Comentario Bíblico Adventista Isaías 29
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 29
1.
Ariel.
Un nombre simbólico que se aplica aquí a Jerusalén o a una parte de la ciudad.
No se conoce exactamente la etimología ni el sentido de esta palabra.
Posiblemente fue acuñada por Isaías, o puede haber sido una palabra enigmática
semejante a "Sesach" (Jer. 25: 26, RVA), que representaba a Babilonia (ver com.
Jer. 51: 41). Es probable que Ariel signifique "altar de Dios" (en Eze. 43:
15-16 la misma palabra se traduce como "altar"). Otros han sugerido que debe
traducirse como "león de Dios". Este capítulo y los siguientes parecen referirse
a la invasión de Judá realizada por Senaquerib y su infructuoso asedio de
Jerusalén. Antes de la invasión asiria, Dios dio claras advertencias acerca del
terror que pronto sobrevendría. A los judíos se les reprendió por su hipocresía,
su terquedad y su falta de comprensión de la importancia de los acontecimientos
futuros.
Añadid un año a otro.
La gente atendía sus asuntos sin preocuparse por
el futuro, como si un año siguiera al otro sin que se alterara la placentera
rutina de la vida. Cumplían con la celebración de las fiestas anuales y, seguían
adorando en el templo, pero al mismo tiempo participabais en crímenes que
amenazaban con destruir la nación (cap. 1: 4; 10-13, 21-23).
2.
Será a mí como Ariel.
El Señor
había pronunciado sentencia sobre Jerusalén, y la ciudad sería como "Ariel",
quizá como un "altar" (ver com. vers. 1), sobre el cual sus propios habitantes
serían el sacrificio (Eze. 11: 3,7).
3.
Acamparé contra ti.
Se representa a Jerusalén como si
estuviera sitiada. Escenas como la que aquí se describe aparecen muchas veces en
las esculturas asirias (ver com. Eze. 4: 2; t. II, ilustración frente a la p.
64). Se levantaban rampas contra los muros de la ciudad y se acercaban máquinas
de guerra para derribar las defensas (Jer. 33: 4; Eze. 4: 2). He aquí una buena
descripción del método que Senaquerib se proponía emplear para tomar la ciudad
de Jerusalén (2 Rey. 19: 32).
4.
Serás
humillada.
Aunque Jerusalén no sería tomada, habría de ser abatida hasta
el polvo. Completamente humillado, Ezequías envió sus mensajeros al rey asirio,
admitiendo su error, implorando su protección y expresando su disposición para
aceptar las demandas que se le hicieran (2 Rey. 18: 14). Se compara a Jerusalén
con un enemigo cautivo, humillado ante su apresador, caído en tierra,
balbuceando votos de sumisión con la esperanza de salvar la vida (ver com. Lev.
19: 31; Deut. 18: 11).
5.
En un momento.
Ver el relato de la liberación repentina e inesperada de Jerusalén (cap.
37: 36).
6.
Serás visitada.
Jerusalén sería visitada con los castigos divinos. Con frecuencia se
emplean palabras similares para describir los momentos cuando Dios se revela
(Exo. 19: 16; Sal. 77: 18; Heb. 12: 18-19; Apoc. 8: 5; 11: 19; 16: 18). Aquí
quizá las palabras sean una representación figurada de las atrocidades de la
guerra, o pueden ser una descripción literal de algún terrible cataclismo
natural que azotó a los ejércitos asirios (ver com. 2 Rey. 19: 35).
7.
Como sueño.
Un sueño se va tan
pronto como viene. Las fuerzas asirias se desvanecerían como un sueño (Sal. 73:
19-20).
8.
El que tiene hambre.
En
su imaginación, los asirios ya habían devorado a Jerusalén. Senaquerib estaba
seguro de que triunfaría, pero de pronto Dios frustró sus esperanzas destruyendo
al ejército sitiador, e hizo que él volviera a su país sin botín alguno (cap.
37: 36-37).
9.
Deteneos.
Isaías
invita a los moradores de Jerusalén a que se detengan en sus actividades, y
consideren su verdadera situación.
Marávillaos.
Heb. "Miraos
atónitos".
Ofuscaos y cegaos.
El verbo aquí no es claro, lo cual
ha permitido más de una traducción: " "cegaos y quedad ciegos" (BJ) o "mirad en
torno a vosotros (con temor y ansiedad)".
Embriagaos, y no de vino.
Isaías ya no habla de los ejércitos asirios, sino que se dirige una vez
más al pueblo de Jerusalén. Les había presentado un mensaje que debería haberlos
hecho temblar, pero estaban como en un estupor y eran incapaces de comprender la
solemne importancia de la advertencia. Habían perdido el juicio y la razón, no
por la embriaguez del vino, sino porque estaban tan ocupados con las cosas
terrenas que no 255 podían comprender el mensaje del cielo (ver com. vers. 1).
10.
Cerró los ojos.
Ver com. cap.
6: 9-10. El pueblo de Judá andaba a tientas, como dormido (ver com. vers. 9).
Los ojos de su entendimiento estaban enceguecidos. Sus dirigentes, que tenían el
deber de guiar a la nación, habían perdido todo sentido de dirección. Sus
profetas, que profetizaban por dinero, estaban totalmente ciegos. Dios les había
enviado mensaje tras mensaje, pero cada vez que rechazaban la luz del cielo se
enceguecían más y su percepción de la verdad se embotaba más. En este sentido el
Señor había "cerrado" " sus ojos (ver com. Exo. 4: 21).
11.
Toda visión.
Es decir, todo lo que Isaías les había
dicho.
Libro sellado.
En la antigüedad, los documentos
comúnmente se enrollaban y luego se los sellaba (ver com. Neh. 9: 38; cf. t.
III, ilustración frente a la p. 96). Los solemnes mensajes de Isaías no tenían
más valor, para los habitantes de Jerusalén, que si el profeta los hubiera
escrito en un libro que hubiera sellado para que no se pudiera leer el
contenido. La incredulidad y la desobediencia habían impedido tan efectivamente,
que les llegara la luz del cielo, como si nunca les hubiera sido revelada. Para
los hombres que se niegan a estudiarla, o que rehusan creer en sus solemnes
advertencias, la Biblia es un libro sellado. Los profetas han dado al mundo
mensajes inspirados de luz y esperanza, pero hoy, como entonces, el mundo anda
en tinieblas porque se niega a ver (ver com. Ose. 4: 6).
12.
Que no sabe leer.
O sea, que no profesa comprender los
caminos de Dios como lo pretendían los profetas del vers. 10. Una persona puede
ser sabia en las cosas de este mundo, pero ignorante en las cosas de Dios;
viceversa, se puede ser novato en los conocimientos mundanos y sin embargo ser
sabio en las cosas de Dios. El prejuicio y la incredulidad cierran los ojos del
discernimiento espiritual del hombre a las cosas que Dios ha revelado para el
esclarecimiento y la bendición del mundo.
13.
Con su boca.
La gente de Jerusalén hacía gran gala de
religiosidad, pero en su corazón ni siquiera conocía a Dios. Lo mismo ocurrió en
los días de Cristo (ver com. Mat. 7: 21-23; 15: 8-9; 23: 4; Mar. 7: 6-9). Eran
hipócritas (ver com. Mat. 6:2). Su culto consistía en seguir un ritual
enteramente despropósito de verdadera comunión con el cielo (cf. 2 Tm. 3: 5).
Consideraban que el cumplimiento externo satisfacía los requerimientos divinos,
y pensaban que de ese modo merecerían el favor de Dios (ver com. Miq. 6: 6-8).
14.
La sabiduría de sus sabios.
Cuando los hombres no toman en cuenta a Dios, su sabiduría se transforma
en necedad. Por cuanto no aman la luz, se los deja que anden en tinieblas (2
Tes. 2: 12; cf. Ose. 4: 6). Este fue el caso de los dirigentes, Judíos.
Oscurecieron el consejo con "palabras sin sabiduría" (Job 38: 2), y la luz de la
nación quedó condenada a transformarse en oscuridad.
15.
¿Quién nos ve?
Procuraban ocultar su
hipocresía, sus motivos y sus acciones, con la esperanza de que ni los hombres
ni Dios pudieran descubrir su verdadero carácter.
16.
Vuestra perversidad.
"¡Qué error el vuestro!" (BJ).
Estaban intentando, por así decirlo, que el alfarero obedeciera al barro. Se
creían poseedores de una sabiduría mayor que la del Creador. Estos dirigentes
espirituales eran virtualmente ateos; la religión que practicaban era sólo un
disfraz.
17.
A muy poco tiempo.
Isaías no era sólo profeta de castigos sino también de esperanza. Era un
verdadero optimista. No sólo veía la oscuridad del presente sino también la
gloriosa luz del futuro (ver com. cap. 9: 2). Aunque Judá pereciera y sus
fértiles campos no dieran más fruto, vendría el tiempo cuando la tierra sería
otra vez fructífera, cuando el desierto se transformaría en "campo fructífero, y
el campo fértil" " fuera "estimado por bosque" (cap. 32: 15; cf. cap. 35: 1; 41:
17-19; 55: 13).
18.
Los ciegos verán.
Ver com. cap. 6: 9-10. Isaías anticipa el tiempo cuando se invertiría la
situación descrita en los vers. 10-12. Compárese con Isa. 35: 5-6; 42: 7; 52:
15; 60: 1-5; Luc. 1: 79; 4: 18; Juan 8: 12; Hech. 26: 17-18; 2 Cor. 4: 4; Efe.
1: 13.
19.
Los humildes.
Llegaría
el momento cuando el Evangelio sería proclamado a todos los pueblos de la
tierra, tanto a los pequeños como a los grandes, a los pobres como a los ricos
(pp. 30-32).
20.
El violento.
El
enemigo de Dios y de su pueblo. Quizá se refiera a Senaquerib y a su mensaje
arrogante (vers. 5; cf. cap. 25: 4-5). La verdad que aquí se presenta se aplica
a todo enemigo que se oponga al progreso de la obra de Dios.
21.
Los que hacen pecar al hombre.
Por 256 causa de sus mensajes de reprensión y de advertencia, posible
Isaías fue acusado de ser poco patriota. Los que son reprendidos se vuelve
hostiles contra quienes los amonestan, y procuran inventar medios, por injustos
que sean, para entrampar a esos representantes así acallar su voz de
reprobación.
Pervierten la causa del justo.
Es decir, maquinan
deliberadamente para pervertir la justicia (cf. Exo. 23: 6; Amós 5: 12; Mal. 3:
5).
Vanidad.
Heb. tóhu , que tiene la idea de algo "vacío", "que
no existe" " (ver com. Gén. 1: 2). Las acusaciones con las cuales se procuraba
que el reprensor apareciera como un delincuente carecían en realidad de toda
base.
22.
No será ahora avergonzado.
Abrahán y Jacob representan aquí a todo el verdadero pueblo de Dios. Así
como el Señor había liberado a los padres de la nación, también libraría a sus
descendientes, de todos sus enemigos. El ataque de Senaquerib ocasionaría temor
y vergüenza, pero Isaías preveía un día más luminoso en el futuro, que los
fieles podían aguardar con certeza.
23.
Temerán al Dios de Israel.
Aquí se revela el triunfo
final. El "violento" " (vers. 20) ha sido destruido, Jacob ya no se avergüenza
(vers. 22), y sus hijos, por largo tiempo perdidos, han sido devueltos al redil.
Cuando los fieles de toda la tierra sean traídos al redil, se unirán a Jacob en
la adoración y el servicio del Señor.
24.
Los murmuradores.
Isaías proclama que hay esperanza
para los más endurecidos t rebeldes de su época, así como la hubo para los tales
en el desierto.(Exo. 17: 2, 7; Núm. 14: 22; 20: 3; Deut. 1: 27; 6: 16; Sal. 95:
10- 11; 106: 25).
Aprenderán doctrina.
Muchos de los que han
errado (cap. 28: 7; 29: 10-13) saldrán de la oscuridad (cap. 29: 18) y
aprenderán de las vicisitudes por las cuales han pasado. Aunque la gran mayoría
del pueblo no aprovecharía de los mensajes de consejo y advertencia que había
recibido en repetidas ocasiones por medio del mensajero de Jehová, habría un
pequeño "remanente" " (cap. 1: 9; 11: 11, 16; etc.) cuyos corazones
responderían, y se volverían al Señor.
COMENTARIOS DE ELENA
G. DE WHITE
9 PE 123; 5T259
13 IT 188
13-14
8T78
13-15 TM 388
13-16 TM 93
18-19 MC 146; PR 514; 8T
78
18-21 TM 93
18-24 TM 390
21 TM 415
22-24 HAp
306
24 PR 514
CBA Isaías
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ISAÍAS
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