Comentario Bíblico Adventista Génesis 43
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 43
2.
Volved.
Cuando se había consumido todo el trigo traído de Egipto, y la continua sequía no podía aliviar el hambre, Jacob pidió a sus hijos que volvieran a Egipto por "un poco de alimento". Los hijos mismos no tomaron la iniciativa, pues sabían la inutilidad de volver sin Benjamín y la indudable imposibilidad de hacerle cambiar de idea al padre. Judá, convirtiéndose en el portavoz de los otros, firmemente indicó que no irían a menos que Benjamín los acompañara puesto que el señor egipcio muy seriamente había declarado que no verían su rostro sin su hermano menor. Judá, el cuarto hijo de Jacob, fue el portavoz en esta ocasión porque Rubén, el mayor de los hijos de Jacob, ya había sido rechazado, Simeón estaba en una prisión egipcia, y posiblemente Leví había perdido la confianza de su padre como resultado de su traición contra los siquemitas (cap. 34).
6.
¿Por qué me hicisteis tanto mal?
Ante la
pregunta llena de reproche del padre: por qué habían informado al virrey egipcio
en cuanto a Benjamín, replicaron en defensa propia que no habían sido culpables
de hablar sin pensar. ¿Cómo podrían haber sabido que una pregunta tal se
convertiría en una fuente de dificultades posteriores? Aunque las preguntas de
José acerca de su familia no aparecen en la narración precedente (cap. 42: 13,
22), es indudable que esa información había sido dada en respuesta a una
pregunta directa. Más tarde, al interceder ante José en favor de Benjamín, Judá
le recordó que él les había hecho esa pregunta a ellos (cap. 44: 19).
9.
Yo te respondo por él.
Judá
repitió entonces la ineludible condición para volver a Egipto, aludiendo a la
muerte por hambre como la única alternativa. Personalmente él aceptaría la
responsabilidad por la seguridad del regreso de Benjamín. ¿Qué más podría hacer
él o cualquiera de ellos? La nobleza de carácter tan resaltante en el lenguaje
de Judá aparece más tarde en su patético ruego delante de José (cap. 44: 18-34).
Un gran cambio debió haberse realizado en su carácter desde los incidentes
registrados en los caps. 37 y 38.
11.
Pues
que así es.
Después de la elocuente súplica de Judá, cuya lógica era
irrefutable, Jacob se sometió a lo inevitable. Ahora que se había resignado a
que fuera Benjamín, Jacob hizo todo lo que le era posible para contribuir al
éxito del viaje. El regalo que sugirió habría de ser de productos escogidos del
país, productos que fueran altamente apreciados en Egipto (ver com. de cap. 37:
25).
Un poco de miel.
Esta no era probablemente miel de abeja
porque esa miel abundaba en Egipto. Una pequeña cantidad de miel de abeja de
Palestina no habría sido considerada como un regalo respetable ni siquiera por
el que lo hacía. Más probablemente era miel de uvas, preparada haciendo hervir
el jugo de uva o mosto hasta que se redujera a la mitad o un tercio de su
volumen original. Los griegos la llamaban Hépsema , "la sustancia hervida".
Todavía es importada en Egipto de la región de Hebrón en Palestina.
Nueces.
Este fruto, la nuez oblonga de la Pistacia vera , se
menciona en la Biblia únicamente esta vez. Tiene una pepita oleaginoso y está
considerada como un manjar por los orientales.
Almendras.
El
almendro es llamado shaqed , "el vigilante", del verbo shaqad , "estar insomne",
"estar despierto", "velar". Es el primero de todos los árboles que florecen en
la primavera. Aunque florecía en Siria y Palestina, este árbol no parece haber
sido conocido en el antiguo Egipto.
12.
Doble cantidad de dinero.
Puesto que la cantidad pagada
por el primer trigo había sido devuelta, Jacob aconsejó a sus hijos que llevaran
una doble cantidad de dinero a Egipto, para pagar por el trigo conseguido
previamente y por el alimento que iban a comprar en este viaje. Aunque Jacob
había temido que la devolución del dinero pudiera ser interpretada falsamente
por los egipcios (cap. 42: 35), expresó la esperanza de que pudiera haber sido
hecha por error.
14.
Si he de ser privado.
Antes de su partida, el anciano patriarca bendijo a sus diez hijos y
expresó la confianza de que Dios les daría misericordia delante del gobernador
de Egipto. La palabra traducida "misericordia" significa, literalmente,
"intestinos", y se refiere al abdomen, considerado antiguamente como la sede de
los afectos y de las emociones. Aunque Jacob expresó fe en la protección de
Dios, su declaración siguiente revela incertidumbre en cuanto a si Dios podía
bendecir a sus malos hijos. Eran un grupo capaz de cualquier cosa y podía
esperarse que entraran en dificultades de la manera más inesperada. Con espíritu
de resignación se sometió a la voluntad divina, cualquiera que fuera.
16.
Vio José a Benjamín.
Puesto que
José los había acusado de que eran espías, no había manera de eludirlo, ni de
conseguir el cereal deseado de algún funcionario de menor importancia.
Probablemente José había ordenado que fueran llevados delante de él
personalmente tan pronto como volvieran a Egipto. Cualquiera que pudiera haber
sido la conducta requerida de los extranjeros, especialmente de los hijos de
Jacob, pronto los diez hermanos se encontraron una vez más en la presencia del
temido amo del país. Viendo a los hombres, José dio órdenes para que fuesen
llevados a su residencia privada y que se preparara una comida para ellos, algo
que literalmente significaba "sacrificar una matanza". Algunos altorrelieves
egipcios revelan que la carne vacuna y la de ganso constituían la vianda usual
de los ricos en Egipto y que se servían considerables cantidades de carne en las
comidas cuando se agasajaba a visitantes.
18.
Aquellos hombres tuvieron temor.
Los hermanos de José
se alarmaron más profundamente que nunca al descubrir que iban a ser llevados a
la casa de José. Quizá no entendieron la orden de José, que había sido dada en
egipcio, y cuando llegaron a su residencia oficial y se les ordenó que entraran,
temieron que serían esclavizados bajo la acusación de robo. En un esfuerzo por
evitar lo que temían, se aproximaron al mayordomo en la puerta y le explicaron
cómo habían encontrado el dinero en sus sacos y que estaban preparados para
devolverlo. No hay necesidad de suponer ninguna discrepancia entre el registro
de lo ocurrido tal como se da en el cap. 42: 27, 28 y como se repite aquí. Es
posible que todos hubieran abierto sus sacos en el "mesón", pero que sólo uno
hubiera descubierto su dinero en aquella oportunidad. Es inconcebible que el
grupo entero hubiera llevado de vuelta solamente diez sacos de cereales para
alimentar sus animales y a sus familias durante un período de varios meses.
23.
Yo recibí vuestro dinero.
El mayordomo, que
indudablemente conocía los planes de José, los tranquilizó con la seguridad de
que había recibido su dinero y que la reaparición de ese dinero debía explicarse
como un acto de Dios. Como para desvanecer todos sus temores, les trajo a Simeón
y con verdadera cortesía oriental los trató como a huéspedes, dándoles agua para
lavarse los pies y alimentos para sus bestias de carga.
26.
Vino José a casa.
Puede que José hubiera estado ocupado
en algún asunto importante cuando sus hermanos llegaron y, por lo mismo, no
hubiera podido atenderlos entonces. O es más posible que sus planes ya
estuvieran bien trazados, y no quisiera verlos hasta el tiempo designado. Cuando
regresó José, le entregaron sus regalos con el acatamiento más reverente,
cumpliendo sin darse cuenta los sueños de José que habían incitado su intenso
odio hacia él.
29.
Vio a Benjamín su
hermano.
Cuando sus ojos cayeron sobre Benjamín, su hermano de parte de
madre, José cumplió con la formalidad de preguntar en cuanto a su identidad.
¿Habrían cumplido esos hombres realmente con las condiciones requeridas?
30.
Se conmovieron sus entrañas.
Esta fue la segunda ocasión en la que José fue embargado por la emoción.
La primera había sido cuando sus hermanos hablaron de su crueldad hacia él (cap.
42: 21). Ahora fue la presencia de su hermano, de parte de padre y madre, a
quien no había visto por 22 largos años, lo que lo emocionó. La expresión "se
conmovieron" significa, literalmente, "estaban poniéndose calientes", es decir,
debido a la intensidad de su amor (ver com. del vers. 14). Puesto que deseaba
probar la actitud de sus hermanos hacia Benjamín, todavía no estaba listo para
darse a conocer a ellos, y se retiró rápidamente por temor a no ser capaz de
llevar a cabo su plan hasta su conclusión lógica. Durante la comida, cuando
podía esperarse que conversaran con libertad, él tendría una excelente
oportunidad para discernir cómo pensaban ellos. Recuperando su compostura, se
lavó la cara, volvió a unirse con sus hermanos y ordenó que sirvieran el
almuerzo.
32.
Para él aparte.
Una
mesa separada fue preparada para él, para sus hermanos, y para los egipcios que
comieron con él. Comió separado ya fuera debido a su elevada posición o a que su
séquito egipcio no comía con él, que era asiático, por la misma razón por la que
no comían con los hermanos de José. Los antiguos egipcios siempre fueron
exigentes al asociarse con extranjeros. Se consideraban a sí mismos como la
clase más elevada de seres humanos. Se llamaban a sí mismos "pueblo" al paso que
veían como bárbaros a todos los demás, como a criaturas colocadas entre ellos y
el mundo animal. La aversión a los extranjeros se revelaba notablemente en
ocasión de las comidas. Por ejemplo, los hebreos sacrificaban y comían animales
considerados sagrados por los egipcios. Según Herodoto (ii. 41), ningún egipcio
usaba el cuchillo, el tenedor o la cacerola de un griego, ni comía la carne de
un animal limpio que hubiera sido cortada con un cuchillo griego.
33.
Estaban aquellos hombres atónitos.
Descubriendo que habían sido sentados a la mesa de acuerdo con su edad,
los hombres se miraron con asombro, convencidos de que ese augusto dignatario
había recibido una comunicación sobrenatural en cuanto a la edad de ellos.
34.
Cinco veces.
Para honrar a esos
hombres, les llevaron viandas especiales de la mesa de José. Y para honrar
especialmente a Benjamín, José le envió porciones escogidas, cinco veces mayores
que las servidas a los otros. Benjamín fue el huésped de honor. La costumbre de
honrar a los huéspedes distinguidos dándoles las porciones más grandes y mejores
aparece en otros registros antiguos (1 Sam. 9: 23, 24; Homero, Ilíada vii. 321;
viii. 162; Herodoto vi. 57). José procuró probar a sus hermanos que podía
descubrir sus verdaderos sentimientos hacia Benjamín y, de ese modo, hacia él
mismo. Deseaba ver si ellos envidiaban y aborrecían a su hermano menor porque
tenía diferente madre, como lo habían hecho antes con él mismo.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
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CBA Génesis
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