Comentario Bíblico Adventista Génesis 46
Comentario Bíblico Adventista
Génesis Capítulo 46
1.
Vino a Beerseba.
El campamento de Jacob posiblemente había estado en Hebrón durante muchos años (caps.35: 27; 37: 14),el lugar donde su abuelo Abrahán y su padre Isaac fueron sepultados junto con otros miembros de la familia. Este fue probablemente el lugar de partida. En su camino a Egipto, Jacob se detuvo en Beerseba, en la frontera meridional de Canaán, donde Abrahán (cap. 21: 33) e Isaac (cap. 26: 25) habían erigido altares a Jehová. Cuando Jacob pasó por ese lugar sagrado y posiblemente vio los restos del altar de su padre, se detuvo para ofrecer sacrificios a Dios que lo había tratado tan bondadosamente en lo pasado. Quizá esos sacrificios fueron ofrendas de gratitud por las buenas noticias acerca de José. Tal vez Jacob también deseó consultar con Dios acerca de su viaje a Egipto, que puede haberle ocasionado siniestros presentimientos en vista de las escenas de aflicción reveladas a Abrahán (cap. 15: 13). Es seguro que aquí Jacob se encomendó a sí mismo y encomendó a su familia al cuidado de Dios.
2.
Habló Dios a Israel.
Esta fue indudablemente
la primera visión concedida a Jacob en muchos años. Varias de las revelaciones
previas le habían sobrevenido durante la noche, mayormente en forma de sueños
(caps. 28: 12; 31: 11; 32: 30). Esta no es llamada un sueño -el cual hubiera
tenido lugar mientras dormía - sino una visión.
Jacob, Jacob.
El
que Dios lo llamara Jacob en vez de Israel puede haber sido para recordarle lo
que había sido, siendo que había visto su antiguo carácter claramente reflejado
en el de sus hijos. Una vez había engañado a su padre y defraudado a su hermano;
sus propios hijos lo habían engañado acerca de José durante 22 años antes de que
surgiera la verdad. Sin duda, muchas veces deseó ver rasgos de carácter más
nobles en sus hijos, lo que tuvo la única virtud de hacerlo pensar en el
carácter perverso que él mismo había tenido durante tantos años.
3.
No temas.
Esta admonición divina
revela que Jacob había temido hacer mal en ir a Egipto. Anhelaba ver a José, su
hijo por tanto tiempo perdido, pero también recordaba las malas consecuencias
del viaje de Abrahán a Egipto (cap. 12: 14-20), y que Dios una vez le había
prohibido a Isaac que fuera allí durante un período de hambre (cap. 26: 2). El
saber si Dios aprobaba este viaje o no, puede haber sido una seria pregunta en
la mente del patriarca. Ahora Dios expresó su aprobación del viaje y le dio
promesas tranquilizadoras. Como antaño, cuando salió para Padanaram, así también
ahora al partir para Egipto, Jacob recibió la seguridad de que Dios iría con él,
que todavía era válida la promesa divina acerca de su posteridad y que el
traslado a ese país no significaría el abandono permanente de la tierra de la
promesa.
4.
También te haré volver.
En un sentido limitado esta promesa se cumplió con Jacob físicamente
cuando su cuerpo fue llevado de vuelta a Canaán para su sepultura, pero
plenamente en el éxodo de Egipto, de los descendientes de Jacob, unos 215 años
más tarde.
6.
Toda su descendencia.
Fortalecido y animado por las promesas divinas que otra vez le habían
sido aseguradas en la visión nocturna, Jacob fue a Egipto acompañado por sus
hijos y nietos.
Muchos comentadores han llamado la atención al cuadro de
una tumba de Beni Hasan en Egipto como un paralelo de la migración de Jacob a
Egipto. Ese cuadro, ya descrito en relación con el viaje anterior de Abrahán a
Egipto (ver com. de cap. 12: 10), describe la llegada de semitas al valle del
Nilo en el siglo XIX AC, en el tiempo de la duodécima dinastía. Eso sería por lo
menos dos siglos antes del viaje de Jacob a Egipto y, por lo tanto, el cuadro no
puede ser tomado como una ilustración contemporánea del acontecimiento que
tratamos. Sin embargo, es importante para una comprensión de la migración de
Jacob, porque muestra a semitas -hombres y mujeres - con sus bienes cargados
sobre asnos, y a sus hijos en canastas de mimbre sobre el lomo de los asnos.
Muestra sus vestidos llenos de colorido y el estilo de sus vestimentas, zapatos,
armas y aun un instrumento musical: una lira (véase pág. 168).
8.
Los hijos de Israel.
Por primera
vez aparece esta expresión. La dimensión de la familia de Jacob, que había de
crecer hasta ser una gran nación, se da aquí como una evidente alusión al
cumplimiento de la promesa divina con la cual fue a Egipto. La lista de nombres
incluye no meramente a "los hijos de Israel" en el sentido más estricto, sino
también al patriarca mismo y a José con sus dos hijos, que nacieron antes de la
llegada de Jacob a Egipto.
9.
Los hijos de
Rubén.
De los cuatro hijos de Rubén, los dos últimos mencionados deben
haber sido tan sólo nenes en los brazos de su madre, dado que Rubén tenía sólo
dos hijos en el tiempo de su primer regreso de Egipto (cap. 42: 37). He aquí el
significado de sus nombres: Hanoc (una variante de "Enoc"), también el nombre
del primogénito de Caín (cap. 4: 17), y del patriarca Enoc (cap. 5:19),
significa "dedicado"; Falú, "separado"; Hezrón, "vallado", y Carmi, "viñador" o
"mi viña".
10.
Los hijos de Simeón.
Jemuel significa "día de Dios"; Jamín, "mano derecha"; Ohad, "unido";
Jaquín "él [Dios] establece"; Zohar, "blancura" o "brillo", y Saúl, "pedido".
La cananea.
La referencia a uno de los hijos de Simeón como el
"hijo de la cananea" sugiere que los hijos de Jacob no tenían la costumbre de
tomar mujeres de entre los cananeos. Por regla general, las elegían entre sus
parientes paternos de Mesopotamia, las familias de Ismael, los hijos de Cetura,
o Esaú. Sólo Simeón y Judá (cap.38:2) parecen haber tenido mujeres cananeas.
11.
Los hijos de Leví.
Gersón
significa "expulsión" o "exhortación"; Coat, "asamblea", y Merari "amargo".
12.
Los hijos de Judá.
Acerca del
significado de los nombres de Fares y Zara, ver com. de cap. 38: 29, 30. Er y
Onán, que murieron en la tierra de Canaán, no se cuentan, pero Fares ya tenía
dos hijos: Hezrón, que significa "vallado" (vers. 9), y Hamul, "uno que ha
recibido misericordia".
13.
Los hijos de
Isacar.
Tola significa "gusano" o "escarlata", y Fúa, "boca". Job, que
parece estar como una forma abreviada de Jasub (Núm. 26: 24; 1 Crón. 7: 1),
significa "dándose vuelta uno mismo", y Simrón, "centinela".
14.
Los hijos de Zabulón.
Sered
significa "temor"; Elón, "roble", y Jahleel, "espera a Dios".
15.
Dina.
Indudablemente quedó
soltera desde su desgracia de Siquem y, por lo tanto, se la menciona aquí como
un miembro independiente de la familia de Jacob.
Treinta y tres.
Se llega a este número excluyendo a Er y a Onán e incluyendo a Jacob y a
Dina -que es posiblemente lo más correcto-, o incluyendo a Er y a Onán y
excluyendo a Jacob y a Dina. Los 6 hijos de Lea, 23 nietos (que todavía estaban
vivos), 2 bisnietos (hijos de Fares), y 1 hija, suman 32 personas y con Jacob,
33.
16.
Los hijos de Gad.
Zifión
significa "expectación"; Hagui, "festivo"; Suni, "quieto"; Ezbón,
"esforzándose"; Eri, "guardián"; Arodi, "Jorobado", y Areli, "león de Dios".
17.
Los hijos de Aser.
El
significado de Imna es dudoso. Isúa e Isúi tienen ambos el mismo significado:
"él es igual", y Bería significa "regalo". El nombre de su hermana Sera
significa "abundancia". Heber significa "amigo" y "compañero", y Malquiel, "rey
de Dios".
Es inconcebible que de los nietos de Jacob, de los cuales se
enumeran por nombre 51 varones, tan sólo hubiera nacido 1 hija, la hija de Aser.
Probablemente se la menciona porque, como Dina (vers. 15), quedó soltera. No
había pasado a otra familia, como las otras hijas y nietas de Jacob, que habían
seguido a sus esposos a sus hogares.
18.
Dieciséis personas.
Los 2 hijos de Zilpa,
sus 11 nietos, 1 nieta y 2 bisnietos dan en total el número de 16.
20.
Manasés y Efraín.
Ver com. de
cap. 41: 50-52.
21.
Los hijos de Benjamín.
Bela significa "devorando", y Bequer, "camello macho joven". Asbel,
Gera, Mupim y Ard son de significado dudoso. Naamán significa "agrado"; Ehi, "mi
hermano"; Ros, "cabeza", y Hupim, "coberturas".
En la lista genealógica
de Benjamín, de Núm. 26: 40, Naamán y Ard son presentados como los hijos de
Bela, es decir, como nietos de Benjamín. Una explicación razonable es que los
dos hijos de Benjamín -Naamán y Ard - murieron sin hijos, y que Bela llamó a sus
hijos con el mismo nombre de sus dos hermanos muertos. De esa forma no sólo
tomaban los nombres de sus tíos sino también su posición en la tribu y llegaban
a ser cabezas de familia. Los nombres de Bequer, Gera y Ros, de la misma manera
pueden haber sido omitidos de la lista de Núm. 26 porque habían muerto
precozmente sin descendientes.
22.
Todas
catorce personas.
Los 2 hijos de Raquel y sus 12 nietos suman 14.
23.
Los hijos de Dan.
Tan sólo está
en la lista un hijo de Dan. La forma plural "hijos" se usa como una frase
estereotipada, ya sea que se nombren uno o varios hijos. Otro ejemplo de esta
costumbre está en el vers. 15, donde se usa el término "hijas" aunque se
menciona sólo a una, a Dina. El nombre Husim es de significado dudoso.
24.
Los hijos de Neftalí.
Jahzeel
significa "asignado por Dios", pero Guni tiene un significado dudoso. Jezer
significa "imagen" o "marco", y Silem, "recompensa".
25.
Todas siete personas.
Forman esa cantidad los 2 hijos
de Bilha y 5 nietos.
26.
Todas las
personas.
Esta cifra sólo incluye a los descendientes de Jacob que
todavía vivían en el tiempo de la migración a Egipto, pero no a las esposas de
sus hijos, o a sus hijas casadas y sus familias, si las tales descendieron con
él a Egipto, puesto que se habían convertido en miembros de otras tribus. El
número 66 está constituido por los siguientes sumandos:
Los 11 hijos de
Jacob y una hija soltera 12
Los hijos de Rubén 4
Los hijos de
Simeón 6
Los hijos de Leví 3
Los 3 hijos de Judá y 2 nietos 5
Los hijos de Isacar 4
Los hijos de Zabulón 3
Los hijos
de Gad 7
Los 4 hijos de Aser, 1 hija y 2 nietos 7
El hijo de Dan
1
Los hijos de Neftalí 4
Los hijos de Benjamín 10
Total
66
27.
Setenta.
Moisés añade a
Jacob, a José y a sus 2 hijos a los 66 descendientes de Jacob, dando 70 como el
total de la familia de Jacob que se estableció en Egipto. El total de 75 que da
Esteban (Hech. 7: 14), en vez de 70, probablemente se debe a que, siendo un
judío que hablaba griego, usaba la versión griega del AT, con frecuencia citada
en el NT (ver com. de Hech. 6: 1). Esta versión incluye a otros 5 (posteriores)
descendientes de José (ver vers. 20, 27, LXX).
28.
Envió Jacob a Judá delante de sí.
La lista de la casa
de Jacob va seguida por un relato de la llegada a Egipto. Judá, habiendo
demostrado notables cualidades para el liderazgo, en su viaje previo a Egipto,
fue elegido naturalmente para representar al anciano patriarca y así anunciar su
llegada. También iba con el fin de obtener de José las instrucciones necesarias
en cuanto al lugar donde se iban a establecer ellos, y luego volvería para guiar
la caravana a Gosén (ver com. de cap. 45: 10). El hecho de que Judá realizara
esta tarea sugiere que ya había sido elegido por Jacob como heredero de la
primogenitura. Benjamín, aunque amado, era joven y le faltaba experiencia y,
como lo demostraron algunas circunstancias posteriores, le faltaban cualidades
de liderazgo. Benjamín era tan sólo un "lobo" , pero Judá era un "león" (cap.
49: 9, 27).
29.
Se echó sobre su cuello.
La expresión "se manifestó", en general sólo usada para las apariciones
de Dios, sugiere aquí la gloria con la cual José fue a encontrar a su padre.
Este encuentro llevó a un pináculo las vidas de ambos hombres. Cuán
fervientemente habían anhelado ellos verse, es algo más factible de imaginar que
de describir. Su gran amor recíproco, rebosando en el gozo de sus corazones, se
derramó en lágrimas que no pudieron ya ser retenidas. Fueron lágrimas de gozo
que surgieron después de que muchas lágrimas de amargura se habían derramado
durante su larga separación.
30.
Muera yo
ahora.
No porque Jacob deseara morir, sino porque ahora estaba
completamente satisfecho. Habiendo visto a José con sus propios ojos y sabiendo
que estaba asegurada la felicidad de su amado hijo, creyó que la vida no podía
ofrecerle un gozo mayor. Quedó completamente satisfecho el último anhelo
terrenal de su corazón, y estuvo listo para dejar la vida cuando y donde Dios lo
viera conveniente.
33.
Cuando Faraón os
llamare.
Una de las primeras cosas que José se propuso hacer, después de
dar la bienvenida a sus parientes a Egipto, fue presentar a su padre y a sus
hermanos ante el rey. Faraón podría haber tenido la intención de nombrar a
algunos de ellos como funcionarios, pensando que le podrían ser tan útiles como
José. Pero José, que conocía bien los atractivos de la vida de la corte egipcia
y también el carácter débil de sus hermanos, temía que pronto sucumbieran a la
tentación y perdieran la visión de su parte futura en el plan de Dios. Por eso
José hizo resaltar que, si se les preguntaba cuál era su ocupación, debían decir
que eran pastores, dando a entender que no estaban preparados para la vida de la
corte.
34.
La tierra de Gosén.
Gosén, en la región oriental del delta, servía admirablemente para
rebaños y manadas. Aun cuando estaba cerca de la capital (cap. 45: 10), los
aislaría de los egipcios y les permitiría vivir sus propias vidas, continuando
con su propia cultura y sirviendo a su propio Dios sin desagradar a otras
personas. Por otra parte, estarían comparativamente cerca de Canaán y podrían
salir fácilmente en un caso de emergencia. Así reveló José perspicacia en cuanto
al destino de su pueblo, comprendiendo indudablemente que llegaría el tiempo
cuando deberían irse.
Es abominación todo pastor de ovejas.
Probablemente éstas no son las palabras de José sino de Moisés, el
historiador, dadas como explicación del consejo y proceder de José. Si sus
hermanos expresaban un deseo de continuar su ocupación como pastores, lo más
probable era que el rey consintiera que se establecieran en la región de Gosén,
la cual los aislaría del valle del Nilo y de la mayoría de los egipcios. La
justipreciación de Moisés en cuanto a la actitud de los egipcios con los
pastores quedó posteriormente corroborada por escritores griegos (Herodoto ii.
47, 164) y por Josefo ( Antigüedades ii. 7. 5), y anteriormente por
representaciones gráficas en pinturas y altorrelieves. Los pastores son
representados frecuentemente como seres miserables, sucios y sin afeitar,
desnudos y medio muertos de hambre, y muchas veces lisiados o deformados.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-34 PP
235, 236
6, 7 SR 147
29 5T 125
CBA Génesis
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA GÉNESIS
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