Comentario Bíblico Adventista Isaías 64
Comentario Bíblico Adventista
Isaías Capítulo 64
1.
¡Oh, si rompieses los cielos!
La plegaria comenzada en el cap. 63:15 continúa en el cap. 64. Es lamentable la
división de los capítulos en este lugar, pues tiende a hacer borrosa la
continuidad. En el texto hebreo, se hace la división al final del vers. 1. En
nombre del pueblo, Isaías pide a Jehová que se manifieste en favor de los suyos
(ver com. cap. 63:19). El trasfondo de esta plegaria es el cuadro presentado
anteriormente. El santuario está desolado y el pueblo se encuentra en un país
extraño (ver com. cap. 63:18).
Se escurriesen los montes.
Del verbo hebreo zalal , el cual, en la forma
en que aquí aparece, significa "temblar".
2.
Como fuego abrasador de fundiciones.
Mejor, "como
prende el fuego en la hojarasca" o "el matorral" (VM). El texto parece decir que
así como el matorral seco o la hojarasca inflamable no puede evitar de prenderse
cuando entra en contacto con el fuego, o como el agua no puede dejar de hervir
cuando se pone al fuego, así tampoco las montañas podrían resistir cuando Jehová
descendiera sobre ellas.
3.
Cosas
terribles.
Compárese con 2 Sam. 7:23; Sal. 18:7-15; 65:5; 68:8; 145:6.
Israel ruega aquí a Dios que repita lo que había hecho en tiempos anteriores.
Fluyeron los montes.
Mejor, "temblaron" (ver com. vers. 1). 365
4.
Nunca oyeron.
En este pasaje se
hace resaltar la disposición divina para intervenir en momentos de crisis.
Ningún otro dios obra en favor de sus devotos como lo hace el Dios viviente. No
se hace referencia aquí a las glorias inefables del mundo futuro, aunque se ha
aplicado de esta manera la cita de estas palabras en 1 Cor. 2:9 (ver CS 733),
además de referirlas al presente (ver PP 652; DTG 380): La LXX reza: " "Desde
antaño no oímos ni nuestros ojos vieron Dios más que tú y tus obras, las que
harás a los que esperan misericordia". " La cita de Pablo también revela algunas
diferencias, pues la traducción literal del griego dice: " "Las cosas que ojo no
vio y oído no oyó y sobre corazón de hombre no subieron, todo lo que preparó
Dios para los que le aman". " Pablo hace resaltar el sentido espiritual del
pasaje. Hace notar la razón por la cual los "príncipes de este siglo"
crucificaron ,"al Señor de gloria". No poseían la comprensión espiritual que les
hubiera permitido entender la "sabiduría de Dios". Las cosas espirituales deben
discernirse "espiritualmente". Lo que los sentidos naturales no han percibido
sin Dios, él lo ha revelado mediante su Espíritu a los que le aman. A los que
poseen discernimiento espiritual, se les abre un nuevo mundo, el cual está
cerrado a quienes tienen la percepción espiritual embotada.
5.
Saliste al encuentro.
El cielo
no está lejos de la tierra. Dios se encuentra con los que están dispuestos a
encontrarse con él. Puesto que Dios es justo y santo, y puesto que la impiedad
es rebelión contra él y contra los principios de su reino, el Señor anda en
estrecha comunión con los que buscan justicia.
Se acordaban.
No
sólo mantienen a Dios en la memoria consciente, sino que cumplen con lo que el
conocimiento de Dios y del camino divino indica a los hombres que hagan. La
palabra hebrea traducida como "se acordaban" permite esta ampliación del
sentido.
Hemos perseverado.
El texto hebreo es brevísimo y
oscuro. Se ha intentado reconstruir el texto de varias formas. La RVR aplica la
"perseverancia" " al pecado de Israel, pero otros dicen que lo que "persevera"
es la gracia y la misericordia de Dios para con los penitentes.
6.
Suciedad.
La palabra hebrea
tame' significa "inmundo" y puede referirse tanto a cosas como a personas. La
palabra que se emplea comúnmente en Levítico para describir la inmundicia ritual
es tame' . Por sí mismo el hombre no puede limpiarse de su suciedad; permanece
"inmundo".
Trapo de inmundicia.
Literalmente, "vestimentas de
menstruación". Los mejores esfuerzos del hombre no producen justicia sino
imperfección. Sólo el manto de justicia que Cristo ha provisto preparará al
hombre para que aparezca en la presencia de Dios (ver Gál. 2:16; PVGM 252).
Caímos... como la hoja.
Una hoja separada del árbol pronto se
marchita y muere. Lo mismo ocurre con una persona sin Cristo. El resultado del
pecado es la muerte (Rom. 5:12; 6:23; Sant. 1: 15).
Como viento.
Así como el viento arranca la hoja de la rama y la lleva cada vez más
lejos del árbol de donde la sacó, más lejos del sostén de su vida, así también
el pecado arrastra al hombre cada vez más lejos de Dios y lo precipita por el
camino que lleva a la muerte y a la destrucción.
7.
Nos dejaste marchitar.
Si se considera que
esta forma verbal viene de la raíz mug , debe traducirse como "nos disolviste
por nuestras transgresiones". " Si se considera que viene de la raíz magan , se
lee " "nos has entregado en manos de nuestras iniquidades". " La LXX, los
tárgumes y las versiones siríacas traducen así, como también lo hace la BJ: "
"Nos dejaste a merced de nuestras culpas". " En lo que atañe al tiempo, el
profeta tiene en cuenta aquí el período del cautiverio babilónico (vers. 10; cf.
cap. 63:18; ver com. cap. 40:1).
8.
Ahora
pues, Jehová.
El profeta ofrece un apasionado ruego en procura de
misericordia. A pesar de la prevaleciente indiferencia hacia la religión (vers.
7) y la situación desesperada en que se hallaba la nación, Dios todavía era el
Padre de su pueblo y podía auxiliarlo (ver com. cap. 63:16).
Nosotros
barro.
Esta plegaria, pronunciada por Isaías en favor de su pueblo,
indica penitencia y sumisión. Se ha acabado el espíritu de terca resistencia y
se percibe el deseo de ser moldeado a la semejanza de Dios (cap. 29:16; 45:9).
9.
No te enojes.
En su lastimero
ruego en procura de misericordia, el afligido penitente reconoce humildemente su
transgresión y el derecho que Dios tiene de castigar, pero suplica que el
castigo de Dios no dure demasiado tiempo y que no sea demasiado severo (Sal.
79:8; 103:8-10).
10.
Sion es un desierto.
En los vers. 10-11 366 se describe más ampliamente la desolación que
sobrevendría a Judá y a Jerusalén en el tiempo de las invasiones babilónicas (2
Rey. 25:2-10). Ese acontecimiento era aún futuro en el tiempo de Isaías, pero el
profeta lo describe como si ya hubiera ocurrido (ver t. I, pp. 31-32). Además
ver com. Isa. 40: 1.
12.
¿Te estarás
quieto?
El profeta quería saber si Dios ya no se interesaba en su templo
o en su pueblo, si ni el uno ni el otro lo conmovía. ¿Habrían de prevalecer los
enemigos de Judá y de Dios? ¿Habría de perecer la justicia al paso que
triunfaría la iniquidad? ¿ Habría de ser ésa una victoria para las fuerzas del
mal y una derrota para la causa de Dios?
COMENTARIOS DE
ELENA G. DE WHITE
1-3 PP 100
4 MC 332
4-5 PR
189
6 CC 27; DMJ 51; DTG 145; MeM 321; PVGM 295; 2T 178,553
8 MC
374; 8T 186
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