Comentario Bíblico Adventista Génesis 49
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 49
1.
Llamó Jacob a sus hijos.
Ahora Jacob reveló a sus 12 hijos su legado espiritual. Solemnemente los exhortó a escuchar las cosas que estaba por decir. Así como Isaac en su bendición (cap. 27), por obra de la predicción divina había proféticamente señalado a Jacob y a Esaú la historia futura de sus familias, así también, en un amplio bosquejo, Jacob describió el futuro de la nación entera representada por sus 12 hijos. Aunque los caracteres de éstos formaron el punto de partida de sus profecías concernientes a ellos, el Espíritu de Dios reveló al patriarca moribundo la historia futura de su simiente, de modo que discerniera en los caracteres de sus hijos la evolución futura de las tribus descendientes de ellos. Con visión profético inequívoca, a cada uno le asignó su puesto e importancia en la nación.
En los días venideros.
Literalmente, "al fin de los días". Esta no es una referencia al fin de la historia del mundo, como lo es en algunas otras declaraciones proféticas, ni se refiere meramente a la era mesiánica como la terminación de la historia judía. Aquí sólo significa "en el futuro".
3.
Rubén.
Jacob dirigió su primera profecía a
su primogénito y la revistió -así como hizo con sus declaraciones siguientes- de
un ropaje poético. La poesía hebrea consiste en una repetición rítmica de
pensamientos más bien que de sonidos y sílabas. Arreglada en forma poética, la
bendición sobre Rubén se leerla así, de acuerdo con la BJ, aquí preferida por su
especial claridad:
Rubén, mi primogénito eres tú, mi vigor y las
primicias de mi virilidad, plétora de pasión y de ímpetu, espumas como el agua:
¡Cuidado, no te desbordes! porque subiste al lecho de tu padre; entonces
violaste mi tálamo al subir.
4.
Impetuoso
como las aguas.
Rubén es triplemente caracterizado por: (1) su puesto en
la familia como primogénito de Jacob, (2) su relación con Jacob como su vigor y
el principio de su fuerza, (3) la preeminencia natural que le pertenecía por ser
el mayor. Sin embargo, las ventajas normalmente acordadas a Rubén como
primogénito de Jacob habrían de serle quitadas debido a su debilidad de
carácter. La palabra traducida "impetuoso", literalmente "un desbordante hervor"
de agua, Figurativamente alude a una persona entregada a las emociones. Otra
forma de la misma palabra que sirve de raíz, se usa en Juec. 9: 4 y Sof. 3: 4
para denotar frivolidad y orgullo. En esos términos describió Jacob la debilidad
moral del carácter de Rubén, por la que éste perdió los privilegios de
primogénito. Aunque específicamente su crimen consistió en cometer fornicación
con Bilha, concubina de su padre (Gén. 35: 22), su historia posterior pone de
manifiesto además una inestabilidad fundamental de carácter. Esa debilidad
básica lo descalificó para llegar a ser líder, pues el liderazgo con frecuencia
demanda firmeza y determinación.
No serás el principal.
Al
retirársela los derechos de la primogenitura, Rubén perdió el liderazgo de
Israel. Su tribu nunca alcanzó una posición de influencia en la nación (Deut.
33: 6). Ni una sola personalidad prominente surgió de los descendientes de
Rubén: ni Juez, ni rey, ni profeta. El liderazgo fue transferido a Judá, y la
doble porción a José (1 Crón. 5: 1, 2).
5.
Simeón y Leví.
Eran hermanos, no sólo en la carne, sino
también en sus pensamientos y acciones (cap. 34: 25).
Sus armas.
El significado de la palabra traducida "armas" es oscuro. Otras
traducciones sugeridas de esta dudosa palabra hebrea son "maquinaciones",
"unión", "ira", "espadas". Sin embargo, es claro que Jacob tuvo en cuenta su
desenfreno en la traidora matanza de la población de Siquem (cap. 34: 25-29),
crimen que Jacob nunca aprobó.
6.
Desjarretaron toros.
Literalmente, "desjarretaron un
buey". El singular "buey" está en lugar del plural "bueyes", que prácticamente
no se emplea. Esta forma plural se encuentra sólo una vez en la Biblia (Ose. 12:
11), y corresponde con "hombres" en la primera línea del paralelismo.
Desjarretar un animal es dejarlo inválido cortándole los tendones (Jos. 11: 6,
9; 2 Sam. 8: 4). En Gén. 34: 28 meramente se dice que el ganado de los
siquemitas fue llevado, no que fueron dejados inválidos. Sin embargo, puesto que
los hijos de Jacob estaban más preocupados por vengarse que por llevarse un
botín, probablemente también mutilaron algunos animales. Jacob sólo menciona
esto último porque fue en eso en lo que resaltó más la brutalidad de ellos. Este
rasgo de carácter los descalificó para el liderazgo.
7.
Yo los apartaré.
Puesto que los hermanos habían
cometido juntos ese crimen, su posteridad había de estar dividida, o esparcida,
en Canaán. No constituirían tribus independientes. Fue evidente el cumplimiento
de esta predicción en el tiempo cuando Israel volvió a Canaán. Cuando Moisés
realizó por segunda vez el censo de Israel, Simeón se había convertido en la más
débil de todas las tribus (Núm. 26: 14), y en la bendición de Moisés, Simeón fue
completamente pasado por alto. A esa tribu no se le asignó un territorio por
separado como herencia sino una cantidad de ciudades dentro de los límites de
Judá (Jos. 19: 1-9). Puesto que, por regla general, las familias de Simeón no
aumentaron sino un poco (1 Crón. 4: 27), finalmente la mayoría de ellas fue
absorbida por la tribu de Judá. Otras emigraron en dos corrientes hasta zonas
más allá de los límites de la tierra prometida ( 1 Crón. 4: 38-43).
En
vez de una herencia territorial, Leví recibió 48 ciudades, esparcidas entre
todas las otras tribus (Jos. 21: 1-42). Sin embargo, el esparcimiento de Leví en
Israel se convirtió en una bendición para todos debido a la elección de la tribu
para el sacerdocio. Aunque Jacob retiró los derechos de la primogenitura de
Rubén y pronunció una maldición por el crimen de Simeón y Leví, no desposeyó a
ninguno de ellos. La historia posterior de Leví es una ilustración de cómo una
maldición a la vez puede cumplirse y resultar en una bendición para todos los
que la reciben. En el Sinaí, los descendientes de Leví fueron los únicos que
quedaron de parte de lo correcto cuando cayeron todos los demás (Exo. 32: 26) y,
por lo mismo, fueron nombrados, como tribu, para ser los dirigentes religiosos.
Aunque no se cambió la maldición de Jacob de que no debían recibir herencia, su
cumplimiento proporcionó una bendición para ellos y para sus hermanos (Núm. 18:
20).
8.
Judá.
El cuarto hijo de
Jacob había de recibir una rica e incomparable bendición, bendición que le
confirió supremacía y poder. Aunque no está dicho así expresamente por Jacob,
Judá recibió el derecho del primogénito al liderazgo, perdido por Rubén debido a
su inestabilidad emotiva, y por Simeón y Leví a causa de su crueldad.
Te
alabarán tus hermanos.
De acuerdo con el pasaje del cap. 29: 35, el
nombre Judá significa "el alabado". Mediante un juego de palabras, tan grato al
corazón oriental, Jacob le aseguró a Judá la alabanza de sus hermanos. Judá
había mostrado un carácter noble. Aun en la hora oscura cuando los hermanos de
José tramaban matarlo, Judá había propuesto una solución que salvó la vida de
José (cap. 37: 26, 27). Pero la excelencia de su carácter se manifestó aún más
cuando ofreció su propia vida como garantía por la de Benjamín, y en su súplica
ante José a favor de Benjamín para salvarlo de la esclavitud (caps. 43: 9, 10;
44: 16-34). Esto había sido evidente ya antes, en su comportamiento con Tamar
(cap. 38: 26), aunque al principio parece haber sido un individuo un tanto
indómito y temerario (ver com. de cap. 38: 7-26). Su fuerza personal de
carácter, adquirida tras duras luchas sobre las tendencias naturales, se reflejó
en la virilidad de la tribu que llevó su nombre.
Los hijos de tu padre.
Habiendo profetizado que Judá pondría a sus enemigos en fuga y los
sometería, Jacob aseguró una vez más que los hermanos de Judá también le
rendirían homenaje. Es digno de notar que no sólo los hijos de su madre habrían
de proceder así (Gén. 27: 29; Juec. 8: 19), es decir las tribus descendientes de
Lea, sino también "los hijos de tu padre", o sea todas las tribus de Israel.
Esto se realizó cuando David fue coronado como rey sobre todo Israel (2 Sam. 5:
1, 2).
9.
Cachorro de león, Judá.
Mediante una osada figura de lenguaje, Judá es comparado con un cachorro
de león que crece hasta la plenitud de la ferocidad y de la fuerza de un viejo
león (ver Apoc. 5: 5). Vagabundeando por los bosques en busca de una presa,
volviendo a su cubil montañoso cuando su botín ha sido devorado, está allí
intrépido, en serena majestad, y sosegadamente desafía a cualquier ser que ose
molestarle. Muchos comentadores han entendido la palabra hebrea traducida "león
viejo" como que significa "leona", y han visto en ella un significado más
profundo. Sin embargo, la palabra labi' significa solamente león y es un
sinónimo común de la palabra 'aryeh , "león", usada dos veces en el mismo
versículo.
10.
El cetro.
El cetro
es un símbolo de autoridad real. En su forma más primitiva era un largo cayado
que llevaba el rey en la mano cuando hablaba en las asambleas públicas, pero que
estaba entre sus rodillas cuando se sentaba en el trono. Tales cetros se
representan en varios antiguos altorrelieves egipcios. Judá habría de continuar
como caudillo entre las tribus hasta la venida del Mesías.
Hasta que
venga Siloh.
No es convincente ni la explicación de Siloh como el nombre
de un lugar ni como la interpretación de "descanso". Sin embargo, la mayoría de
los comentadores han creído que Siloh es un nombre personal, y concuerdan en que
la persona a la que se refiere es el Mesías. Es correcta esta opinión expresada
hace mucho tiempo tanto por eruditos judíos como cristianos (ver DTG 36). Con
todo, en cuanto al significado exacto de la palabra Siloh, de ninguna manera
están de acuerdo los intérpretes. Se la ha explicado de diversas maneras, como
que significa "progenie", "el enviado afuera", "aquel a quien pertenece [el
cetro del reino]" y el "dador de descanso". La última interpretación de la
palabra Siloh, como "dador de descanso", es respaldada por más comentadores que
cualquiera de las otras y tiene el apoyo de Elena G. de White (DTG 36). Por lo
tanto, Siloh es el Mesías, quien en la profecía de Jacob había de tomar las
prerrogativas reales de Judá como jefe de Israel, y ante el cual se congregarían
todas las naciones.
11.
Atando a la vid su
pollino.
La referencia a que el Mesías montaría sobre un asno se cumplió
en la entrada triunfal de Jesús (Mat. 21: 7). Lo designa como un precursor de
paz y como a un noble, puesto que los asnos no eran usados para la guerra sino
que servían como animales en que cabalgaban las personas de jerarquía superior
(Juec. 1: 14; 10: 4; 12: 14). La vid de Judá sería tan fuerte como para que
asnos fueran atados a ella, y tan fructífera como para que su jugo pudiera
usarse para lavar los vestidos. El vino y la leche de Judá proporcionarían tanta
alegría y tanto vigor como para impartir un brillo refulgente a los ojos y una
encantadora blancura a los dientes. Por supuesto, éste es un cuadro de la
prosperidad de Judá en alto lenguaje figurado.
13.
Zabulón.
El territorio asignado a la tribu
de Zabulón en tiempo de Josué puede ser señalado por las fronteras y ciudades
que se mencionan en Jos. 19: 10-16. En ese tiempo, ni llegaba al Mediterráneo ni
tocaba directamente a Sidón. Estaba entre el mar de Galilea y el Mediterráneo,
cerca de ambos, pero separado del primero por Neftalí y del segundo por Aser.
Con todo, esta profecía puede haberse cumplido algún tiempo después. El notable
cumplimiento de todas las expresiones proféticas de Jacob que se puede
comprobar, excluye la posibilidad de que dicha profecía hubiera quedado sin
cumplirse, aunque la Biblia calla en este punto.
14.
Isacar.
La comparación de Isacar con un asno huesudo y
de complexión robusta, particularmente bien adaptado para llevar cargas, hace
resaltar que esta tribu se contentaría con bienes materiales, se dedicaría a la
agricultura, y no lucharía por el poder político. Indicaba también que los
descendientes de Isacar serían hombres fuertes y recibirían una herencia
satisfactoria. Esto se cumplió al asignársela la baja Galilea, que incluía la
atrayente y fructífera meseta de Jezreel. Aunque la tribu una vez adquirió
renombre por su heroica bravura, junto con Zabulón, durante el tiempo de los
jueces(Juec. 5: 14, 15, 18), generalmente estuvo contenta con su suerte, con
despreocupación por lo que le sucediera a la nación. Rara vez se la encuentra
yendo con valor al frente y luchando por sus libertades o derechos amenazados.
Quizá sea ésta la razón por la cual se menciona a Isacar al último entre los
hijos de Lea, aunque no fue el último hijo de lea.
16.
Dan.
Mediante un juego con su nombre, el primogénito de
Bilha, la sierva de Raquel, es descrito como quien habría de ocupar un lugar
notable y realizaría importantes deberes en el futuro Estado de Israel. Esto se
cumplió parcialmente en la parte final del período de los jueces cuando Sansón,
de la tribu de Dan, juzgó a Israel por 20 años (Juec. 13: 2).
17.
Serpiente junto al camino.
Esta
declaración describe el carácter de la tribu. Este se manifestó en la expedición
de algunos descendientes de Dan a Lais, en el norte de Canaán (Juec. 18), y fue
evidente también en las aventuras de Sansón, quien con la astucia de una
serpiente derribó a sus enemigos más fuertes. Puesto que la tribu de Dan parece
haber sido la primera que introdujo el culto de los ídolos en Israel (Juec. 18)
y puesto que su carácter le impediría a cualquiera la entrada en la Canaán
celestial, sólo el nombre de Dan, entre las 12 tribus, está omitido en la
enumeración de Apoc. 7.
18.
Esperé.
Esta oración no sólo fue pronunciada por Jacob en favor de él mismo,
sino que expresaba confianza en que sus descendientes también recibirían la
ayuda de Dios, como él la había recibido en su propia vida. Es interesante
observar al patriarca moribundo en la última tensa hora de su vida. Aunque la
mayoría de sus palabras parecen haber sido habladas por inspiración, esta
oración evidentemente expresa sus propios sentimientos naturales. Un súbito
alivio de una tensión o un accidente inesperado pueden revelar el nivel
espiritual alcanzado por determinada persona. De los labios de un hombre surgirá
una maldición, de otro una expresión vacía y sin significado, y de un tercero
puede emanar una oración. Con frecuencia es injusto juzgar a un hombre por las
palabras dichas cuando está desprevenido, pero Jacob soportó una prueba tal.
Hacía mucho que habían pasado los años del engañador; ahora pertenecía a los
escogidos de Dios.
19.
Gad.
Este
pasaje poético, en el cual aparecen las palabras traducidas "ejército" y
,"acometerá", de la misma raíz, podría traducirse mejor: "Una fuerza atacante lo
atacará, pero él atacará el talón". El lenguaje parece referirse a los ataques
que la tribu de Gad tendría que soportar con paciencia pero que rechazaría con
éxito. Aunque la historia conocida de las 12 tribus no proporciona un
cumplimiento específico de esta profecía, el relato presentado en 1 Crón. 5:
18-22 muestra que la tribu de Gad desplegó, siempre que fue necesario, el valor
que le fue prometido por su padre. Los de esta tribu que fueron a David son
descritos como leones y su rapidez es comparada con la de las gacelas (1 Crón.
12: 8-15), comparaciones que prueban que era una tribu valiente.
20.
Aser.
Esto se refiere al
terreno fructífero que habría de ser la región donde moraría Aser en el futuro.
En cumplimiento de esta predicción Aser recibió como su herencia las tierras
bajas del Carmelo sobre el Mediterráneo hasta el territorio de Tiro. Esta es una
de las partes más fértiles de Canaán, abundante en trigo y aceite, con los que
Salomón aprovisionaba a la casa del rey Hiram (1 Rey. 5: 11).
21.
Neftalí.
El significado y la
alusión son oscuros y poco se sabe de la historia de la tribu de Neftalí. junto
con Zabulón, en tiempo de Barac, obtuvo una gran victoria sobre el rey cananeo
Jabín, que la profetisa Débora conmemoró en su célebre canto (Juec. 4, 5).
Pronunciará dichos hermosos.
Esta debe ser una alusión al don de
la elocuencia y del canto manifestado en esa tribu del norte, aunque no han
quedado registros históricos de tal actividad en la tribu de Neftalí.
22.
José.
Al paso que las
bendiciones de Jacob acerca de los cuatro hijos de las concubinas fueron
específicamente breves, y sus profecías en parte tan oscuras como la historia
posterior de las tribus que descendieron de esos cuatro hombres, se nota una
gran diferencia en la bendición sobre el primogénito hijo de su amada Raquel.
Ahora el corazón del patriarca rebosa de amor agradecido y con las palabras y
figuras más expresivas imploró bendiciones ilimitadas para José.
23.
Los arqueros.
Del símil del
árbol fructífero, Jacob pasó en seguida a uno de carácter guerrero que describe
la victoria de la tribu de José sobre todos sus enemigos. Esta es una
ilustración del presente profético, que habla de acontecimientos futuros como
que ya estuvieran en proceso de cumplimiento. Las palabras no deben aplicarse a
hechos bélicos de José en Egipto, sino que aluden probablemente a sus hermanos,
en términos que no son directamente ofensivos pero que fueron entendidos por los
mismos como referidos a la persecución que él había sufrido a manos de ellos, y
también a sus años de esclavitud y prisión.
24.
Fuerte de Jacob.
Si la última cláusula está entre
paréntesis, como en la VVR, podría significar que, desde el tiempo de la
exaltación de José, él se convirtió en el pastor y la roca de Israel, o que de
Dios -el Fuerte de Jacob- José recibió fortaleza para llegar a ser tal. En ese
sentido sirvió entonces como un símbolo del buen Pastor, el cual es la Roca, y
llegaría a ser el fundamento de su iglesia, Sin embargo, se aplica a Dios mismo
si la cláusula el "pastor, la Roca de Israel" está coordinada con la frase
precedente. En ese caso, se expresa el sentimiento de que las manos de José
fueron fortalecidas por Aquel que es el Pastor y la Roca de Israel (Deut. 32:
4). El texto hebreo permite la segunda interpretación, que parece preferible a
la primera.
26.
Las bendiciones de tu
padre.
Las bendiciones que el patriarca imploraba para José habrían de
sobrepujar a las bendiciones que sus padres le habían transmitido a él. A José
se refiere, literalmente, como al "que fue separado", el nazir . José es
designado así, tanto aquí como en Deut. 33: 16, por haber preservado su virtud y
piedad en el Egipto pagano.
27.
Benjamín.
El carácter belicoso que el padre moribundo atribuyó aquí a su hijo
menor, más tarde fue manifestado por sus descendientes. Se ve en la guerra que
esta tribu riñó contra todas las tribus (guerra debida a su propia impiedad) en
Gabaa (Juec. 20, 21), y también en otras ocasiones (Juec. 5: 14). Los
benjaminitas fueron arqueros y honderos distinguidos (Juec. 20: 16; 1 Crón. 8:
40; 12: 2; 2 Crón. 14: 8; 17: 17). También de la tribu de Benjamín procedió el
heroico juez Aod (Juec. 3: 15), y el rey Saúl y su valiente y caballeresco hijo
Jonatán (1 Sam. 11, 13; 2 Sam. 1: 19-27).
28.
Las doce tribus.
Jacob bendijo a las futuras tribus en
la persona de sus 12 hijos. Ninguno fue exceptuado, y aun Rubén, Simeón y Leví,
aunque humillados a causa de sus graves faltas personales, cada uno recibió una
participación en las bendiciones prometidas.
29.
Reunido con mi pueblo.
Ver com. de cap. 15: 15.
Sepultadme.
Bajo juramento, José ya había prometido a su padre
cumplir ese deseo. Jacob lo menciona una vez más en la presencia de sus hijos
como una invitación para que ellos participaran en el rito de su entierro.
33.
Encogió sus pies.
Jacob
entonces se recostó, pues había estado sentado mientras bendecía a sus hijos, y
murió en paz. Acerca del eufemismo poético para la muerte, ver com. de caps. 15:
15 y 25: 8. Tal como se indica en el cap. 47: 28, Jacob tenía 147 años de edad
cuando murió.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-33 PP 238-242
1-4 PP 238
4 2T 127
5-7
PP 204, 239
6 MJ 388; TM 84
7 Ed 143; PP 239
8-10 PP
240; PR 504
10 DTG 25,
163, 175; HAp 181
22 PVGM 199
22-26 Ed 50; PP 240
25 PVGM 199
29-31 PP 241
CBA Génesis
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