Comentario Bíblico Adventista Isaías 40
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 40
1.
Consolaos, consolaos, pueblo mío.
Con este capítulo comienza la tercera y última sección del libro de Isaías. El
problema del llamado Déutero-lsaías se considera en las pp. 126-128. Los cap.
40-66 son, en muchos sentidos, la parte más importante de la profecía de Isaías.
Los cap. 1-35 constan mayormente de reproches contra las transgresiones y
anuncios de castigos venideros. En los cap. 36-39 se relatan sucesos
relacionados con la invasión de Senaquerib, la enfermedad y curación de Ezequías
y la visita de los embajadores babilonios. En los capítulos que siguen, el
mensaje del profeta es muy diferente, tanto en su contenido como en su estilo.
Las amenazas de juicios y castigos quedan mayormente en el pasado, y el resto
del libro presenta promesas del derramamiento de la gracia divina sobre los
justos. En buena medida se debe a los cap. 40-66 el que se llame a Isaías el
"profeta evangélico" . Aquí, en el lenguaje más sublime que jamás haya
pronunciado un orador inspirado, Isaías expone el glorioso futuro de Israel como
fiel "siervo" de Dios, su liberación de todo enemigo, la venida del Mesías y el
establecimiento del reino mesiánico.
Los pensamientos del profeta se anticipan al tiempo cuando Dios concederá su
favor a su pueblo y las bendiciones de la justicia y la paz.
Son muchas
las predicciones relacionadas con el Mesías venidero: su carácter y su
ministerio, su vida, su abnegado servicio y su muerte. Se describen el
engrandecimiento de la iglesia y el ingreso en ella de los gentiles. También se
pintan cuadros arrobadores de la tierra restaurada a la paz y la hermosura
edénicas. En toda esta sección, Israel (es decir, el pueblo de Judá, pues el
reino del norte ya no existía) aparece como el pueblo elegido de Dios, como su
"siervo" , su "escogido" en quien Dios "tiene contentamiento" " (cap. 42: 1;
etc.).
El peligro representado por Asiria, el principal enemigo de Judá
en los cap. 1-39, en buena medida había desaparecido. Pero por miedo del profeta
Isaías, Dios prepara a su pueblo para una calamidad aún mayor: el cautiverio
babilónico que llegaría un siglo más tarde. En la sección que comienza con el
cap. 40, Dios encuentra a los israelitas desanimados por el aparente fracaso del
propósito divino para ellos como nación, y los insta a esperar con fe la
gloriosa perspectiva que les aguardaría cuando regresaran del cautiverio (ver
pp. 33-34).
En la primera parte del libro, Isaías presenta un mensaje de
reproche. Ahora pronuncia promesas de consuelo y esperanza. La sección anterior
trata mayormente de la injusticia del pueblo; ésta habla de la justicia de Dios.
Los cap. 1-39 se refieren principalmente al éxito del enemigo en apartar al
pueblo de Dios de sus elevados ideales; los cap. 40-66 se ocupan del éxito de
Dios en llevar de nuevo a Israel a su posición ideal como luz y esperanza del
mundo. Se presenta un cuadro notable del Mesías como Siervo de Dios, y de los
hombres que siguen sus pisadas y son sus testigos. Aparecen también cuadros
sublimes de Dios como la esperanza de su pueblo, y del pueblo que se vuelve a él
y ocupa su posición designada como representante de Dios en la tierra. En estos
capítulos los Judíos son liberados del poder de Babilonia, ocupan de nuevo la
tierra prometida, y los lugares desiertos de la tierra llegan a ser como "huerto
de Jehová" (cap. 51: 3).
2.
Hablad al
corazón de Jerusalén.
El libro de Isaías comienza con un duro mensaje de
reprensión para Jerusalén (cap. 1: 2-10). Ella era entonces una "ciudad asolada"
, impía como Sodoma y Gomorra (cap. 1: 8-10); pero ahora Isaías contempla el
momento cuando "su tiempo" se habrá cumplido y Dios le envía un mensaje
consolador. Ya ha sido castigada por sus pecados, y ahora se le ofrecen perdón y
restauración.
Su tiempo.
"Su milicia" " (BJ). Esta "milicia"
incluye las invasiones militares en tiempos de Isaías, las conquistas
babilónicas en los días de Nabucodonosor más de un siglo después 284 y, en
sentido figurado, la milicia más amplia de la iglesia en contra de las
potestades de las tinieblas en todas las edades. Anticipándose con visión
profética al tiempo de la restauración después del cautiverio babilónico, Isaías
habla con confianza, como si los enemigos de Israel ya hubieran sido vencidos
(ver t. I, p. 31).
3.
Preparad camino.
El propósito divino era que cuando Judá regresara del cautiverio
babilónico, se esforzara al máximo en la preparación de ella misma, como también
de las naciones que la rodeaban, para la venida del Mesías. Aguardaba a la
nación un futuro glorioso, pues el programa divino continuaría aceleradamente y
sin interrupción hasta que el Mesías apareciera y estableciera su reino eterno
(ver pp. 31-32). El proceso de preparación llegaría al máximo con la vida y el
ministerio de Juan el Bautista, a cuya obra se refieren específicamente estas
palabras (ver com. Mat. 3: 3). Del mismo modo, la iglesia hoy tiene el
privilegio de preparar el "camino a Jehová", a fin de que él pueda volver a la
tierra con poder y gloria. Esta preparación, como en el caso del antiguo Israel,
es doble. En primer lugar, consiste en la transformación del carácter, y en
segundo término, en la proclamación del mensaje evangélico a toda la humanidad.
Compárese con Isa. 62: 10 -12; Mal. 3: 2.
Calzada.
El simbolismo
empleado aquí se trata en com. Mat. 3: 3.
4.
Todo valle.
Los preparativos para la venida de un
monarca terrenal incluían la reparación del camino por el cual había de pasar,
para que no tuviera dificultad en llegar. Estas palabras aplicadas a la venida
del Mesías Rey, tienen un sentido espiritual (ver com. Mat. 3: 3). La obra de
Juan el Bautista fue la de exhortar a los hombres a que prepararan sus propios
corazones y sus vidas para la venida de Jesús (Mat. 3: 5-12; Luc. 3: 3-17). Los
mensajeros de Dios en los últimos tiempos han de proclamar un mensaje similar.
5.
La gloria de Jehová.
Esta se
revelaría en la vida y en el ministerio de nuestro Señor (Juan 1: 14; 2: 11; 2
Ped. 1: 16; ver com. Luc. 2: 52). Cuando Jesús aparezca por segunda vez, los
hombres contemplarán su gloria visible (Mat. 16: 27; 25: 31; Apoc. 1: 7).
6.
¿Qué tengo que decir?
El
mensajero de Dios estaba perplejo. ¿Qué mensaje podría presentar que fuera
apropiado para una nación que estaba sufriendo por causa de sus pecados? ¿Qué
mensaje hubo para Sodoma y Gomorra (cap. 1: 9-10) en el día de su destrucción?
Toda carne es hierba.
Compárese con Job 14: 2; Sal. 90: 5; 102:
11; 103: 15; Sant. 1: 10; 1 Ped. 1: 24.
7.
El viento de Jehová sopló.
Como viento abrasador, el
aliento del desagrado de Dios reduce los consejos de los impíos a la nada. Lo
que es profano no puede perdurar en la presencia divina. Dios envía su Espíritu
a fin de que los hombres inmundos e impíos puedan ser transformados y renovados
a la imagen de su Creador, pero si se resisten, perecerán como la flor del
campo.
8.
Sécase la hierba.
El
hombre no es inmortal. El hombre, en lo que se refiere al elemento básico de la
vida, no es superior a la hierba del campo (Ecl. 3: 9-21).
La palabra
del Dios nuestro.
La voluntad revelada de Dios es el alimento espiritual
por el cual el hombre ha de subsistir (Mat. 4: 4; Juan 6: 48-63). La verdad
nunca cambia, pues su Autor es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb.
13: 8). Los que vienen a él en busca del alimento para sus almas, nunca tendrán
hambre (Juan 6: 35), ni tampoco tendrán sed (Juan 4: 14).
9.
Sion.
Ver com. Sal. 48: 2. El mensaje que Sión debía
anunciar era el mensaje de la bondad y del perdón de Dios. En un tiempo de
peligro y oscuridad, Sión tiene un mensaje de esperanza y luz. En las pp. 28-32
se encuentra un comentario acerca de Israel como mensajero cuyo deber era llevar
estas nuevas al mundo.
¡Ved aquí al Dios vuestro!
Vez tras vez,
en esta sección del libro, Isaías señala las evidencias del infinito poder de
Dios, a fin de animar al desconsolado pueblo de Judá para que creyera en las
gloriosas promesas que aún habrían de ser suyas (cap. 40: 4-5, 8, 10, 15, 17-18,
26-29; 41: 20; 42: 13-14; 43: 13-19; 44: 6; etc.). El gran error del profeso
pueblo de Dios fue que apartó su vista de su Señor y Creador, y la fijó en sí
mismo. Lo que más necesitaba era contemplar una visión de Dios, de su
misericordia y de su justicia. A Isaías se le concedió una visión tal cuando fue
llamado a ser profeta (cap. 6: 1, 3). Después de haber visto él mismo a Dios, en
adelante debía ayudar al pueblo para que también lo viera, pues sólo así podría
tener vida y esperanza. La mayor obra que se le ha encomendado a los mortales es
invitar a los perdidos 285 a contemplar a su Redentor.
10.
El Señor vendrá.
En este pasaje Isaías describe la
venida del Señor para hacer juicio (Isa. 25: 9; 62: 11-12; Apoc. 22: 12). El
brazo de Dios se extiende con misericordia para los justos y con juicio para los
impíos (Isa. 51: 5; 52: 10; 63: 5; cf. Mat. 25: 33-34, 46).
Recompensa.
El " "salario" (BJ) que se pagará por el trabajo realizado (ver cap. 49:
4; 62: 11).
11.
Como pastor.
El
cuidado solícito de Cristo para con su pueblo, mediante el cual provee lo que
necesita y lo protege del peligro, se compara muchas veces al trabajo fiel y
tierno del pastor con su rebaño (Sal. 23: 1; 77: 20; 80: 1; 95: 7; 100: 3; Jer.
13: 17; 31: 10; Eze. 34: 11-16; 37: 24; Mat. 9: 36; 18: 12; Luc. 15: 4; Juan 10:
11; 1 Ped. 2: 25). Así como el pastor junta sus corderos, llevando en brazos a
los débiles y guiando suavemente a las ovejas que crían (cf. Gén. 33: 13), así
también Cristo ejerce todo el cuidado posible en favor de su rebaño. Dios no es
un amo duro ni un cruel tirano, sino la personificación misma de la
consideración y del amor.
12.
¿Quién midió?
El cuadro sublime que Isaías presenta aquí de la sabiduría, el poder la
eterna majestad de Dios no tiene paralelo en las Escrituras (ver Job 38: 4-37).
El profeta se refiere de nuevo más adelante (Isa. 40: 26-28; 41: 19-20) al poder
de Dios manifestado en las obras de la creación. Compárese con Sal. 96: 5. Ver
com. Isa. 41: 21. Dios es el gran Artífice del universo, el que hizo los cielos
y la tierra. Para él no hay tarea que sea demasiado grande ni responsabilidad
que sea demasiado pequeña. Lo que es infinitamente grande e incomprensible para
el hombre es como nada para él. Tenemos el privilegio de confiar en un Dios que
es grande, y sabio, y bueno. Toda su sabiduría y su poder están a disposición de
los que creen y confían en él. Compárese con Isa. 57: 15; DTG 767.
13.
¿Quién enseñó?
Ante una tarea
difícil, el hombre suele buscar sabiduría y dirección en quienes tienen mayor
experiencia que él. Dios no pide ni necesita ayuda de nadie. No hay ninguno que
sea más sabio ni más poderoso que él. Pablo hace referencia a este pasaje de
Isaías en Rom. 11: 33-34, cuando menciona la infinita sabiduría y el
conocimiento de Dios (cf. 1 Cor. 2: 16).
14.
El camino del juicio.
La serie de preguntas formuladas
aquí tiene que ver con el conocimiento, el entendimiento y la sabiduría, un tema
que aparece repetidas veces en el libro de Proverbios. Dios es la fuente y la
personificación de la sabiduría. De él proceden todo conocimiento y todo
entendimiento (ver com. Prov. 1: 7).
15.
Las naciones.
En el tiempo de Isaías,
Asiria era la nación más poderosa de la tierra, y todos la temían. Pero el Señor
deseaba que su pueblo comprendiera que esta gran nación era como nada delante de
él. Cuando los hombres temen a Dios no tienen por qué temer a los así llamados
grandes poderes de la tierra. A pesar de los planes y los propósitos de los
hombres, Dios hace cumplir su propia voluntad (Isa. 14: 24-27; ver com. Dan. 4:
17).
16.
Ni el Líbano bastará.
Compárese con Sal. 50: 10-12. Los hebreos daban mucha importancia a los
sacrificios como parte de su religión, pero aunque se empleara toda la leña de
los grandes bosques del Líbano como combustible para un enorme sacrificio en el
cual se inmolaran todos los animales que allí había, esa ofrenda todavía no
sería suficiente para la majestad de Dios.
18.
¿A qué, pues, haréis semejante?
Ver com. vers. 9.
Cuando se perciben la grandeza y la infinidad de Dios, se ve claramente la suma
necedad de la idolatría. Muchos de los hebreos seguían a los paganos en su
adoración de ídolos. Isaías procuraba llevarlos de nuevo a la adoración y al
servicio del verdadero Dios.
19.
El
artífice.
Los ídolos son hechos, irremediablemente, por las manos del
hombre, pero éste, a su vez, es obra de Dios. En tiempos de Isaías los hombres
desplegaban su mayor ingenio y empleaban sus metales más preciosos en la
fabricación de ídolos. Pero a pesar de todo su cuidado, los ídolos seguían
siendo el producto de las manos del hombre. ¿Qué virtud podría haber en poner
como objetos de culto a las cosas hechas por la mano del hombre? Isaías amonesta
a los hombres para que adoren al verdadero Dios, porque él los ha creado. ¡Qué
insensatez la del hombre que adora, no al Creador, sino lo que él mismo ha
creado! ¡Algo semejante a lo que ocurriría si el Creador adorase lo que ha
creado!
20.
Madera.
El pobre, que
no tiene recursos para hacerse un ídolo de metal precioso, lo hace de madera;
pero una vez hecho el ídolo, ¿qué es lo que tiene sino madera? ¿Cuánto tiempo
durará un dios tal? ¡Hasta 286 que se pudra la madera! Isaías muestra a su
pueblo la insensatez de adorar dioses hechos por manos humanas.
21.
¿No sabéis?
¿Sois totalmente
faltos de sabiduría? El sentido común ¿no os muestra claramente la necedad de
vuestra acción? En este pasaje Isaías recurre a la intuición básica del hombre,
sin mencionar para nada el mandamiento divino ni la revelación. Aun sin conocer
la revelación, los hombres tienen sentido común suficiente, si es que lo
emplean, para darse cuenta de que los ídolos hechos por las manos del hombre no
son objetos apropiados para el culto (ver Rom. 1: 18-23).
22.
El círculo.
Heb. jug , la gran
bóveda celeste (Job 22: 14), o el horizonte (como debería traducirse en Prov. 8:
27). El Señor del cielo reina supremo sobre todo, por encima del gran universo
que ha creado. Algunos han pensado que este pasaje es una prueba de que Isaías
sabía, quizá por revelación, que la tierra es esférica. Es posible que haya
sabido esto, pero la palabra jug parece referirse más bien a un círculo que a
una esfera, y no puede presentarse este texto como una evidencia de lo que
Isaías podía saber respecto a la esfericidad de la tierra. Más bien parece
pintar el cuadro de Dios entronizado sobre la vasta bóveda celeste. Aun los
hombres más encumbrados son totalmente insignificantes cuando se los compara con
él. Dios mora en "los cielos de los cielos" (1 Rey. 8: 27), por así decirlo;
"extiende los cielos como cortina" (Sal. 104: 2), y tiene su trono en el cielo
(Isa. 66: 1).
23.
Los poderosos.
Dios quita reyes y destruye las naciones. Los gobernantes terrenales
ocupan sus tronos sólo mientras Dios se lo permite (Sal. 75: 7; Jer. 27: 5; Dan.
2: 21; 4: 17, 25; Hech. 17: 26; Rom. 13: 1; ver la Nota Adicional de Dan. 4).
¿Por qué entonces temer a los reyes de Babilonia, de Asiria o de Egipto, o algún
otro poder en tanto que Jehová sea Dios?
24.
Como si nunca hubieran sido plantados.
Los llamados
grandes hombres de la tierra son apenas mejor que la hierba que se seca o la
flor que se marchita (vers. 8). Se desvanecen cuando el viento de Jehová sopla
sobre ellos (vers. 7).
25.
Dice el Santo.
El atributo característico de Dios no es tanto su gran sabiduría o poder
como su perfecta santidad. He ahí el secreto de su sabiduría y su poder. La
justicia es el cimiento de su trono. En agudo contraste con Dios, las deidades
paganas -Baal, Moloc, Istar, etc.- son viles criaturas, la deificación misma de
los vicios y las pasiones de los hombres.
26.
Levantad en alto vuestros ojos.
Si los hombres
únicamente levantaran la vista al cielo, tendrían el privilegio de contemplar
una evidencia innegable del Creador y Sostenedor de todas las cosas (Sal. 19:
1-3; Hech. 14: 17; Rom. 1: 19-23).Por así decirlo, Dios está entronizado más
allá de los ejércitos de estrellas que llenan el cielo, gobernando el universo
que creó. Cuando consideramos el número de estrellas, su orden y disposición, su
gloria y hermosura, no podemos menos de quedar impresionados por nuestra propia
insignificancia y el poder de Dios que todo lo trasciende. Todos los cuerpos
celestes siguen su ruta designada; cada uno tiene su nombre y su lugar; cada
tino tiene su papel que desempeñar en la gran procesión sideral.
27.
Mi camino está escondido.
Muchos de los habitantes de Judá sentían que Dios los había olvidado y
que no los trataba con justicia. Pero había muchas cosas que ellos mismos no
comprendían. Sentado en su trono en los cielos, Dios lo ve todo, lo sabe todo, y
lo considera todo. Pesa cuidadosamente cada factor, tanto pasado como presente,
tanto futuro como pasado. No hay nada que no tome en cuenta, ningún detalle que
escape a su atención. Todo lo que hace es sabio, justo, recto y bueno. ¿Quién es
el hombre para que sienta que Dios lo está dejando a un lado o lo está tratando
injustamente?
28.
¿No has sabido?
Ver com. vers. 21.
El Dios eterno.
¿Cuán ancianos son
los hombres más viejos y más sabios si se los compara con el Dios eterno? En
comparación con la eternidad, nuestro mundo no ha existido más que un momento.
Los más sabios de entre los hombres son, en el mejor de los casos, la
encarnación de la debilidad y la necedad, si se los compara con el Eterno. Nadie
puede sondear las profundidades de la providencia y de la sabiduría de Dios
(Sal. 145: 3; Rom. 11: 33). El que "cuenta el número de las estrellas" y cuyo
"entendimiento es infinito" , es suficientemente bondadoso y misericordioso como
para suplir todas las necesidades de los hombres (Sal. 147: 3-5; Hech. 14: 17).
29.
El da esfuerzo.
El Dios que no
desfallece, imparte fuerza a los corazones que desmayan. No importa cuál sea la
necesidad del hombre, Dios es capaz de suplirla 287 (Sal. 104: 27; 145: 15).
Quienes con espíritu manso y humilde reconocen sus propias debilidades y faltas,
pueden estar segurísimos de que sus necesidades serán suplidas (Isa. 57: 15;
Mat. 5: 3-6). Dios siempre escucha el clamor de los que se sienten insuficientes
para realizar la tarea que tienen por delante y desean obtener la ayuda del
cielo. La fuerza de Dios se perfecciona en la debilidad humana (2 Cor. 12: 9).
Este hecho ha sido comprobado en la vida de incontables miles de personas.
30.
Jóvenes.
Los jóvenes en la
plenitud de su vigor se cansan y extenúan; aun los muchachos en lo mejor de su
vida llegan al punto de faltarles las fuerzas. Muchas luchas se pierden por
causa de la debilidad del cuerpo o del espíritu, aun de parte de los más
fuertes.
31.
Esperan a Jehová.
Esto
es, buscar a Jehová con sinceridad y humildad para obtener sabiduría y fuerza, y
luego aguardar con paciencia la dirección divina (ver com. cap. 30: 21; cf. 57:
15).
Tendrán nuevas fuerzas.
La vida cristiana es un proceso
constante de recibir de parte de Dios, y de dar a Dios. Se gastan fuerzas en el
servicio del Maestro (cf. Mar. 5: 30), pero siempre hay una nueva provisión de
gracia y vitalidad que se puede recibir de Aquel que no conoce el cansancio. El
que no recibe de continuo fuerza de Dios, pronto se hallará en una condición tal
que no podrá servir a Dios (ver DTG 767).
Como las águilas.
Uno
de los espectáculos más asombrosos del mundo natural es el del águila que se
remonta más y más sin aparente dificultad. Del mismo modo, el hijo de Dios que
obtiene su fuerza de lo alto puede seguir siempre hacia adelante y hacia arriba,
siempre alcanzando nuevas alturas. (Sal. 103: 5). Los cristianos tienen el
privilegio de progresar continuamente de gracia en gracia y de victoria en
victoria (1 Cor. 15: 57; 2 Cor 2: 14; Ed 16; DTG 633-634). Se añade fuerza sobre
fuerza, y el progreso es constante. Surgen metas siempre más elevadas, y
finalmente el cristiano llega al " "premio del supremo llamamiento de Dios en
Cristo Jesús" " (Fil. 3: 14).
COMENTARIOS DE ELENA G. DE
WHITE
1 DTG 767; PR 533
1-5 DTG 108
2 PR 539
3 CMC 199; Ev 69, 421; 3JT 332; MM 330; OE 362; SC 211
3-4 DTG
186
3-8 8T 9
4 FE 251; 8T 10
5 CS 346; DTG 78; 2JT 374;
PR 508, 541
7-8 Ed 179
8 CS 332; DMJ 121; PP 818; PR 139; PVGM
329
9 CW 93; PR 234, 513
9-10 PVGM 394
9-11 DTG 442,
767; 6T 20
9-17 TM 487
10 EV 244; 2T 160, 520
10-11 3JT
222; PR 514; 8T 10
11 MB 27; MC 119; OE 224; PP 189
12 Ed 32;
MeM 346; PP 309; 4T 261
12-28 MC 338
12-31 3JT 260
15 1T
536
15-17 PR 137; 3T 194
18-29 DTG 249
22 1T 536
25-26 CS 490; PR 234
25-31 3JT 222
26 CC 85; CM 350; PP
107
26-29 Ed 111
27 TM 454
27-31 PR 234
28 FE
276; PR 120
28-31 TM 487
29 3JT 109; MC 205; PVGM 143; 7T 87,
244
29-31 MJ 140
30-31 PVGM 133
31 MeM 285; 7T 243; 8T
11
CBA Isaías
COMENTARIO BÍBLICO ADVENTISTA ISAÍAS
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