Comentario Bíblico Adventista Isaías 22
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 22
1.
Profecía.
Ver com. cap. 13: 1.
El valle de la visión.
Jerusalén es el "valle de la visión", tal como se desprende claramente del mensaje mismo (vers. 4, 8-10).
¿Qué tienes ahora?
Literalmente, "¿qué a ti pues?", lo cual significa, "¿qué sucede que actúas de esta manera?"
Sobre los terrados.
Se usaban los techos planos de las casas de
Palestina para diversas actividades, entre ellas la adoración a los dioses
paganos (Jer. 19: 13) y las fiestas y banquetes (Juec. 16: 27; Neh. 8: 16; Isa.
22: 13).
2.
Alborotos.
"Ruido de gritos".
No son
muertos a espada.
Mientras la campiña de Judá estaba siendo devastada
por los ejércitos asirios y morían multitudes, los habitantes de Jerusalén no
arriesgaban la vida en el campo de batalla ayudando a sus compatriotas. Estaban
ocupados en una extraña y desenfrenada búsqueda de placeres. Era pecado que
procedieran así cuando tantos de sus hermanos estaban perdiendo la vida y las
propiedades (vers. 4 -11), y sobre 230 todo, porque Dios había proclamado luto
(vers. 12).
3.
Tus príncipes juntos
huyeron.
Posiblemente Isaías se refiere a un momento de tregua en el
sitio de Jerusalén, ocasionado por la llegada de Tirhaca y su ejército etíope
(cap. 37: 8-9), lo que proporcionó a algunos de los dirigentes de Jerusalén la
oportunidad de huir de la ciudad. Esa cesación del asedio, aunque fuera por poco
tiempo, bien pudo ser considerado por el pueblo de Jerusalén como el fin del
peligro asirio, lo que podría haber llevado al regocijo general.
Del
arco, fueron atados.
Es difícil la interpretación de esta parte del
versículo, porque el hebreo no es claro. La BJ traduce: "Del arco escapaban" .
la VM reza: " "Por los flecheros son atados" , y la NC, dice: " "Han sido
apresados sin la defensa del arco" . Esta última interpretación daría a entender
que habían intentado escapar, pero fueron apresados sin armas y sin haber
participado en la batalla.
4.
Dejadme.
Isaías se siente muy afectado por la triste situación de Jerusalén, y
pide que lo dejen solo con su tristeza. Más tarde Jeremías también lloro
amargamente por la suerte de la ciudad, a la cual también "la hija de mi pueblo"
(Lam. 3: 48; cf. Jer. 8: 19).
5.
Día es de
alboroto.
Isaías describe un día de angustia y confusión, cuando el
enemigo rodea la ciudad, rompe los muros con máquinas de guerra y el pueblo
clama a los montes en su angustia (Isa. 2: 19, 21; Ose. 10: 8; cf. Luc. 23: 30;
Apoc. 6: 16).
El valle de la visión.
Ver com. vers. 1.
6.
Elam tomó Aljaba.
Entre las
fuerzas asirias que invadieron el territorio de Judá había arqueros
especializados provenientes de Elam (Jer. 49: 35).
Kir.
Se
desconoce la ubicación precisa de Kir. Se dice en 2 Rey. 16: 9 que
Tiglat-pileser llevó cautivos a los habitantes de Damasco a ese lugar (cf. Amós
1: 5).
Sacó el escudo.
Es decir, se preparó para la batalla.
7.
Tus hermosos valles.
Alrededor
de Jerusalén había muchos valles, entre ellos los de Hinom y Cedrón. Estos
valles se llenarían de soldados enemigos para atacar la ciudad.
8.
Desnudó la cubierta.
Es decir,
reveló las defensas secretas de Judá, por lo cual pudo derrotar a la nación.
La casa de armas del bosque.
El arsenal real. Los escudos de oro
(más tarde de bronce) de la guardia real estaban en la casa de armas del bosque
del Líbano (ver com. 1 Rey. 10: 17; 14: 27). Se describe aquí al pueblo que
busca sus armas defensivas.
9.
Las brechas.
Ante la amenaza de ataque, los pobladores de Jerusalén se dieron cuenta
de que había varias partes del muro de la ciudad de David que necesitaban ser
reparadas con urgencia (2 Crón. 32: 5).
Estanque de abajo.
Ver
com. 2 Crón. 32: 4. Este estanque fue construido específicamente para surtir de
agua a la ciudad durante un asedio, y también para privar de agua al enemigo que
estuviera fuera de la ciudad.
10.
Contasteis las casas.
Se hizo una lista de las casas de
Jerusalén, algunas de las cuales fueron escogidas para su demolición con el fin
de proporcionar materiales para reparar las murallas de la ciudad.
11.
Foso entre los dos muros.
Este
"foso" posiblemente fue el túnel construido por Ezequías para llevar el agua
desde la antigua fuente de Gihón hasta otro estanque situado al suroeste, a 533
m de distancia, que se conoce como estanque de Siloé (ver T. II, p. 89). Del
lado de afuera del muro anterior y también más afuera del acueducto de Ezequías
y el estanque de Siloé, se construyó un segundo muro (ver com. 2 Crón. 32: 5).
De ese modo, toda el agua que brotaba de la fuente de Gihón quedaba a
disposición de los habitantes de Jerusalén, pero era completamente inaccesible
para un enemigo que estuviera fuera de la ciudad.
Al que lo hizo.
Muchos de los habitantes de Jerusalén ya no buscaban la protección de
Dios, sino que dependían de sus propios recursos e invenciones. Olvidaron que
Jehová era el verdadero fundador y artífice de la ciudad, y que sólo él podría
proporcionar la ayuda necesaria en tiempo de angustia.
12.
Llamó en este día a llanto.
El peligro que se cernía
sobre la ciudad debería haber llevado al pueblo al arrepentimiento y a la
oración. Así ocurrió con Ezequías (cap. 37: 4, 15-20). En vista de que vendría
el día de Jehová, también Joel exhortó al pueblo para que se volviera a Dios con
ayuno y llanto, a fin del que el Señor fuera misericordioso con ellos (Joel 2:
12-17).
13.
He aquí gozo y alegría.
A pesar de su situación desesperante, el pueblo no se volvió a Dios sino
que continuó en borracheras y 231 banqueteos. Se habían entregado a una
sensualidad desenfrenada, de la cual nada podía ya apartarlos. Compárese esto
con los comentarios de Pablo acerca de la filosofía epicúrea de su tiempo (1
Cor. 15: 32).
14.
Este pecado.
El pueblo rehusó volverse a
Jehová, y su iniquidad no podía ser perdonada. No se trataba de un decreto
arbitrario de parte de Dios. El Señor no podía salvarlos mientras persistieran
en su impiedad.
15.
A Sena.
Sebna
era el tesorero. Esta posición era una de las más importantes en el reino.
Posiblemente era virrey, y actuaba en lugar del rey, en todos los asuntos
importantes del Estado, entre los cuales pueden haberse incluido las finanzas
nacionales, los asuntos internos y la responsabilidad de atender la casa real.
Como regente, Jotam había estado a "cargo del palacio" (2 Rey. 15: 5).
16.
Sepulcro.
Isaías estaba
indignado por la arrogancia de Sebna. Parece que hacía poco había subido al
poder, se había enriquecido y aún no tenía una tumba familiar donde enterrar a
sus antepasados. Por lo tanto decidió construir una tumba nueva y elegante, para
que lo honraran en su importante cargo y para asegurarse un lugar en el recuerdo
de las generaciones futuras. En vez de dedicar sus esfuerzos para salvar a la
nación en ese tiempo de peligro, le era más importante promover sus intereses
personales. En los alrededores de Jerusalén son comunes las tumbas labradas en
la roca, similares a las que Sebna estaba haciendo construir para él.
El
Prof. N. Avigad ha identificado la tumba de Sebna como una que se encuentra en
la ladera del monte de los Olivos, descubierta hace muchos siglos, y de la cual
fue llevada una inscripción al Museo Británico. Esta inscripción, escrita en el
estilo de la época de Ezequías, dice: "Este es [el sepulcro de Sheban] yahu,
quien está sobre la casa. Aquí no hay plata ni oro, sino con él [sus huesos] y
los huesos de su sierva esposa. ¡ Maldito el hombre que lo abra!" (Los corchetes
indican la restauración conjetural de las porciones del texto que están
incompletas y son ilegibles.)
17.
Te
transportará.
Heb. "Jehová te lanzará con gran lanzamiento". Sebna no
ocuparía la tumba, sino que perecería en un país extranjero.
18.
Te echará a rodar.
Isaías
describe en forma más gráfica el fin de Sebna.
Tierra extensa.
Quizá Mesopotamia.
Carros.
La debilidad de Sebna era su
orgullo manifiesto. Había adquirido una espléndida carroza que, sin embargo,
habría de acompañarlo al cautiverio.
19.
Te
arrojaré.
El Señor quitaría a Sebna de su honroso cargo. Cuando vinieron
los mensajeros de Senaquerib a Jerusalén, otro (ver com. vers. 21) ya ocupaba su
puesto como "mayordomo", mientras él desempeñaba el cargo inferior de escriba
(cap. 36: 22).
20.
Mi siervo Eliaquim.
Hasta ahora no se había mencionado a Eliaquim, y nada se sabe de su
actuación anterior.
21.
Lo vestiré.
A Eliaquim se le daría el puesto de Sebna, junto con las vestiduras y el
talabarte, símbolos de su cargo. Esta predicción no tardó cumplirse (Isa. 36:
22; cf. Prov. 16:18; Dan. 4: 37; Luc. 14: 11).
Será padre.
A
diferencia de Sebna, Eliaquim ejercería sabiamente su cargo, gobernando para
bien del pueblo, como "padre" para ellos en la hora de necesidad. Nada se sabe
de sus actividades posteriores, excepto que fue el jefe de la delegación que
atendió a los enviados de Senaquerib que fueron a exigir la rendición de
Jerusalén (cap. 36: 11, 22).
22.
La llave.
Como mayordomo real, Eliaquim llevaría las llaves del palacio real.
23.
Como clavo.
O "clavija" (BJ),
ya fuera para asegurar una tienda al suelo ( "como estaca" [BC]) o un gancho
donde colgar diversos enseres domésticos. Aquí parece emplearse en este segundo
sentido, como símbolo de algo firme y seguro, en lo cual se puede confiar.
Asiento de honra.
Eliaquim sería una honra para la casa de su
padre, humilde hasta ese momento. Es el Señor quien eleva a los pobres y
humildes a puestos de confianza y honor (1 Sam. 2: 7-8; ver com. Luc. 14: 11).
24.
Toda la honra.
Heb. "todo el
peso (u honor)". Sigue empleándose la figura del clavo del cual pueden colgarse
diversos objetos.
25.
Será quebrado y
caerá.
Este versículo ha dado lugar a muchos debates. Algunos piensan
que se aplica a Eliaquim quien, a pesar de todo lo bueno que hasta este punto se
dijo de él, finalmente demostraría que era indigno, así como lo había sido su
predecesor, y por eso sería quitado de su cargo de confianza y honra. Otros
piensan que estas palabras no pueden aplicarse a Eliaquim, porque parece
inapropiado que, sin explicación alguna, una predicción de vergüenza siguiera
tan de cerca a otra de honra. En este versículo se 232 encuentra el clímax de un
solemne mensaje pronunciado contra Judá y Jerusalén (ver com. ver. 1). Esta
parte del mensaje puede referirse a la nación en general, y no a Eliaquim en
forma personal. Ese clavo sería quitado; lo que allí estuviera colgado, caería,
y el fin sería desgracia y rutina. Tal en realidad la suerte de Jerusalén, de
Judá y de todos aquellos contra cuya orgías y banqueteos se pronunció esta
profecía.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
23 Ev 102-103; 3JT 295; PR 257; 9T 112
CBA Isaías
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ISAÍAS
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