresión es hebrea,
la palabra traducida "se gobernará", de una raíz que significa "aferrarse a",
"pender de", más bien debiera traducirse: "será obediente".
41.
Te he puesto.
Después de
considerar por algún tiempo el nombramiento, el rey anunció su decisión de
elevar a José al cargo más alto debajo de la corona y procedió a la ceremonia
inaugural. En primer lugar, hubo una proclamación real que declaraba a José
virrey sobre todo Egipto.
42.
Quitó su
anillo.
Por numerosas reliquias de las tumbas de encumbrados
funcionarios egipcios, los cuales describen su propia ceremonia inaugural en el
cargo, tenemos cuadros que concuerdan muy bien con el corto informe de la
ceremonia de José. Esos cuadros muestran al rey, generalmente detrás de la
"ventana de la aparición" de su palacio, mostrando la insignia de su dignidad.
El anillo de sellar que se le dio a José evidentemente llevaba una piedra en la
forma de un escarabajo, con el nombre del rey grabado en ella, y se usaba para
poner el sello real a los documentos.
Ropas de lino finísimo.
Fue provisto de un guardarropa de lino finísimo como el del rey y los
sacerdotes. El relato egipcio de Sinuhe (ver com. del vers. 14) también menciona
el "lino finísimo" con el que fue vestido el héroe de la narración cuando volvió
a la corte egipcia.
Collar de oro.
Los cuadros que representan
la ceremonia con la que se inauguraba en su cargo a los altos funcionarios,
regularmente los presentan con un collar de oro colocado en torno del cuello. Se
han preservado algunos de esos "collares" y se los encuentra en los museos. Son
bellos especímenes de arte, hechos de oro y cuentas de piedras semipreciosas.
Colgando del collar en la parte delantera hay una inscripción que da los nombres
del rey y sus títulos.
43.
Su segundo
carro.
Esta declaración es apropiada para el tiempo de los hicsos, que
introdujeron los carros Y el caballo en Egipto (ver com. de cap. 39: 1).
¡Doblad la rodilla!
El pregón de los heraldos que precedían la
carroza de José cuando iba por el país o en las procesiones oficiales. La
palabra hebrea 'abrek, "doblad la rodilla", es la transliteración de una frase
egipcia que ha sido interpretada en varias formas. La explicación más plausible
que primero dio el egiptólogo Brugsch, ve en ella el verbo egipcio berek ,
"alabar" o "rendir homenaje". Por lo tanto, 'abrek , sería una traducción fiel
del imperativo egipcio i'a berek : "¡Alabad!" o "¡Rendid homenaje!" El otro
posible significado sugerido: "Tierno padre", evidentemente es incorrecto.
45.
Zafnat-panea.
El nombre dado a
José por Faraón hace mucho fue reconocido como egipcio, pero su significado no
era conocido. Sin embargo, el nombre fue descubierto en una inscripción de la
última parte del período bubastis (siglo IX AC), y fue escrito en egipcio:
Dye-pa-netyer-iuj-ank . Su significado es: "El dios habla para que él viva". El
nombre de José debe haberse referido a sucesos contemporáneos que significaban
que Dios había hablado a través del sueño de Faraón y la interpretación y el
consejo de José, para preservar la vida del rey, de José y también de todos los
demás.
Asenat.
No sólo recibió José un nombre egipcio sino
también una esposa egipcia, una mujer oriunda de una de las familias
sacerdotales más eminentes. Indudablemente Faraón procuró aumentar la honra de
José y su reputación mediante ese casamiento, ya que algunos de los reyes mismos
tomaban sus esposas de las familias sacerdotales.
Asenat significa
"perteneciente a [la diosa] Neit". El nombre del padre de ella es idéntico al
del antiguo amo de José (ver com. de cap. 37: 36), aunque en la transliteración
hebrea hay una leve diferencia en los nombres. Sin embargo, el hecho de que
ambos nombres sean iguales no significa que las personas que los llevaban fueran
también idénticas. El antiguo amo de José era comandante de la guardia personal
del rey, al paso que su suegro era sumo sacerdote de On, la ciudad del gran
templo del sol que estaba a pocos kilómetros de Menfis, en la orilla oriental
del Nilo. Más tarde los griegos llamaron a esa ciudad Heliópolis. El templo del
sol de On y su sacerdocio ejercieron una fuerte influencia sobre la vida
religiosa egipcia durante muchos siglos, hasta que el culto de Amón y
posteriormente de Amón-Ra, de Tebas, sobrepujaron al culto del sol de Heliópolis
en el siglo XV y los siguientes. La posición social de José fue muy fortalecida
por su casamiento con la hija de una de las primeras familias de Egipto.
El casamiento de José con una mujer egipcia no parece haber debilitado
su lealtad al Dios de sus padres. Sus hijos, Efraín y Manasés, indudablemente
fueron educados en la religión hebrea, puesto que fueron convertidos en cabeza
de dos tribus de Israel y en ese respecto alcanzaron la igualdad con sus tíos,
los hermanos de José. La gran lealtad de José a Dios puede aun haber sido el
medio de convertir a su esposa egipcia. Además no debe olvidarse que la mano de
Dios por la cual él había sido tan grandemente exaltado después de su profunda
humillación, también lo preservó en su elevado puesto de honor para que no se
hundiera en el paganismo de Egipto.
¡Qué cambio había efectuado Dios en
la vida de José! Sus grillos se cambiaron en una cadena de oro, los harapos del
preso en lino finísimo, su celda en una carroza, y su cárcel en un palacio. El
esclavo de Potifar se había convertido en su señor, y el rechinar de las cadenas
había dado lugar a la exclamación "¡Doblad la rodilla!" La humildad va antes de
la honra; la servidumbre y el sufrimiento fueron los peldaños para la autoridad.
¡Cuán bien fue recompensado el fiel siervo de Dios por su lealtad y paciencia!
46.
De edad de treinta años.
Puesto
que José tenía 17 años cuando fue llevado a Egipto (cap. 37: 2), y ahora 30,
debe haber pasado 13 años en servidumbre.
47.
La tierra produjo.
La predicción de José se cumplió con
toda exactitud. Los cereales crecieron "a montones", y José acopió el 20 por
ciento en graneros por todo el país. Las cantidades de cereales que fluían a los
almacenes reales fueron tan enormes que pronto excedieron todo lo dispuesto para
registrar la cantidad. Otros escribas tienen que haber sido necesarios como
recolectores adicionales del impuesto.
50.
Dos hijos.
A los dos hijos que le nacieron a José les
dio nombres que expresan la generosa providencia de Dios.
51.
Manasés.
Literalmente, "que
hace olvidar". José dio este nombre a su primogénito por gratitud a Dios que le
había hecho olvidar su antiguo estado de servidumbre y el intenso anhelo que
había sentido por la casa de su padre. Estuvo agradecido porque Dios le había
provisto un hogar, aun cuando fuera en la tierra de su exilio. Las desgracias
anteriores no podían amargar su actual felicidad, pues la adversidad se había
transformado en prosperidad.
Ha surgido la pregunta: ¿Por qué, al llegar
a un puesto tan encumbrado, José no se comunicó inmediatamente con su padre? ¿Se
había olvidado realmente del afecto paterno y no sentía ninguna obligación por
hacer saber al anciano que todavía estaba vivo? Resulta claro que en realidad no
había cesado de preocuparse, no sólo por la forma tierna con que recibió a sus
hermanos y a su padre, la cual pronto será descrita, sino también por la
declaración que hizo al nacer Efraín, caracterizando a Egipto como la tierra de
su aflicción. El que no declarara inmediatamente quién era su padre y enviara un
mensaje a casa, a Canaán, podría atribuirse a una vacilación en revelarle a su
padre la maldad de la cual habían sido culpables sus hermanos, o pudo deberse a
un impulso divino que le advirtió que no había llegado todavía el tiempo de
descubrir ese hecho. Como quiera que fuese, la conducta de José en ese asunto no
revela nada que contradijera la piedad que tan manifiestamente saturaba su vida.
Si Dios eligió colocarlo en Egipto, en Egipto permanecería.
52.
Efraín.
Esto es, "doble
fertilidad". Este nombre era una expresión de la gratitud de José porque Dios le
había dado a él, un esclavo condenado a servidumbre perpetua, una familia feliz
y dos hijos. El nombre refleja un corazón lleno de gozo y gratitud.
54.
Hubo hambre en todos los países.
Como José lo había predicho, los siete años de abundancia fueron
seguidos por siete años de hambre que afectaron no solamente a Egipto sino a los
países circunvecinos también. Las condiciones del hambre en Egipto se producen
cuando el Nilo no se desborda en sus orillas (ver com. del vers. 34), y esto a
su vez se debe a una falta de lluvia en las altiplanicies de Abisinia.
56.
Abrió José todo granero.
Cuando
los egipcios habían consumido sus propias reservas de alimento, se volvieron al
rey, recordando sin duda el impuesto especial sobre los cereales que estuvo en
vigencia durante siete años sucesivos. El los envió a José, el ministro de
alimentación, quien abrió los graneros para los naturales de Egipto y para los
extranjeros que venían al país en procura de alimento. Varios registros
jeroglíficos encontrados en Egipto mencionan una situación de hambre. En esos
registros, ciertos funcionarios encumbrados pretenden haber aliviado la miseria
de los pobres y hambrientos durante períodos de necesidad. Esto es proclamado en
sus tumbas por inscripciones como éstas: "Di pan al hambriento, agua al
sediento, vestido al desnudo y un bote al que no lo tenía". Un funcionario de la
duodécima dinastía (siglo XX AC) pretendía: "Cuando llegaron años de hambre, aré
todos los campos del distrito de Orix ... preservando viva su gente y
proporcionándole su alimento para que no hubiera allí hambrientos".
La
sabiduría de José como administrador ahora se hizo evidente para todos. Si
alguien había tenido duda en cuanto a su orden de almacenar enormes cantidades
de cereales año tras año, nadie ponía en duda ahora la prudencia de esa medida.
¿Qué habría hecho Faraón, un gobernante extranjero, con una población famélica?
¿Cómo podría haber evitado el destronamiento de su propia dinastía, si no
hubiera sido por la previsión de José? Este joven hebreo, un ex esclavo, se
había convertido en el salvador del trono, de todo Egipto y también de las
naciones circundantes.
Vendía.
El que José no distribuyera
gratuitamente los cereales acumulados a la multitud que perecía, era algo que
tenía su razón de ser. La gente seguramente había sido advertida de la calamidad
que se acercaba, y, mediante el cuidado y la economía, podía haber ahorrado un
poco ella misma para los días de necesidad. Puesto que la gente tuvo que pagar
por los cereales, se vio instada a ser frugal y a evitar el derroche de la
preciosa provisión de alimento que tenía que durar por siete largos años. Este
plan también permitió que José ayudara a las poblaciones hambrientas de otros
países. El hecho de que los cereales fueran vendidos a la gente, aclara que el
acopio se hizo en forma de un impuesto y no como un servicio público brindado
por el rey.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-57 PP 219-225
1, 9-13 PP 219
14 PP 220; 5T
321
15-25, 31, 33-36 PP 220
38-40 MeM 68
38-43 PP 222
39, 40 PP 222
39-44 PP 385
40 5T 321
489 54-56
PP 225
CBA Génesis
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA GÉNESIS
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