Comentario Bíblico Adventista Isaías 37
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 37
1.
Rasgó sus vestidos.
Ver com. 2 Rey. 19: 1. La presencia de Ezequías en la "casa de Jehová" concordaba con el consejo de Joel 1: 8-14, dado en otro tiempo de crisis.
2.
Al profeta Isaías.
El rey se encontraba en
un dilema tal, que sólo tan profeta del verdadero Dios podría señalarle una
salida eficaz.
3.
Día de angustia.
Ver com. 2 Rey. 19: 3. Así como Dios contestó las fervientes plegarias
de su pueblo en los días de Isaías, así también escuchará las peticiones de sus
hijos en todo tiempo y los librará (Sal. 46: 5-11; 91).
4.
Oirá Jehová.
Ver com. 2 Rey. 19: 4. Dios puede "salvar
perpetuamente" a todos los que se acercan a él, pues vive "siempre para
interceder por ellos" (Heb. 7: 25).
6.
No
temas.
Ver com. 2 Rey. 19: 6.
7.
Yo
pondré en él un espíritu.
Ver com. 2 Rey. 19: 7.
8.
Libna.
Ver com. 2 Rey. 19: 8.
9.
Tirhaca.
Ver com. 2 Rey. 19: 9; también t. II, pp. 55,
66. La llegada de Tirhaca (Taharka) hacía recomendable que Senaquerib reanudara
sus esfuerzos por conseguir la inmediata sumisión de Ezequías.
Envió
embajadores.
En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto se lee:
"Envió mensajeros otra vez".
10.
No te
engañe.
Ver com. 2 Rey. 19: 10. Después de haber fracasado en la
conquista de Jerusalén por las armas, Senaquerib estaba haciendo esfuerzos
desesperados para tomarla con palabras. Su mensaje en esta ocasión era muy
similar al que había enviado antes (Isa. 36: 15, 18-20), sólo que era más
desesperado y desafiante.
11.
A todas las
tierras.
Ver com. 2 Rey. 19: 11. Los reyes asirios eran despiadados y
crueles, y se enorgullecían de su crueldad. Con el despliegue de sus horrorosas
carnicerías esperaban aterrorizar a los hombres y a las naciones y así poder
dominar el mundo.
12.
Gozán, Harán.
Ver com. 2 Rey. 19: 12.
13.
Hamat.
Ver com. 2 Rey. 19: 13. La misma pregunta se había formulado antes
acerca de los dioses de Hamat y Arfad (Isa. 36: 19); ahora se indaga por los
reyes de estas ciudades. La respuesta que se insinúa es que habían sufrido la
terrible suerte de todos los que se habían atrevido a resistir a las fuerzas
asirias. En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto aparece el nombre
de Samaria después de Iva.
14.
Tomó
Ezequías las cartas.
Ver com. 2 Rey. 19: 14.
16.
Entre los querubines.
Ver.com. 2 Rey. 19: 15.
17.
A blasfemar.
Ver com. 2 Rey.
19: 16. Ezequías consideró que las palabras de Senaquerib estaban dirigidas a
Dios antes que a él, como rey. Ezequías reinaba como representante de Dios en la
tierra.
18.
Destruyeron todas las tierras.
Asiria estaba en este momento en el apogeo de su poder. Tiglat-pileser
III (745-727), Salmanasar V (727-722), Sargón II (722-705) y Senaquerib
(705-681) fueron los más poderosos reyes que tuvo Asiria; bajo su dominio las
naciones de Asia Occidental fueron aplastadas y dejadas en ruinas. Ezequías
admitió que las pretensiones de Senaquerib no eran una jactancia sin fundamento.
En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto se omite la frase "y sus
comarcas".
19.
No eran dioses.
Ver
com. 2 Rey. 19: 18.
20.
Todos los reinos.
Ver com. 2 Rey. 19: 19.
21.
Así ha
dicho Jehová.
Parece que Isaías no estaba presente cuando Ezequías
pronunció su ferviente oración, pero el Señor le informó al profeta acerca de la
oración y de la respuesta favorable que sería concedida. En ese tiempo de crisis
nacional, Dios no dejaría a su pueblo sin esperanza. Ver com. 2 Rey. 19: 20.
22.
La virgen.
Sión, como una virgen delicada,
había sido amenazada por Senaquerib, quien estaba determinado a humillarla ante
el mundo. Pero valerosamente Sión se negó a someterse al asirio, y Dios la
recompensaría por su lealtad a él. Ver com. 2 Rey. 19: 21.
23.
El Santo.
Ver com. 2 Rey. 19:
22. Sión era la novia de Dios, y al vituperarla a ella, los asirios insultaban a
Dios. Por causa del honor de su santo nombre, Dios se levantaría para defender a
Sión.
24.
Dijiste.
Ver com. 2 Rey.
19: 23. El hombre se estaba colocando a sí mismo y a su débil fuerza en
oposición al omnipotente Dios. Como Lucifer, Senaquerib era culpable de
gloriarse de sí mismo. Hablaba en primera persona: " "mis carros . . . ; subiré
. . . ; cortaré . . . ; llegaré" " (cf. Isa. 14: 13-14). Las inscripciones de
Senaquerib están repletas de esta clase de jactancias. Pero una vez más iba a
demostrarse que "antes del quebrantamiento es la soberbia" " (Prov. 16: 18), y
que "Dios resiste a los soberbios" (Sant. 4: 6).
25.
Yo cavé, y bebí.
Senaquerib sigue jactándose de su
poder y de ser invencible. Creía que nada podía detenerlo. Las dificultades que
desconciertan a los mortales no eran nada para él. Ver com. 2 Rey. 19: 24.
Aguas.
El rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto dice
"aguas extrañas", frase que también aparece en el pasaje paralelo de 2 Rey. 19:
24.
26.
Yo lo hice .
Ver com. 2
Rey. 19: 25. Si Dios no hubiera retirado su mano protectora de los hombres y las
naciones, las armas de Asiria habrían sido impotentes contra ellos.
27.
De corto poder.
Ver com. 2 Rey.
19: 26.
28.
He conocido tu condición.
Heb. "he conocido tu sentar". En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del
Mar Muerto se lee: "Conozco tu levantarte y tu sentarte" (cf. Lam. 3: 63). Dios
le advierte a Senaquerib que conoce perfectamente todas sus actividades y sus
intenciones. El "salir" y el "entrar" comprenden todas las actividades de la
vida (Sal. 121: 8; 139: 2-3).
29.
Mi garfio
en tu nariz.
Ver com. 2 Rey. 19: 28. Los asirios recurrieron con
frecuencia a la más bárbara crueldad en el trato de sus víctimas. Senaquerib
sería tratado como él había tratado a otros. Se emplea la misma figura para
referirse al castigo que finalmente recibirán los obradores de impiedad (Isa.
30: 28; Eze. 38: 4).
30.
Señal.
Ver
com. 2 Rey. 19: 29. Ezequías y el pueblo de Judá recibieron la seguridad de que
Dios les daría una señal, como lo hacía con frecuencia (Isa. 7: 11, 14; 38: 8),
como prenda de que la predicción acompañante se cumpliría. La invasión asiria
había paralizado todas las actividades agrícolas normales, pero al pueblo se le
asegura un abastecimiento adecuado de alimento. Es posible que el año siguiente
fuera un año sabático, durante el cual la tierra daría suficiente fruto por sí
sola. Pero al tercer año se reanudaría la vida normal con todas sus actividades.
El cumplimiento de esta predicción dentro del tiempo especificado sería una
señal de que seguramente se cumpliría la promesa más amplia de los vers. 31-32.
31.
Lo que hubiere quedado.
Ver
com. 2 Rey. 19: 30.
32.
El celo de Jehová.
Ver com. 2 Rey. 19: 31. Sólo la intervención divina podía salvar a Judá.
Sin Dios no había esperanza. Israel ya había sido destruido, y parecía que cada
podía impedir que a Judá le ocurriera lo mismo.
33.
Ni levantará contra ella baluarte.
Ver com. 2 Rey. 19:
32. Los soldados de Senaquerib ya estaban acampados alrededor de la ciudad, pero
no continuarían con las operaciones habituales de un asedio. No se levantaría
ningún "terraplén" " (VM) contra los muros que permitiera el avance de las
máquinas de guerra y de los arqueros; y ningún enemigo lograría entrar en la
ciudad. Parecía que Jerusalén estaba al borde de un asedio terrible, pero ese
sitio no se realizaría.
35.
Por amor de mí
mismo.
Al defender a Jerusalén, Dios estaba defendiendo su propia
majestad y su propio honor contra la blasfemia de Senaquerib (ver com. vers.
24).
36.
El ángel de Jehová.
Ver
com. 2 Rey. 19: 35. Los ángeles son enviados con más frecuencia para salvar que
para destruir. Nada se sabe del método que empleó el ángel en esta ocasión, pero
cualquiera que fuera, el 278 castigo celestial fue repentino y arrasó a la
fuerza sitiadora. De acuerdo con la renuencia que sentían los antiguos de
consignar informaciones desfavorables en las crónicas nacionales, los registros
asirios no mencionan esta catástrofe. Carecen de valor varias explicaciones
legendarias.
37.
Senaquerib.
Es
significativo que Senaquerib escapara con vida. Parece que estaba con la parte
de su ejército que fue enviada contra Tirhaca (vers. 9; 2 Rey. 19: 9 y mapa, t.
II, p. 948). Quizá el Señor quiso que él regresara a su país avergonzado y
humillado, como una lección objetiva de lo que le sucede a un hombre que se
opone a Dios. Ver com. 2 Rey. 19: 36.
38.
Sus hijos . . . le mataron.
Ver com. 2 Rey. 19: 37.
Aunque se le permitió a Senaquerib que volviera a Asiria, no se libró de una
muerte violenta. Las crónicas asirias y babilonias confirman el relato bíblico
de que fue asesinado por sus hijos. Senaquerib fue muerto en 681 a. C., y
entonces comenzó a reinar Esar-hadón. No se sabe cuánto tiempo transcurrió
después de su regreso de Jerusalén, hasta que esto sucedió (ver t. II, pp. 66,
67).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
16 PP
47
23 CS 331
38 PR 267
CBA Isaías
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ISAÍAS
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 |
11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 |
21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 |
31 | 32 | 33 | 34 | 35 | 36 | 37 | 38 | 39 | 40 |
41 | 42 | 43 | 44 | 45 | 46 | 47 | 48 | 49 | 50 |
51 | 52 | 53 | 54 | 55 | 56 | 57 | 58 | 59 | 60 |
61 | 62 | 63 | 64 | 65 | 66 |
COMMENTARIOS