Comentario Bíblico Adventista Isaías 36
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 36
1.
Aconteció.
Con este capítulo comienza una nueva sección del libro de Isaías. Los cap. 36 al 39 son principalmente históricos y no proféticos, pues narran las invasiones de Senaquerib, la enfermedad de Ezequías y la visita de los embajadores de Merodac-baladán. Estos capítulos son, en buena medida, idénticos con 2 Rey. 18: 13 al 19: 20. Por lo general debería buscarse en el comentario de esos pasajes la interpretación de estos capítulos.
El año catorce.
Ver com. 2 Rey. 18: 13. Senaquerib comenzó a reinar en Asiria en el año 705 a. C. y realizó su primera campaña contra las ciudades de Judá en 701. En su propio relato de esta campaña, en la cual afirma haber tomado 46 ciudades amuralladas de Judá, enumera las siguientes razones de esa expedición: (1) el hecho de que Ezequías se había negado a someterse al yugo asirio; (2) que Ezequías pidió socorro a Egipto y Etiopía; y (3) que había ayudado a los filisteos de Ecrón en su rebelión contra Asiria y encarcelado a su rey Padi, que había sido leal a Asiria.
2.
Envió al Rabsaces.
Ver com. 2 Rey. 18: 17,
19. Este era el título del principal copero del rey asirio. Era un oficial
importante del ejército, colaborador del Tartán y el Rabsaris, bajo cuyo mando
estaban las fuerzas asirias enviadas contra Jerusalén.
Laquis.
Ver com. 2 Rey. 18: 14.
Estanque de arriba.
Ver com. 2
Rey. 18: 17.
3.
Eliaquim.
Ver com.
2 Rey 18: 18.
4.
En que te apoyas.
Ver com. 2 Rey. 18: 19.
5.
Yo digo.
En unos 20 antiguos manuscritos hebreos, entre ellos el 1QIsª de los
Manuscritos del Mar Muerto, aparece: "Tú dices". Lo mismo ocurre en el pasaje
paralelo de 2 Rey. 18: 20. La primera parte del versículo dice literalmente: "Tú
dices, ciertamente la palabra de los labios, plan y fuerza para la guerra" , lo
cual significa: "Tú dices, ciertamente [nuestros] planes y fuerzas [son
adecuados] para la guerra" .
Poderío para la guerra.
Ver com. 2
Rey. 18: 20. Ezequías había sido tributario de Asiria, como su padre Acaz antes
de él (2 Rey. 16: 7-8), y porque se negó a pagar ese tributo, los ejércitos de
Asiria vinieron contra él.
6.
Caña frágil.
Ver com. 2 Rey. 18: 21.
7.
Hizo
quitar.
Ver com. 2 Rey. 18: 22; cf. 2 Crón. 31: 1.
8.
Dos mil caballos.
Ver com. 2
Rey. 18: 23. Es evidente que Judá no tenía una caballería preparada. Los asirios
se burlaron de Ezequías por intentar resistirlos, ya que su caballería era muy
débil.
9.
Confiado en Egipto.
Ver
com. 2 Rey. 274 18: 21, 24. Previamente Isaías había reprendido a los dirigentes
de Judá por haber confiado en su poder militar y en sin tratado con Egipto (Isa.
30: 1-4; 31: 1); y les había advertido que su confianza en Egipto de nada les
aprovecharía (cap. 30: 7; 31: 3).
10.
Jehová me dijo.
Ver com. 2 Rey. 18: 25. Senaquerib
afirma en sus inscripciones que había recibido la aprobación de su dios Asur
para atacar a sus enemigos.
11.
Arameo.
Ver com. 2 Rey. 18: 26. Los enviados asirios tenían el propósito de
intimidar a los habitantes de Jerusalén y de hacer que se levantaran contra su
rey.
12.
Los hombres que están sobre el muro.
Ver
com. 2 Rey. 18: 27. Los mensajeros de Senaquerib dieron la impresión de que se
interesaban más por el bienestar de los habitantes de Jerusalén que el mismo
Ezequías. A Senaquerib poco le importaba que durante un largo asedio la gente se
comiera su propio estiércol y bebiera su propia orina. Dijeron que la única
manera de evitar esta suerte era que el pueblo se rebelara contra su rey.
13.
Lengua de Judá.
Ver com. 2 Rey.
18: 28.
14.
No os engañe.
Ver com.
2 Rey. 18: 29. El Rabsaces pinta a Ezequías como a un engañador vanaglorioso,
interesado sólo en sí mismo y despreocupado del bienestar de su pueblo.
15.
Ni os haga Ezequías confiar.
Ver com. 2 Rey. 18: 30. A menos que los asirios pudieran apartar al
pueblo de Dios, no podrían someterlo bajo su poder. La disyuntiva era muy clara:
lealtad a Dios o alianza con el rey asirio. En realidad, el reto de Senaquerib
era un desafío a Dios mismo.
16.
Haced
conmigo paz.
Ver com. 2 Rey. 18: 31. El Rabsaces formuló grandiosas
promesas en cuanto a los resultados de la deslealtad a Ezequías y a la alianza
con Senaquerib.
17.
Como la vuestra.
Ver com. 2 Rey. 18: 32. Si el plan de Senaquerib hubiera sido dar al
pueblo de Judá la recompensa que le prometía, lo hubiera dejado en su propia
tierra. La amenaza de llevárselos a una tierra distante demostraba que sus
palabras eran burlonas y sus promesas sin valor.
18.
Los dioses de las naciones.
Ver com. 2 Rey. 18: 33.
19.
De Hamat.
Ver com. 2 Rey. 18:
34. Samaria había caído en manos de los asirios 22 años antes de este ataque de
Senaquerib contra Judá. El hecho de que la capital del reino del norte no había
podido resistir al poderío asirio, era considerado como la máxima evidencia de
que también Jerusalén debía caer.
20.
Entre
los dioses.
Ver com. 2 Rey. 18: 35.
21.
Callaron.
Ver com, 2 Rey. 18: 36. No había respuesta
efectiva que se pudiera dar al arrogante embajador asirio. Sólo Dios podía
proporcionar una respuesta adecuada, y Ezequías tuvo fe de que así sería. Nada
de lo que los enviados hebreos pudieran haber dicho habría hecho desistir a
Senaquerib de su propósito. Por lo tanto, con toda sabiduría Ezequías les mandó
que callaran.
22.
Rasgados sus vestidos.
Ver com. 2 Rey. 18: 37.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
11, 13-20 PR 262
21-22 PR 262
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