Comentario Bíblico Adventista Génesis 34
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 34
1.
Dina.
Dina, hasta entonces la única hija de Jacob (PP 203), no podría haber tenido más de cinco o seis años cuando la familia salió de Harán, puesto que no nació hasta después del sexto hijo de Lea (cap. 30: 21). Probablemente había alcanzado la edad de 14 ó 15 años cuando sucedió el sórdido acontecimiento descrito en este capítulo. Por lo tanto, es indudable que habían pasado ocho o más años desde el regreso de Jacob a Canaán (ver com. de cap. 33: 17). Si los acontecimientos narrados en los capítulos 34 al 37 se presentan en orden cronológico, como lo parece, Dina no pudo haber tenido mucho más de 15 años en ese tiempo porque José, que tenía más o menos la misma edad de Dina (cap. 30: 21-24), contaba sólo 17 cuando fue vendido como esclavo por sus hermanos (cap. 37: 2). El hecho de que saliera sin compañía parecería indicar que todavía era considerada en su hogar como una niña.
Las hijas del país.
El historiador judío Josefo menciona una antigua tradición según la cual los siquemitas se estaban divirtiendo con festejos ( Antigüedades i. 21.1), y Dina quiso unirse con las niñas de Siquem en sus diversiones. El lenguaje implica que se trataba de una visita amistosa, y también posiblemente que Dina tenía la costumbre de asociarse con las niñas de Siquem.
Siempre hay un gran peligro en una asociación innecesaria con la gente del mundo. Dina estaba curiosa por conocer los hábitos y las costumbres de los vecinos que los rodeaban. Esto la indujo a una despreocupada intimidad con ellas que terminó en su desgracia. Su peligro provino de procurar estar libre del control y la supervisión paternos y de no hacer caso de la admonición de permanecer separada de los idólatras y de sus malos hábitos " "Las malas compañías corrompen las buenas costumbres" " (1 Cor. 15: 33, BJ). Los habitantes de Canaán eran para los de la familia de Jacob lo que es el mundo actual para los cristianos. Lo que se llama "conocer mundo", en muchos casos puede significar estar jugando con la muerte. La familiaridad con el pecado adormece los sentidos y aumenta el peligro de la tentación.
2.
Siquem hijo de Hamor heveo.
Los heveos eran
una tribu cananea (ver com. de cap. 10: 17). Por lo que sabemos de la moral de
los cananeos, la conducta de Siquem no fue de ninguna manera excepcional y Dina
pagó plenamente el castigo por su necia independencia al asociarse con la
juventud mundana.
3.
Habló al corazón de
ella.
Es decir, trató de consolarla por lo que había sucedido y de ganar
su afecto. Parece que aunque Dina había ido intencionalmente sola a la ciudad,
no consintió en todo lo que allí sucedía. Estaba en la casa de Siquem, donde fue
encontrada cuando Simeón y Leví saquearon la ciudad unos pocos días después
(vers. 26).
5.
Oyó Jacob.
La
información de lo que le sucedió a Dina debe haber llegado indirectamente a su
padre, puesto que ella quedó en casa de Siquem (vers. 26).
Calló Jacob.
El silencio de Jacob probablemente puede haberse debido a una
combinación de dolor, precaución y perplejidad. Había aprendido a ser prudente
antes que proceder por impulsos. La seriedad de la dificultad ciertamente
afectaba los intereses de toda su casa, y demandaba consejo y decisión unidos.
Rehusar la propuesta de matrimonio sería caer en la mala voluntad de los
siquemitas; aceptarla sería una abierta violación del principio de no asociarse
con los paganos (caps. 24: 3, 6; 26: 35). Sin embargo Dina estaba con Siquem, y
¿cómo podría conseguirse que volviera? Si Jacob hubiera previsto el trágico
proceder de algunos de sus hijos cuando supieran del asunto, probablemente
habría tomado las cosas en sus manos y actuado inmediatamente. Pero, estando las
cosas como estaban, al enseñorearse "de su espíritu" " procedió mejor que sus
hijos cuando tomaron la ciudad (Prov. 16: 32).
7.
Se entristecieron los varones.
Literalmente, "se
enfurecieron". La segunda expresión "se enojaron mucho" dice literalmente "les
ardió grandemente". Su ira apasionada estuvo más allá de todo control (cf. 1
Sam. 15: 11; 2 Sam. 19: 43). Cómo deben haberse sentido los hombres se pueden
entender a través de los árabes modernos, quienes sienten más la deshonra por la
seducción de una hermana que por la infidelidad de una esposa. Un hombre,
razonan ellos, puede divorciarse de su esposa, y ella ya no le pertenece más,
pero una hermana o una hija siempre permanecen como hermana o como hija. Era por
lo tanto propio que estuvieran apenados y tan sólo natural que estuvieran
airados. Estaba en juego su honor junto con el de su hermana. Sin embargo, no
estaban tan preocupados por el pecado cometido contra Dios como por la vergüenza
que había caído sobre su familia. Fue en su reacción ante este asunto donde
estuvo el origen de su gran error (Gén. 49: 7).
Hizo vileza.
"Hacer vileza" se convirtió en una frase estereotipada para los crímenes
que implicaban el honor, especialmente para los pecados de la carne (Deut. 22:
21; Juec. 20: 10; 2 Sam. 13: 2; etc.), como también para otros (Jos. 7: 15).
En Israel.
El nombre de Israel se aplica aquí por primera vez a
la casa de Jacob. Más tarde se convirtió en la designación usual para la nación.
Algunos comentadores, señalando que los hijos de Jacob no fueron llamados ni
Israel ni israelitas hasta mucho tiempo después, piensan que la frase "en
Israel" debiera traducirse "contra Israel". Esto es posible gramaticalmente e
implicaría que el asunto fue un crimen contra Jacob, que se había convertido en
Israel, es decir en "un príncipe de Dios".
8.
Hamor habló.
Hamor, el padre de Siquem, había venido a
pedirle la hija a Jacob (vers. 6), pero como los hijos de Jacob llegaron a casa
al mismo tiempo (vers. 7), también les habló a ellos. El padre y los hermanos de
la doncella eran considerados sus guardianes legales (cap. 24: 50).
9.
Emparentad.
La ausencia de
cualquier disculpa por parte de Siquem por haber seducido a Dina no es una
indicación del consentimiento de ella, sino más bien de las bajas normas morales
del príncipe cananeo. No veía en una conducta tal ninguna falta particular, y
menos todavía siendo que su hijo estaba dispuesto a casarse con la niña que
había seducido.
10.
Habitad con nosotros.
Hamor propuso un sistema de unión mediante casamientos entre la familia
de Jacob y los siquemitas. Estaba dispuesto también a hacer concesiones en
cuanto al arriendo de tierras, de modo que los recién llegados pudieran vivir,
trasladarse y comerciar libremente en la región. Varias propuestas amistosas
fueron hechas, tanto por el padre como diplomático, en favor de la unión
mediante casamientos entre las familias en general, como por el hijo como amante
para que pudiera quedarse con la niña. En su mentalidad pagana no cabía un
sistema de exclusividad a este respeto. Con el espíritu de incredulidad del
mundo, procuraron derribar lo que consideraban una actitud estrecha. Las
ventajas que ellos ofrecían habrían atraído a los hijos de Israel. Con demasiada
frecuencia tales perspectivas seducen al profeso pueblo de Dios, haciendo que
abandone sus escrúpulos sagrados.
13.
Los hijos de Jacob.
Aunque eran atrayentes
las ofertas del príncipe de Siquem, fueron declinadas por los hijos de Jacob,
que ahora tomaron la iniciativa para discutir el propuesto casamiento de su
hermana (cap. 24: 50). Aceptar las propuestas habría sido violar los sagrados
principios de su vocación como una familia y sacrificar las promesas de Dios por
ganancias mundanales.
15.
Con esta
condición.
Su rechazo de la propuesta de Hamor era ciertamente correcto,
pero su proceder fue indudablemente equivocado. Al planear el asesinato bajo la
capa protectora de escrúpulos religiosos, los hijos de Jacob se hicieron
culpables de hipocresía y crueldad. Su hipocresía consistió en aceptar
aparentemente las propuestas de Hamor cuando no tenían intención de hacerlo, con
la condición de que los siquemitas aceptaran el sello del santo pacto de Dios.
Bien sabían que si los siquemitas aceptaban la circuncisión, sería una mera
forma de su parte. Finalmente, su propuesta fue concebida con un espíritu de
cruel venganza.
En años posteriores, la acción de someterse al rito de
la circuncisión por uno que no era judío era considerada como una aceptación de
la fe judía por parte del mismo, lo cual colocaba al converso bajo el vínculo
del pacto; en otras palabras, un hecho tal legalmente convertía a un gentil en
un judío (Hech. 15: 5; Gál. 6: 12; etc.). Si la aceptación de la señal del pacto
por los siquemitas hubiera significado su conversión al Dios verdadero, entonces
todas las objeciones para los casamientos habrían desaparecido.
20.
Los varones de su ciudad.
La
condición propuesta por los hijos de Jacob pareció razonable a los dos enviados
y éstos estuvieron dispuestos a someterse inmediatamente a ella. Sin embargo,
primero fueron a la puerta de Siquem, el lugar de la asamblea pública, para
colocar el asunto delante de los varones de la ciudad. Su gráfica descripción de
las riquezas de Jacob y su familia, y las ventajas que podrían anticipar
uniéndose con ellos, despertaron fácilmente la aceptación del plan. Por regla
general la gente común sigue las directivas de un jefe popular de voluntad
dominante. Ese fue el caso cuando Jeroboam estableció el culto a los becerros de
oro en Dan y Bet-el. En realidad a través de la historia de Israel el pueblo
tendió a seguir la dirección del rey. Por el mismo motivo, cuando Crispo, el
principal de la sinagoga, creyó, muchos corintios también se convirtieron al
cristianismo (Hech. 18: 8).
22.
Con esta
condición consentirán estos hombres.
Hamor hizo resaltar aquellas
consideraciones que en realidad eran secundarias, al paso que el punto
principal, la circuncisión, fue mencionado incidentalmente como una condición
trivial ante la cual no podría haber una objeción razonable. La perspectiva de
ganancias materiales siempre es un medio efectivo para tratar con los hombres de
mente mundana. Cualquier medio que pudiera eventualmente producir ganancias
materiales les resulta deseables. (Isa. 56: 11). Los hombres de siquem creyeron
que iban a hacer ver un buen negocio y estuvieron dispuestos a ganar mucho a
cambio de algo de ningún valor o importancia.
25.
Al tercer día.
Por regal general, la inflamación y la
fiebre aparecen al tercer día. Al quedar así desvalidos los siquemitas, dos de
los hermanos mayores de Dina pusieron en práctica su sangrienta obra de
venganza. Esta cruel matanza demuestra cómo un pecado lleva al otro, a modo como
las llamas de fuego se propagan en la espesura del bosque (Isa. 9: 18). El
libertinaje llevó a la seducción, y la seducción a la venganza, y al asesinato
(Sant. 1: 15). La desgracia que había caído sobre una familia convirtió en
viudas y en huérfanos a las mujeres y niños de una ciudad entera.
Indirectamente, este relato resulta un testimonio de lo fidedigno que es Moisés
como historiador. Aun siendo él mismo levita, no disculpa bien el carácter de su
antepasado.
26.
Tomaron a Dina.
Quizá Dina había sido detenida por Siquem contra la voluntad de ella.
Por otro lado, sus propuestas amorosas pueden haberla inducido a quedar
voluntariamente con él. Librar a Dina de su secuestrador era ciertamente
honorable, pero el medio por el cual se consiguió fue vituperable en extremo.
Como sus antepasados por ambas ramas de la familia, los hijos de Jacob
manifestaron una extraña mezcla de celo religioso y pasión carnal, de fe excelsa
y rastrera astucia.
30.
Me habéis turbado.
Jacob reprochó duramente el hecho impulsivo, haciendo resaltar las
consecuencias del crimen para él mismo y para su familia. El énfasis en este
aspecto del asunto fue calculado para impresionar a sus hijos con los resultados
prácticos de su acción impulsivo. Sus últimas palabras acerca de Simeón y Leví
(cap. 49: 5-7) son una evidencia de cuán profundamente aborreció su proceder. Su
temor de represalias no era infundado, y tan sólo la misericordia de Dios
impidió el mal que podría haber caído sobre él y su casa (cap. 35: 5, 6). En
cuanto a Simeón y Leví, ellos, como Rubén, perdieron la primogenitura que de
otra manera podían haber disfrutado. Otra vez el carácter torcido se interpuso
entre los hombres y las posibilidades que de otra manera podrían haber sido
suyas.
31.
¿Había él de tratar a nuestra
hermana?
Los hijos de Jacob no veían las cosas como su padre. Para ellos
su represalia estaba plenamente justificada. No sólo se vindicaron a sí mismos
sino que a la vez dejaron entrever que su padre se preocupaba menos por su hija
que ellos por su hermana. La palabra "ramera", zanah , que significa prostituta
por la paga, aquí se usa por primera vez en la Biblia. Este pasaje muestra que
la prostitución existía entonces en Palestina, y que era considerada como una
profesión deshonrosa.
Este relato forma un capítulo oscuro en la
historia de los patriarcas. Enseña que una ira justificada no es excusa para un
proceder precipitado. La paciencia bajo la injusticia merece la aprobación
divina (1 Ped. 2: 19, 20; 3: 17), pues la venganza y la retribución pertenecen
sólo a Dios (Rom. 12: 19). Sólo él tiene la sabiduría para medirla con justicia
y para sazonarla con misericordia. En ciertas circunstancias la ira puede estar
plenamente justificada, pero ha de dirigirse más bien contra el pecado que
contra el pecador. Se ha declarado que la única ira sin pecado es la ira contra
el pecado (Efe. 4: 26). La ira contra nuestros prójimos descalifica a la persona
airada pues no puede ejercer un juicio imparcial (Mat. 7: 1, 2).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-31 PP
203 2049 242
1 PP 203
19 PP 242
30 PP 204
CBA Génesis
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA GÉNESIS
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 |
21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
31 | 32 | 33 | 34 | 35 | 36 | 37 | 38 | 39 | 40 |
41 | 42 | 43 | 44 | 45 | 46 | 47 | 48 | 49 | 50 |
COMMENTARIOS